La Revista Iberoamericana de Educación es una publicación monográfica cuatrimestral editada por la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI)

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OEI - Ediciones - Revista Iberoamericana de Educación - Número 26

Número 26
Sociedad educadora / Sociedade educadora

Mayo - Agosto 2001 / Maio - Agosto 2001

Sociedades diversas y educación

Ariruma Kowii (*)

Shimi rimakun maki shinakun
Aprender haciendo

SÍNTESIS: Las sociedades, las culturas, en cualquier época, siempre tuvieron interés por el conocimiento. Los pueblos del continente Appia Yala (América), no fueron la excepción; nuestros pueblos, y en particular el pueblo kichwa, también se preocuparon por desarrollar su sistema de aprendizaje, su sistema educativo.

Consolidada la invasión española en el Tawantinsuyu, se institucionaliza la estructura colonial. El sistema social, político, económico, educativo, etc, persigue los mismos fines de quienes lideraron la conquista: evangelizar, reproducir los parámetros culturales de España. El sistema se caracteriza por promover principios excluyentes, homogeneizantes; … nace de la negación del otro, con un sesgo segregacionista que precautela la hegemonía de los invasores, y para ello se institucionalizan conceptos que dejan marcada la distancia que debe existir entre el español, el mestizo, el indio y el negro.

Cinco siglos de intentar imponer su hegemonía, de lograr la asimilación de las comunidades indias, y pese a que a su servicio estuvieron la iglesia, la ley y las armas, sus propósitos no se hicieron realidad y los pueblos indios han logrado zambullirse y salir a flote manteniendo su identidad cultural.

SÍNTESE: As sociedades, as culturas, em qualquer época, sempre tiveram interesse pelo conhecimento. Os povos do continente Appia Yala (América), não foram exceção; nossos povos, e em particular o povo kichwa, também se preocuparam em desenvolver o seu sistema de aprendizagem, o seu sistema educativo.

Consolidada a invasão espanhola no Tawantinsuyu, institucionaliza-se a estrutura colonial. O sistema social, político, econômico, educativo, etc, persegue os mesmos fins daqueles que lideraram a conquista: evangelizar, reproduzir os parâmetros culturais da Espanha. O sistema caracteriza-se por promover princípios excludentes, homogenizadores; … nasce da negação do outro, com um sesgo segregacionista que precautela a hegemonia dos invasores, e para isto foram institucionalizados conceitos que deixam marcada a distância que deve existir entre o espanhol, o mestiço, o índio e o negro.

Cinco séculos de tentativas para impor sua hegemonia, de lograr a assimilação das comunidades índias, e a pesar de que a seu serviço estivessem a igreja, a lei e as armas, seus propósitos não se tornaram realidade e os povos índios conseguiram mergulhar e sair à tona mantendo sua identidade cultural.

(*) Profesor universitario kichwa del Ecuador.

1. Introducción

Wacharishkamanta yachankapak kallarinchik. Los ancianos kichwas suelen decir que «empezamos a conocer desde el momento en que nacemos». A ese pensamiento se suma este: «Yachakuika Pachami kan», el conocimiento es interminable. A éste se suma, además, «Shimi rimakun, maki shinakun», «Escuchar, mirar, hacer, aprender». Las sociedades, las culturas, en cualquier época que se encontraron, siempre pusieron interés por el conocimiento. Los pueblos del continente Appia Yala (América) no son la excepción; nuestros pueblos, y en particular el pueblo kichwa, también se preocuparon por desarrollar su sistema de aprendizaje, su sistema educativo.

¿Qué características, qué objetivos se plantearon en su modelo? Las referencias respecto al sistema educativo son limitadas; sin embargo, podemos hacer algunas interpretaciones de la visión educativa que rigió en las comunidades tomando como referencia algunos de los pensamientos que se refieren a la visión del conocimiento. Conocer, aprender, constituyó un aspecto fundamental de la comunidad; la inquietud como elemento clave para apropiarse del conocimiento fue algo latente en la cotidianidad de la población. La visión del conocimiento contribuyó a que se defina el rol que éste debe cumplir en la sociedad. Así fue visto como necesario para dotarle a su sociedad de una identidad y personalidad propia; como herramientas del conocimiento que faciliten el aprovechamiento de los recursos que están a su alrededor; como un medio indispensable para garantizar el futuro; y como un instrumento fundamental para garantizar la integridad del entorno.

En este sentido es posible notar que las sociedades andinas, la sociedad kichwa, puso mucho énfasis en el desarrollo de una propuesta teórica y de una propuesta física orientada a constituirse en el albergue del conocimiento. En el primer caso, el de construir una propuesta teórica, vale la pena recordar la preocupación que existió en el inkario por promover especialistas del conocimiento. Así se nota la existencia de los amautas, willak humus (sacerdotes), arawik (poetas), takik (músicos), yachak (médicos de la comunidad), etc., que eran los encargados de dinamizar el conocimiento, de realizar las investigaciones que se requieran para lograr mantener los principios que regían la vida comunitaria, como el de la reciprocidad, el equilibrio y la solidaridad.

En el segundo caso, el de crear espacios físicos que permitan recluir a todos aquellos que debían someterse a procesos de formación, se crearon centros que fueron denominados mamakunas, que eran centros adecuados para la enseñanza de las diferentes artes del conocimiento. Este, sin embargo, no consistía únicamente en el hecho de asistir a una aula y escuchar al profesor; su sistema estaba acuñado de alguna forma en la cotidianidad de la familia y de la población en general, es decir, cada acción que realizaba el individuo estaba sujeta a la supervisión de sus mayores; el proceso de formación entonces era permanente.

Un ejemplo de ello constituye los procesos de formación de un yachak, un shaman, un médico tradicional, que se diferencia del sistema occidental, en el que el individuo transita primero por la escuela, luego por el ciclo básico, el bachillerato, en donde trata de descubrir su afición por las ciencias exactas, químicas o sociales; en el mundo kichwa la identificación de los atributos que tiene el niño para definir su formación data desde los primeros años de vida, e incluso se rigen por la identificación de signos que son expresados durante la época del embarazo. Así, por ejemplo, si el niño que descansa en el vientre de una madre llora, entonces se concluye que el futuro de dicho niño será el de convertirse en un médico, en un yachak. En función de ello el niño, desde temprana edad, es entrenado en el conocimiento de las plantas medicinales y en las diferentes técnicas de curación que domina el médico de la comunidad. El aprendizaje lo hace junto a un yachak, quien lo recibe como su asistente. De esa manera el individuo va entrenándose desde la niñez, va cumpliendo etapas, y en cada una de estas va recibiendo signos que identifican el desarrollo de su conocimiento.

Otro ejemplo de esta práctica lo constituye la forma como se enseñan las ciencias naturales y la literatura. En el ámbito de las ciencias, el niño es testigo fiel de la existencia de todos los fenómenos de la naturaleza así como de la diversidad de la fauna existente a su alrededor. En esta relación las personas que están junto al niño son las encargadas de explicar cada fenómeno que se presenta a su vista. En el campo de la literatura, los ancianos, los familiares mayores o en su defecto los mismos padres, acostumbraban a contar a los niños los mitos, los cuentos que en su fondo y en su forma enseñan a conocer el comportamiento que debe tener el niño en la sociedad, o el respeto que debe existir hacia la madre naturaleza, hacia el medio ambiente, etc.

La tradición oral siempre constituyó la principal herramienta para transmitir las enseñanzas a las nuevas generaciones, para imprimir en su conciencia su identidad cultural, para crear hábitos que garanticen la autoexplotación de sus habilidades espirituales y manuales; en suma, para contribuir en el desarrollo de la sociedad. Educar en el mundo kichwa significaba compartir con todo aquello que está a su alrededor; el entorno constituía la gran escuela, el espacio adecuado para entrenar su mente y poner en juego su ingenio y creatividad.

Otra de las características que podemos anotar sobre el sistema educativo existente en la sociedad kichwa es el sentido de libertad que se imprimía en la conciencia de la población; la libertad era vista como el principal instrumento del proceso educativo: «Yachaika kishpichikmi kan», el conocimiento es la principal herramienta para la construcción de la sociedad. En función de ello, su preocupación por lograr una sociedad, una cultura con una economía sólida y solidaria fue el principal objetivo con el que se promovió la educación.

Esta inquietud, sin embargo, seguirá latente en plena etapa de la invasión española; en aquella época los líderes de las comunidades, luego nuestros abuelos, nuestros padres, consideran una prioridad el apropiarse del conocimiento de la sociedad occidental. Esta necesidad es vista como algo emergente y por todos los medios intentan que las nuevas generaciones aprendan a dominar la lengua y la escritura de los invasores. Al respecto vale la pena recordar aquella anécdota del inka Atawallpak, que en un ejercicio realizado con algunos españoles trata de desmitificar el misterio de la escritura. En función de ello, el momento en que el inka Atawallpak está preso en Cajamarca, solicita a uno de los españoles que escriba algo en su uña; el español atiende el pedido y el inka, a su vez, en diferentes momentos solicita a varios españoles lean lo que está escrito en la uña; unos repiten el nombre escrito, otros simplemente no saben pronunciar su significado; con ello Atawallpak se percata que, efectivamente, la escritura no es ningún misterio y que, por lo tanto, es posible conocerla.

Esta preocupación es notoria también en el cronista kichwa Guamán Poma de Ayala; su preocupación por la escritura le ayuda a conocer y a interpretar los diferentes códigos de la escritura y orienta su trabajo en función de motivar a su pueblo a seguir manteniendo su lengua materna, el kichwa. Esta misma preocupación se puede notar en otros cronistas como Jacinto Collahuazo, kichwa del centro del Ecuador, que a finales de la época colonial escribe la obra sobre la guerra civil entre Waskar y Atawallpak, obra que es quemada por considerar un atrevimiento el hecho de que un indio haya escrito en el idioma de los «conquistadores».

En Guamán Poma de Ayala y Jacinto Collahuazo se puede notar su preocupación por dejar constancia escrita del sistema de organización, la historia, la cultura del pueblo kichwa. En ellos está implícita la preocupación por apropiarse de los códigos de la escritura para que las nuevas generaciones no olviden su patrimonio histórico y cultural. Esta misma preocupación es notoria en las diferentes generaciones de nuestros padres; el sentido de la apropiación del conocimiento está presente en todo momento y se va adecuando a las nuevas circunstancias históricas que viven las comunidades indias.

2. La educación en sociedades hegemónicas

«...el cuidado y el desvelo que han de tener los Doctrineros de Indios, debe ser muy grande. Lo primero: porque si los Doctrineros son pastores de Almas, y almas tan inclinadas á descarriarse, ya por la propensión que tienen á sus borracheras, hechicerías, supersticiones y vanas observancias; ya por las inclinaciones á sus idolatrías y ritos Gentilicios; ya por la sensualidad á que son demasiado dados; ya por su corta capacidad y olvido, que padecen en todo lo que toca á su salvación: tienen obligación a vivir más vigilantes, que si fueran Curas de Españoles...» 1.

Consolidada la invasión española en el Tawantinsuyu, se institucionaliza el sistema colonial. El sistema social, político, económico, educativo, etc., persigue los mismos fines de quienes lideraron la conquista: evangelizar, reproducir los parámetros culturales de España. El sistema se caracteriza por promover principios excluyentes, homogeneizantes; todo debe hacerse a imagen y semejanza de España, todo es diseñado con el propósito de que cada instancia esté al servicio de los intereses de España. Nace de la negación del otro, con un sesgo segregacionista que precautela la hegemonía de los invasores, y para ello se institucionalizan conceptos que dejan marcada la distancia que debe existir entre el español, el mestizo, el indio y el negro. Un ejemplo de ello es la sentencia otorgada a los indios de considerarnos seres sin alma y sin raciocinio, al punto que fue necesaria la expedición de una bula papal para la eliminación de dicha sentencia.

«La época colonial se encuentra marcada por la idea de ‘civilizar’ a los indígenas por medio de la cristianización por lo que no había en principio más obligación del encomendero que enseñar a los indios la doctrina cristiana 2 en función de su sometimiento a la corona de España y al poder papal» 3. A esto se suma, además, el proceso de alcoholización al que fue sometida la población india.

La idea del adoctrinamiento en la época colonial y republicana es el objetivo principal de los dos sistemas: ¿con qué sentido evangelizar?, ¿para qué evangelizar? En el primer caso el adoctrinamiento se lo realiza utilizando la violencia y su contenido, en el fondo y la forma, está dotado de escenas que tratan de atemorizar a los creyentes; se promueve la idea de miedo al Creador. En el segundo caso los objetivos son claros: diseñar una sociedad con una mentalidad sometida, una mentalidad que puede ser controlada por la religión, y que, en caso de desviarse, la fuerza militar y la ley, el castigo divino, estarán listos para amedrentarlos y hacer que corrijan su comportamiento. El objetivo, insistimos, es claro: tener el control de la sociedad, el poder político, económico e ideológico del sistema.

Esta situación hizo que hasta fines del siglo xix la idea de que el indio no es un ser racional prevalezca y se le excluya de los establecimientos educativos, y oriente su formación a las necesidades del sistema, es decir, al diseño de una sociedad que pueda acatar los mandatos divinos de construir carreteras, ciudades, iglesias, incluidas las viviendas, y de mantener la producción agrícola, ganadera y de servicio doméstico de las familias españolas y republicanas. Para esto el sistema colonial se preocupó de la creación de centros educativos orientados a perfeccionar las habilidades manuales de la población india; dichos centros constituyeron los primeros contactos con espacios ajenos a su tradición cultural.

En esta época existieron casos excepcionales de personajes indios que, utilizando diferentes estrategias, aprendieron a leer y a escribir en español. Casos como los que hemos anotado anteriormente: Guamán Poma de Ayala, Jacinto Collahuazo, Pedro Vicente Maldonado, Eugenio Espejo, etc., golpearon constantemente las afirmaciones de la sociedad dominante y marcaron verdaderos hitos históricos en los dos sistemas, el colonial y el republicano, hechos que por otra parte afirmaron la convicción de los sectores dominantes en el sentido de pensar que el acceso a la educación del indio sería un riesgo para el sistema; por lo tanto, era necesario diseñar nuevas estrategias que faciliten la asimilación, la integración del indio al sistema.

La historia del proceso educativo de los pueblos indios tiene su fin, el sentido de la conquista no se detiene y avanza como una avalancha en su propósito, y a su paso lo único que ha dejado es destrucción. Cinco siglos de intentar imponer su hegemonía, de lograr la asimilación de las comunidades indias, y pese a que a su servicio estuvo la iglesia, la ley y las armas, sus propósitos no se hicieron realidad y los pueblos indios han logrado zambullirse y salir a flote manteniendo su identidad cultural.

3. Sociedades en transición hacia la diversidad y el derecho a la educación

Como hemos anotado anteriormente, el sistema colonial y republicano no hacen ningún esfuerzo por reconocer voluntariamente la capacidad intelectual del indio. Esta visión se mantiene hasta fines del siglo xix, inclusive hasta mediados del siglo xx. En esta época comienza a notarse cambios al interior del sistema republicano.

Los cambios, sin embargo, son forzados, consecuencia de las constantes rebeliones de las comunidades indias, rebeliones que logran captar adeptos, aliados que simpatizan con las demandas de las comunidades. Tal es así que a principios del siglo pasado se hace notorio el surgimiento de nuevos sectores de la iglesia que se preocupan de la situación del indio, y como una forma de reivindicarse declaran algunas propiedades de la iglesia en calidad de beneficencia social, tierras destinadas a favor de las comunidades indias. Estos hechos van acompañados de un giro sustancial en la forma de promover el adoctrinamiento de las comunidades; su preocupación se centra en fomentar una visión reflexiva de la religión, y, por ende, de la situación social de las comunidades.

A esto se suma también el surgimiento de nuevas tendencias ideológicas, la presencia de personajes dotados de una nueva visión social que transitan por el mundo de la política, la historia y la literatura, casos como el gobierno de Luis Cordero (1892-1895), el de Monseñor Federico González Suárez (1916), el de Pío Jaramillo Alvarado (1922), etc., que expresan su preocupación por la condición del indio y la necesidad de crear instancias educativas que faciliten el acceso del indio a la educación, una educación que seguirá caracterizándose por mantener latente el objetivo de asimilación del indio a la sociedad nacional.

Estas tendencias se cristalizarán sobre todo en 1945, cuando en la nueva Constitución de la república se enuncia la existencia del kichwa como una lengua que debe ser considerada en el país. El reconocimiento del kichwa en la norma constitucional motiva en los movimientos a reivindicar el derecho de las comunidades a la educación. En esto cabe resaltar el papel protagónico que realiza la Federación Ecuatoriana de Indios, de mujeres indias como Dolores Cacuango, y mestizas como Nela Martínez y María Luisa Gómez de la Torre, que promueven la creación de escuelas en las comunidades de Cayambe de la provincia de Pichincha.

La presencia de la organización en esta época es relevante; al respecto cabe resaltar que el movimiento indio surge amparado por movimientos de izquierda y por sectores de la iglesia que reivindican el derecho del indio a tener salarios justos y el derecho a la tierra. La educación forma parte de estas reivindicaciones, pero priman sobre todo las reivindicaciones de carácter económico. La organización, por otra parte, surge a imagen y semejanza del movimiento sindical, y desde esta óptica diseña su plataforma de lucha. La movilización social se caracteriza por responder a una posición ideológica política que trata de institucionalizarla como un modelo de nueva sociedad, de una sociedad democrática y socialista.

Para esta época la iglesia se encuentra dividida: por una parte existe un sector conservador aliado al poder político, y otro sector identificado como progresista aliado principalmente a las comunidades indias y a los sectores populares de las zonas urbanas, sectores en pugna que desde el ángulo que les corresponde defienden por una parte el sistema instituido, en tanto que los otros interpelan el sistema establecido, cuestionan las diferencias de clase y promulgan la igualdad de derechos.

A esta lucha interna se suman fuerzas externas que sienten amenazados sus intereses y brindan su contingente a los sectores dominantes que controlan el poder político y económico del país. Me refiero al rol que tuvieron que cumplir instituciones como el Instituto Lingüístico de Verano (1952-81-90), originario de los EE.UU., Misión Andina (1956-1975), Alianza para el Progreso, Cuerpo de Paz, etc., que asientan sus campamentos en las comunidades andinas y también en la Amazonia. Su misión consistió en desarrollar investigaciones lingüísticas con el propósito de traducir la Biblia en lenguas indígenas, implementar sistemas educativos en las escuelas de la Amazonia (Napo y Pastaza) y en el sector rural de Chimborazo. En la década del 60 se comprometen a promover la educación bilingüe, así como a la formación de maestros indígenas.

¿Cuál fue en realidad su rol en el proceso educativo? Si bien es cierto que pone especial énfasis en la educación, su misión consistió en promover procesos de evangelización de las comunidades andinas y amazónicas, una acción caracterizada en fomentar un sentido anticomunista, antisocialista, de reacción ante los planteamientos de la izquierda, de los movimientos sindicalistas. ¿Por qué razón se ubicaron en zonas de mayor concentración india y con mayores índices de pobreza? Las respuestas son múltiples: por una parte, sus asentamientos se encuentran ubicados en sitios estratégicos, como el caso de la Amazonia, en donde paralelamente se investiga la riqueza minera del país, y, por otra, en zonas en donde el nivel de conflictividad por las injusticias del sistema son cada vez más agudos y los procesos de organización de las comunidades se encuentran en auge. Su objetivo, además, es lograr disminuir el alto índice de población india. Para ello inauguran campañas de esterilización que actúan camufladamente en programas de salud en beneficio de las comunidades. Todas estas acciones son realizadas bajo el conocimiento y amparo de los diferentes gobiernos de turno, que también veían con preocupación el resurgimiento de la organización del movimiento indio.

En este recorrido podemos constatar una vez más cómo el sistema político de un país diseña diferentes estrategias para mantener sometida a una población, estrategias que se resumen en la utilización de la religión y la educación como principales vehículos de adoctrinamiento, aculturación y asimilación. Políticas que, en el caso ecuatoriano, afortunadamente fueron detectadas a tiempo por las propias comunidades indias, por los sectores progresistas de la iglesia y por los movimientos de izquierda, y que en su debido momento denunciaron las acciones etnocidas que se cometían con las comunidades de la Sierra y la Amazonia. Esto, por otra parte, contribuyó a que el movimiento indio se reconstituya y vaya adquiriendo su propia personalidad.

4. Sociedades construyendo la diversidad y una educación intercultural

La experiencia educativa en las comunidades indias se caracteriza por confrontar las avalanchas provocadas desde el poder político nacional y extranjero; su tiempo, en consecuencia, ha sido invertido en evitar que dichos sistemas se expandan y se institucionalicen en las comunidades, y, en el caso de aquellas que fueron víctimas de sus políticas educativas y asistencialistas, han quedado divididas y difícilmente han logrado superar tal ruptura. Educación y poder. Grupos subalternos, poder, hegemonía, diversidad, educación y religión son conceptos que en el transcurso de la historia de las comunidades indias han estado íntimamente ligados, al mismo tiempo que se han confrontado buscando la superación de dichas contradicciones.

Estado, religión y educación constituyen el triángulo que en cada época ha diseñado estrategias para lograr llegar a las comunidades indias. Así, en el caso de la Amazonia y en lo que corresponde a la época republicana en el siglo pasado, la experiencia educativa comienza a desarrollarse en la década de los 60, en la cual se implementa el sistema de internados y la modalidad de estudios radiofónicos.

«Hasta 1965, la lengua Shuar era empleada para efectos de ‘catequesis y enseñanza de las oraciones’. En el sistema de internados que se creó para los niños shuaras, ‘los niños van aprendiendo el castellano, tanto más que están en la misión para ser escolarizados y el personal que se ocupa de ello (jóvenes acólitos recién llegados de Europa y profesores mestizos) no está en condiciones de dar clases en shuar —además se ve siempre menos la necesidad de valorizar el idioma nativo, antes bien, se abre camino la idea que el bien mayor para la nueva generación es aprender de una vez y de manera generalizada el castellano, lengua nacional» 4.

En esta misma perspectiva, en el año de 1963 se promueve en la zona andina, principalmente en las provincias centrales del país, la creación de las Escuelas Radiofónicas Populares de Chimborazo. En ambos casos la creación de dichos sistemas tiene como prioridad la castellanización de la población, es decir, la integración de las comunidades indias. En ambos casos también la intervención de la iglesia católica y evangélica están presentes y su objetivo, por lo tanto, es lograr la conversión de los comuneros. Por esa razón se pone mucho énfasis en la formación de catequistas indios, que se convierten en una especie de promotores espirituales de las comunidades y que más tarde se transformarán —en algunos casos— en sus principales dirigentes.

Paralelamente a este proceso las organizaciones sindicales promueven el fortalecimiento de sus sindicatos con el acompañamiento de comuneros de las comunidades que participan en diferentes eventos organizativos, y que poco a poco van asumiendo roles de liderazgo en las comunidades, liderazgo que se rige bajo la tutela de líderes no indios que son los portavoces, los voceros oficiales de exigir ante los gobernantes el reconocimiento de los derechos de las comunidades indias. Esto es notorio sobre todo en las provincias centrales de la región andina del Ecuador. Tal experiencia, sin embargo, permite trazar los puentes necesarios entre las diferentes comunidades del país y facilita la gestación del movimiento indio; en el caso de la Sierra, con la creación del Movimiento Ecuador Runakunapak Rikcharimui, ECUARUNARI (1972).

¿En qué medida influye el surgimiento del Movimiento indio en el sistema educativo? Los procesos anteriormente señalados se complementan con el surgimiento de movimientos culturales que surgen en la provincia de Imbabura, movimientos que, aparte de reivindicar los derechos económicos de las comunidades, reivindican el derecho a ser reconocidos como pueblos y culturas. Estos planteamientos se complementan con las reivindicaciones de las comunidades del centro y sur del país, y van definiendo con mayor precisión su plataforma de lucha y el derecho sobre todo a la autogestión de su proceso. La autogestión significa asumir el mando del movimiento indígena y constituirse en los portavoces directos de sus propias demandas.

Estos cambios, por otra parte, coinciden con la finalización de la dictadura existente en el país (1979), y la reforma de la Constitución política, reforma que, por una parte, reivindica el derecho de los analfabetos al voto y la reafirmación de la existencia del kichwa como una de las lenguas existentes en el país. El retorno al régimen democrático se caracteriza por su visión renovadora y democrática, por la implementación de programas sociales que valorizan el mejoramiento de la calidad educativa y el reconocimiento de la lengua materna como instrumento de educación, inaugurando entonces el primer programa de alfabetización bilingüe, en el cual tiene una importante participación la Universidad Católica de Quito a través del Centro para la Investigación de la Educación Indígena, CIEI. La implementación de este programa y la creación de este Centro constituyen un referente fundamental en el proceso organizativo de las comunidades y en el desarrollo del mismo sistema educativo, importante no solamente por el hecho de tener la iniciativa de promover desde el Estado un programa de alfabetización bilingüe, sino por el hecho de permitir, aunque con ciertos recelos, la participación de las organizaciones indias del país como un mecanismo de garantizar la transparencia de los objetivos del programa.

La creación de este Centro tiene su importancia porque en su propuesta plantea la incorporación de estudiantes, profesionales, promotores, indios y mestizos que lleven adelante el programa. Es importante sobre todo porque se convierte en un espacio de encuentro entre individuos pertenecientes a diferentes grupos étnicos: otavalos, kayanpis, salasacas, puruhaes, chibuleos, cañaris, saraguros, kichuas amazónicos, etc. El Centro es un núcleo fundamental desde donde se expanden las diferentes propuestas, visiones que se discuten al interior de los grupos de trabajo; su expansión llega entonces al seno de las organizaciones, y, por ende, de las comunidades.

El Centro, el desarrollo del programa de alfabetización, de hecho respondía a expectativas de los gobernantes social demócratas, pero en definitiva es la única propuesta que con un enfoque más real está presente en la construcción de una nueva propuesta educativa. Con la inauguración de este programa podríamos afirmar que se inicia la gestación de un modelo educativo que trata de responder a las expectativas de la sociedad indígena y de la sociedad nacional en general. La existencia de este programa inaugura, por otra parte, el surgimiento de varias propuestas educativas que de forma independiente o ligadas a instancias gubernamentales fomentan el desarrollo de nuevas propuestas metodológicas que enriquecen el análisis educativo y la definición de las mismas.

Paralelamente a esta dinámica, el movimiento indio el año de 1980 constituye el Consejo de Coordinación de las Nacionalidades Indígenas del Ecuador, CONACNIE, que revisa su plataforma de lucha y da un giro fundamental en sus reivindicaciones. Los planteamientos, entonces, ya no se restringen únicamente a la lucha por la tierra y a mejoras económicas; sus propuestas van más allá y reclaman su derecho a ser considerados como pueblos, culturas con identidad y personalidad propia, que reivindican su derecho al territorio y a su autogestión.

La organización india se consolida, y para 1986 los delegados de las diferentes comunidades y pueblos toman la decisión de definir mejor a su organización y constituyen la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador, CONAIE. En sus propuestas está presente la creación de un sistema educativo que responda a las expectativas de los pueblos indios, misma que logra concretarse el año de 1988 con la creación de la Dirección Nacional de Educación Intercultural Bilingüe, DINEIB.

La creación de la DINEIB y de sus respectivas oficinas provinciales constituye la reivindicación más importante en la década del 80, importante por el hecho de lograr que el Estado ecuatoriano, a través del Ministerio de Educación y Cultura, reconozca en primera instancia la existencia de una instancia educativa semiautónoma, regida y controlada por las organizaciones indias y facultada a diseñar sus propios programas de educación, un logro fundamental que, sin embargo, se convierte en una debilidad interna por varias razones: politización de la dirigencia; ausencia de cuadros preparados en el campo educativo; existencia de una población aculturada y con baja autoestima; inexistencia de presupuestos que contribuyan al desarrollo educativo.

En este proceso de poder construir una propuesta educativa que responda a las expectativas de las comunidades indias, la dirigencia india pierde la oportunidad de construirla por los altos índices de politización. La designación de las autoridades de dichas instancias se reduce a una repartición de cuotas, sin tomar en consideración el perfil técnico y profesional de los candidatos. Lo único que prevaleció fue el nivel de influencia y parentesco de los candidatos; esa situación contribuye a que las comunidades de base pierdan la oportunidad de contar con una propuesta de educación que les ayude a superar los altos índices de pobreza en los que se debaten.

A esto se suma, además, la inexistencia de suficientes cuadros para enfrentar la problemática educativa; los pocos que existían son excluidos por la dirigencia, y si son tomados en cuenta se los asigna como profesores a lugares distantes de los centros poblados o en puestos secundarios que no impliquen asumir responsabilidades de dirección. La ausencia de cuadros, por lo tanto, motiva a que se promuevan procesos acelerados de formación, es decir, se identifica a personas que hayan terminado los estudios de primaria o, en su defecto, el ciclo básico; en pocos casos que hayan culminado el bachillerato. Una salida inadecuada, con lo cual nuevamente se pone en riesgo la posibilidad de construir una propuesta educativa que cubra las expectativas de las comunidades, mucho más cuando la complejidad educativa en sociedades semibilingües y oprimidas requieren de un conocimiento profundo de metodologías y pedagogías que ayuden a sacar del fondo el deseo de apropiarse del conocimiento, de aprender a leer y a escribir.

De hecho el asunto educativo no es fácil, y en medio de este campo minado de imprecisiones se presenta un problema adicional: el blanqueamiento de la conciencia de las comunidades, el autorracismo, el autodesprecio, la desconfianza en su semejante. La confirmación de cómo el sistema ha logrado blanquear la conciencia de las comunidades en el sentido de que el individuo desprecie su origen, su cultura, su idioma, se sienta inferior y valore por otra parte la cultura dominante; la constatación de dicha realidad es muy fuerte, al punto que al momento en que los directores indios debían asumir las direcciones de las escuelas bilingües tuvieron que experimentar agresiones masivas de las comunidades que rechazaban su presencia, bajo la idea de que siendo un indio no está listo ni en capacidad de asumir la dirección y de ser reconocido como tal por parte de los padres de familia, demandando por lo tanto la vigencia del sistema hispano y autoridades mestizas. Esta situación logra superarse años más tarde, pero en su momento constituyó una causa más para restringir la posibilidad de contar con modelos educativos de carácter alternativo.

Esta tragedia se complementa con la falta de apoyo gubernamental: por una parte, instancias educativas como la Dirección de Educación Hispana rechazan la posibilidad de convivir al lado de un sistema orientado para los pueblos indios y lo confrontan con tintes racistas y excluyentes; por otra parte, el mismo Estado, si bien crea dicha instancia como una estrategia política, no tiene la suficiente voluntad para dotar de los recursos necesarios al sistema bilingüe, el presupuesto es restringido y a duras penas logra cubrir las demandas de carácter administrativo: en suma, el sistema educativo indio es visto como el patito feo de la educación.

Pese a los aspectos negativos que hemos anotado anteriormente, los aportes que brinda el movimiento indio se centran en la existencia de propuestas renovadoras, valorando el bilingüismo del país, la interculturalidad, la diversidad, el multiculturalismo, etc., conceptos que hacen una clara alusión a las políticas homogeneizantes e integracionistas del modelo educativo tradicional que se aplica en el país, conceptos que se han constituido en los generadores del debate en el campo de la identidad cultural y de la misma educación.

5. Sociedades multiculturales y educación

¿Cómo hacer realidad la existencia de una propuesta educativa que responda a la diversidad del país, a su multiculturalidad?

En la experiencia ecuatoriana hemos experimentado procesos interesantes que han marcado hitos que orientan los cambios sociales y culturales. Se han dado pasos importantes como los siguientes:

En 1990 el movimiento indio realiza el Levantamiento Nacional de los pueblos indios; esta rebelión contribuye en varios sentidos: fortalece la autoestima de la población india, reafirmando su identidad y superando en parte la actitud de conformismo y autodesprecio que la colonia y la república lograron cimentar en la conciencia de las comunidades; contribuye a que el movimiento indio y su población sean considerados como sujetos políticos, sujetos sociales, al mismo tiempo que se convierte en un referente nacional e internacional para los pueblos indios y movimientos sociales de otros países; la rebelión contribuye, además, a que la población no india —académicos, intelectuales, artistas— analice a pronfundidad el tema de la identidad cultural, planteándose como meta el aceptar su condición de mestizos; contribuye a que el tema del racismo sea analizado como un tema que interfiere y limita el desarrollo de la sociedad. El levantamiento en sí marca muchos cambios que son necesarios en la adecuación de espacios adecuados que permitan diseñar sociedades diversas e interculturales.

En 1992 la celebración de los quinientos años de resistencia y la marcha de los pueblos indios de la Amazonia, permiten sensibilizar y sobre todo hacer conciencia de la realidad histórica que ha tenido que vivir la sociedad ecuatoriana. La década del 90 está plagada de una serie de rebeliones indias que obligan necesariamente a que la historia de la sociedad ecuatoriana dé giros importantísimos, como el hecho de lograr que en el año 98 se realice la Asamblea Nacional Constituyente, en la cual los pueblos indios, en un trabajo coordinado entre la CONAIE y los asambleístas, logran cambios sustanciales en la nueva Constitución. Por una parte, en su artículo primero declara el carácter pluricultural y multilingüe del Estado ecuatoriano, y, por otra, incluye una sección en donde se reconoce los derechos de los pueblos indios a ser reconocidos como pueblos o nacionalidades; es decir, luego de más de quinientos años los pueblos indios logramos recuperar nuestro derecho a ser reconocidos como una entidad histórica que se ha mantenido en permanente movilidad. A este logro constitucional se suma, además, la ratificación del convenio 169 de la OIT, que también reconoce y ampara los derechos de las comunidades indias a ser consideradas como pueblos. El reconocimiento es refrendado por el Congreso Nacional y el Gobierno, un reconocimiento que de una u otra forma va creando condiciones básicas para ir generando cambios al interior de la sociedad ecuatoriana.

¿En qué dimensión deben generarse los cambios para tener la posibilidad de construir sociedades multiculturales?

Los cambios deben darse en varias dimensiones: en la mentalidad de la población india, logrando que ésta recupere su memoria histórica, esté consciente y orgullosa de su identidad cultural y tenga la suficiente valentía, dignidad, para saber asumirla y defenderla. Esto se complementa con la toma de conciencia de la población mestiza, con la superación de los prejuicios raciales que condicionan sus actitudes, su comportamiento y la aplicación de políticas que perjudican al pueblo indio en particular y a la población mestiza en general. Con la modificación de las estructuras del Estado a la realidad multicultural del país, al momento la actitud de las entidades públicas siguen manteniendo el rostro del Estado homogéneo e integracionista que pregonaba la Constitución anterior a la del 98. Al momento no se nota en los gobernantes, en los políticos del país, la suficiente voluntad política para cimentar los cambios que se requieren para la existencia, la institucionalización de una sociedad diversa y multilingüe, de una sociedad que, aparte de responder a su realidad, debe acoplarse además a la realidad del mundo. En sí se requiere de una toma de conciencia de alto nivel, una toma de conciencia que se proponga crear sociedades liberadas de cualquier cálculo económico o cultural, sociedades que estén en la posibilidad de disfrutar de todos los adelantos tecnológicos científicos que el conocimiento universal ofrece en la actualidad.

En la actualidad y en el caso ecuatoriano, se han dado pasos importantes como el hecho que anotábamos anteriormente de contar con un marco constitucional que reconoce la existencia de los pueblos indios; como el hecho de constatar la existencia de una Dirección Nacional de Educación Indígena y de sus respectivas oficinas provinciales, que en la actualidad se encuentran en una etapa de transición porque su objetivo actual es constituirse en direcciones de educación de cada pueblo y nacionalidad; como el mismo hecho de constatar que en la propuesta educativa se plantea como algo novedoso el principio de la interculturalidad, como un mecanismo de garantizar el respeto hacia el otro. Propuestas, esfuerzos que siendo muy ricos en su discurso, en la práctica no encuentran el sustento suficiente para aplicarlo; tampoco encuentran respuesta y espacios adecuados en los gobernantes, y sobre todo actúan desarticulados y huérfanos de un trabajo sostenido por parte de los propios interesados, es decir, del movimiento político indio.

Pese a esta situación, es necesario que el tratamiento de la educación se lo analice con mayor profundidad y se fomente una conciencia ciudadana que tenga la suficiente lucidez en rechazar sistemas educativos que están orientados a fomentar sociedades resignadas y conformistas, sociedades pasivas que se ajustan a los intereses económicos y políticos de quienes controlan el poder; una conciencia ciudadana lo suficientemente clara para exigir la implementación de sistemas educativos que, respondiendo a la diversidad cultural de su realidad histórica y de su entorno social, sepa además responder a las actuales circunstancias mundiales que vivimos; un sistema educativo que en realidad contribuya a dignificar las condiciones de vida de las distintas sociedades, que puedan gozar y disfrutar de los avances tecnológicos y científicos de carácter universal, sin que nada de eso implique sacrificar su dignidad y su identidad cultural.

En la actualidad el propósito de ofrecer a la sociedad un nuevo modelo educativo está en gestación y se requiere del compromiso y la complicidad de todos los sectores de la sociedad, sobre todo de aquellos que históricamente han sido afectados. Sin ellos y sin contar con su compromiso, difícilmente se podrán realizar cambios sustanciales en los modelos educativos que en la actualidad están en vigencia.

Notas

1 De la Peña, Alonso (1771): Itinerario para párroco de indios, Madrid, facsímil.

2 Vargas, José María (1978): Historia del Ecuador: siglo XVI. Quito, Ed. PUCE.

3 Yánez Cossío, Consuelo (1989): Estado del arte de la educación indígena en América Latina. Ottawa, IDRC, 1989.

4 Citado por Bostasso, Juan. Los shuar y las misiones, Mundo Shuar, s.l., 1982.

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