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La función del director de un centro escolar es una actividad de gran complejidad que en muchas ocasiones ha estado infravalorada o no suficientemente reglada y apoyada. Muestra de ello son las múltiples propuestas formativas impulsadas desde diferentes instituciones y administraciones públicas, tradicionalmente orientadas al colectivo docente, tanto en materia de formación inicial como de formación continua, y en menor medida dirigidas a la formación del director. Esta tendencia ha comenzado a modificarse en los últimos años, al reconocerse que los equipos directivos, especialmente los directores, se enfrentan diariamente a situaciones y dilemas que no son fáciles de resolver, y cuya respuesta no puede dejarse a la improvisación o la capacidad y habilidad individual de la persona.
Hablar de calidad de la educación supone centrar la mirada en la escuela. Reconocer que la organización y el funcionamiento del centro escolar son elementos centrales para mejorar la calidad de la enseñanza, implica la necesidad de contar con equipos directivos profesionales, bien preparados, competentes, con capacidad de liderazgo para impulsar proyectos colaborativos que fortalezcan a las escuelas y promuevan la innovación, la calidad y el desarrollo educativo.
Los resultados de las investigaciones llevadas a cabo en los últimos años en el ámbito de la mejora escolar coinciden sus conclusiones. La mejora de los procesos de enseñanza y aprendizaje se logra a través de proyectos colectivos, en los que se involucra la comunidad educativa en su conjunto, y donde el equipo directivo es capaz de generar la visión y la confianza necesarias, al tiempo que conecta con otras instituciones y redes educativas.
En este sentido, la evidencia derivada de diversos estudios pone de manifiesto cómo el liderazgo del director es uno de los factores intraescuela que, después del trabajo del docente, más contribuyen al logro de aprendizajes de los estudiantes; efectos estos que se muestran de manera aun más evidente en aquellos centros escolares que pertenecen a contextos socioeconómicos más bajos.
La importancia de esta temática, por tanto, aconseja la incorporación de indicadores sobre organización de centros y rol del director, cuyo seguimiento quedará reflejado en los informes «Miradas sobre la Educación en Iberoamérica « (Instituto de Evaluación y Seguimiento de las Metas, de la OEI).
Es por todo ello que desde la oei estamos especialmente interesados en que esta línea de trabajo sea uno de los ejes centrales de nuestra acción de cooperación en este próximo período. Como núcleo central de esta estrategia, estamos comprometidos con el desarrollo de una propuesta innovadora de formación a gran escala orientada a la capacitación de los directivos de centros escolares de educación básica, atendiendo a las necesidades, demandas y prioridades específicas de la región y de cada país en particular.
Esta propuesta pretende acompañar el esfuerzo que realizan los países iberoamericanos para contribuir a desarrollar aquellas competencias necesarias que precisa un director de centro escolar para ejercer un liderazgo capaz de impulsar y promover el cambio y la mejora educativa. En tal sentido, promoveremos también la creación de redes de colaboración entre los centros participantes en las acciones formativas para su constitución en comunidades de aprendizaje y de práctica.
El presente monográfico de la Revista Iberoamericana de Educación es una contribución a este propósito.
Quiero agradecer a todos los autores seleccionados la importante aportación académica realizada para la elaboración de este número y, muy especialmente, a sus dos coordinadoras: las profesoras Sofía Lerche Vieira y Eloisa Maia Vidal, por su eficaz y generosa colaboración, que nos permite contar con una publicación de calidad sobre una temática sin duda estratégica para la mejora de la educación en Iberoamérica.
Paulo Speller
Secretario General de la OEI