La escuela, sola para enfrentar el desafío de la promoción
social, está desacreditada poco a poco y está sometida
a las exigencias del mercado laboral. En la "sociedad del conocimiento"
- donde la promoción de las nuevas tecnologías reemplaza
el pensamiento - la educación sólo es el instrumento
de legitimación de una división social desigualitaria.
Esta visión achicada olvida que la escuela es antes que todo,
el lugar donde se construye el vínculo social, donde debe
elaborarse la " democracia de la vida ".
La esfera educativa se enfrenta con cinco trampas mayores, resultado
de las mutaciones políticas, sociales y económicas
de estos últimos 30 años, que han visto al modo de
vida centrarse en el desmedido consumo y el mercado generalizado
de los bienes y servicios, la explosión de nuevas tecnologías
y la mundialización neoliberal.
La primera trampa es hacer de la educación un instrumento
creciente al servicio de la formación del "recurso humano".
Esta función toma el paso sobre la educación para
y por la persona. Encuentra su origen en la reducción del
trabajo a un "recurso" organizado, desclasado, reciclado
y en unos casos, abandonado en función de su utilidad para
la empresa. Como cualquier recurso material e inmaterial, el "recurso
humano" está considerado como una mercancía económica
que debe estar disponible en todo lugar.(1) No conoce derecho cívico
ni tampoco otros derechos, sean políticos, sociales o culturales,
los únicos límites para su explotación son
de naturaleza financiera (los costos). Su derecho a existir y al
beneficio depende de su capacidad de trabajo, de su rentabilidad.
Tiene que demostrar que se lo puede emplear, se produce así
una substitución del "derecho al trabajo" por una
nueva obligación: demostrar su "capacidad para estar
empleado". Es lo que unos dirigentes llaman "una política
social activa del trabajo". Para ellos, si la educación
tiene que tener un papel mayor, es principalmente con relación
a esta obligación de "capacidad para estar empleado".
Y eso a lo largo de la vida, gracias a la formación permanente
cuya función es mantener utilizables y rentables los recursos
humanos del país, es así que el trabajo ha cesado
de ser un sujeto social.
La segunda trampa es el paso de la educación al campo del
mercado. Si se le asigna como tarea principal formar los recursos
humanos al servicio de la empresa, no hay que asombrarse que la
lógica del mercado y la lógica financiera del capital
privado pretendan imponerle la definición de sus finalidades
y de sus prioridades. La educación más y más
es tratada como un mercado. En América del Norte, se habla
permanentemente del "mercado de la educación",
del "business de la educación", del "mercado
de los productos y de los servicios pedagógicos" de
"empresas educativas" de "mercado de profesores y
alumnos". Al respecto se puede notar que el primer Mercado
mundial de la educación (World Educacion Market) tuvo lugar
del 23 al 27 de mayo 2000 en Vancouver, Canadá. Para la gran
mayoría de los actores, públicos y privados, presentes
en este evento (3), el mercado de la educación ya es un hecho,
la cuestión principal es saber quién va a vender,
qué se va a vender y según cuáles reglas. El
"quién" empieza a dibujarse: se trata de los editores
de productos multimedia, de los conceptores y alimentadores de servicios
en línea o de tele enseñanza, de los operadores de
telecomunicación, de las empresas informáticas, todos
sectores donde fusiones, absorciones y alianzas se han sucedido
con un ritmo frenético estos últimos años.
Muchas empresas ya han invertido en el "qué": muchas
de ellas tiene un catálogo de programas de formación
en línea listos para proponer y entregar. Las "universidades
virtuales" se multiplican como hongos a través de las
fronteras "nacionales". Según las proyecciones
del banco americano Meryll Lynch (4), el número de jóvenes
que seguirán estudios superiores en el mundo, llegará
a más o menos 160 millones alrededor del año 2025.
Actualmente son 85 millones de los cuales 40 millones estarían
ya siguiendo una enseñanza en línea. Se imagina lo
que podría representar este último mercado dentro
de un cuarto de siglo. La tendencia en todos los países "desarrollados",
empuja hacia un sistema de educación organizado sobre una
base individual, a distancia (vía Internet), variable en
el tiempo, a lo largo de la vida, y personalizada (5). En cuanto
a las reglas, el fracaso de las negociaciones del Ciclo del Milenario
de la Organización Mundial del Comercio (OMC) en Seattle,
en diciembre de 1999, ha impedido de manera provisoria, que los
principios del libre comercio se apliquen también a la educación.
Lo cual figuraba en el menú del Acuerdo General sobre el
Comercio de los Servicios (AGCS). Sin embargo, las negociaciones
sobre los servicios se han reiniciado en la sede de la OMC en Ginebra,
de esta manera nada garantiza que la liberalización y la
desregulación del sector educativo no estarán de nuevo
inscritos en el orden del día. Más y más numerosos
son los responsables políticos de los países desarrollados
listos para aceptar que el mercado decida sobre las finalidades
y la organización de la educación. Las organizaciones
sindicales (particularmente la Internacional de la educación),
las organizaciones no gubernamentales y los movimientos ciudadanos
tendrían que duplicar sus esfuerzos para contrarrestar este
escenario (6).
Una cultura de guerra.
Tercera trampa: la educación está presentada como
el instrumento clave de la supervivencia de cada individuo, al mismo
tiempo que la supervivencia de cada país en la era de la
competitividad mundial. Así, la esfera educativa tiende a
transformarse en un "lugar" donde se aprende una cultura
de guerra (cada uno para sí mismo, tener mejor éxito
que los demás y tomar el lugar de los demás) en vez
de una cultura de vida (vivir en conjunto con los demás,
en el interés general). Las universidades, los poderes públicos,
los estudiantes, los padres de familia y también muchos sindicatos,
en general, han aceptado tal cultura. Pese a los esfuerzos de una
mayoría de educadores, el sistema así, llega a privilegiar
la función de selección de los mejores, en vez de
la función de valorización de las capacidades específicas
de todos los alumnos.
Cuarta trampa: la subordinación de la educación frente
a la tecnología. Se cree, desde los años 70, que la
tecnología es el principal motor para los cambios de la sociedad.
Así, los dirigentes han impuesto la tesis de su primacía
y de la emergencia que hay a adaptarse a esta. En cualquier campo
de aplicación (la energía, la comunicación,
la salud, el trabajo), los dirigentes tienen la tendencia a considerar
como inevitable e irresistible todo cambio económico y social
por el hecho de la vinculación a las nuevas tecnologías,
y se piensa que las innovaciones que van arrastrando contribuyen
al progreso del hombre y de la sociedad. Para la gran mayoría
de los dirigentes, la mundialización actual es hija del progreso
tecnológico. Oponerse no tiene sentido. El papel principal
de la educación sería pues el de dar a las nuevas
generaciones la capacidad de comprender los cambios en marcha y
las herramientas para adaptarse a estos.
Quinta trampa: la utilización del sistema educativo como
medio de legitimación de nuevas formas de división
social. Si creemos en el discurso dominante, las economías
y las sociedades de los países desarrollados estarían
pasando de la era industrial, fundada sobre resortes materiales
y capitales físicos (la tierra, la energía, el acero,
el concreto, el ferrocarril), a la era del conocimiento, fundada
principalmente sobre recursos y capitales inmateriales (los saberes,
la información, la comunicación, la logística).
El conocimiento se habría vuelto el recurso fundamental de
la nueva economía nacida de la revolución del multimedia,
de las redes numéricas, de sus derivados: el "e-comercio",
el "e-transporte", la "e-educación",
la "e-empresa", el "e-trabajador" (7). En esta
óptica, la empresa está vista como el sujeto y el
lugar principal de la promoción, de la organización,
de la producción, de la valorización y de la difusión
del "conocimiento que vale". Promover la difusión
de un espíritu empresarial y de creación de empresas
en medio científico y dentro de los establecimientos secundarios
y superiores, y re-dinamizar el sistema educativo para transformarlo
en el terreno privilegiado de la formación de las jóvenes
generaciones para la construcción de la "sociedad del
conocimiento", constituye una de las mayores prescripciones
de las políticas públicas de la investigación
y de la enseñanza. Esta prescripción está puesta
en marcha en el momento donde, en todo el mundo, una nueva división
social se instaura entre los "calificados" (los que tienen
acceso al "conocimiento que vale") y los "no-calificados"
(los que están excluidos al acceso del "conocimiento
que vale" o que no logran preservarlo). Esta división
agrava las que proceden de las desigualdades de acceso a la alfabetización
básica. El conocimiento se vuelve el principal material de
construcción de un nuevo muro (el "muro del conocimiento")
entre los recursos humanos nobles (organizados en las nuevas guildas
profesionales planetarias) y los recursos humanos del pueblo, nuevo
proletariado del capital mundial.
...........................
Las proposiciones pertinentes y realistas para otra política
educativa no faltan, por ejemplo las propuestas de Oxfam Internacional
y de la Internacional de la educación, en marzo de 1999,
para "Una educación pública de calidad para todos(11)".
Aprender a saber decir "buenos días" al otro representa
el punto de partida decisivo para una educación "diferente".
Eso significa que el sistema educativo se dé como función
original hacer aprender a todo ciudadano el reconocimiento de la
existencia del otro como base fundamental de su propia existencia
y de la convivencia.
Tensiones creativas.
Dialogar directamente entre personas, es aprender la centralidad
de la alteridad en la historia de las sociedades humanas, en medio
de tensiones creativas y conflictuales entre la unicidad y la multiplicidad,
la universalidad y la especificidad, la globalidad y la localidad.
Es también aprender la democracia y la vida. Es aprender
la solidaridad, la capacidad de reconocer el valor de toda contribución
- tan poca calificada que sea con relación a los criterios
de productividad y de rentabilidad - de todo ser humano para la
convivencia. Es partiendo de este principio general de una política
de la educación centrada sobre el desarrollo, la salvaguardia
de los "bienes comunes (12)" que son los conocimientos
y los saberes, que se podría contribuir a un desarrollo mundial
solidario al nivel económico, eficaz al nivel social y democrático
al nivel político. Aplicada ....., acordaría prioridad
con la formación de una generación de ciudadanos con
competencias y calificaciones que requieren nuevas lógicas:
las de la economía social, de la economía solidaria,
de la economía local, de la economía cooperativa.
Darían igualmente una importancia primordial a la cooperación
con las demás comunidades, regiones y pueblos del mundo para
hacer retroceder la tendencia actual a la apropiación privada
de los conocimientos y ponerlos al servicio de la promoción
de un estado del bienestar mundial asegurando para todos el derecho
a la vida.
*Tomado de "Mundo diplomático" edición
francesa de octubre 2000. Traducción de Mauricio Cusin.
**Consejero para la Comisión Europea, profesor a la Universidad
Católica de Lovaina (Bélgica).
(1) Ha llegado el tiempo de elaborar una crítica apretada
del concepto y de las prácticas de los "recursos humanos"
y de abandonar la utilización de este término en las
sociedades que se dicen fundadas sobre los derechos humanos.
(2) Para una crítica de esta evolución, leer Gérard
de Sélys, "La escuela, gran mercado del siglo XXI",
"Le Monde diplomatique", junio 1998.
(3) Leer "Le Monde" del 26 y 30 de mayo 2000
(4) Merrill Lynch, The Knowledge Web, 23 de mayo 2000.
(5) Leer " Learning in cyberspace ", Financial Times,
Londres, 8 de marzo 1998, y también European Round Table
of Industrialists (Mesa redonda europea de los industriales), Invertir
en el conocimiento. La integración de la tecnología
en la educación europea. Bruselas, febrero 1997
(6) Al respecto, la Internacional de la educación (Bruselas)
y la Internacional de los servicios públicos (París)
han publicado en 1999 un excelente documento: la OMC y el ciclo
del milenio: los retos para la educación pública.
(7) Leer el Libro blanco sobre la competitividad del gobierno británico,
Our Competitive Future. Building the Knowledge Driven Economy, ministerio
del comercio y de la industria, Londres, diciembre de 1998, y Comisión
europea, Enseñar y aprender. Hacia la sociedad cognitiva,
Luxemburgo, 1995; Lester C. Thurow, Building Wealth : The New Rules
For Individuals, Companies an Nations in a Knowledge-Based Economy,
Harper Collins, New York, 1999.
(8) Cf. Consejo de la Unión europea y Comisión de
las Comunidades europeas, e-Europa. Una sociedad de la información
para todos, Plan de acción, Bruselas, junio 2000.
(9) OCDE, Education at a Glance : OECD Indicators 1998, París,
1998.
(10) Leer los análisis de la Alliance for Childhood (www.allianceforchildhood.net)
<http://www.allianceforchildhood.net)> .
(11) Leer el informe de Kevin Watkins, La Educación para
todos: quebremos el ciclo de la pobreza, Oxfam Internacional, Londres,
1999.
(12) Leer Inge Kaul, "Bienes públicos globales, un concepto
revolucionario". "Monde diplomatique", junio 2000
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