La Revista Iberoamericana de Educación es una publicación monográfica cuatrimestral editada por la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI) |
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Revista Iberoamericana de
Educación - Número 20
Las ministras y los ministros de educación de los países iberoamericanos, convocados por el Ministro de Educación de la República de Cuba y la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI), nos hemos reunido en la ciudad de La Habana, Cuba, para la celebración de la IX Conferencia Iberoamericana de Educación, con el propósito de analizar conjuntamente los asuntos relacionados con el tema «Calidad de la educación: equidad, desarrollo e integración ante el reto de la globalización». Los resultados de nuestras deliberaciones se recogen en esta Declaración que habremos de presentar en la próxima Cumbre de los Jefes de Estado y los Presidentes de Gobierno, que se realizará en La Habana, Cuba, el 16 de noviembre de 1999.
Los países de la región compartimos la preocupación de responder con oportunidad y eficacia a las exigencias de nuestras sociedades en el umbral del siglo XXI y asegurar un futuro promisorio para las nuevas generaciones. Destacamos la importancia de una educación de calidad, accesible a todos los habitantes de Iberoamérica, como condición necesaria para alcanzar estos propósitos.
Partimos del convencimiento de que para insertarnos en condiciones favorables en el nuevo concierto mundial y alcanzar el desarrollo al que aspiramos, hemos de centrarnos en la promoción integral de las personas que constituimos Iberoamérica. Por este motivo, la educación de nuestros pueblos debe partir de un cuerpo de conocimientos y de valores sólido y bien fundado, adecuado a la realidad de nuestras naciones y nuestras culturas. La educación debe propiciar una disposición siempre abierta hacia el conocimiento como medio para la superación continua de las personas en los diversos órdenes de la vida.
Conformamos una comunidad lingüística que nos acoge y nos identifica frente a otras regiones del mundo. Al mismo tiempo, representamos una entidad pluriétnica y multicultural en la que convivimos numerosos grupos con orígenes, lenguas y tradiciones diversas. Todo ello constituye la riqueza de nuestro patrimonio común. La plataforma que representa nos permite avanzar en la consolidación de nuestra identidad, ampliar los alcances de nuestro desarrollo y enfrentar con provecho los desafíos de un mundo globalizado. Conociendo y compartiendo la Historia iberoamericana afirmaremos los lazos entre nuestros pueblos.
El escenario actual, que se caracteriza por el rápido avance de la ciencia y la tecnología, el acceso a la información y la interdependencia creciente de las naciones en todos los órdenes, genera retos y ofrece oportunidades inéditas al desarrollo de nuestros países y a la integración de nuestros pueblos.
Las sociedades modernas se sustentan cada vez en mayor medida en la sólida formación de las personas que las integran para alcanzar un desarrollo social y económico sostenido. La vida moderna impone la necesidad de que los procesos de aprendizaje no se circunscriban a la formación inicial de las personas durante la infancia y juventud sino que se extiendan a lo largo de la vida. Esto sin duda representa un reto de gran envergadura para la región, entre otras cosas por el elevado nivel de avance tecnológico y acceso generalizado a la información que supone, pero, sobre todo, por lo que significa proporcionar a toda la población la formación y los elementos de aprendizaje continuo que reclaman los nuevos tiempos.
Entre nosotros con frecuencia coexisten, por una parte, el dinamismo de un sector de la población que avanza aceleradamente hacia una sociedad basada en el conocimiento y la información y, por la otra, grupos de personas analfabetas, de adultos que nunca cursaron o no terminaron su instrucción básica obligatoria, y de niños, niñas y jóvenes que permanecen al margen de los servicios educativos.
Numerosos habitantes de la región los grupos indígenas entre ellos se localizan en las zonas más inhóspitas, aisladas y dispersas. Con frecuencia, todavía carecen de servicios educativos, o la atención que reciben es insuficiente o inadecuada para responder a sus necesidades y aspiraciones. Paradójica y lamentablemente, tales carencias son experimentadas también en los sectores marginales de nuestras ciudades. Por motivos de diverso orden históricos y culturales, de disponibilidad de recursos y dificultades de acceso, entre otros quienes más requieren de servicios educativos de calidad son quienes tienen un acceso más restringido a ellos.
La igualdad de las mujeres en el acceso a la educación representa grandes beneficios a las familias y a la sociedad en su conjunto. Si bien se observan grandes avances en la incorporación del sector femenino de la sociedad a la educación en las últimas décadas, en algunos países subsisten inequidades que se reflejan en la menor permanencia de las niñas y las jóvenes en el sistema educativo, tendencia que se agrava entre los grupos más vulnerables.
La persistencia de éstas y otras importantes diferencias en materia educativa frena el desarrollo de los países, puesto que contribuye a profundizar las desigualdades sociales, retrasa el crecimiento de una economía basada cada vez más en el conocimiento y la información, impide una incorporación ventajosa al mundo globalizado y, en el caso de Iberoamérica, limita los alcances de nuestro proceso de integración.
Por este motivo, reafirmamos el compromiso de nuestros respectivos Estados con la educación pública de buena calidad, para la generación de las condiciones que permitan que toda nuestra población tenga acceso a una educación básica que facilite procesos de aprendizaje permanentes. Si los individuos aprenden continuamente y los saberes se hacen extensivos a un mayor número de personas, los pueblos crecen y las naciones se fortalecen.
El mejoramiento de la calidad de los servicios educativos se ha convertido en objetivo prioritario y preocupación constante de nuestros gobiernos y pueblos, en virtud de su importancia para el desarrollo de las personas y las naciones, y porque es una vía fundamental para alcanzar la justicia social. El mejoramiento de la calidad requiere necesariamente que se resuelva el problema de la equidad.
La equidad educativa no se limita solamente al acceso universal a los servicios, sino que requiere de una atención diferenciada que responda a la variedad de necesidades que presentan cotidianamente los alumnos. En ese sentido ha sido de favorable impacto la ejecución de políticas compensatorias que dirigen la asignación de recursos y esfuerzos pedagógicos a los sectores de la población más desfavorecidos. También resulta imperioso extender estas políticas de equidad hacia la educación superior, de modo de garantizar a estos segmentos sociales el acceso, permanencia y conclusión exitosa de sus estudios.
Sin duda, el docente es una de las piezas claves del proceso educativo. La revaloración y el apoyo a su función es indispensable para la buena marcha de la educación. Por ello, deberán seguir impulsándose los esfuerzos que permitan asegurar una formación sólida para el docente, acorde con los requerimientos de la educación y garantizar su actualización permanente. Parte esencial de una educación de calidad lo constituye el compromiso del docente con su labor y su capacidad para identificar de manera certera las necesidades educativas de cada persona.
La experiencia ha mostrado reiteradamente que la comunidad escolar directores, maestros, alumnos y padres de familia, participando y trabajando organizadamente en torno de un proyecto educativo, influye decisivamente en la calidad de los servicios, es fuente de innovación y mejora continua y propicia una respuesta cada vez más adecuada a las necesidades educativas de los estudiantes.
Sabemos que alcanzar una educación de calidad para todos es un asunto que compete a la sociedad en su conjunto. Corresponde a los Estados nacionales el compromiso de garantizar la continuidad de políticas educativas de probada eficacia. La exigencia de los propios beneficiarios de los servicios alumnos, padres de familia, maestros, empleadores y sociedad en general es un factor de mejoramiento permanente de la calidad educativa. En la medida en que se impulsen nuevos canales de comunicación y espacios para la cooperación entre sociedad y gobierno a favor de la educación pública, estaremos en posibilidades de dar sustentabilidad a las acciones emprendidas y seguir avanzando hacia la excelencia en los diversos niveles, tipos y modalidades de formación de las personas.
Una educación de calidad exige tanto una cultura como sistemas de evaluación y autoevaluación que permitan medir el logro de los estudiantes, el avance de los docentes, el impacto de acciones y programas en el aprendizaje de las personas y otras variables relevantes, y valorar hasta qué punto, de qué manera y en qué condiciones se están alcanzando los propósitos educativos. La evaluación debe entenderse como un recurso al servicio de todos y cada uno de los actores de la comunidad educativa.
Principios que fundamenten una formación ética y cívica sólida como la búsqueda de la convivencia armónica, la responsabilidad, la tolerancia, la justicia, la igualdad, el respeto de los derechos humanos, el aprecio de la diversidad y la conciencia de la solidaridad internacional, deben estar en la base de una educación de calidad que acompañe el desarrollo de las personas desde temprana edad.
Los medios de comunicación, con su gran capacidad de penetración, deberían jugar un papel fundamental en la formación de los individuos en virtud del impacto que tienen, particularmente entre la población joven. Redoblaremos y sumaremos esfuerzos para que el enorme potencial que representa su amplia presencia en la sociedad se transforme en un recurso a favor del fortalecimiento de nuestra identidad cultural y la formación continua de las personas.
En virtud de todo lo anterior, las ministras y ministros de educación de Iberoamérica:
Valoramos muy especialmente la invitación de la República de Panamá para participar en los actos de celebración que tendrán lugar con motivo de la reversión a la soberanía panameña del Canal de Panamá. Tomamos nota de la iniciativa de este país para que se establezcan, en las instalaciones existentes en la zona del Canal (Ciudad del Saber), algunas de las actividades de la OEI, instando a su Secretaría General el estudio de esta propuesta.
Agradecemos a todos los organismos internacionales representados en esta Conferencia su participación en la misma, y les instamos a que, conjuntamente con la OEI, coordinen sus acciones de cooperación técnica y financiera en beneficio de los países iberoamericanos.
Manifestamos nuestro reconocimiento al Gobierno de la República de Cuba, y en particular a su Ministerio de Educación, por los esfuerzos realizados y facilidades otorgadas para la realización de esta Conferencia, y le felicitamos calurosamente por la eficaz organización y conducción de la misma.
La Habana, 2 de julio de 1999
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