La Revista Iberoamericana de Educación es una publicación monográfica cuatrimestral editada por la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI) |
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Revista Iberoamericana de
Educación - Número 28
La educación tecnológica ha sido motivo de atención de los responsables de definir las políticas educativas durante los últimos años. Las reformas operadas sobre los sistemas educativos, y en particular sobre los currículos de las enseñanzas medias y básicas, buscaron en la educación tecnológica parte de la respuesta a las demandas de las nuevas configuraciones societales y de los mercados laborales.
Pero no siempre los conocimientos tecnológicos, y su enseñanza, ocuparon un lugar significativo en la formación de los ciudadanos; en realidad, casi nunca estuvieron presentes.
Sin embargo, no debe pensarse que la incorporación de este tipo de enseñanzas es un proceso acabado y consolidado. Por el contrario, estamos asistiendo a los primeros intentos de establecer un cambio epistemológico para esta disciplina dentro de los procesos de enseñanzaaprendizaje, que tienen lugar en un contexto de contradicciones conceptuales y prejuicios seudocientíficos.
Parece que estos son algunos de los obstáculos más importantes a los que debe enfrentarse la educación tecnológica antes de obtener «carta de ciudadanía» en los currículos de nuestros sistemas educativos.
Por una parte, y como señalan Martín Gordillo y González Galbarte, nos encontramos frente a la vieja, extendida y arraigada concepción de la educación como una actividad «teórica, especulativa, alejada de referencias empíricas y prácticas». Esta forma de entender la educación ha impregnado las políticas educativas en el mundo occidental por más de veinticinco años.
Aún hoy, ante el argumento de la necesidad de «humanizar» a la educación, se atrincheran quienes consideran que la tecnología es una cuestión instrumental que no posee un corpus de conocimientos propios susceptible de ser objeto del proceso de enseñanzaaprendizaje.
Pero cuando la educación tecnológica consigue demostrar sus posibilidades y cualidades para contribuir a aquel humanismo intelectual, además de cooperar a la formación «un poco más integral» de los ciudadanos, aparecen nuevos enemigos bajo la forma de preconceptos. Todos ellos, desde la aséptica neutralidad de los productos tecnológicos hasta la supuesta intercontextualidad de los mismos, pasando por su consideración exclusiva como concreciones materiales, plantean a la enseñanza de la tecnología la necesidad de reafirmarse en los métodos de la ciencia, de la que se considera un efecto colateral, y de demostrar, por activa y por pasiva, su carácter histórico y espacio-societal.
En estas circunstancias, los estudios CTS (ciencia, tecnología y sociedad) parecen una alternativa idónea para promover la comprensión de la tecnología, al igual que la de la ciencia, en sus contextos históricos y sociales. Sin embargo, esta relativamente reciente forma de entender las complejas relaciones entre dichos elementos deberá superar, además de las barreras señaladas, la de su reconocimiento como epistemología superadora, capaz de encontrar el referente pedagógico que facilite la formación docente necesaria, que, a su vez, permita completar el círculo virtuoso del conocimiento.
De camino hacia ese reconocimiento habrán de dirimirse, o sacar el máximo partido posible, las diferencias en las formas de encarar la enseñanza de la tecnología que hoy se presentan.
Las asignaturas dedicadas a la enseñanza de la tecnología son dictadas, casi siempre, desde dos perspectivas: la que toma como punto de partida los desarrollos tecnológicos para mostrar desde ellos sus efectos sociales y culturales, y la que se apoya en las condiciones históricas, políticas y estructurales en que aquellos desarrollos han tenido lugar para explicar su existencia y adecuación a tales circunstancias.
Ambas visiones resultan complementarias y seguramente están señalando la necesidad de un docente capacitado para transmitirlas con propiedad e integradamente. O, tal vez, las enseñanzas CTS requieran una segunda revisión, que valorice su potencialidad para expresarse con más eficacia a través de un abordaje curricular de carácter transversal.
El apartado «Monográfico» de este número de la Revista Ibe-roamericana de Educación tiene como propósito el de ser un espacio más, entre los muchos en que hoy se viene dando este debate, con la esperanza de contribuir a la clarificación de tales cuestiones desde las distintas posiciones que representan los autores invitados. Nuestro agradecimiento a todos ellos por haber accedido a participar en este número.
Las secciones «Estudios» y «Otros Temas» coinciden en este volumen de la Revista. La ocasión resulta más que oportuna, dada la importancia y la calidad de los trabajos editados.
Alejandro Tiana y Guillermo Gil, presentan un análisis de las posibilidades que tiene para la región la participación en estudios internacionales sobre Evaluación de la Calidad de la Educación, basándose en un recorrido sobre los resultados de cinco investigaciones de este tipo.
Por su parte, Jesús Sebastián resume para los lectores de nuestra publicación el informe realizado para la Secretaría de Cooperación Iberoamericana, respondiendo a un mandato de la X Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno celebrada en Panamá en el año 2000. El estudio fue analizado por los Presidentes en la XI Cumbre, celebrada en noviembre de 2001 en Lima, Perú.
Las reseñas de libros y revistas llegados a nuestra redacción durante los últimos meses, completan esta nueva entrega de la Revista Iberoamericana de Educación. Hasta el próximo número.
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