Años atrás, las escuelas para niños sordos
eran oralistas puras, y si el niño tenía problemas
adicionales los padres prácticamente no contaban con demasiadas
opciones.
Actualmente, el sistema educativo se ha renovado en la mayoría
de los países de Iberoamérica y las opciones son múltiples
para los niños sordos: los padres pueden elegir entre escuelas
especiales o comunes integradoras, pueden implantar al niño
y rehabilitarlo de forma privada; pueden optar entre diversos métodos
de enseñanza. Existe más bibliografía, hay
más información.
Sin embargo, si bien terminó el feudalismo en la educación
del niño sordo y la enseñanza se democratizó,
no finalizaron las reyertas exageradas entre docentes que esgrimen
sus métodos: oralismo puro, gestual puro, método combinado,
ensordeciendo a los padres en el muestreo de sus trabajos como el
único, el mejor y el verdadero. Pero el problema no es sólo
educativo, familiar y social; lo económico tiene un peso
determinante aun en la elección del método.
El modelo y la mirada están puestos en Estados Unidos; pero,
¿podemos pensar en los países subdesarrollados en
un modelo educativo que nada tiene que ver con nuestra cultura y
con nuestra economía? En nuestros países, las pequeñas
instituciones educativas para sordos que llegan a crearse tienen
de antemano pocas esperanzas de sobrevivir debido a la falta de
recursos económicos. ¿Qué papel debe jugar
el estado en este proceso? ¿Podrán los padres, en
algún momento, despreocuparse de la problemática económica
y elegir filosóficamente lo que ellos consideren lo mejor
para la rehabilitación de sus hijos?
Para los padres de chicos sordos que deben empezar con la rehabilitación
de sus hijos, la única solución, hoy por hoy, es agruparse
en asociaciones de padres y proyectar juntos el futuro educativo
de sus hijos, sin olvidar el campo laboral. Pero aun la supervivencia
de las asociaciones de padres en países como Argentina es
difícil; ¿qué decir entonces del campo laboral,
donde el futuro se vislumbra para todos muy negro, y para el hipoacúsico
parece ser inexistente?
En los países donde esto ocurre, el futuro educativo y laboral
de las personas hipoacúsicas debería comenzar a planificarse
desde el seno de las asociaciones de padres, que podrían
realizar proyectos y presentarlos ante sus legisladores, en sus
respectivos Congresos.
Países como Cuba, a pesar de contar con pocos recursos, han
podido lograr que sus sistemas de salud y educación funcionen
para atender las necesidades de los niños hipoacúsicos.
España también es un buen ejemplo del que se puede
aprender.
Los padres de familia, los profesionales en la materia, y los adultos
sordos deberían hacer un frente común y echar una
mirada a lo que sucede en el resto del mundo, a fin de aprender
de otras experiencias.
No obstante, aun en países como Cuba la situación
de los sordos no es tampoco la ideal. Hace más de diez años
fui invitada a presenciar el funcionamiento de 300 talleres educativos
de distintas áreas, en el Palacio de los Pioneros (ciencias,
artes y técnicas). Los niños pasaban por todos los
talleres desde los primeros grados de la escuela primaria; así
se acercaban a la experiencia de lo que significa manejar un avión
en desuso, ser empleados de un hotel, trabajar de veterinarios,
modistas, pintores, escultores, dentistas, en la armada, etc. Pasaban
por todas las profesiones y oficios y, de esta manera, los talleres
lograban obtener vocacionalmente de cada niño lo mejor de
sí mismo, pudiendo programar su inserción en la escuela
secundaria y el bachillerato para una mejor elección laboral.
Y digo que la situación no es la ideal para los sordos porque,
aunque se programaba el trabajo del niño desde la escuela
primaria, los sordos solamente podían asistir a estos talleres
tres veces al año, mientras que los oyentes asistían
una vez por semana.
En la actualidad, la concurrencia de los alumnos de todo el país
al Palacio de los Pioneros está limitada a los chicos de
las inmediaciones, ya que el Estado no cuenta con medios para subsidiar
el transporte escolar.
¿Cuándo la educación del discapacitado ocupará
un lugar importante en el presupuesto educativo de los países
iberoamericanos? ¿Sólo cuando todas las demás
necesidades presupuestarias estén satisfechas?
Algo similar ocurre en el acceso a la tecnología. Sería
necesario que todas las familias con chicos sordos contaran con
un fax y un radio llamado, o una computadora con acceso a Internet.
Resulta increíble observar cómo gracias al uso del
e-mail y del chat se agiliza la comunicación entre sordos
y oyentes, y la comunicación con otros sordos. Se ha observado,
por ejemplo, que el fax y el e-mail contribuyen a enriquecer el
lenguaje de los niños sordos, a ponerlos más alertas
y a independizarlos de su familia.
Cuando estos niños reciben los mensajes por lectura labial
siempre hay algo que se les pierde, como se describe en el siguiente
testimonio de un sordo profundo: "Leer los labios es como escuchar
música con ruidos, siempre hay alguna palabra que se nos
pierde y que tratamos de adivinar. A mí me costaba hacer
síntesis con lo que quería decir y sólo lo
logré cuando comencé a mandar faxes, porque trato
de sintetizar para que la llamada no me salga tan cara. Si le escribo
a una oyente cuido más mi gramática y mi forma de
redacción, y cuando recibo por fax su respuesta es increíble
porque aprendo frases nuevas y divertidas".
Lo mismo sucede con el radio llamado: el sordo sabe que debe sintetizar,
pues las llamadas no son ilimitadas, sabe que del otro lado de la
línea hay un oyente que recibe su mensaje, se regodea con
la maravillosa libertad que le produce hacer una llamada directamente
a la central del "radio llamado" donde una persona se
encarga de enviar su mensaje.
Estos avances tecnológicos han sido una bendición
para muchas personas sordas. Sin embargo, surgen muchas preguntas:
¿quiénes pueden acceder a ellos?, ¿cómo
pueden hacerlo?, ¿tienen subsidios, precios especiales en
las empresas especializadas en comunicaciones? Aunque en estos últimos
años los adelantos tecnológicos en la materia han
sido importantes, son pocos quienes efectivamente pueden adherirse
a ellos.
¿Cómo es posible que los adelantos existentes no estén
al alcance de las mayorías, a sabiendas de que tecnologías
como el fax o el radio llamado pueden constituir para el sordo un
valioso medio de comunicación?
Además, los adelantos son importantes pero no suficientes.
¿Cómo es posible que se hayan descubierto nuevas galaxias,
pero en cambio no se haya creado aún un lenguaje común
a todos los sordos, o bien, un sistema comunicacional como segundo
lenguaje? Cabe preguntarse: ¿existen subvenciones estatales
para este tipo de investigaciones?
Pero mis preguntas van aún más allá: ¿por
qué no existen fundaciones gubernamentales dispuestas a ayudar
a los sordos?, ¿cuándo entenderán los empresarios
que los discapacitados no sólo son un medio para desgravar
impuestos, sino que pueden ser empleados valiosísimos y fieles
a su empresa?
En un mundo donde falta trabajo aun para quienes supuestamente no
tienen limitaciones, es absurdo que los padres de familia no cuenten
con el espacio para trabajar interdisciplinariamente en los ministerios
con políticos, adultos sordos, economistas, psicólogos,
con el fin de preparar reformas educacionales para que estos niños
tengan un futuro dentro del campo laboral.
Después de la rehabilitación hay un largo camino que
los padres deben recorrer: ayudar al niño en la inserción
social, ayudar al joven en la inserción educacional, seguir
ayudándolo en la inserción laboral... Es importante
que los gobiernos asuman que esta tarea les compete, que la inserción
del discapacitado debe trabajarse desde las políticas educativas.
En este proceso de participación encuentro la clave, la respuesta
a todas mis preguntas: sólo cuando asumamos el protagonismo
que nos exige la propia historia lograremos los grandes cambios.
(1) El siguiente artículo ha sido adaptado del capítulo
"Reflexión Final" de mi libro El Proceso de entender
y ser entendido. Guía para padres de chicos y adolescentes
con limitaciones auditivas, próximo a ser editado por Editorial
Trillas, México. Es inédito y formará parte
de este manual de orientación familiar.
(2) La Lic. Dora Kweller es Psicóloga y Familióloga
(Universidad de Buenos Aires)
dorakweller@sinectis.com.ar
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