Número 66 Septiembre-Diciembre / Setembro-Dezembro 2014

«La alegría de vivir»: metodología didáctica desde la resiliencia Desempeño con niños preescolares en situación de vulnerabilidad social

Martha Camargo Goyeneche, Escolástica Macías Gómez,
Martha Quintero Zapata *

* Universidad Complutense de Madrid, Facultad de Educación, Centro de Formación del Profesorado.

SÍNTESIS: Investigaciones realizadas en el área del desarrollo humano han demostrado que la resiliencia es un potencial que puede ser incentivado, en tanto que los factores protectores bloquean ciertas condiciones adversas y de riesgo a las que está expuesta la persona a lo largo de su vida (Cyrulnik, 2002). En este trabajo se presenta una experiencia para estimular la resiliencia en niños en edad preescolar provenientes de un conglomerado socialmente desfavorecido en Colombia. En esta dinámica de resiliencia se ha implementado la metodología didáctica llamada «La alegría de vivir », para trabajar el plan curricular de aula en jardines infantiles que cumplen una labor social en lugares marginales. Esta metodología utiliza la investigación y la acción participativa, y se basa en el movimiento pedagógico Escuela Nueva y la corriente pedagógica constructivista, desde la que se evidencia la importancia de la educación en los primeros años del niño como la edad posibilitadora y promotora de aprendizajes significativos; este método supone, necesariamente, un modo particular de realizar acciones educativas que conlleven un «saber hacer desde un saber amar » , el gran desafío de los educadores del siglo xxi.
Palabras clave: educación infantil; resiliencia; afectividad; vulnerabilidad social.
«A alegria de viver»: metodologia didática a partir da resiliência. Desempenho com crianças pré-escolares em situação de vulnerabilidade social
SÍNTESE: Pesquisas realizadas na área do desenvolvimento humano demonstraram que a resiliência é um potencial que pode ser incentivado, ao mesmo tempo que os fatores protetores bloqueiam certas condições adversas e de risco às quais está exposta a pessoa ao longo de sua vida (Cyrulnik, 2002). Neste trabalho, apresenta-se uma experiência para estimular a resiliência em crianças em idade pré-escolar provenientes de um conglomerado socialmente desfavorecido, na Colômbia. Nesta dinâmica de resiliência, implementou-se a metodologia didática chamada «A alegria de viver», para trabalhar o plano curricular de aula em jardins de infância que realizam um trabalho social em lugares marginais. Esta metodologia utiliza a pesquisa e a ação participativa, e se baseia no movimento pedagógico Escola Nova e na corrente pedagógica construtivista, a partir da qual se evidencia a importância da educação nos primeiros anos de vida como idade possibilitadora e promotora de aprendizagens significativas; este método supõe, necessariamente, um modo particular de realizar ações educativas que impliquem um «saber fazer a partir de um saber amar», o grande desafio dos educadores do século xxi.
Palavras-chave: educação infantil; resiliência; afetividade; vulnerabilidade social.
«The joy of living»: didactic methodology from the resiliency. Exercise with pre-school children in situation of social vulnerability
abstract: Investigations carried out in the human development area have demonstrated that the resiliency is a potential that can be stimulated, while the protective factors block certain adverse and risk conditions to wich the person is exposed along his life (Cyrulnik, 2002).This work presents an experience to stimulate the resiliency in children in pre-school age from a socially disadvantaged conglomerate in Colombia.
In this dynamic of resiliency there has been implemented the didactic methodology called «The joy of living», to work the classroom curriculum plan at kidergarden that ful fill a social labor in marginal places.
This methodology uses the investigation and the participative action, and it is based on the pedagogic movement New School and the current constructivist pedagogic, from which the importance of the education is demonstrated in the first years of the child as the facilitator and promoter age of significant learnings; this method supposes, necessarily, a particular way of realizing educational actions that entail a «know how from knowing to love», the great challenge of the educators of the xxi century.
Keywords: infantile education; resiliency; affectibility; social vulnerability.

1. Introducción

La infancia es la etapa más importante en el desarrollo evolutivo del ser humano. Todas las experiencias que el niño vivencia en sus primeros años de vida son fundamentales para la adquisición del conocimiento y el consiguiente buen manejo de sus habilidades cognitivas y sociales posteriores (Piaget, 1977), ya que los cambios que sucedan en su organismo serán proporcionales a los incentivos que reciba, tanto de las personas que conforman su nido afectivo –núcleo familiar, familia extensa, los educadores y la propia sociedad– como de los ambientes naturales (Bronfenbrener, 2002) en los que se desenvuelve cotidianamente.

Es bien sabido que el desarrollo del niño tiene mucho que ver con la interacción que este haga con el entorno. Un entorno desfavorable menoscaba ostensiblemente el desarrollo social y afectivo, al igual que las competencias cognitivas y de lenguaje del niño (Shum, 1996); un ambiente tenso en el hogar, debido a las relaciones negativas entre los adultos, conlleva factores de riesgo –carencias afectivas, malnutrición y cuidados inapropiados, entre otros– que desestabilizan el proceso enriquecedor del crecimiento normal del menor. Un ejemplo de esto último es el cerebro: si los ambientes no son los propicios, el niño retrasa los factores de maduración de las conexiones nerviosas, la sensibilidad de su sistema perceptivo y las posibilidades vitales, comunicativas y de acción que ofrece el medio (Ortiz, 2009), desvaneciéndose la oportunidad de posibilitar un mejor desarrollo.

Pero no todo está perdido, ya que existen factores protectores (resiliencia) que se potencian en el niño de acuerdo a la calidad del entorno basado en los valores naturales –las prioridades, la fuerza de voluntad y la constancia–, valores que se convierten en estrategias de conductas exitosas, como cuando desde el momento del nacimiento, el bebé y su madre establecen relaciones de apego seguras (Bowlby, 1986) con reglas de interacción que favorecen la comunicación. Los niños necesitan ser cuidados por personas que permanezcan constantes en el tiempo, que establezcan un vínculo emocional intenso, y esto lo proporciona la familia (Barudy y Marquebreucq, 2006) en su más amplia acepción; de no ser así, en la escuela infantil el niño puede encontrar la figura de apego en su maestra, quien será su soporte afectivo cuando aprender a educar con amor tenga vital importancia.

Numerosas investigaciones (Jadue, Galindo y Navarro, 2005; Mayordomo, 2013, entre otras) han demostrado la existencia de un potencial que, oportunamente bien incentivado gracias a factores protectores, bloquean los factores adversos y de riesgo a los que ha sido expuesto el individuo en las distintas etapas de su vida. Este proceso se ha denominado resiliencia. Este término, proveniente del campo de la física, fue utilizado en las ciencias humanas después de verificarse, mediante el estudio longitudinal hecho por Werner y Smith (1982), a 698 individuos que vivían o habían vivido en situaciones de adversidad; algunos de ellos crecieron sin problemas graves asociados a su situación personal, y desarrollaron a lo largo de sus vidas relaciones estables con otras personas. Esos autores, tras observar detenidamente las características de esas personas y las situaciones que vivieron, clasificaron tales circunstancias en factores de protección (Vanistendael y Lecomte, 2002), dentro de un proceso que denominaron resiliencia.

En este sentido, para Cyrulnik (2002) resiliencia significa la capacidad del ser humano para reponerse de un trauma sin quedar marcado, y es un mecanismo de autoprotección creado, en primer lugar, por los lazos afectivos, y por la posibilidad de expresar emociones y compartirlas.

El concepto de resiliencia aplicado a la educación se ubica en el campo específico de la psicopedagogía, y el escenario para su desenvolvimiento se concentra en dos instituciones: la escuela y la familia, justificándose, en nuestro caso, como un enfoque para desarrollar el potencial de los alumnos desde sus capacidades y no desde sus deficiencias (Henderson y Milstein, 2003). En ese enfoque de la resiliencia –recogido en el Decálogo de la ternura y los lazos de empatía (Camargo, 2013) –, el cariño mutuo y las relaciones basadas en el respeto son factores determinantes para que el alumno aprenda, y lo haga de una manera significativa y gratificante, y sienta que realmente ocupa un lugar en la sociedad (Melillo y Suárez, 2001).

La circunstancia particular que se vive en Colombia derivada del fenómeno de la violencia justifica potenciar la resiliencia para educar en y con amor. La situación prolongada de violencia ha generado un desequilibrio sociocultural, económico y emocional en la población rural, abocada a un desplazamiento continuo a zonas urbanas por causa del enfrentamiento armado entre los diferentes actores –ejército, guerrilla, paramilitares, narcotraficantes–, conformándose así cinturones de miseria en barrios marginales habitados por personas de diversa índole –delincuentes, prostitutas, desocupados, mendigos y trabajadores honestos, entre otros–. Algunos de estos desplazados son los más pobres entre los pobres, y los niños, víctimas inocentes de este flagelo .

No se deben desconocer los esfuerzos del Gobierno nacional para atender a las familias desplazadas, que desde el marco internacional ha recibido el apoyo constante de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (acnur) en Colombia. Sin embargo, no ha sido fácil atender a través de la Acción Social a los casi 5 millones de desplazados. Desde 1995, año en que se reconoce la magnitud del problema y la responsabilidad del Estado, se inicia el Programa Nacional de Atención al Desplazado por la Violencia Política, a través del Consejo Nacional de Política Económica y Social (conpes). En la actualidad, en el marco de los distintos acuerdos de paz con los insurgentes, han surgido múltiples problemas difíciles de solucionar, lo que imposibilita a los gobiernos de turno poner fin a este flagelo (Benjumea, 2008).

Es necesario reiterar que los niños desplazados por la violencia política se sitúan en la franja de población más vulnerable, junto con los niños históricamente pobres y marginados (los de la calle, los trabajadores, los abusados y explotados sexualmente y los maltratados física y psicológicamente). Estos infantes inician una vida llena de dificultades que atentan contra sus derechos más elementales –alimentación, salud, vivienda y educación–, razón por la cual actualmente el Gobierno colombiano, a través del Ministerio de Educación Nacional (men), lanza programas de atención a la primera infancia en todo el país, con el apoyo del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (icbf) y otras instituciones no gubernamentales, que se encargan de coordinar y desarrollar modelos pedagógicos que favorezcan la educación integral de los menores de seis años (Comisión Intersectorial de Primera Infancia, 2011).

Dentro de esta dinámica surge la idea de implementar una metodología didáctica para trabajar el plan curricular de aula en aquellos jardines infantiles que cumplen una labor social en lugares marginales o cinturones de miseria.

2. Metodología didáctica desde la resiliencia: “La alegría de vivir”

La metodología didáctica «La alegría de vivir » nace de la experiencia cotidiana que desde hace doce lleva a cabo la licenciada Martha Quintero en Bogotá, primero como profesora del Jardín Social Bellavista de la Caja de Compensación Familiar (cafam), y actualmente como educadora y coordinadora del Jardín Infantil Mujeres del Río.

Quintero utiliza como base el programa de intervención educativa «Pedagogía de la ternura y resiliencia para aprender jugando », fruto del trabajo de la tesis doctoral en la Universidad Complutense de Madrid, realizada por la doctora Martha Camargo, con la dirección de la doctora Escolástica Macías. Con la aplicación de este programa se pretende sensibilizar a las educadoras preescolares a enseñar con el ejemplo y orientar a los alumnos para el desarrollo de competencias básicas.

El desarrollo metodológico del programa «Pedagogía de la ternura y resiliencia para aprender jugando » se basa en el movimiento pedagógico Escuela Nueva y la corriente pedagógica constructivista, que evidencian la importancia de la educación en los primeros años del niño como la edad posibilitadora y promotora de aprendizajes significativos. Este método supone necesariamente un modo particular de realizar acciones educativas que conlleven un «saber hacer desde un saber amar » , el gran desafío al que se enfrentan los educadores del siglo xxi.

2.1          Concepto de la metodología

La metodología del programa citado consiste en educar con amor desde la resiliencia, lo que exige de prácticas transformadoras en el aula, ya que el niño necesita vivir en el amor para aprender y estar alegre. Esta motivación es fundamental en todo ser humano, pues sentirse amado desborda toda una serie de actitudes y aptitudes que favorecen cualquier aprendizaje (Freinet, 1969). Este es precisamente uno de los cometidos de la metodología «La alegría de vivir » , mediante la cual la maestra ayuda al alumno y a sus padres a develar oportunidades de esperanza, a pesar de los obstáculos que puedan presentarse en sus vidas.

Educar desde la resiliencia es una valiosa experiencia que involucra al maestro, a sus alumnos, a las familias y a la comunidad, en un proceso de mejoramiento personal y del entorno a partir del conocimiento de su realidad afectiva, de sus debilidades y fortalezas, así como la afirmación de los valores (Melillo y Suárez, 2001).

2.2          Soporte pedagógico

La propuesta metodológica parte de la experiencia propia de educar con amor, y del pensamiento del maestro Freire (2002) acerca del quehacer de un educador comprometido con la propia realidad del educando. Su pedagogía, netamente humanista y liberadora, considera al hombre inacabado, por lo tanto, en constante cambio y evolución dinámica. El método que surge de la práctica social debe ser construido por los hombres desde su capacidad creativa y transformadora, su capacidad de asombro y la naturaleza social del acto de conocimiento.

A partir de este pensamiento se plantea trabajar la educación en el amor como una manifestación o una actitud transformadora resiliente. En ella se tiene en cuenta el reconocimiento de los saberes de los niños; la interacción con su entorno natural, familiar, social y cultural, y el refuerzo permanente sobre la importancia de generar situaciones que estimulen el desarrollo de la creatividad, la imaginación, el espíritu científico. También, el fomentar actividades de respeto, tolerancia, cooperación y autonomía, y la expresión de los sentimientos y emociones. Se hace énfasis en la creación de ambientes de confianza, lúdicos y comunicativos, que faciliten las interacciones y permitan aprendizajes significativos, reconociendo factores cognitivos y afectivos como componentes afiliativos de la motivación del logro y del mejoramiento del yo (Ausubel y Sullivan, 1983) que trasciendan la institución infantil.

En síntesis, en el ámbito de la pedagogía de la ternura y la resiliencia (Camargo, 2004) se concibe que el afecto, según Restrepo (1994), ha de ser importante, porque motiva y estimula al individuo para descubrir una serie de hechos, fenómenos, relaciones y esbozos de soluciones respecto a una determinada situación, partiendo de la base de que la tarea del docente preescolar es formar sensibilidades para dinamizar los procesos de aprendizaje del educando.

Una cualidad especial de la afectividad es la ternura (Tierno, 2008) que se manifiesta como la sensibilización de los sentidos gracias a la hormona oxitocina, que juega un papel fundamental en la aparición de los sentimientos tiernos. Cuanta más oxitocina se tenga en el cerebro, más amables, más gentiles y más atentos seremos con los demás (Marina, 2007). La ternura manifestada con la caricia es básica para el apego y la supervivencia (Cyrulnik, 2005), y su déficit da origen a muchos trastornos infantiles.

Por tanto, es necesario proporcionar a los niños experiencias de aprendizaje emocional, ya que la educación de los sentimientos tiene mucho que ver con la educación en valores (Palou, 2004), y estos valores que poseemos son los que nos mueven a entrelazar ternura y educación para potenciar la resiliencia.

El educador preescolar cuenta con una herramienta natural inherente a su ser, que es la empatía (Shapiro, 1997), una capacidad de comunicación emocional que no debe desaprovecharse. Los lazos de empatía y ternura con los alumnos deben afianzarse. Para hacer más fácil esta misión, Camargo (2013) ha elaborado un decálogo muy necesario en la práctica pedagógica, el «Decálogo de la ternura y los lazos de empatía »:

De este modo, con la metodología «La alegría de vivir » lo que se pretende es familiarizar al alumno y motivar al educador a hacer uso de aprendizajes significativos para construir conocimientos desde la resiliencia.

2.3          Objetivos de la metodología

Elobjetivo generalconsiste en sensibilizar al educador de preescolar sobre la importancia de proponer actividades que orienten el descubrimiento de intereses, estimulen la curiosidad y fortalezcan los sentimientos de los niños en su desarrollo y crecimiento cognitivo, afectivo y social armónico y reforzado.

Los objetivos específicosse basan en las aportaciones de Slavin (1983) en relación al desarrollo de un aprendizaje cooperativo, que posibilite a los niños en situación de vulnerabilidad social alcanzar metas, como las que a continuación se enumeran:

  1. Confiar en sí mismo y en los demás.
  2. Reconocer, comprender y expresar las emociones que suscitan determinadas situaciones.
  3. Obtener reconocimiento y éxito.
  4. Reflexionar sobre sus propios pensamientos, motivos y conductas en interacción con sus pares.
  5. Desarrollar habilidades de diálogo y participación.
  6. Aprender y ejercitar la empatía.
  7. Adquirir competencias para una elaboración positiva y para la resolución de dificultades interpersonales en la vida cotidiana de cara al futuro.

3. Procedimiento

La metodología didáctica «La alegría de vivir » se desarrolla a través de la investigación y la acción  participativa, teniendo en cuenta que educar es transmitir pasión por el saber; es contagiar a los alumnos con esa capacidad de maravillarse y preguntarse por todo aquello que hace parte de la vida; es ayudar a desarrollar la capacidad crítica y la mentalidad reflexiva; es incentivar la creatividad y la vertiente lúdica para hacer de la aventura de vivir algo amable y digno para todos.

Esto es posible potenciando la resiliencia en cada uno de nosotros, puesto que educar es cultivar a la persona con la suficiencia de amar, de desear, de imaginar, de sentir y de ser capaz de integrarse a la colectividad con un universo pleno de conocimientos, ideales y valores. Por tanto, se pueden enunciar dos conjeturas:

  1. La conjetura básica: si existe sensibilización como base del compromiso pedagógico de los educadores preescolares hacia la metodología didáctica «La alegría de vivir » , como oportuna y necesaria para dar respuesta adecuada las necesidades educativas de cada niño en situación de vulnerabilidad social, los alumnos mejoran su desarrollo cognitivo y afectivo, y el aprendizaje y la afectividad se verán fortalecidos.
  2. La conjetura simultánea e implícita: si la metodología didáctica «La alegría de vivir », incorporada al plan curricular de aula, favorece en el educador la mejora de su práctica pedagógica con la implementación del enfoque de la resiliencia, entonces la metodología fortalece el cambio de actitudes de los educadores.

3.1          Plan de acción

Dentro del Proyecto Educativo Institucional (men, 1998) se contempla el Plan Curricular de Aula con sus proyectos pedagógicos. Para este caso, se tienen en cuenta los lineamientos curriculares y estándares técnicos de la educación inicial del Ministerio de Educación Nacional (men, 2001 y 2009). Dentro de este contexto, y con las autorizaciones pertinentes, la metodología didáctica «La alegría de vivir » se implementó en el Jardín Social Bellavista de cafam entre 2002 y 2010, y en el Jardín Infantil Mujeres del Río desde 2010 hasta la actualidad. Ambos centros educativos están ubicados en el Barrio Patio Bonito de Bogotá, Colombia. En la tabla 1 se exponen, brevemente, los contenidos de la citada metodología.

Las actividades de aventura o logro se llevan a cabo dentro de los proyectos pedagógicos, cubriendo las dimensiones corporal, comunicativa, cognitiva, ética y estética.

La ventaja que se deriva de la aplicación de estas actividades combinadas es que ofrecen tres medios de entrada a la actividad pedagógica, los cuales a su vez estimulan los dominios cognoscitivo (por medio de las actividades básicas), afectivo (por medio de las actividades lúdicas) y psicomotor (por medio de las actividades de aventura). Estas interacciones, estimuladas desde la resiliencia –por medio del «Decálogo de la ternura y los lazos de empatía » –, promueven factores socioemocionales que son fundamentales para el proceso de enseñanza / aprendizaje.

3.2          Ejemplo parcial

Se denomina «La alegría de vivir » al viaje fantástico que van a realizar los niños del kínder, con Hippo, su mascota –un hipopótamo de peluche– y la profesora. El fin primordial es «aprender haciendo » con los aspectos ya mencionados y que tienen que ver con el desarrollo de las competencias básicas y el aprendizaje significativo, potenciando en los niños la resiliencia. Para entender cómo se trabaja esta metodología, se parte de la descripción que la profesora hace de algunas actividades en distintos espacios y tiempos como a continuación se transcribe:

Preámbulo:

Primero, se crea un ambiente significativo tanto para la educadora como para los niños; ella debe organizar su aula de acuerdo a su gusto, ya que allí es donde pasa la mayor parte de su vida; en mi caso, el aula se convierte en un espacio agradable y feliz. Es mi sitio de trabajo.

Al empezar el día lo hacemos con el diálogo matutino que se produce durante la «bienvenida feliz »; este es el momento de prepararnos para continuar nuestro maravilloso viaje. Según la charla que tengamos y de la puesta en común, saldrán actividades que interesarán a los niños, todo de acuerdo a los temas establecidos y al proyecto de aula que se esté trabajando.

«La alegría de vivir »

Actividades básicas:

Si la actividad es en aula, allí en las mesas y con los materiales de trabajo (lápices de colores, crayolas, punzones, plastilina, arcilla, pinturas, folios, revistas, etc.) elaboramos conocimientos que luego expondremos en el mural de los aprendizajes construidos. Después nos apropiamos de los demás espacios del kínder y los recreamos de manera fantástica; por ejemplo, el comedor es el lugar donde recargamos nuestro cuerpo con un combustible llamado alimento, que nos vuelve sanos y fuertes; el baño es un sitio aseado e higiénico que debemos cuidar y mantener en orden porque nos presta un gran servicio, allí es donde se arrojan los desechos de nuestro cuerpo y es donde nos aseamos para estar lindos y limpios, es decir, bien presentados. En este orden de ideas, todos los espacios deben ser reconocidos por el grupo, de modo que los niños comprendan su utilidad, se ubiquen en el espacio y adquieran sentido de pertenencia.

Dentro del aula tenemos «la casa rosada » de los jueves, donde todo lo que deseamos se puede lograr, pero eso sí, con mucho trabajo y amor. La casa funciona cuando un niño desea o se interesa por algo, entonces lo llevamos allí, lo estudiamos entre todos y poco a poco se transformará en lo que deseamos hacer o aprender. Es una estrategia de motivación al aprendizaje. Los niños gustan de escuchar historias fantásticas, de tubos que hablan, de vocales gigantes que no tienen donde vivir y se quedan en nuestra aula y por las noches duermen en la casa rosada, y al día siguiente debemos llamarlas por su nombre para que se despierten y nos saluden… Como he comentado, los objetos y situaciones que interesan a los niños, al entrar a la casa rosada se transforman y nos enseñan de forma grata.

Actividades lúdicas:

El «Minicentro para la paz » es un lugar para divertirse, aprender y compartir. Está constituido por dos pequeñas aulas de juego-trabajo; en una de ellas se trabaja y juega con piezas de Lego que sirven para realizar sus propias construcciones, crear, comunicar ideas y realizar aprendizaje cooperativo. Es un espacio donde se fortalece la convivencia armónica. En la otra aula se trabajan actividades con el computador, que les permite acercarse a las nuevas tecnologías y es una herramienta que sirve para desarrollar habilidades cognitivas y comunicativas. A los niños les encanta ¡muchísimo!

Igualmente sucede con la ludoteca «Casa de la alegría » , donde los niños tienen contacto muy divertido con los libros, aprenden con la lectura de cuentos, canticuentos, pictogramas o dramatizados con títeres, para ejercitar la atención, concentración y memoria, y por medio de la observación y el saber escuchar optimizan los aprendizajes significativos.

Actividades de aventura o logro:

Para las actividades de investigación se crearon el bosque, la huerta y la granja, que son espacios al aire libre donde se interactúa directamente con la naturaleza. En grupo salimos al parque a explorar y a observar las cualidades de los objetos, los minerales, las plantas y los animales; en estos viajes de aventura se recrean historias fantásticas en torno al tema del cuidado y protección del mundo natural.

En el parque tenemos dos grandes atracciones: la familia de los árboles y nuestros amigos los pájaros. Surgen temas como el cuidado y alimento de los pájaros con las migas de pan sobrantes de nuestro desayuno. Con estos dos componentes, los niños aprenden a amar y respetar la naturaleza, a observar a los pajaritos comer o a ver cómo transcurre el crecimiento de los árboles, lo que nos da la oportunidad de vivenciar muy de cerca la vida de esta especie animal y vegetal; también nos sirve para el aprendizaje formal de conceptos tales como colores, formas, tamaños, cantidad, etc.; en fin, una diversidad de temas verdaderamente significativos.

Desde la resiliencia

El jardín infantil «Territorio de paz » es un proyecto muy importante, ya que algunos niños presentan comportamientos muy agresivos debido a su problemática familiar. Entonces, con todos los alumnos se trabajan actividades en pro de la cortesía, las buenas costumbres y la convivencia armónica, así los niños aprenden con sencillas normas a dialogar y a rechazar la violencia, tanto física como verbal, para lo cual hacemos tratados de paz, cambiando un rasguño por una caricia, un puño por un abrazo, una grosería por un beso, pues somos soldados del batallón del amor que día a día lucha por construir un mundo mejor. De esta forma los niños aprenden por compromiso y placer propio y no por satisfacer los requerimientos del adulto.

Conclusión

Todas las actividades enunciadas genéricamente favorecen la convivencia armónica, y nos permiten como educadoras potenciar la resiliencia aplicando el «Decálogo de la ternura y los lazos de empatía » con nuestros niños y sus familias, ya que el hecho de emprender en grupo esta acción educativa nos sirve para desarrollar valores de convivencia como son la tolerancia, la solidaridad, la cooperación, el respeto por las normas establecidas en el grupo, el valor de la diferencia y la singularidad, la resolución pacífica de conflictos, y la importancia de construir colectivamente, como las expuestas en páginas anteriores de este trabajo, y desarrolladas en el Jardín Social Bellavista de cafam y el Jardín Infantil Mujeres del Río, ambas instituciones situadas en Bogotá (Colombia).

4. Conclusiones

 Desde el planteamiento del problema, se determina en este estudio que elaborar y llevar a la práctica con la investigación y la acción participativa la metodología didáctica «La alegría de vivir » con niños en situación de vulnerabilidad social sensibiliza a las educadoras preescolares de las dos instituciones involucradas para continuar con esta metodología, pues verifican la mejora de las habilidades sociales entre los alumnos, mientras que con las familias se promueven e incrementan las relaciones afectivas. En los casos en que algunos niños no optimizaron sus aprendizajes de las competencias básicas, se debió a causas endógenas, como el déficit de atención, la hiperactividad y trastornos del lenguaje, entre otras, que requieren refuerzos de profesionales especializados, a la vez que las causas exógenas, como los recursos personales y económicos, salubridad y alimentación, son deficitarias.

Se puede decir que esta metodología favorece factores de protección primordiales, como las interacciones afectivas y cognitivas de calidad, rescatándose la relevancia del juego, el sentido del humor y el empleo de la pregunta como recurso fundamental para el desarrollo del aprendizaje significativo, potenciando la resiliencia como eje central dentro del proceso educativo. Y la clave para el rendimiento de los aprendizajes de las competencias básicas con los niños preescolares, en lo que atañe a los indicadores de logro en los aspectos corporal, comunicativo, cognitivo, ético y estético, influyó en el cambio de actitud de las profesoras al interactuar con sus alumnos, como se reflejó en la mejora de los comportamientos de los niños, y además permitió a sus padres un mayor acercamiento al centro educativo y más compromiso en la educación de sus hijos, bajo la premisa de «educar con firme dulzura » .

La metodología «La alegría de vivir » es una propuesta que sirve de referente como marco de acción frente a las diferentes y complejas situaciones que ofrece el contexto social colombiano, y extensible, con la adaptación oportuna, a otros entornos similares. Está pensada para ser aplicada en cualquier jardín infantil ubicado en lugares donde existe la pobreza y la exclusión social, puesto que el conocimiento, el amor, el juego y la resiliencia no tienen fronteras.

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El presente trabajo es una parte de la investigación de la tesis doctoral titulada «La intervención educativa en la Educación Inicial en zonas de riesgo y alto riesgo social en Bogotá, Colombia. Elaboración y aplicación del Programa “Pedagogía de la ternura y resiliencia para aprender jugando”».

 

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