Los comportamientos de disciplina e indisciplina en educación 
              física
            Juan Antonio Moreno Murcia *  
              Eduardo Cervelló Gimeno ** 
              Celestina Martínez Galindo, Néstor Alonso Villodre 
              *** 
            SÍNTESIS: El objetivo de este estudio es adentrarse 
              en el conocimiento de los comportamientos de disciplina e indisciplina 
              que tienen lugar en Educación Física con el fin de 
              proporcionar una serie de pautas de actuación que faciliten 
              la aparición de conductas disciplinadas, así como 
              la erradicación de comportamientos indisciplinados en el 
              aula. Para ello, se conceptualiza el término "disciplina" 
              dentro del entorno educativo, se indican las principales causas 
              que inciden en la aparición de conductas indisciplinadas, 
              se presentan diferentes propuestas de intervención, y basándose 
              en las principales investigaciones relacionadas con la materia, 
              se muestran algunas prospectivas de investigación. Los resultados 
              de los estudios revisados exponen, en general, que los problemas 
              de disciplina en el ámbito educativo resultan comunes en 
              todas y cada una de las áreas que constituyen el currículo 
              de educación, llegando a producir serias consecuencias en 
              el proceso de enseñanza-aprendizaje del alumno, y a dejar 
              profundas secuelas en la labor desempeñada por el profesor. 
            SÍNTESE: O objetivo deste artigo é penetrar 
              no conhecimento dos comportamentos de disciplina e indisciplina 
              que têm lugar nas aulas de Educação Física, 
              a fim de proporcionar uma série de pautas de atuação 
              que facilitem o aparecimento de condutas disciplinadas, assim como 
              a erradicação de comportamentos indisciplinados em 
              sala de aula. Para isso, conceitua-se o termo "disciplina" 
              dentro do espaço educativo, indicam-se as principais causas 
              que incidem no aparecimento de condutas indisciplinadas, apresentam-se 
              diferentes propostas de intervenção e, baseando-se 
              nas principais pesquisas relacionadas com a matéria, mostram-se 
              algumas prospectivas de pesquisa. Os resultados dos estudos revisados 
              expõem, em geral, que os problemas de disciplina no âmbito 
              educativo resultam comuns em todas e cada uma das áreas que 
              constituem o currículo de educação, chegando 
              a produzir sérias conseqüências no processo de 
              ensino-aprendizagem do aluno, e a deixar profundas seqüelas 
              no trabalho desempenhado pelo professor. 
             
              ABSTRACT: The goal of this research is to have more insight 
                into disciplined and undisciplined behavior that take place during 
                Physical Education classes, in order to set action guidelines 
                that encourage disciplined behavior and discourage undisciplined 
                behavior in the classroom. With this aim, the term discipline 
                is conceptualized regarding the educational environment, the main 
                causes of undisciplined behavior are pointed out, and different 
                intervention proposals are presented. Then, based on outstanding 
                subject related research, prospective research is outlined. The 
                outcome of these studies reveal, in general terms, that disciplinary 
                problems appear in every single area of the curricula. These problems 
                might have a deep impact on the students' teaching-learning process 
                and can seriously affect teachers' performance. 
             
            1. INTRODUCCIÓN
            Uno de los aspectos que más inquieta a los profesionales 
              e investigadores en el campo de la educación física 
              es la comprensión de los mecanismos cognitivos relacionados 
              con los comportamientos disciplinados e indisciplinados que tienen 
              lugar en la clase de Educación Física (Lewis, 2001; 
              Siedentop, 1991), debido a que conseguir conductas pro-sociales 
              en los niños y jóvenes constituye uno de los objetivos 
              que debe cumplir el entorno educativo (Muñoz, Carreras y 
              Braza, 2004). Por ello, se considera a la disciplina como uno de 
              los aspectos pedagógicos más importantes y difíciles 
              de tratar que conciernen al ámbito educativo (Kiridis, 1999), 
              ya que sin ella, la enseñanza resultará inefectiva 
              (Dreikurs y otros, 1982). 
            En este sentido, según Parker (1995), el indicador más 
              significativo de éxito en la enseñanza hace referencia 
              al comportamiento disciplinado en el aula. Desafortunadamente, hoy 
              en día la mayoría de la población tiene una 
              visión distorsionada de lo que es realmente la disciplina, 
              así como un engañoso concepto de por qué carecemos 
              de ella en el entorno educativo (Dreikurs y otros, 1982). 
            Los problemas de disciplina en el ámbito educativo resultan 
              comunes en todas y cada una de las áreas y asignaturas que 
              constituyen el currículo de educación (Ishee, 2004), 
              llegando a producir serias consecuencias en el proceso de enseñanza-aprendizaje 
              al limitar el tiempo de aprendizaje del alumno (Fernández-Balboa, 
              1991). Del mismo modo, los comportamientos indisciplinados de los 
              alumnos, a menudo, representan una fuente de estrés profesional, 
              así como de cuestionamiento de la labor desempeñada 
              por parte del profesor (Graham, 1992), generando distracción, 
              preocupación e incluso abandono de la profesión (Fernández-Balboa, 
              1991), afectando esta situación, fundamentalmente, a los 
              profesores novatos (Borko, Lalik y Tomchin, 1987). 
            En esta línea, preocupados por esta situación, el 
              siguiente estudio tiene como objeto adentrarse en el conocimiento 
              de los comportamientos de disciplina e indisciplina que tienen lugar 
              en el aula de Educación Física, porque tal y como 
              indica Ishee (2004), una mayor comprensión de la percepción 
              que tanto profesores como alumnos tienen de las conductas que se 
              dan en el aula, conducirá a caminos más efectivos 
              de control y, en definitiva, de disciplina en el entorno educativo. 
            2. CONCEPTO DE DISCIPLINA-INDISCIPLINA
            2.1 Disciplina 
            No existe una definición específica y generalizada 
              del término disciplina, debido a que cada educador formula 
              su definición en función de los propósitos 
              educativos personales. Aun así, existe una extensa documentación 
              al respecto, la cual abordamos en este apartado. 
            Desde un punto de vista etimológico, el término "disciplina" 
              proviene de la misma raíz que "discípulo" 
              y "discente". Su significado implica la relación 
              existente entre el maestro, la enseñanza, la educación 
              y el propio discípulo. Así, se habla de disciplina 
              escolar cuando se hace referencia a las peculiares relaciones que, 
              en orden a la educación, se establecen entre elementos personales 
              (docentes y discentes) en una institución educativa (Gómez, 
              Mir y Serrats, 1999). 
            En este sentido, se considera a la disciplina como un componente 
              importante dentro del ámbito de la educación, pudiendo 
              ser abordada desde un punto de vista positivo o negativo (Siedentop, 
              1991). De esta forma, un acercamiento positivo haría referencia 
              a la definición de disciplina como "comportamiento consistente 
              en las metas educacionales de una situación específica", 
              mientras que la definición de disciplina desde un punto de 
              vista negativo haría referencia a la definición referente 
              a "ausencia de comportamientos apropiados" o "castigo 
              llevado a cabo para evitar comportamientos no apropiados". 
              Entendiendo por comportamiento apropiado aquella conducta coherente 
              con las metas educacionales de un escenario educacional específico. 
            2.2 Indisciplina 
            Según Sáenz-López (1997), la dirección 
              de la clase abarca numerosos aspectos, siendo uno de los más 
              relevantes el que hace referencia a la organización y la 
              disciplina, ya que sin esta no se podrán llevar a cabo los 
              objetivos planteados, las clases resultarán desordenadas 
              y el mayor tiempo quedará supeditado a la "lucha" 
              contra los discentes. En este sentido, cuando se habla de control 
              de la clase, se hace referencia a un amplio rango de comportamientos 
              por parte del profesor, siendo el más crítico el control 
              del comportamiento de los alumnos. Según Fernández-Balboa 
              (1991), el mal comportamiento puede desestabilizar tanto a los alumnos 
              como a los profesores, pudiendo, a su vez, contribuir a la generación 
              de sentimientos de decepción, estrés y burnout (abandono) 
              en los docentes (McCormack, 1997). A estos comportamientos se los 
              denomina "comportamientos disruptivos". 
            3. PREDICTORES DE CONDUCTAS INDISCIPLINADAS.CAUSAS DE INDISCIPLINA
            Los comportamientos disruptivos son, casi siempre, consecuencia 
              de una serie de condiciones y factores desfavorables que actúan 
              sobre el pensamiento de los educandos perjudicando el desarrollo 
              normal del centro escolar (Romi y Freund, 1999). 
            Las soluciones factibles que pudieran ofrecerse pasan necesariamente 
              por la realización de estudios donde se identifiquen las 
              posibles causas de estos comportamientos indisciplinados para, de 
              este modo, poder intervenir sobre ellas. Así, las causas 
              que conllevan la aparición de conductas indisciplinadas en 
              la clase de Educación Física pueden ser categorizadas 
              en cuatro factores, impresos todos ellos en el entorno del alumno: 
              factores sociodemográficos, factores educativos (dentro de 
              los cuales se distinguen tres subfactores: estilos de enseñanza, 
              características personales del alumno y características 
              personales del profesor), factores sociales y factores familiares. 
             
               Factores sociodemográficos. Tales como el género 
                del alumno (Jenson y Howard, 1999), vivir en condiciones de pobreza 
                (Bolger, Patterson, Thompson y Kupersmidt, 1995), vivir en familias 
                monoparentales (Astone y Mc Lanahan, 1991), han sido asociados 
                con mayores incidentes antisociales, así como con mayores 
                problemas de comportamiento (Patterson, Kupersmidt y Vaden, 1990). 
                Contrariamente, factores tales como la raza o la etnia de los 
                sujetos no han sido consistentemente asociados con altos niveles 
                de comportamientos disruptivos en los alumnos (Willians, Ayers 
                y Arthur, 1997).  
               Factores educativos. Según Calvo (2002), el 5% 
                de las causas es atribuido a la administración educativa 
                (por ejemplo, falta de medidas preventivas, normativa inadecuada 
                para regular los conflictos, etc.) y el 9% a motivos escolares 
                (por ejemplo, aplicación defectuosa de normas, actitud 
                inadecuada del profesorado de ESO, etc.). En relación a 
                los estilos de enseñanza, Matsagouras (1999) encontró 
                que las conductas de los alumnos en clase de Educación 
                Física se encontraban relacionadas con los métodos 
                de enseñanza empleados por el profesor, siendo los métodos 
                reproductivos y autoritarios los principales predictores de conductas 
                indisciplinadas. En esta línea, según Paulson, Marchant 
                y Rothlisberg (1998), los centros educativos que desarrollan buenas 
                relaciones entre padres y profesores, así como entre profesores 
                y padres y propugnan altas expectativas académicas y comportamentales 
                en sus alumnos, presentan bajos niveles de comportamientos disruptivos 
                en las aulas. 
              En relación al profesor, Papaioannou y otros (1999) categorizaron 
                las causas de indisciplina en referencia a las características 
                personales del profesor, así como a su organización 
                del proceso educativo. Del mismo modo, Fernández-Balboa 
                (1990) señaló como principal causa de las conductas 
                de indisciplina que ocurren en el aula de Educación Física 
                en relación al profesor, las características personales 
                presentadas por los profesores principiantes, siendo estos los 
                que sufren de forma más directa, e incluso más severa, 
                las consecuencias derivadas de las conductas disruptivas de los 
                discentes. En este sentido, señaló tres factores 
                influyentes en los problemas de disciplina de los profesores novicios: 
                falsas expectativas acerca de lo que ocurre en el aula, preocupación 
                personal por la enseñanza y carencia de responsabilidad 
                para sus propias decisiones y acciones. 
              En relación al alumno, según Calvo (2002), el 44% 
                es atribuido a causas personales de los alumnos, tales como temperamento, 
                problemas de personalidad, conducta antisocial, etc. En esta línea, 
                la investigación llevada a cabo por J. P. Brunelle, J. 
                Brunelle, J. Gagnon, R. Goyette, D. Martel, A. Marzouk y C. Spallanzani 
                (1992) atribuye las causas del comportamiento disruptivo a las 
                características personales de los alumnos dentro del centro 
                educativo, más que a factores que pueden tener un cierto 
                control, tales como el modo de organización de las actividades 
                (Fernández-Balboa, 1991), en contradicción a lo 
                indicado por Papaioannou y otros (1999). En este sentido, según 
                Tinning (1987), las acciones indisciplinadas de los alumnos causan 
                considerables problemas al impedir el desarrollo de la clase, 
                así como el estado de flow del alumno en la lección, 
                cuyas consecuencias repercuten, fundamentalmente, en los profesores 
                novatos quienes, a su vez, señalan como principales conductas 
                indisciplinadas, la pasividad de los alumnos en el proceso de 
                enseñanza-aprendizaje y el hablar durante el transcurso 
                de la clase (McCormack, 1997). En esta línea, según 
                Chen y Dornbusch (1998), los alumnos con altas expectativas académicas 
                y altos niveles de compromiso escolar presentan niveles más 
                bajos de comportamientos disruptivos que aquellos con bajos niveles 
                de expectativas y compromiso escolar. 
               Factores sociales. Según Calvo (2002), el 10% de 
                las causas se sitúan en la esfera social (por ejemplo, 
                publicidad, radio, televisión, ausencia de patrones conductuales 
                adecuados, etc.). Así, unidos al ambiente educativo, los 
                problemas de disciplina se encuentran relacionados, del mismo 
                modo y de forma directa con el entorno familiar y social en el 
                que se encuentra el alumno, siendo éste, a su vez, el entorno 
                en el que se asientan las normas establecidas y en el que se producen 
                las conductas de indisciplina (Goyette, Dore y Dion, 2000), ya 
                que si se ignora el entorno del alumno, tan solo se estará 
                obteniendo una visión parcial de lo que ocurre en el aula 
                (Goyette, Dore y Dion, 2000). En definitiva, los comportamientos 
                indisciplinados de los alumnos presentan una estrecha relación 
                con el entorno social en el que se desenvuelve el alumno, de tal 
                manera que aquellos que se encuentren en entornos caracterizados 
                por actividades criminales y de bandas, violencia, concentraciones 
                de familias pobres, edificios abandonados o en ruinas, carencia 
                de supervisión y carencia de preocupación por el 
                barrio, presentarán mayores índices de conductas 
                indisciplinadas tanto en la sociedad en general como en el centro 
                educativo en particular. 
               Factores familiares. El 32% es atribuido a causas familiares, 
                tales como la separación de los padres, divorcio, trabajo 
                de ambos cónyuges, permisividad, sobreprotección, 
                incumplimiento de castigos y promesas, etc. (Calvo, 2002). En 
                este sentido, el nivel de implicación de los padres en 
                el proceso educativo de sus hijos se relaciona con el desarrollo 
                de problemas de conductas y los comportamientos manifestados por 
                sus hijos en el aula. Por ello, aquellos padres que se implican 
                en el desarrollo de sus hijos (Hennan, Dornbusch, Herron y Herting, 
                1997), que proporcionan mayores aspectos emocionales (Stormshak, 
                Bierman, McMahon y Lengua, 2000), y supervisan de forma consistente 
                sus actividades (Hennan y otros, 1997), provocarán altos 
                niveles de competencia académica, así como escasos 
                problemas de comportamiento (Resnick y otros, 1997). Contrario 
                a estas aportaciones, Mantzicopoulos (1997) defiende que un excesivo 
                control parental del éxito académico de sus hijos 
                (por ejemplo, tener altas expectativas como el acceso a estudios 
                universitarios, etc.), puede provocarles un efecto inverso, desencadenando, 
                por lo tanto, bajos niveles académicos así como 
                conductas indisciplinadas. 
             
            Es posible que todas estas causas estén contribuyendo en 
              distinta medida al deterioro de la convivencia escolar y probablemente 
              sea necesario intervenir sobre ellas desde distintas instancias, 
              así como profundizar en el análisis de en qué 
              medida contribuye cada causa a la aparición del problema 
              (Muñoz, Carreras y Braza, 2004). 
            4. PROPUESTAS DE INTERVENCIÓN
            Como hemos podido observar, los problemas de disciplina constituyen 
              un conflicto de interés importante entre el profesor y los 
              alumnos dentro del aula de Educación Física. Para 
              solucionarlos, diferentes autores han desarrollado una amplia variedad 
              de aproximaciones prácticas orientadas a la disminución 
              y, fundamentalmente, a la disipación de las conductas disruptivas. 
            Uno de los pioneros en aportar posibles soluciones fue Vygotsky 
              (1978), quien defendió que el impacto de las reglas establecidas 
              en las acciones de los alumnos podía ser evaluado mediante 
              el proceso de interiorización. El concepto de interiorización 
              fue descrito por este autor como el proceso de adquisición 
              del lenguaje y el desarrollo de altas funciones mentales, el que 
              tiene lugar en un período largo de tiempo y fue descrito 
              en cuatro fases: 
             
               Los alumnos actúan espontáneamente e independientemente 
                de las reglas. 
               Los alumnos actúan en concordancia con las reglas 
                pero sin comprender la utilidad de la acción (lazos externos 
                entre las reglas y la acción). 
               Posteriormente usan las reglas para crear vínculos 
                internos (artificiales) con la acción. 
               Finalmente interiorizan las reglas para elaborar nuevos 
                vínculos. 
             
            Del mismo modo, Brophy y Rohrkemper (1981) desarrollaron una aproximación 
              centrada en el predictor de conductas indisciplinadas referente 
              a las características personales del profesor, indicando 
              dos elementos del contexto a tener en cuenta para el control de 
              los comportamientos: la intensidad del mal comportamiento y la causa 
              de la aparición del comportamiento disruptivo atribuida por 
              el profesor. 
            Siguiendo en esta línea, Kennedy (1982) añadió 
              un tercer elemento a tener en cuenta: la naturaleza de la reacción 
              manifestada inmediatamente después del comportamiento. Según 
              este autor, en el ámbito de la educación física, 
              el profesor emplea dos tipos de reacciones combinadas dentro de 
              una secuencia específica como respuesta a una conducta indisciplinada: 
             
               Reacción directa para frenar la manifestación 
                del mal comportamiento. 
               Reacción indirecta para explicar a sus alumnos 
                las consecuencias del comportamiento ocurrido y conseguir la comprensión 
                racional de sus alumnos. 
             
            Posteriormente, Fernández-Balboa (1990) desarrolló 
              un proceso denominado "asertividad", orientado, fundamentalmente, 
              al profesor novato, que implica el seguimiento de una serie de pasos: 
             
              1. Describir el comportamiento sin emitir juicios. 
              2. Expresar los sentimientos propios del profesor. 
              3. Conocer los sentimientos de los alumnos. 
              4. Explicar los efectos que los comportamientos producidos tienen 
                en el profesor y en el resto de la clase. 
              5. Establecer expectativas para futuros comportamientos, con 
                el fin de reforzar el buen comportamiento. 
              6. Establecer consecuencias para el comportamiento indeseado. 
              7. Finalizar la actuación de forma positiva. 
             
            En definitiva, el proceso de asertividad desarrollado por Fernández-Balboa 
              (1990) aporta efectos beneficiosos tanto a los alumnos (les proporciona 
              expectativas hacia su comportamiento, una buena auto-imagen, así 
              como actitudes positivas que permiten, a su vez, fomentar sentimientos 
              positivos hacia el profesor, incrementar la cooperación y 
              los deseos del alumno por mejorar), como al profesor (les alivia 
              sentimientos de ansiedad, incrementa sentimientos de seguridad en 
              su profesión y establece un ambiente de trabajo en el que 
              impera la cooperación, el respeto mutuo y el aprendizaje). 
            En relación con la aportación del docente al fomento 
              de conductas disciplinadas en clase de Educación Física, 
              Villar (1993) defiende que una actitud docente adecuada disminuye 
              los problemas de disciplina, permite el control del grupo y otorga 
              al profesor más tiempo para la corrección y retroalimentación 
              a los alumnos, aumentando la participación y la eficacia 
              de los mismos en el aula, y consecuentemente, el aprendizaje, viéndose 
              favorecidos todos estos factores por un clima implicante a la tarea. 
            En este sentido, Downing (1996) demostró el excesivo empleo 
              de métodos reactivos por parte de algunos profesores para 
              solucionar los problemas de comportamiento que tienen lugar en el 
              aula, empleo que, según el autor, implica a su vez una serie 
              de problemas tales como: 
             
               El castigo puede resultar a menudo inapropiado. 
               Los alumnos pueden no comprender las razones del castigo. 
               El castigo puede reforzar los comportamientos inapropiados. 
               Los alumnos, a lo largo del tiempo, pueden desarrollar 
                odio y/o miedo a la persona que impone el castigo. 
             
            En definitiva, los incidentes derivados del comportamiento reactivo 
              reducen el tiempo de aprendizaje académico en las clases 
              de Educación Física. Por el contrario, los comportamientos 
              activos proporcionan una aproximación sistemática 
              para reducir los problemas de comportamiento e incrementan el tiempo 
              de los alumnos dedicado a la tarea. Según este autor, los 
              alumnos que exhiben problemas de comportamiento en el aula, a menudo, 
              demuestran bajos niveles de habilidad psicomotriz. La aproximación 
              práctica para rectificar este problema defendida por Downing 
              (1996) consistió en modificar las instrucciones referentes 
              a las deficiencias de habilidad de los alumnos, de tal manera, que 
              cuando estos incrementaran su nivel de competencia en las habilidades, 
              normalmente, exhibirían altos niveles de motivación 
              para aprender y, consecuentemente, escasos problemas de comportamiento. 
              Del mismo modo, reduciendo los problemas de disciplina, deberíamos 
              incrementar el aprendizaje de las habilidades y proporcionar, así, 
              mayor tiempo dedicado al aprendizaje de los acontecimientos que 
              tienen lugar en el aula. Por ello, Downing (1996) defiende la utilización 
              de un programa de disciplina activo en Educación Física, 
              constituido por las siguientes fases: establecer reglas, crear un 
              recordatorio para mantener el sistema, determinar un procedimiento 
              para proporcionar feed-back individual y grupal, y determinar las 
              consecuencias del mal comportamiento individual y grupal. 
            Defensor de estos métodos fue Shute (1993), quien sugirió 
              la utilización de métodos positivos (Wheldall y Merrett, 
              1988), es decir, la utilización de métodos basados 
              en crear un ambiente donde se reduzcan las posibilidades de que 
              surjan comportamientos indeseados, en vez de centrarse en el castigo 
              (Kennedy y otros, 2001; Turnbull y otros, 2002). 
            Del mismo modo, Kovar, Ermler y Mehrhof (1992) indicaron que, con 
              frecuencia, tanto en las clases como en las aulas específicas 
              de Educación Física, el control de las conductas indisciplinadas 
              de los alumnos tiene su fundamentación teórica en 
              la teoría operante del comportamiento. La teoría operante 
              sugiere que la mayoría de comportamientos humanos ocurren 
              en respuesta a unos estímulos externos. Los comportamientos 
              son formados o dirigidos por las consecuencias de la acción 
              de la persona. Supuestamente, las acciones que son reforzadas serán 
              repetidas y las acciones que no son reforzadas no serán repetidas. 
              En este sentido, y según la teoría, las recompensas 
              serán dadas para apoyar el comportamiento apropiado y el 
              castigo para suprimir comportamientos inapropiados. Normalmente, 
              las reglas escritas y las declaraciones verbales son dadas por el 
              profesor para indicar comportamientos inapropiados y las consecuencias 
              de dichos comportamientos. 
            Al igual que lo defendido por Downing (1996), Kovar, Ermler y Mehrhof 
              (1992) indicaron que los profesores y alumnos obtendrán un 
              mayor beneficio creando un ambiente donde la mayoría del 
              tiempo de clase esté dedicado a la enseñanza y al 
              aprendizaje y no a la disciplina. En este ambiente, los estudiantes 
              emplearán el tiempo en la tarea más que en ser indisciplinados, 
              aprendiendo a elegir comportamientos apropiados en el aula, consiguiendo, 
              por lo tanto, conductas orientadas hacia la propia auto-disciplina. 
              Para estos autores, la relación entre profesor y alumnos 
              constituye un aspecto clave para establecer un ambiente donde la 
              mayoría del tiempo de clase esté dedicado a la enseñanza 
              y al aprendizaje y donde profesor y alumno se convierten en colaboradores, 
              no en adversarios. Para poder desarrollar un trabajo efectivo en 
              clase, los profesores deberán: procurar un ambiente cálido 
              y preocupado, establecer pocas normas y de forma positiva, guiar 
              a los alumnos a establecer sus propias normas de clase y enseñarles 
              a solu-cionar sus propios problemas de conducta y a reconocer sus 
              comportamientos desagradables, permitiéndoles hacerse responsables 
              de los mismos (Mapels, 1984). Por ello, estos autores discutieron 
              las razones de la teoría operante, por considerarlas no efectivas 
              para el control del comportamiento en el aula a largo plazo, y propusieron 
              un sistema de control a través del cual los alumnos crecerían 
              hacia la auto-disciplina. En definitiva, logrando que los alumnos 
              sean auto-disciplinados, se conseguirá que el alumno elija 
              su propio comportamiento, experimente las consecuencias de su conducta 
              y evalúe lo apropiado o no de ciertas acciones realizadas. 
            En relación con las hipótesis mantenidas por Downing 
              (1996) y Kovar, Ermler y Mehrhof (1992), Tinning (1992) defendió, 
              del mismo modo, que se puede entender la disciplina como un "continuo" 
              compuesto en un extremo por la disciplina dirigida por el docente 
              y en el otro por el auto-control del alumno. Así, en función 
              de los diferentes procedimientos didácticos empleados por 
              el profesor para conseguir el control y el orden en clase, la disciplina 
              se situará en un extremo u otro del "continuo". 
            Según los resultados encontrados, Haroun y O'Hanlon (1997) 
              desarrollaron un modelo de propuesta para la consecución 
              de la disciplina escolar. Este modelo requiere la implicación 
              de la totalidad de personal relacionado con el ámbito educativo 
              (padres, alumnos, profesores y administrativos). De tal manera que, 
              los alumnos mediante su propósito de auto-disciplina, los 
              padres mediante su compromiso con el desarrollo en el colegio de 
              normas claras y negociables, los administradores mediante la supervisión 
              del proceso de disciplina y los profesores mediante la implantación 
              de una enseñanza efectiva para el proceso de aprendizaje 
              de sus alumnos, contribuirán a la consecución del 
              éxito en el control de los problemas de disciplina, así 
              como del mantenimiento de comportamientos disciplinados en el alumno. 
              En definitiva, según estos autores, un buen programa de control 
              de comportamientos disruptivos en el ámbito educativo debería 
              enfatizar: 
            
               La totalidad de disciplina escolar: es decir, la implicación 
                de toda la comunidad del colegio (incluso padres) en el proceso 
                de disciplina. 
               La auto-disciplina y aceptación individual de las 
                normas del colegio. 
               La utilización de métodos positivos para 
                lograr la disciplina. 
               La implantación de normas sabidas, conocidas y 
                aceptadas por los alumnos y todo el personal educativo. 
               La enseñanza efectiva y el establecimiento de un 
                ambiente conducido hacia el aprendizaje del alumno y hacia el 
                buen comportamiento. 
               La implicación y cooperación de los padres. 
             
            Por su parte, Bergín y Bergín (1999) indicaron como 
              posibles aproximaciones para solucionar los problemas de disciplina 
              en el aula la repetición de normas preescritas y conocidas 
              con anterioridad por el alumno, sin formular amenazas, hasta conseguir 
              la aceptación o interiorización de las mismas por 
              el alumno. Recientemente, Supaporn, Dodds y Griffin (2003) indicaron 
              como conclusiones a su estudio diferentes ideas que pueden ser utilizadas 
              por los profesores para reducir los comportamientos indisciplinados 
              en el aula. En primer lugar, los profesores deberán identificar 
              y reforzar claramente las normas, rutinas y expectativas de la clase. 
              En segundo lugar, los profesores deberán proporcionar instrucciones 
              explícitas sobre la tarea con fuertes medidas cuantitativas 
              que limiten la negociación con los alumnos. En tercer lugar, 
              los profesores necesitarán tener una fuerte definición 
              personal de los comportamientos catalogados como malos o indisciplinados 
              y comunicar tal definición a sus alumnos. Por último, 
              los alumnos deberán interaccionar con los demás compañeros 
              con el fin de aumentar el aprendizaje mediante, por ejemplo, el 
              trabajo en grupo para buscar posibles soluciones a los problemas, 
              debido a que cuando los alumnos centran el foco de aprendizaje en 
              la socialización, se produce un mayor compromiso en el proceso 
              de enseñanza-aprendizaje. 
            5. Estudios que analizan las conductas disciplinadas en entornos 
              educativos
            En este apartado se presentan las aportaciones de una extensa revisión 
              de trabajos relacionados con los comportamientos de disciplina e 
              indisciplina, la motivación y otras variables. 
            5.1 Con relación a la motivación y las conductas 
              de disciplina 
            Diferentes investigaciones realizadas en la temática de 
              organización y dirección de la clase (Doyle, 1986) 
              han proporcionado estrategias útiles a los profesores y entrenadores 
              para minimizar el comportamiento apagado hacia la orientación 
              a la tarea o maestría. La mayoría de estas estrategias 
              se encuentran basadas en la idea de que los profesores pueden mantener 
              el orden en el aula mediante recompensas apropiadas a los comportamientos 
              ocurridos, previniendo o castigando el mal comportamiento. 
            En esta dirección, Hellison (1995) desarrolló una 
              serie de estrategias con el fin de ayudar a los alumnos a ser responsables 
              de su propio comportamiento. Estas estrategias recibieron el nombre 
              de "Modelo de responsabilidad", quedando estructuradas 
              en cinco niveles de desarrollo: irresponsabilidad, auto-control, 
              implicación, responsabilidad e interés. 
            En la misma línea, Ryan y Connell (1989) llevaron a cabo 
              un estudio para determinar las razones externas, de regulación 
              intrínseca, identificadas e intrínsecas más 
              destacadas por los alumnos para comportarse en el aula. Los datos 
              obtenidos confirmaron que los cuatro estilos reguladores pueden 
              ser ordenados a lo largo de una dimensión simple de auto-determinación. 
              Además, encontraron que el estilo más auto-determinado 
              (identificado e intrínseco) se encontraba positivamente relacionado 
              con sensaciones de disfrute en el centro educativo, trabajo con 
              esfuerzo, trabajo activo y percepción de un contexto autónomo 
              en el aula a diferencia de los estilos menos auto-determinados (externos 
              y de regulación intrínseca), que se relacionaron con 
              sentimientos de ansiedad y trabajo sin esfuerzo. 
            En base a estos modelos, Papaioannou (1998) realizó un estudio 
              en el que creó dos escalas para medir las razones de los 
              alumnos para ser disciplinados ("Reasons for Discipline Scale 
              - RDS"), así como las estrategias empleadas por los 
              docentes y percibidas por los alumnos para mantener la disciplina 
              en clase de Educación Física ("Strategies to 
              Sustain Discipline Scale - SSDS") y las relacionó con 
              la orientación moti-vacional del alumno, así como 
              con el clima motivacional percibido en clase. Los resultados obtenidos, 
              siguiendo en la idea de Villar (1993), demostraron que la orientación 
              a la tarea se encuentra positivamente relacionada con los motivos 
              de implicación en educación física, tales como 
              habilidad, desarrollo del fitness y afiliación, así 
              como con las respuestas intrínsecas motivadas para dicha 
              implicación, relacionándose estas respuestas con mayores 
              conductas positivas para ser disciplinados en clase, mientras que 
              la percepción de un clima implicante al ego fue positivamente 
              relacionado con las estrategias del docente que promueven un foco 
              de causalidad externo en el aula. 
            En definitiva, los resultados revelan que los profesores que promueven 
              una fuerte orientación a la tarea en sus alumnos y ayudan 
              a adoptar mayores razones auto-determinadas para ser disciplinados 
              dispondrán de un ambiente más ordenado en la clase. 
              Estos resultados son corroborados por Cervelló, Jiménez, 
              Villar, Ramos y Santos-Rosa (2004), Jiménez (2004), Papaioannou 
              y Kouli (1999), Spray y Wang (2001), Spray (2002), Vallerand, Gauvin 
              y Halliwell (1986), así como Zounhia, Hatziharistos y Emmanouel 
              (2003), quienes, a su vez, extendieron el estudio a las diferentes 
              áreas del currículo griego. Encontraron, además 
              de los resultados reflejados anteriormente, dos tipos diferentes 
              de estrategias empleadas por los profesores para controlar el comportamiento 
              de la clase. La primera de ellas hace referencia a las estrategias 
              basadas en la idea de que el profesor puede mantener el orden mediante 
              el uso de recompensas apropiadas al comportamiento disciplinado 
              y mediante el uso de castigos en el caso de conductas indisciplinadas. 
              La segunda categoría hace referencia a las estrategias consistentes 
              en ayudar a los alumnos a ser responsables de su propio comportamiento, 
              consiguiendo, así, incrementar su auto-determinación. 
            5.2 Con relación a otras variables 
            El comportamiento de los alumnos en el aula se ha convertido en 
              uno de los principales focos de atención en el ámbito 
              de la enseñanza, debido a la influencia que genera en la 
              habilidad de los profesores para controlar o dominar las conductas 
              que tienen lugar en el aula. Diferentes investigaciones se han llevado 
              a cabo con el fin de estudiar la percepción que los profesores 
              obtienen del comportamiento indisciplinado de sus alumnos durante 
              el desarrollo de la clase, bien en educación primaria (Wheldall 
              y Merrett, 1988), bien en educación secundaria (Houghton, 
              Wheldall y Merrett, 1988) obteniendo como resultados, en general, 
              un excesivo gasto por parte de los profesores del tiempo real para 
              controlar y dominar el comportamiento de sus alumnos. Numerosas 
              investigaciones (Cerezo, 2001; Kaltiala-Heino, Rimpelä, Rantanen 
              y Rimpelä, 2000; Sourander, Helstelä, Helenius y Piha, 
              2000) han constatado el incremento que se produce de los comportamientos 
              conflictivos durante el primer ciclo de la secundaria y su posterior 
              descenso al final de la etapa educativa. En relación al género 
              del alumno, distintas investigaciones (Ortega, 1994, 1997) han mostrado 
              una mayor frecuencia de los com-portamientos conflictivos entre 
              los chicos. En esta línea, Muñoz, Carreras y Braza 
              (2004) indicaron que en el primer ciclo de la ESO, las actitudes 
              y pensamientos sociales característicos de los chicos y chicas 
              calificados como disruptivos resultan distintos. Mientras en los 
              chicos están presentes de forma significativa actitudes y 
              pensamientos sociales que pueden llegar a ser destructores de las 
              relaciones sociales (agresividad, impulsividad, etc.), en las chicas 
              se observa un déficit en el factor protector y facilitador 
              de dichas relaciones (falta de sensibilidad social). En el segundo 
              ciclo de ESO, el número de sujetos calificados como disruptivos 
              disminuye notablemente, tal y como ha sido documentado anteriormente 
              (Trianes, 2000). Aquí, las chicas calificadas como disruptivas 
              se caracterizan más por déficits en ciertos factores 
              facilitadores de relaciones sociales (comportamientos de ayuda y 
              colaboración, conformidad con las normas, capacidad de implicación 
              en actividades comunes, etc.) que por la presencia de actitudes 
              y pensamientos sociales destructores. 
            Uno de los pocos estudios encaminados a analizar las diferencias 
              existentes entre las perspectivas de control de los alumnos y la 
              de los profesores, es el estudio realizado por Zeidner (1988), en 
              el que encontró diferencias significativas en la percepción 
              de los alumnos y de los profesores respecto a la mayoría 
              de estrategias establecidas para evaluar el control y dominio de 
              la clase. Sin embargo, estudiantes y profesores coincidían 
              en su perspectiva cuando se trataba de situaciones de mayor problemática 
              (Romi y Freund, 1999), así como en la percepción de 
              excesiva rigidez en la mayoría de formas establecidas para 
              mantener el control en el aula. 
            Aplicando un método de investigación cualitativo, 
              Scarlett (1989) llevó a cabo un pequeño estudio con 
              el fin de determinar el significado del término disciplina 
              que se encuentra incluido dentro de las percepciones tanto del alumno 
              como del profesor. Los resultados encontrados indicaron que la disciplina 
              constituye un fenómeno complejo que necesita de la unión 
              de ambas perspectivas (profesor-alumno). En línea con esta 
              investigación, Supaporn, Dodds y Griffin (2003) indagaron 
              acerca de la comprensión de los alumnos sobre las conductas 
              indisciplinadas que tienen lugar en el aula de Educación 
              Física, encontrando similitudes en las definiciones de mal 
              comportamiento brindadas tanto por el profesor como por el alumno, 
              así como en la clasificación de los diferentes niveles 
              de mal comportamiento: insultar (ejemplo de un comportamiento disruptivo 
              leve), tirar a canasta mientras el profesor está dando las 
              instrucciones (ejemplo de un comportamiento disruptivo intermedio) 
              y pelearse (ejemplo de un comportamiento disruptivo severo). 
            Por su parte, Goyette, Dore y Dion (2000) llevaron a cabo un estudio 
              centrado en estudiantes universitarios y futuros profesores de Educación 
              Física, con la finalidad de descubrir y comprender las diferentes 
              reacciones que los distintos profesores pueden aplicar en función 
              del contexto en el que se manifiestan los comportamientos de los 
              alumnos. Los resultados obtenidos mostraron como principales causas 
              atribuidas a los comportamientos disruptivos a las características 
              personales de los alumnos (por ejemplo, mala actitud, carencia de 
              motivación), especialmente cuando tienen lugar conductas 
              severas de indisciplina. Del mimo modo, los resultados revelaron 
              que el tipo de reacción usado por los futuros profesores 
              difería de unos a otros en función del nivel de intensidad 
              otorgado al comportamiento indisciplinado. En este sentido, observaron 
              como estos estudiantes, empleaban exclusivamente reacciones directas 
              cuando el mal comportamiento respondía a niveles bajos de 
              indisciplina y empleaban una combinación de reacciones directas 
              e indirectas cuando el mal comportamiento resultaba severo. 
            Como podemos observar, han sido pocos los trabajos que han analizado 
              la relación existente entre los diferentes estilos de enseñanza 
              y el comportamiento disciplinado en el ámbito educativo. 
              En este sentido, Lewis (2001) encontró que tanto el estilo 
              como las técnicas de disciplina empleadas por los profesores 
              en las clases guardan relación con elementos tales como la 
              responsabilidad de los estudiantes, actitudes hacia el trabajo escolar 
              y la distracción en el trabajo, indicando, además, 
              que las técnicas empleadas consistentes en la discusión, 
              compensación por el buen comportamiento e implicación 
              de los alumnos en la toma de decisiones, incrementan la disciplina 
              en el aula. 
            Sin embargo, a pesar de las investigaciones existentes sobre el 
              comportamiento indisciplinado del alumno, Kulinna, Cothran y Regualos 
              (2003) defienden la existencia de serios defectos en la mayoría 
              de ellas. En primer lugar un profesor o adulto observador no puede 
              ser consciente de la totalidad de situaciones que ocurren durante 
              una clase. Kounin (1970) explica este problema mediante el término 
              "fenómeno multi-acontecimiento", radicando la dificultad 
              en el hecho de que el profesor no puede controlar dicha complejidad. 
              En segundo lugar, algunos alumnos prueban esconder su mal comportamiento 
              frente al profesor dentro del aula (Hastie y Siedentop, 1999), tratando 
              de camuflar o disfrazar su verdadero comportamiento ante el docente. 
              Supaporn (2000) aludió esta conducta en uno de sus estudios 
              al tomar notas de campo para identificar algunos comportamientos 
              de estudiantes en diferentes situaciones de la clase. En tercer 
              lugar, los profesores, fundamentalmente los inexpertos, pueden aferrarse 
              a falsas expectativas acerca de lo que sucede o debería suceder 
              en su clase (Fernández-Balboa, 1990). Tal y como ocurre con 
              los profesores, los alumnos se encuentran activamente involucrados 
              en la interpretación e influencia de los ambientes de aprendizaje 
              desde su propia y única perspectiva (Nicholls, 1992). En 
              este sentido, con el fin de comprender la acción de los alumnos 
              en el contexto de Educación Física, los educadores 
              deben comprender la perspectiva tomada por sus alumnos sobre los 
              eventos ocurridos durante la clase, así como diferenciar 
              su perspectiva personal respecto a la de sus alumnos. 
            6. CONCLUSIONES Y PROSPECTIVAS DE INTERVENCIÓN
            Como hemos podido observar, son cada vez más comunes los 
              problemas de indisciplina en el entorno educativo, afectando estos 
              problemas no solo a los alumnos implicados en dichas conductas sino 
              a todo el personal integrante del ámbito educativo en general. 
              Por ello, preocupados por esta situación, nos planteamos 
              como principal objetivo adentrarnos en el conocimiento de los comportamientos 
              de disciplina e indisciplina que tienen lugar en Educación 
              Física. 
            En el ámbito de actividad física y deporte, la perspectiva 
              de las metas de logro (Nicholls, 1989) ha sido el modelo teórico 
              que ha contribuido a una mayor comprensión del desarrollo 
              de conductas agresivas y morales en un contexto de actividad física 
              y deporte. En este sentido, las diferentes investigaciones realizadas 
              en la temática de organización y dirección 
              de la clase han determinado relaciones positivas y significativas 
              entre la orientación a la tarea y el clima motivacional implicante 
              a la tarea con mayores conductas de disciplina en el aula de Educación 
              Física, así como relaciones positivas y significativas 
              entre la orientación al ego y el clima motivacional implicante 
              al ego con mayores conductas de indisciplina en el aula. 
            En definitiva, los resultados de las investigaciones muestran que 
              los problemas de disciplina en el ámbito educativo resultan 
              comunes en todas y cada una de las áreas y asignaturas que 
              constituyen el currículo de Educación, llegando a 
              producir serias consecuencias en el proceso de enseñanza-aprendizaje 
              del alumno, así como profundas secuelas en la labor desempeñada 
              por el profesor, afectando esta situación, fundamentalmente 
              a los profesores novatos. 
            Por ello, resalta la importancia de este tipo de estudios para 
              la comprensión de las causas que provocan la aparición 
              de conductas tanto disciplinadas como indisciplinadas, así 
              como la necesidad de seguir trabajando para la eliminación 
              de los comportamientos agresivos o violentos. Relacionando todo 
              ello, en futuras investigaciones, con instrumentos que midan las 
              conductas de disciplina-indisciplina del alumno con otros que permitan 
              proporcionar datos objetivos referentes a la motivación de 
              los discentes en clase de Educación Física, al concepto 
              desarrollado sobre su competencia motriz o auto-concepto, las estrategias 
              de enseñanza empleadas por el profesor durante la clase, 
              estrechamente relacionadas con el comportamiento imperante en las 
              sesiones, así como todas aquellas variables que puedan favorecer 
              la aparición de este tipo de conductas. 
            Del mismo modo, reseñamos la necesidad de realizar estudios 
              bajo una metodología cualitativa que permitan conocer en 
              profundidad las razones internas del alumno que conducen al desarrollo 
              de estas conductas de disciplina o indisciplina, consiguiendo con 
              ello una mejor comprensión de las causas que provocan los 
              comportamientos disruptivos, así como una mejor prevención 
              de las consecuencias implícitas en este tipo de conductas. 
              En este sentido, resaltar la importancia que los profesores de Educación 
              Física tienen como transmisores de valores y como significativos 
              del comportamiento social y psicológico de los estudiantes. 
              Sin embargo, todavía queda mucho camino por recorrer para 
              conocer verdaderamente las causas que conllevan a la aparición 
              de conductas de indisciplina en el aula y poder establecer pautas 
              o procesos que minimicen y erradiquen dichas conductas fomentando 
              así, la aparición de comportamientos disciplinados 
              en el entorno educativo, en general, y en el aula de Educación 
              Física, en particular. 
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