Continuidad
pedagógica en Pandemia. Un estudio sobre la intensificación del trabajo docente
en contextos de desigualdad
Nora Gluz
1,
2
, Marcelo David
Ochoa 1 ,,
Verónica Cáceres 1,
3
, Valeria
Martínez del Sel 1,
2
, Pablo Sisti 1
1
Universidad Nacional de
General Sarmiento (UNGS), 2
Universidad de Buenos Aires (UB), 3 Consejo Nacional
de Investigaciones Científicas y Técnicas, Argentina
Resumen.
La
emergencia sanitaria y la suspensión de las clases presenciales conforman un
escenario complejo que en la provincia de Buenos Aires se agrava por sus
profundas asimetrías históricas. En este contexto, se presenta un análisis de
las condiciones de trabajo docente en la pandemia en la educación secundaria,
desarrollando en primer lugar, una caracterización crítica sobre la dimensión
socioeconómica y ambiental del territorio bonaerense. En segundo lugar, se
analizan las políticas de continuidad pedagógica y la regulación del trabajo
docente en una situación de excepcionalidad. Por último, y en vistas a que el
sostenimiento de la continuidad pedagógica tuvo lugar en un contexto de clara dilución
de las fronteras entre el trabajo docente y la vida doméstica en una profesión
altamente feminizada; se señalan las principales tensiones entre las
condiciones sociosanitarias, las regulaciones del trabajo docente y las
condiciones de género que afectan las dinámicas que articulan el derecho a la
educación y los derechos laborales. El análisis es producto de un estudio en
curso que propone caracterizar las heterogeneidades territoriales y profundizar
su incidencia sobre el trabajo docente a través de fuentes secundarias y de una
encuesta y entrevistas en profundidad en cuatro localidades que expresan
diferentes condiciones sociosanitarias.
Palabras clave:
política
educativa; trabajo docente; COVID-19; provincia de Buenos Aires.
Continuidade pedagógica na Pandemia. Um estudo sobre a intensificação do trabalho docente em contextos de desigualdade
Resumo.
A
emergência sanitária e a suspensão das aulas presenciais compõem um cenário
complexo que na província
de Buenos Aires é agravado por suas profundas assimetrias históricas. Neste
contexto, apresenta-se uma análise das condições de trabalho dos professores do ensino médio na
pandemia, desenvolvendo em primeiro
lugar uma caracterização
crítica da dimensão socioeconômica
e ambiental do território bonaerense. Em segundo
lugar, analisa as políticas de continuidade
pedagógica e a regulamentação do trabalho
docente numa situação de excepcionalidade. Finalmente, e tendo
em vista que a continuidade do ensino
ocorreu num contexto de
clara diluição das fronteiras
entre o trabalho docente e a vida doméstica numa profissão altamente
feminizada, destacam-se as principais
tensões entre as condições sociossanitárias, a regulamentação
do trabalho docente e as condições de gênero que afetam as dinâmicas que articulam o direito à educação e os direitos trabalhistas. A análise é o produto de um estudo
em andamento, que pretende caracterizar as
heterogeneidades territoriais e aprofundar
sua incidência no trabalho dos professores através de fontes secundárias e uma pesquisa e entrevistas detalhadas em quatro localidades que expressam
diferentes condições sociossanitárias.
Palavras-chave:
política
educacional; trabalho docente; COVID-19; província de Buenos Aires.
Pedagogical continuity in Pandemic. A study on the intensification of
teaching work in contexts of inequality
Abstract. The health emergency and the suspension of face-to-face classes make up
a complex framework that in the province of Buenos Aires is worsened by its
deep historical asymmetries.
Firstly, an analysis of the teaching work conditions in the pandemic in
secondary education is presented, developing in the first place, a critical
characterization of the socioeconomic and environmental dimension of the Buenos
Aires territory. Secondly, the policies of pedagogical continuity and the
regulation of teaching work in a situation of exceptionality are analysed.
Finally, and because the maintenance of pedagogical continuity took place in a
context of clear dilution of the limits between teaching work and domestic life
in a highly feminized profession, the main tensions between socio-sanitary
conditions, regulations on teaching work and gender conditions are pointed out
and this affect the dynamics that articulate the right to education and labour
rights. The analysis is the product of an ongoing study that proposes to
characterize the territorial heterogeneities and investigate their impact on
teaching work through secondary resources and a survey and in-depth interviews
in four localities that express different socio-sanitary conditions.
Keywords: educational policy; teaching work; COVID-19; province of Buenos Aires.
1.
Introducción
A pocos días del inicio del
ciclo lectivo 2020 en la República Argentina, el 11 de marzo de dicho año la
Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró el brote de la COVID-19 como
pandemia. Un día después el Estado nacional argentino amplió la emergencia
pública en materia sanitaria y desde el 20 de marzo, mediante el Decreto de
Necesidad y Urgencia 297, dictaminó un “aislamiento social, preventivo y
obligatorio” (ASPO) que implicó una amplia restricción para la realización de
actividades sociales, educativas, laborales y económicas de manera presencial.
Esta situación inédita para el sistema educativo en particular se prorrogó
mediante sucesivos decretos durante prácticamente todo el ciclo lectivo 2020.
En ese escenario la
escolarización, sin dudas, resultó uno de los ámbitos tempranamente afectados
por la imposibilidad de sostener la distancia mínima requerida para garantizar
las condiciones necesarias para evitar riesgos de contagio entre la comunidad
educativa (entre otras medidas), debiendo las jurisdicciones suspender el
trabajo escolar presencial y diseñar rápidamente respuestas de continuidad
pedagógica a distancia.
En ese sentido el ASPO y las
medidas adoptadas expusieron el problema del trabajo pedagógico a distancia en
toda su magnitud y complejidad. Por lo cual, esta problemática en particular
constituyó una oportunidad para indagar en profundidad el presente, pero
también, frente a eventualidades próximas, el futuro de las condiciones de
posibilidad garantizar el derecho a la educación en situaciones de no
presencialidad.
Los profundos desafíos generados
por la pandemia, cuya extensión en el tiempo e intensidad fueron mayores a los
previstos, se expresan en las condiciones sociosanitarias de los territorios.
Las dinámicas de las familias y la organización social del cuidado se vieron
transformadas por la interrupción del cuidado institucionalizado de la infancia
a través de las organizaciones escolares y la imposibilidad de acceder a otras
redes de cuidado familiar. En el caso de los y las docentes, el acompañamiento
escolar en sus respectivas familias se dio en simultáneo a la adecuación del
trabajo docente y el sostenimiento del trabajo pedagógico.
Es en este marco donde nos
interesó discutir la gestión política de la pandemia en el campo escolar, con
foco en el nivel secundario, atendiendo a la heterogeneidad de las condiciones
laborales docentes, reconfiguradas frente a la dilución de las fronteras entre
trabajo y hogar; lo que significó la superposición de tareas docentes y de
cuidado de personas a cargo y de las condiciones sociosanitarias y materiales
de vida del hogar y las relativas al ámbito laboral.
Dado que se trata de una
profesión altamente feminizada1; el artículo presenta
una reflexión sobre las principales tensiones entre las condiciones sociosanitarias,
las regulaciones del trabajo docente y las condiciones de género; que afectan
las dinámicas que articulan el derecho a la educación y los derechos laborales
en este escenario. El trabajo focaliza la mirada en la Provincia de Buenos
Aires, la más poblada del país y donde las asimetrías y vulnerabilidades de la
población son una deuda histórica.
Las reflexiones aquí vertidas
son producto del proyecto de investigación “Condiciones y condicionantes del
trabajo docente en el nivel secundario en contextos de pandemia. De la
presencialidad a la virtualidad obligada”, financiado por el Programa de
Articulación y Fortalecimiento Federal de las Capacidades en Ciencia y
Tecnología COVID-19 del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación,
específicamente destinado a producir conocimientos sobre áreas estratégicas en
el marco de la pandemia.
2.
Metodología
El artículo recupera los
resultados parciales de una investigación en curso que analiza condiciones del
trabajo docente en el contexto de la pandemia y que cuenta con financiamiento
específico del Ministerio de Ciencia y Técnica de la Nación. Se trata de una
investigación cuali-cuantitativa, que se propuso
analizar los procesos de acompañamiento pedagógico en el marco de la suspensión
de clases presenciales y el retorno a las aulas a partir del estudio de las
condiciones y condicionantes del trabajo docente en contextos de
excepcionalidad en el nivel secundario común de la Provincia de Buenos Aires.
Para este artículo, primero se
relevaron y analizaron fuentes secundarias sistematizadas en el censo de
población hogares y vivienda y en estadísticas propias de la provincia que
permiten dar cuenta de la heterogeneidad y vulnerabilidad sociosanitaria. Para
la vulnerabilidad se tomaron 3 indicadores que permitieron relevar, en alguna
medida, esta condición: acceso al agua de red, disponibilidad de desagüe
cloacal y nivel de Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI). Los 135 municipios
fueron clasificados en 4 grupos de acuerdo a dichos
indicadores: dentro del Grupo 1 de baja vulnerabilidad, incluye a municipios
que muestran una provisión de agua de red superior al 80%, desagüe cloacal de
más del 50% y un nivel de NBI inferior al 5% de la población. El Grupo 2 media
comprende, cobertura de agua de entre 50% y 80%, desagüe cloacal entre 25% y
50% y nivel de NBI entre 5% y 10%. En el grupo 3 alta vulnerabilidad se
incluyen los municipios que tienen un indicador medio o alto en alguno de los
indicadores trabajados. Por último, en el Grupo 4 se agrupan a municipios en
situación crítica con agua de red inferior al 50%, desagüe cloacal menor al 25%
y nivel de NBI por encima del 10% de la población. La unidad de medida
utilizada en todos los casos son los hogares. Los datos se basan en el CENSO
2010 del INDEC.
En segundo lugar
se recuperaron los resultados de una encuesta autoadministrada, dirigida a docentes
del nivel secundario común, que trabajan en cuatro distritos de la provincia de
Buenos Aires, que son representativos de la heterogeneidad del territorio
bonaerense: el municipio de General Pueyrredón (G1), Baradero (G2), Tigre (G3)
y Moreno (G4). El relevamiento se implementó entre octubre y noviembre de 2020,
contó con la participación de 1531 docentes, complementa la información
producida por organismos públicos y organizaciones sindicales sobre condiciones
de trabajo docente, y aporta especificidad local que hasta el momento no se ha
producido o desagregado. La encuesta relevó información relacionada a
componentes del hogar, características de las viviendas, acceso a dispositivos
tecnológicos, conexión a internet, ingresos, trabajo no remunerado, trabajo
pedagógico, entre otras.
3.
La provincia de
Buenos Aires y los desafíos de la gestión de la heterogeneidad en el contexto
de la pandemia
Las desigualdades socioeducativas
que se observan en el territorio argentino atraviesan con especial atención a
la provincia de Buenos Aires, la más extensa del territorio continental
argentino (sin considerar la Antártida Argentina e Islas del Atlántico Sur). La
población bonaerense representaba el 38,95 % de la población total del país,
unos 15.625.084 habitantes radicados en centros urbanos, con proyecciones a
2020 de 17.541.141 habitantes. La provincia gestiona el sistema educativo más
“complejo del país y uno de los más vastos de América Latina” (Agoff, Bertranou y Foglia, 2016, p.123). Algunos datos que lo evidencian
señalan que concentraba, en 2019, a 20.680 unidades educativas con 5.216.192 de
alumnos distribuidos en gestión estatal (3.684.568) y privada (1.531.624), de
los cuales 2.205.706 asistían a establecimiento en el interior bonaerense y
3.010.486 en el Conurbano Bonaerense (Dirección de Información y Estadística,
2019).
La provincia se organiza en 135
partidos, que son jurisdicciones político- administrativas de segundo orden y
coinciden con los municipios. Se observa la coexistencia de dos regiones
geográficas diferenciadas con dinámica demográfica propia: el Gran Buenos Aires
(GBA) o conurbano bonaerense, integrado por 24 partidos que rodean a la Ciudad
Autónoma de Buenos Aires (CABA) que concentra al 63,46% de la población, y por
otro, el interior y la capital provincial, conformado por 111 partidos dónde se
localiza el resto de la población (INDEC, 2010).
Las dos áreas experimentaron
distintos procesos de asentamiento de la población que le imprimen una
singularidad propia: por un lado, el interior provincial con pueblos y ciudades
cuyo asentamiento data del siglo XIX; y por otro la conurbación, que, junto a
la CABA, forma parte de la metrópolis denominada AMBA y que creció de forma
notoria al calor de la denominada “Industrialización Sustitutiva de
Importaciones”. Aunque ambas áreas comparten patrones de asentamiento
poblacional y productivo similares a su interior, no son homogéneas, sobre todo
en lo que concierne a la disponibilidad de acceso a los servicios básicos, por
eso sostenemos que son dos provincias. Asimismo, fue el territorio más afectado
por la expansión de la COVID 19.
Los municipios del Interior sin lugar a dudas cuentan con mayor cobertura de los servicios
de infraestructura por redes y también mayor cobertura médica provista por las
obras sociales en relación a lo que sucede con los municipios del Conurbano
(Provincia de Buenos Aires, 2015).
La evolución de los principales
indicadores laborales de la provincia (salario real y desocupación) muestran
indicios de un proceso de deterioro generalizado que, por el peso específico de
Buenos Aires, repercuten a nivel nacional. A partir de 2015 se puso fin a un
ciclo de creación de empleo iniciado en 2002, que, con distintas coyunturas,
llegó a una tasa de desocupación que se ubicó en un 5,9% a nivel nacional y en
6,7% en la provincia. Entre 2016 y 2018 comienza un ciclo en el que se eleva el
nivel de desempleo, que llega al 11,8% en la provincia y a 9,6% a nivel
nacional. Estos indicadores, se incrementaron durante 2019 y también en 2020
donde alcanzaron el 13,1% a nivel nacional y el 13,8% dentro de los partidos
del Gran Buenos Aires, con una caída de la actividad que se ubicó en 37,6
(INDEC, 2020).
Los indicadores de condiciones
de vida que muestra la provincia de Buenos Aires muestran una situación general
que es más grave de la que se registra a nivel nacional. En términos de pobreza
por ingresos, la provincia de Buenos Aires tiene, para el primer semestre de
2020, un 46,1% de personas en condición de pobreza de los cuales un 13% son
indigentes (DPE, 2020) mientras que, a nivel nacional, los indicadores son de
40,9% 10,5% respectivamente (INDEC, 2020). Esta situación expone a situaciones
de clara vulnerabilidad a la población y afectan derechos humanos inalienables
como la salud, las condiciones de vida, el trabajo y la educación.
Hay una clara desigualdad en la
distribución de los ingresos en suelo bonaerense sea per cápita individual como
familiar. Durante el primer semestre de 2020 el 40% de la población bonaerense
con menores ingresos (aquellos que se ubican en los deciles 1 a 4) se apropian
del 14%, y los de mayores ingresos (deciles 9 y 10) del 48%. Esta situación
ubicaba a las mujeres en peores condiciones cuando se observa a nivel de la
escala individual. Así las mujeres en los deciles 1 a 4 participaban del 24,2%
y los varones del 15,8%, lo que se revertía en los mayores deciles donde las
mujeres tienen menos participación que los varones, 6,4% y 12,6%. Esta
desigualdad también se observaba en los ingresos medios en las mujeres era de
$26.259 y los varones de $34.979 (DPE, 2020). La desigualdad entre los sexos se
extiende también a los valores medios: el ingreso individual promedio femenino
es de $26.259 y el de los varones de $34.979, marcando una diferencia de
$8.720. Si se observa el componente hogares los de menores ingresos se apropian
del 16,5% y los de los deciles más altos del 44,1%.
En síntesis, la información
disponible evidencia que la provincia de Buenos Aires enfrenta heterogeneidades
estructurales en lo que refiere a distribución de ingresos, de recursos y de
condiciones de vida en general entre distintos sectores sociales, pero también
se observan intra municipios, en cada una de las regiones;
y por género. No menos fue el impacto subjetivo ASPO sobre estas condiciones de
base: se intensificaron la preocupación sobre la discontinuidad de los ingresos
laborales de los hogares, en especial por el nivel de cuentapropismo, las
dificultades para acceder a los alimentos y artículos de limpieza dado la falta
de ingresos o problemas de logística en la reposición, entre otras
preocupaciones (Maceira et al., 2020).
Con el objetivo de poder dar
cuenta de la heterogeneidad que presenta el vasto territorio bonaerense en lo
que respecta a las condiciones sociosanitarias de la población directamente
vinculadas con las condiciones de cuidado frente a la pandemia, elaboramos una
clasificación de los municipios en grupos según su nivel de vulnerabilidad social
según se explicita en el apartado metodológico.
En términos generales, la
provincia de Buenos Aires tiene la mayor parte de sus municipios comprendidos
dentro del Grupo 2: se trata de un total de 91 distritos que representan casi
el 67% del total. Si nos basamos en estas referencias, podría parecer que la
parte de la población que se encuentra en situación de vulnerabilidad crítica
en la provincia de Buenos Aires es poco significativa en términos relativos,
dado que menos del 10% de los distritos se clasifica dentro del Grupo 4. Sin
embargo, se trata de municipios muy poblados que superan las 150.000 personas
en cada caso. Así, si se suma la población de todos estos partidos (Almirante
Brown, Escobar, Ezeiza, José C. Paz, Malvinas Argentinas, Merlo, Moreno y
Pilar) se llega a una cifra que supera los 2.700.000 personas, lo que
representa casi el 18% del total de la población de la provincia. La situación
de vulnerabilidad crítica tiene así una incidencia considerable en términos
absolutos y relativos dentro del territorio provincial: uno de cada 5 hogares
se encuentra en condición de vulnerabilidad crítica, especialmente dentro del
GBA. Esto implica que una cuarta parte de los distritos que conforman el
conurbano bonaerense se encuentra en condición de vulnerabilidad crítica. En
términos poblacionales, estos municipios suman un total de más de 2 millones de
personas, lo que representa poco más del 23% del total de habitantes del GBA.
El grueso de la población bonaerense se caracteriza por lo que podemos considerar
como un nivel moderado de vulnerabilidad social. La falta de acceso al agua
conforma una deuda pendiente en territorio bonaerense, que más allá de contar
con distintos prestadores del servicio está lejos de abastecer a la población,
especialmente urbana. En el marco de la pandemia esta situación ha recrudecido
las condiciones de vida y sanitarias.
4.
Escolarización y
trabajo docente: las políticas educativas frente a la pandemia
Las desigualdades estructurales
recién reseñadas en la sección anterior, en su mayoría han variado poco a lo largo
de la última década y nos posicionan frente a desafíos peculiares en el campo
escolar, que además no sólo acompaña esta fragmentación sino que asume su
propia dinámica interna en el nivel de educación secundaria en términos de
infraestructura, oferta curricular y alcanza al propio cuerpo docente, sus
condiciones de vida, su capital cultural, trayectorias laborales y estilos
pedagógicos (Poliak, 2009; Birgin
y Charovsky, 2013; Gluz y
Rodríguez, 2015) e impactan particularmente en algunos territorios, como el
Conurbano Bonaerense (Southwell, 2015).
Se trata de un nivel que además, viene transitando diversas reformas que desde
los ‘90 que han dislocado su identidad, incorporando y redefiniendo los saberes
docentes por el cambio de estructura primero, luego por los cambios
curriculares, que si bien se llevaron adelante sin vulnerar derechos laborales
adquiridos, ha significado en algunos casos una compleja articulación entre
perfiles docentes y asignaturas (Gluz y Rodríguez,
2015).
El tipo de inserción laboral,
que está mayormente organizado en torno a horas-módulo frente a curso -salvo
algunas experiencias piloto-, así como la carga horaria de las asignaturas,
deriva en algunos casos en la multiplicación de instituciones de trabajo; y en
todos los casos, en la diversidad de cursos y, por ende, en una importante
cantidad de estudiantes a cargo. Esta situación se constituye sin dudas en un
desafío para el desarrollo de estrategias de continuidad pedagógica enmarcadas
en las recomendaciones del “sostenimiento del lazo” que surgieron tanto desde
la cartera educativa nacional como provincial y agrega a la heterogeneidad
común a otros niveles, la vinculada a las modalidades, ciclos formativos y
áreas disciplinares; así como la variabilidad de cursos a cargo de cada
docente.
Estas condiciones de trabajo
docente (Martínez, 1999) han sido dislocadas en el contexto de la pandemia, por
su incidencia en la toma de decisiones sobre enseñanza y sostén del vínculo con
las y los estudiantes en el marco de la continuidad pedagógica; y por sus
efectos sobre el malestar docente (Martinez, Collazo
y Liss, 2009). Por un lado, las regulaciones existentes resultaron inadecuadas
frente a la excepcionalidad, lo que requirió la reorganización del andamiaje
normativo; para atender centralmente a una dimensión que ha sido especialmente
alterada por la suspensión de las clases presenciales que constituyen los
escenarios para hacer referencia al contexto espacio-temporal
de la representación, pero también a las significaciones subjetivas con que se
dota ese contexto (Martínez, 1999). Estos escenarios ligados a la gramática de
la escolaridad, a los mecanismos de control institucional y a las culturas
escolares que allí se construyen, se articulan con las desigualdades en los
territorios, que se profundizan incluso al interior de los barrios y que
constituyen un factor ineludible de diferenciación del trabajo docente, de los
desafíos que afrontan frente a escuelas que portan distintos proyectos sociales
y culturales y atienden poblaciones atravesadas por problemáticas específicas.
Estos desafíos se intensifican en el contexto de la pandemia respecto a
variables como la conectividad, las condiciones sociales, materiales y
culturales del hogar para construir soportes para la continuidad pedagógica y
la heterogeneidad de condiciones sociosanitarias críticas para garantizar el
cuidado.
En este marco, las políticas
educativas gestionaron la pandemia en lo que podrían diferenciarse como tres
etapas. Una primera etapa donde las decisiones se concentraron en medidas
preventivas que fueron previas al dictamen del ASPO, que tuvieron el propósito
fundamental de evitar la propagación del virus. En este momento inicial, que
tuvo lugar cuando empezaron a registrarse los primeros contagios y en el que
comenzaba a preverse un escenario que anticipaba la posibilidad del ASPO (y que
continuó en las primeras semanas de la implementación del
mismo), las medidas tuvieron un carácter centralmente sanitario en
relación a la necesidad de brindar respuestas urgentes para la problemática que
se acercaba. Tanto desde el gobierno nacional como desde el gobierno bonaerense
se implementaron políticas y mecanismos organizativos para reglamentar la
utilización de licencias extraordinarias por parte de aquellas personas que
regresaron de un viaje por países con circulación comunitaria del virus, así
como determinar el cierre de aquellas instituciones educativas en las que se
confirmara un caso positivo.
El 15 de marzo el gobierno
nacional determinó la suspensión de clases presenciales por quince días
corridos a partir del 16 de marzo de 2020 y fue refrendada por la Provincia de
Buenos Aires mediante la Resolución 554 de la DGCyE
de igual fecha. A partir de esta norma aparecen en escena dos dimensiones que
vertebrarán la segunda etapa y que tienen implicancias directas sobre el
trabajo docente: el sostenimiento de la continuidad pedagógica y la atención a
la vulnerabilidad: “durante el plazo que dure la suspensión de asistencia de
estudiantes, el personal docente, no docente y directivo concurrirá normalmente
a los efectos de mantener el desarrollo habitual de las actividades
administrativas, la coordinación de los servicios sociales y las actividades
pedagógicas que se programen para el presente período de excepcionalidad”. Se
insta entonces a la conducción de los establecimientos educativos a que
organicen la disponibilidad y los perfiles del personal docente y auxiliar que
cumple actividades presenciales en los establecimientos educativos a fin de
asegurar fundamentalmente la plena implementación del programa de continuidad
pedagógica y la prestación del Servicio Alimentario Escolar (SAE). Ello implicó
adicionalmente regimentar nuevas licencias para personas incluidas en las
categorías de riesgo -mayores de 60 años, embarazadas, enfermedades crónicas,
entre otras- como también para trabajadorxs con
menores a cargo, al tiempo que estableció la continuidad del SAE bajo la
modalidad de bolsones de emergencia, por lo que reguló la apertura de forma
quincenal de las instituciones que brindaron este soporte alimentario, lo cual
supuso para las instituciones una reorganización del cuerpo docente para
cumplir con esta tarea.2
El dictamen del ASPO inicia la
segunda etapa, cambia el foco al concentrarse prioritariamente en las
alternativas para el sostenimiento de la continuidad pedagógica en el contexto
de la suspensión de las clases presenciales, lo que implicó desplegar una serie
de propuestas inéditas que alteraron radicalmente el trabajo docente. En esta
etapa las políticas públicas se van a estructurar en torno a los dos ejes
fundamentales que mencionamos anteriormente: el sostenimiento de la continuidad
pedagógica y la atención a la vulnerabilidad. Este segundo momento se
caracterizó por un fuerte dinamismo propio también del desarrollo de la
pandemia, el hecho de que la continuidad del ASPO fuera prorrogada por el
gobierno nacional quincenalmente, tuvo implicaciones para todas las decisiones
en materia educativa tanto para el gobierno nacional como provincial. En este
sentido, fueron surgiendo una serie de problemáticas en la medida que se
extendía el aislamiento, y que exigieron nuevas respuestas desde las gestiones.
Respecto al sostenimiento de la
continuidad pedagógica, tanto desde el gobierno nacional como el provincial el
acento estuvo puesto inicialmente en el acceso a los contenidos educativos.
Entre las medidas más relevantes cabe mencionar el lanzamiento de los portales
Seguimos educando3
y Continuemos estudiando4 que tuvieron el
propósito de garantizar el acceso a recursos y actividades educativas para
todas/os las y los docentes de todos los niveles5. Del mismo modo, en el
marco de ambos programas se editaron y distribuyeron una serie de cuadernillos
que fueron llegando a las escuelas en tiempos distintos, priorizando en un
primer momento las asignaturas troncales de la secundaria y luego se fueron
incorporando el resto de las materias en tanto continuaba el ASPO. Ambas
gestiones evidenciaron de este modo una rápida respuesta en términos de
construir soportes para el trabajo pedagógico: Seguimos Educando fue lanzado el
16 de marzo, y Continuemos estudiando el 19 de marzo. La Provincia de Buenos
Aires a su vez, también generó una política de apoyo técnico-pedagógico a
las/los docentes con la facilitación de aulas virtuales disponibles para el
encuentro con estudiantes y el dictado de clases a requerimiento de docentes,
como también la asistencia y apoyo técnico a equipos de conducción y equipos
docentes desde los CIIES con espacios de formación permanente y acompañamiento
para el uso de herramientas educativas en el marco de la virtualidad.
Frente a la inesperada extensión
del ASPO, las preocupaciones en torno a la continuidad pedagógica fueron
virando hacia la posibilidad de dar respuestas más definitivas vinculadas por
un lado al sostenimiento del vínculo pedagógico y por el otro, la problemática
de la reorganización de los contenidos y la evaluación y acreditación.
Respecto al primero de los ejes
mencionados, la atención a la vulnerabilidad cobró mayor dimensión en esta
segunda etapa. Si bien en un inicio estuvo concentrada en garantizar la
continuidad del SAE en diversas formas (comedores y entrega de bolsones de
comida) y el acceso a través de las distintas medidas vinculadas a la gratuidad
de portales web, entrega de netbooks, materiales impresos, etc., de los que ya
hemos hecho referencia, la provincia de Buenos Aires tomó una serie de medidas
en relación a brindar “algunas orientaciones para el sostenimiento del vínculo
pedagógico, como reconocer los tiempos heterogéneos de aprendizaje y el
significado de la escuela en la conformación de un colectivo, especialmente en
el ASPO” y “la importancia de seguir profundizando los vínculos pedagógicos con
los y las estudiantes, sosteniendo una mirada de cuidado”.
La creación de los Equipos
Focales Territoriales Educativos para la Emergencia (EFTEE) también apuntó a la
atención de las trayectorias. A partir de este dispositivo se instrumenta
administrativamente la convocatoria de las/los docentes que integren Equipos de
Orientación Escolar o que ocupen algún puesto de trabajo docente en los Centros
Educativos Complementarios y se detalla el procedimiento de selección de los
cargos para la conformación de dichos equipos. Los mismos, son entendidos como
una medida extraordinaria del contexto, y señalan una función específica del
trabajo docente abocada al sostenimiento de vínculos pedagógicos en el marco
del ASPO y a la atención de situaciones conflictivas. Estas normas señalan la
necesidad de que las/los docentes presten atención a las trayectorias reales
aún con más cuidado que en el trabajo presencial, y ponen el acento en la
evaluación en relación con el fortalecimiento de las decisiones pedagógicas y
didácticas adoptadas para mejorar esas trayectorias. Resulta importante señalar
que todas estas políticas conllevan de una resignificación del trabajo docente
en esta coyuntura, que apuesta al trabajo interdisciplinario con fuerte anclaje
territorial considerando las heterogeneidades de la provincia.
El 15 de mayo el Consejo Federal
de Educación (CFE), aprobó las “Orientaciones para los procesos de evaluación
en el marco de la continuidad pedagógica” que indicaba que ningún alumno del
país será calificado mientras las clases presenciales se encuentren
suspendidas, la priorización y reorganización de los contenidos, y establece
que la acreditación del nivel podría tener lugar entre finales de 2020 y la
primera mitad de marzo de 2021. La provincia de Buenos Aires en línea con la
misma aprueba los lineamientos de Evaluación, Acreditación y Promoción donde
además explicita la necesidad de prever un abordaje específico para acompañar
las trayectorias educativas interniveles y de los
tramos de inicio y finalización de los niveles de enseñanza, además de
anticipar la elaboración de material de trabajo y orientación para docentes.
Las decisiones en materia de
reorganización de la enseñanza surgieron también ante las redefiniciones en el
calendario escolar debido a la expansión del ASPO. El CFE resuelve avanzar en
la reorganización curricular a través de la llamada Priorización de contenidos
entendida como “(...) un proceso de reorganización de los contenidos y metas de
aprendizaje previstos en normativas curriculares vigentes en las
jurisdicciones, para los ciclos, niveles y modalidades de la educación
obligatoria”, dejando en manos de las jurisdicciones la implementación de la misma. En esta normativa, se explicita que esta
organización de la enseñanza deberá considerar “el diseño de las acciones que
se definan para el avance progresivo de presencialidad -integración pedagógica
de tiempos de presencialidad y de no presencialidad-, mediante la explicitación
de los itinerarios de enlace entre ambas formas de escolarización”, cuestión
que se retomará en la tercera etapa.
En paralelo, una acción de
relevancia desplegada por la provincia se vinculó a la garantía de los ingresos
salariales docentes. Dada la suspensión de los actos públicos presenciales y la
consecuente falta de cobertura de cargos en la Provincia de Buenos Aires, se
crea el Programa PIEDAS (Programa de Incorporación Especial de Docentes y
Auxiliares Suplentes), destinado a trabajadores y
trabajadoras docentes y a auxiliares enmarcados/as en regímenes de
suplencias, que no hubieran podido acceder a cargos por la imposibilidad de
realizar actos públicos. De esta forma se cubrieron los cargos en las
instituciones escolares para realizar las actividades extraordinarias exigidas
por la emergencia sanitaria, al tiempo que se dio respuesta a los reclamos por
continuidad laboral de los y las docentes de toda la Provincia. Recién el día
11 de agosto a través del Decreto 690 de la Gobernación de la Provincia, se
aprueban y anuncian los Actos Públicos Digitales para la adaptación de la
publicación de las vacantes, la inscripción, notificación y toma de posesión de
los cargos docentes a través de medios tecnológicos, para evitar aglomeraciones
de más de diez personas en lugares cerrados
La tercera etapa tendrá como
foco el retorno a la presencialidad y la revinculación
con estudiantes sin continuidad pedagógica. Hacia los meses de junio y
principios de julio se inició la discusión sobre la vuelta a la presencialidad.
Al respecto, el 2 de julio el CFE hace público el Protocolo Marco y
Lineamientos Federales para el Retorno a Clases Presenciales en la Educación
Obligatoria y en los Institutos Superiores. Y unos meses después, el 01 de
septiembre, lanza el Programa ACOMPAÑAR: Puentes de Igualdad cuyo principal
objetivo es “promover y facilitar la reanudación de trayectorias escolares y
educativas cuya interrupción ha sido potenciada por la pandemia y su secuela de
desigualdades”, previendo la articulación con cada jurisdicción provincial.
En torno a la revinculación, la provincia lanza el Programa
“Acompañamiento a las Trayectorias y Revinculación”
(ATR) como estrategia para la revinculación y acompañamiento
pedagógico de las y los estudiantes que hayan visto vulneradas sus trayectorias
educativas con el consecuente impacto que ello genera en el proceso de
continuidad pedagógica. El programa propone un dispositivo de visitas
domiciliarias, acompañamiento y acciones de revinculación
con la escolaridad obligatoria de las/los estudiantes que hayan discontinuado
su contacto con los establecimientos. Convoca a estudiantes avanzados de
carreras docentes y docentes suplentes (a partir del desarrollo de experiencias
de prácticas de enseñanza contextualizadas) para el despliegue de estas tareas.
En el caso de aquellos/las docentes en formación, se despliegan apoyos
institucionales para la tarea por parte de docentes de los Institutos de
Formación Docente.
La cuestión sociosanitaria
tendrá una relevancia específica en la Provincia para el regreso progresivo a
las clases presenciales en los distritos evaluados de “bajo riesgo
epidemiológico”. El “regreso seguro a las aulas” a partir del 26 de octubre se
distingue del protocolo nacional aprobado en el CFE, por una minuciosa
regulación en términos sociosanitarios. El protocolo señala que las escuelas
deben “disponer de agua para la limpieza y de agua potable para consumo humano,
así como deberán contar con la infraestructura sanitaria adecuada”, una
cuestión difícil de cumplir en una jurisdicción de deudas históricas en esta
esta cuestión tal como se mencionó anteriormente. Asimismo, la distancia mínima
requerida entre personas será más compleja de cumplir en los territorios de
mayor hacinamiento donde la matrícula es más elevada, lo que dificultará la
vuelta a clases en territorios de alta vulnerabilidad, situación que el
programa ATR puede atenuar, pero no sortear (además de requerir su continuidad
para el ciclo lectivo 2021). Es de destacar el reconocimiento de las
dificultades para el trabajo colectivo docente, y la estipulación en función de
ello de destinar antes del inicio, de “dos semanas a la planificación de la
continuidad pedagógica según los contenidos curriculares priorizados por cada
nivel y modalidad; a la organización de la enseñanza en formatos bimodales
(clases presenciales y no presenciales) de aceleración, pluriaño,
entre otros, y al desarrollo de espacios institucionales de formación y
sistematización de lo trabajado; así como también a la capacitación de equipos
de dirección, docentes y auxiliares en medidas de bioseguridad obligatorias
para las escuelas y las y los estudiantes”
5.
Profesoras, madres y
jefas de hogar. Las políticas públicas educativas frente a las cuestiones de
género
La pandemia encontró al cuerpo
docente en una situación específica que puede definirse tanto en términos de
ventajas, como de desventajas. Por un lado, se trata de una población que, como
otros trabajadores formales, por el carácter protegido de su inserción laboral
no se vieron comprometidos sus ingresos (Birgin,
1999) que a diferencia de la desprotección que afecta a la población en contextos
de crisis (Kessler y Assusa, 2020), sostuvieron
ingresos y redes. Pero, por otro lado, se vieron sometidos a la reconfiguración
de su trabajo sin contar con experiencias, sin los recursos materiales para
sostenerlo en el hogar, sin recursos pedagógicos extendidos para el nuevo
formato y con nuevas y mayores demandas para la transmisión. A ello se suma la
especificidad del trabajo docente en el nivel secundario y la condición
altamente feminizada del profesorado que configuró desafíos significativos para
el sostenimiento de la continuidad pedagógica.
Las políticas adoptadas se
dirigieron a la totalidad de las y los docentes, sin gran consideración excepto
al inicio, y no de forma generalizada, donde se asignaron licencias a docentes
con personas a cargo. La pandemia ha agravado las desigualdades de género por
el incremento de la pobreza, el desempleo y la mayor sobrecarga de trabajo
doméstico y de cuidados no remunerado. Cabe recordar que el cuidado es provisto
por la familia, el Estado, el mercado y la comunidad (Razavi,
2007). No obstante, el trabajo no remunerado al interior de los hogares y en
especial, el cuidado en la primera infancia es la fuente central del cuidado
asumido, centralmente por mujeres (Rodríguez, 2010).Esto último cobró vital importancia
en tanto las decisiones incidieron en la organización social del cuidado, ya
que se suspendieron las clases presenciales en escuelas y centros de primera
infancia, en simultáneo con la imposibilidad de organizar el cuidado con
trabajo doméstico remunerado y las redes familiares no convivientes (Arza,
2020).En ese contexto complejo la organización del cuidado de niños, niñas y
adolescentes, así como adultos mayores y otras personas con problemas de salud
en los hogares tuvieron que combinarse con el desarrollo del trabajo docente.
Las condiciones y los
condicionantes para sostener la continuidad pedagógica pone de relieve
importantes brechas vinculadas a las condiciones de género, a la desigual
responsabilidad frente a las tareas de cuidado y de trabajo doméstico y el modo
como ello afecta la disponibilidad de tiempo para la actividad de enseñanza.Los primeros
relevamientos dieron cuenta tempranamente de estas dificultades. En la
Evaluación Nacional del Proceso de Continuidad Pedagógica6
en la que se analizan las dificultades de los y las docentes para desarrollar
su trabajo, si bien las dificultades de conectividad y tecnologías de
comunicación son las razones principales de esta dimensión, también se menciona
que un poco más del tercio de los y las docentes declaran tener problemas para
compatibilizar las tareas pedagógicas con las tareas de cuidad (36%). dicho
porcentaje, además ascienden considerablemente en el caso de los y las docentes
de secundaria, donde asciende al 41,5% de las y los encuestados (SEIE-ME, 2020,
p. 13). Informaciones similares relevan las encuestas desarrolladas por los
sindicatos docentes.
En el caso de la encuesta de
CTERA, Salud y condiciones de trabajo docente en tiempos de emergencia
sanitaria COVID19, vale la pena resaltar que el 84% de los 15.634 docentes de
las 24 provincias que participaron son mujeres, y en el 65% de los hogares los
y las docentes conviven con niños/as y adolescentes que tienen a su cargo. De acuerdo al procesamiento por géneros que realiza CTERA
sobre este punto, es posible afirmar que, “para las mujeres (86%) la
convivencia con las tareas domésticas y familiares está resultando más
problemática que para los varones (79%)” (CTERA, 2020, p. 26). Adicionalmente,
se plantea que “mientras que el 32% de las mujeres con niñas/os adolescentes a
cargo no convive con otra persona adulta con quien comparta las tareas de
cuidado, sólo el 15% de los varones con niñas/os adolescentes a cargo se
encuentra en esa situación. ” (CTERA, 2020, p. 25). En relación a las tareas de cuidados de adultos mayores o de
personas que forman parte de grupos de riesgo, el 65% declara tener
responsabilidades de cuidados directos, con más peso en las mujeres (66% frente
al 59% en los varones) (CTERA, 2020, p. 27). Por otro lado, y a diferencia del
informe ministerial, la “convivencia del trabajo con las tareas y demandas
domésticas y familiares” se consigna como la segunda problemática laboral en
contexto de emergencia sanitaria en relación con las otras problemáticas
indicadas (conectividad, contactos con estudiantes e insuficiencia del
salario). En sintonía con esta información, el relevamiento desarrollado
específicamente en la Provincia de Buenos Aires por el SUTEBA, Encuesta
Provincial de Trabajo Docente en Contexto de Aislamiento Obligatorio7
da cuenta de la “Carga de trabajo de cuidado de otras personas en el hogar”, de
los que se desprende que entre casi el 50 y el 60% de los y las docentes comparten
las tareas de cuidado con otra persona adulta. El primer informe no presenta
datos desagregados por género que permitan profundizar en la distribución de
estas tareas. Aunque no sólo se ven condicionadas/os en su trabajo por el peso
de las tareas de cuidado. Adicionalmente, las condiciones del hogar no siempre
resultan propias. Según el relevamiento del SUTEBA, sólo el 34% de los y la
docentes encuestados/as cuenta con un espacio tranquilo para trabajar dentro de
su hogar de manera permanente. Esta última dimensión cambia drásticamente entre
aquellos docentes que cuentan con niños/as y/o adolescentes en el hogar.
Mientras que en aquellos hogares en los que los/las docentes no conviven con
niños/as y/o adolescente el porcentaje de espacios tranquilos de trabajo de
manera permanente asciende a 56,9%, en los hogares que sí cuentan con ellos,
desciende prácticamente a la mitad (23,6%).
En diversos grados de
especificidad, estos relevamientos muestran que las tareas de cuidado y el
trabajo doméstico aparecen como problemáticas que afectan considerablemente el
desarrollo de las tareas de enseñanza, y que dichas tareas afectan mayormente a
las mujeres.
Considerando esta problemática,
los primeros datos de la investigación relevados a través de una encuesta en cuatro
distritos a profesores/as sólo de nivel secundario estatal presenta tendencias
acordes a las nacionales y provinciales, como la presencia en un 52% de hogares
con menores a cargo y la participación mayoritaria, en términos absolutos, de
las mujeres con familiares a cargo en el 51,3% del total de encuestados/as. La
distribución por géneros de las tareas de cuidado,
arroja que las mujeres asumen en una proporción mayor este trabajo (65,4%) que
los varones (60%) que participaron de la encuesta. Asimismo, durante el ASPO
para el 46% de las mujeres aumentó la carga horaria de tareas de cuidado, con
un impacto algo menor en los varones donde fue del 42%. Es de destacar, no
obstante, que estos aumentos suceden frente a puntos de partida asimétricos:
mientras anteriormente al ASPO los varones destinan
mayormente entre 1-2 horas (52%) y entre 3 y 5 (34%); las mujeres dedicaban más
tiempo en el rango de mayor cantidad de horas (33 y 51% respectivamente)
Una dinámica similar sucede en relación al aumento de horas de trabajo doméstico a
partir del ASPO en aquellas/os docentes que tienen personas a cargo, que
asciende entre el 42% (varones) y el 45 % (mujeres) según género para el total
de la muestra. Complementariamente, si bien el procesamiento general de la cantidad
de horas de estas tareas, da cuenta que para el 40% de
ambos géneros aumentaron las horas de trabajo doméstico, el porcentaje de los
casos en que se mantuvo la misma dedicación de horas expresa diferencias
importantes por género. Así, mientras para las mujeres representa un 36%, para
los varones es de un 46%, por lo cual se infiere que estos últimos vieron menos
alterada su dedicación a este tipo de tareas durante el ASPO.
Es posible sostener que el
trabajo para las mujeres se intensifica en múltiples sentidos: por las demandas
de trabajo docente, por las demandas de tareas de cuidado, por el
acompañamiento a la escolarización de sus propios hijos y por el incremento del
trabajo doméstico no remunerado. Esto se acentúa en los territorios de mayor
vulnerabilidad (los grupos 3 y 4 tienen al 52 y 54% de las mujeres con personas
a cargo, lo que se reduce al 45% en el grupo 1 de vulnerabilidad) y en
territorios de mayor ruralidad. De este modo se evidencian más tareas,
extendiendo la jornada escolar a la vez que un deterioro de las condiciones de
ejercicio de las tareas de enseñar y una mayor necesidad de formación que va en
detrimento del tiempo disponible para ello (Hargreaves, 1998).
Finalmente, 26,6% de los
docentes indica que ha incrementado el nivel de conflictividad entre miembros
del hogar durante el ASPO, lo que en un contexto donde además la violencia
sobre las mujeres ha alcanzado niveles significativos, amerita un análisis de
mayor profundización en el desarrollo de la investigación.
6.
A modo de cierre:
tensiones entre condiciones sociosanitarias, condiciones de trabajo docente y
políticas de cuidado en el territorio bonaerense
El sistema educativo bonaerense
ha mostrado una importante capacidad de adaptación a los cambios en tiempos
récord, desmitificando cualquier supuesto respecto de las estructuras
anquilosadas incapaces de adaptación a las circunstancias.
Ahora bien, estas vertiginosas
transformaciones hacen necesario integrar a las dimensiones históricamente
consideradas para el estudio de la estructura del puesto de trabajo docente, a
aquellas condiciones vinculadas al género y al cuidado de los otrxs, las condiciones materiales de los hogares, la
articulación con otras tareas extrapedagógicas
asignadas por las instituciones relacionadas con la pandemia; como así también
la diversidad de desafíos que ello supone en la heterogeneidad del territorio
bonaerense.
Si bien aún no contamos con
información suficiente respecto de lo que la heterogeneidad territorial
significa en términos de desafíos para el trabajo pedagógico a distancia y la
vuelta a clases; la expansión de la enfermedad en barrios populares brinda una
anticipación de lo que el retorno a clases deberá considerar, así como la
especificidad de los protocolos a los que habrá que atender frente a las
condiciones sociosanitarias más críticas de barrios y de escuelas que aún no
cuentan con agua de red o cloacas. Esto resulta central en este contexto de
emergencia sanitaria donde el “cuidado” depende centralmente de dichas
condiciones. También es insoslayable el modo como se ha evidenciado que las
escuelas son parte de las políticas sociales de cuidado de infancias y
adolescencias (centralmente a partir del SAE) y que la desigualdad en ese
cuidado viola los derechos consagrados contra la discriminación de cualquier
tipo frente a la educación.
De acuerdo con los datos
producidos y relevados, es indudable que las mujeres desempeñaron como
profesoras y como cuidadoras en sus hogares un lugar central, absorbiendo en
gran medida la ausencia de políticas públicas de cuidado de menores en la
pandemia, así como el acompañamiento a la escolarización en el hogar.
Esta “ceguera de género” en la
política de continuidad pedagógica no tuvo correlato en otras dimensiones del
cuidado, como la continuidad alimentaria que rápidamente se reestructuró para
dar respuesta a la cuestión tal como ya se mencionó.
En este sentido, es importante
seguir observando las tensiones entre las condiciones sociosanitarias, la
feminización de la docencia y de las tareas de cuidado de modo que permitan
profundizar en una agenda abierta ya en nuestro país como lo es la distribución
del cuidado y la responsabilidad pública y no individual frente al mismo. Aún
queda mucho que recorrer y un próximo y complejo escenario de intermitencia en
la vuelta a clases requerirá articular estas cuestiones para garantizar los
derechos de todas y todos por parte del Estado.
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______________________________________________________
1 Un informe de 2016 elaborado por el Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social de la Nación revela que el 73,6% de la fuerza de trabajo ocupada en la enseñanza es femenina: https://www.argentina.gob.ar/sites/default/files/informe_ctio_documentodetrabajo.pdf
2 Es importante
señalar que a partir de la Res. 657 (22 de marzo), las tareas de continuidad
pedagógica quedan exceptuadas del ASPO y, por otro lado, que es recién a partir
del 29 de octubre que se encuadran las tareas docentes en contexto de no
presencialidad como resultado de las negociaciones de la Mesa Técnica Paritaria
de Condiciones Laborales. En el pliego de reconocimientos de derechos
laborales, las tareas de cuidado (menores a cargo) no aparecen como parte de
los principales acuerdos paritarios.
3 El Programa
fue creado conjuntamente entre el Ministerio de Educación de la Nación, Educar
S.A. y Contenidos Públicos S.A., incluye también la producción y emisión de la
programación audiovisual a través de las señales dependientes de la órbita de
la Secretaría de Medios y Comunicación Pública: Televisión Pública Argentina y
sus repetidoras, Encuentro, Paka Paka,
DeporTV, Radio Nacional y Cont.ar.
4 El portal
Continuemos Estudiando fue desarrollado por los equipos de Tecnología Educativa
de la DGCyE.
5 Ambos portales
son de navegación gratuita.
6 Encuesta
desarrollada por la Secretaría de Evaluación e Información Educativa del
Ministerio de Educación de la Nación. La misma se implementó en junio 2020 e
incluye relevamientos de hogares, equipos directivos y docentes. Participaron
más de 21 mil docentes de todo el país.
7 La encuesta se
desarrolló durante la segunda quincena de mayo de 2020 y participaron 5038
docentes de toda la provincia de Buenos Aires. Se presupone que los/las encuestados/as pertenecen a instituciones de
gestión estatal, aunque no se aclara en el informe correspondiente.
Cómo citar en APA
APA Gluz, N., Ochoa, M. D.,
Cáceres, V., Martínez del Sel, V., & Sisti, P.
(2021). Continuidad pedagógica en pandemia. Un estudio sobre la intensificación
del trabajo docente en contextos de desigualdad. Revista Iberoamericana De
Educación, 86(1), 27-42. https://doi.org/10.35362/rie8614440