Desde el comienzo de su existencia, la palabra diversidad tuvo
que buscar espacios para hacer sentir su presencia. Así en
las Instituciones educativas se ubicó arriba, abajo y en
el medio del PEI -proyecto educativo institucional- en los PE -proyectos
específicos- en los objetivos, en las fundamentaciones, en
el lenguaje cotidiano y se hizo real la dimensión del vocablo
posmodernista. Se lo definió acertadamente dentro del contexto
y demás yerbas. El boom ocurre cuando la susodicha diversidad,
se hace presente en las aulas. He aquí ... que se despierta
la gran amalgama de culpas. Esto es, culpa de la ausencia de la
familia, la escuela, la desocupación, la tele, la computadora,
la falta de límites, la economía, la subocupación
y todos los etcéteras.
Este virus moderno, según se cree, tiene un antídoto,
la progresista y vanguardista idea de "calidad", una idea
fenomenal donde se han estacionado licenciados, masters, universitarios,
los que hacen post grados, post títulos y post supuesto,
todos los dueños de la sabia metodología y sabias
estrategias para superar las diferencias y dar igualdad de oportunidades,
dejando para otras ocasiones la igualdad de derechos. El problema
ahora es el siguiente, con tanta gente capacitada cómo conciliar
los términos: calidad versus diversidad; diversidad versus
calidad; calidad sobre diversidad; calidad entre la diversidad;
calidad desde la diversidad; porcentaje de la calidad en la diversidad;
división de la calidad en la diversidad; multiplicar la calidad
fraccionando la diversidad. Integrar estas palabras significa repensar
sobre la identidad de cada una. Esto que supone, presupone y post
supone una cósmica y desafiante realidad: la sensación
de que no somos iguales, porque somos diferentes y aunque somos
diferentes somos iguales. Vaya con la paradoja.
La pedagogía de la comunicación debe implantar la
osadía, la fuerza, la vitalidad, las ganas, para sentir que
surgen líderes, que se generan discusiones, se debaten ideas.
Ah! pero ahí se pone la mediación en el conflicto
constructivo, donde la diplomacia se hace verso, donde en nombre
de las verdades se instala una violencia que desgarra. Muchachos
y muchachas, diversos y diversas, empecemos a decir las cosas como
son, como las vemos, como las sentimos. Ya que tantos eufemismos,
hacen sentir que somos medios porque perdimos a los enteros.
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