La Revista Iberoamericana de Educación es una publicación editada por la OEI 

 ISSN: 1681-5653

Está en: OEI - Revista Iberoamericana de Educación - Columna de opinión

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¿Académicos o gallinas para caldo?
Miguel Arturo Morales Zamorano(1)

El que no sabe nada es un imbécil,
pero el que sabe y se calla es un criminal
Bertol Bretch

Las gallinas son "buenas", a diferencia de los pollos, porque ponen muchos huevos, tal vez hasta huevos de oro, sin embargo, las gallinas que no producen huevos por supuesto que para lo único que sirven es para torcerles el buche y hacerlas caldo; hasta aquí parece que comúnmente podríamos estar de acuerdo, sin embargo, si asociamos esta idea inicial a que los estudiantes son como pollos que están aprendiendo a ser, a hacer, a vivir y a saber, mientras que los académicos somos ya como gallinas (o gallos, pues, independientemente de género), nos corresponde producir y enseñar a hacerlo a los pollitos, de otra manera... GULP!

El académico, a diferencia de un profesor o docente (mal llamado "maestro" ya que no podría poseer el grado) o presuntuosamente "catedrático", desempeña necesariamente un doble rol: el de profesor y el de investigador ; lo anterior ya que académico (Del lat. academicus, y este del gr. ??ad?µ????) , es ser perteneciente a una academia, siendo ésta una esfera de trabajo y producción de conocimiento que adquiere autoridad moral y pública por esa segunda tarea productiva, no de ensayos subjetivos como el presente, sino constructivos de conocimiento objetivo, racional y sistemático derivado del trabajo de investigación científico tecnológica.

Un profesor o docente, a diferencia de un académico, es simplemente un actor con capacidad reproductiva de los saberes ya creados por otros y que se limita a transmitir conocimientos (cual marioneta o muñeco de ventrílocuo) muchas veces caducos a sus dicentes (a los pollos), empleando el mismo recetario para la acción e incluso, en muchos casos, con los mismos ingredientes, año tras año. Esta figura de "profesor" o de "docente", incluso en educación básica, tiende a pasar a la historia por ser un simple instrumento reproduccionista de un sistema educativo que requiere de crítica, de transformación, no sólo de cambios o parches; el docente o profesor que no tienda a perfilarse como académico parece extinguirse, o al menos, a perder vertiginosamente competitividad y capacidad de venta de servicios profesionales.

Tal vez el adjetivo calificativo del profesor universitario sea el de "catedrático", ya que de acuerdo con la Academia Española de la lengua, significa "Profesor titular de una cátedra, que tiene una cátedra para dar enseñanza en ella.", siendo que en las universidades, a diferencia de escuelas de niveles inferiores, el docente se especializa en una cátedra (especie de púlpito con asiento, donde los catedráticos leen y explican las ciencias a sus discípulos. ), siendo esa labor la de un docente que sabe, especializadamente, de alguna materia.

Sin embargo, en educación superior, donde la Pedagogía se transforma en Andragogía , ahora la cátedra se orienta a la formación de habilidades (o competencias), privilegiando la de actitudes, ante un mundo en fuerte competencia. Esto último es lo que torna imperativa la formación de actitudes y habilidades para producir conocimiento.

Por lo anterior parece pertinente repensar nuestro rol docente (...o académico?) en instituciones de educación superior, para lo cual nos podrían ayudar algunas palabras de connotados especialistas: Las metas de la educación son:
a).- Crear hombres que sean capaces de hacer cosas nuevas, y
b).- Formar mentes que estén en condiciones de criticar, verificar y no de aceptar todo lo que se les diga."
mientras que la misión del académico sería, para ese efecto:
Relacionar a estudiantes con procesos de investigación debido a que estamos preparándolos para sociedades que aún no existen. , construyendo su aprendizaje mediante el descubrimiento personal.

Para ello el docente requiere transformarse en académico, en un transmisor de saberes que a la vez sea constructor de nuevo conocimiento, y ahora, transmisor de nuevas dudas, provocando y enseñando a que los dicentes descubran por sí mismos los saberes necesarios para haceres competitivos y para atender con actitudes proactivas (antes reactivas a lo que el 'profe' les mostraba), sus necesidades de crecimiento personal como poseedores, no sólo de conocimientos, sino además como operadores de las prácticas para generar conocimiento de punta, con actitudes favorables para su producción.

Volviendo a la alegoría de quien produce o muere, a la metáfora de gallina productiva o a la matanza para el caldo, continuaré con esa seria autocrítica tratando de caracterizar roles y eximir con ello de culpa a unos, pero tal vez incomodando o motivando a otros.

Alguna vez el respetado poeta Bertolt Bretch acuñó una célebre frase que pudiéramos, en este momento, acomodar (con todo respeto al poeta): "hay académicos que producen un día y son buenos, hay otros que producen un año y son mejores, hay quienes producen muchos años y son muy buenos, pero hay los que producen toda la vida, esos son los imprescindibles". Las gallinas productivas (si no deseamos que nos llegue el momento de servir sólo para caldo), podrían así clasificarse en 1.- "Buenas", 2.- "Mejores", 3.- "Muy buenas", y 4.- "Imprescindibles".

Los académicos "buenos". Son como las gallinas que alguna vez pusieron un huevo, hicieron uno que otro artículo o escribieron un libro, pero ya han demostrado con creces al patrón, a quien paga la alimentación de la gallina o a sí mismos, que ya no producen y están buenos para el caldo. Son mas bien docentes, o hasta catedráticos, pero no de manera pertinente académicos, ya que simulando trabajar con el conocimiento útil, suelen trabajar con el conocimiento obsoleto o caduco , con saberes que desde años atrás dominan pero con el mismo librito, dejan de actualizarse y de construir conocimiento de punta que puedan llegar a criticar, reconstruir y llegar a transmitir. Tal vez nos acojamos a la benevolencia o tolerancia bíblica señalada en la parábola del viñador y la higuera , por la cual alguien espera, sin cortarla, aflojándole la tierra y echándole abono esperando a que produzca; o tal vez queda mas claro el riesgo de este rol aludiendo también a la advertencia bíblica de Pablo, "...el que crea estar firme, tenga cuidado de no caer." .

Los académicos "mejores". Son académicos que emocionados cacaraquearon un año, tal vez cuando se titularon o adquirieron el grado y en su momento publicaron, pero que después de esa euforia ya dejaron de hacerlo. Se trata de gallinas (o gallos) que tal vez añoran reconocimientos porque lucharon un tiempo, pero que se han olvidado de producir. A manera de motivar a estos "mejores" a que continúen produciendo, me atreveré a citar un trozo de una conocida frase de la Madre Teresa de Calcuta: "Sigue aunque todos esperen que abandones. No dejes que se oxide el hierro que hay en ti. Haz que en vez de lástima, te tengan respeto. Cuando por los años no puedas correr, trota; cuando no puedas trotar, camina; cuando no puedas caminar, usa el bastón, pero... nunca te detengas!!!". No te esperes a ser caldo de gallina, produce!

Los académicos "muy buenos". Se trata ya de personajes, ya no sólo de profesores mediocres, ya no sólo de académicos "buenos" o "muy buenos", sino de quienes durante muchos años han estado produciendo y cacaraqueando sus logros, pero que ahora sólo viven de añoranzas, de su prestigio, de sus logros amarillos, sin nuevos desafíos. Suelen llamarse a esos figurones "vacas sagradas" de manera metafórica, ya que se les sigue alabando pero sólo existen en tanto los valientes no se atreven a cuestionarlos y continúan rindiéndoles reverencia. El conocimiento científico está vivo, cambia y evoluciona, vertiginosa y constantemente, las grandes cantidades de jóvenes que vienen atrás tienden lógicamente a avasallar a esos académicos "muy buenos" que viven de su fama, de lo que hicieron durante años, y éstos, sin darse cuenta ya han "doblado sus manos".

Los académicos imprescindibles. Por supuesto que nos referimos aquí a quienes cotidianamente inician el día con el reto de criticar lo hasta hoy aceptado como válido y así lo transmiten a sus dicentes; en las aulas constantemente emplean conceptos tales como "depende", "porqué?", "no me crean todo", "duden", etcétera, porque él mismo duda sistemáticamente de cuanto conocimiento tiene u observa. Se trata ahora de académicos que constantemente realizan registros, que regularmente escriben y no se callan lo que saben, que se atreven a publicar en revistas de divulgación, en especializadas de difusión, en congresos o eventos académicos de cualquier tipo , y que finalmente someten a crítica lo que piensan, lo que creen que es válido, con la esperanza de que compartiendo, se sometan a crítica y en su caso validación esos saberes subjetivos e irlos acumulando en el mar de conocimiento objetivado, sistematizado y racionalizado.

Finalmente, ser académico no es ser profesor, docente o simple catedrático que domina en su caso un campo especializado de conocimiento, de lo que se sabe. Ser académico es producir, como las gallinas, constantemente huevos deseables, que sean capaces de generar a la vez polémica, mucha polémica, porque si no se ponen huevos que hagan que la otredad reaccione, y en una positiva y sana autocrítica de sus propios conocimientos y valores se cuestione con esas referencias, esos huevos no trascienden, no es lo que la ciencia necesita, podrían ser refritos o en su caso más de lo mismo.
El hombre no vive solo, vive y convive socialmente en comunidades, y no es de otra manera como se produce conocimiento, sino compartiéndolo generosamente con otros que nos ayudarán a confirmar si somos buenos o muy buenos, si lo que decimos en clases, pensamos o creemos saber no son elementos obsoletos o simples charlatanerías, pedanterías o simulaciones.
Si no queremos llegar a perder competitividad y que como a las gallinas nos tuerzan el pescuezo y nos metan al caldo, hay que producir y publicar, con una gran dosis de valentía y generosidad, de disciplina en manejos de tiempos y de preparación interdisciplinaria; sin pretextos seguramente podríamos lograr algo. Yo no quiero ser gallina para caldo... usted si?

Fuentes de consulta

ALBANECE Raúl, De cómo se reproducen los Gaznápiros, en Revista Iberoamericana de Educación, No. 35/3, 25-02-05, 2005
FAURE, Edgar, Aprender a ser, la educación del futuro, UNESCO, 1997
PATTERSON Leslie, et al., Los maestros son investigadores, México, Edit. Trillas, 2002
PIAGET, Jean, ¿A dónde va la Educación?, Esp., Teide, 1983

1.- Profesor TC Tit "C" Depto. de Sociología y Administración Pública, UNISON, moralesz@sociales.uson.mx; Page: http://www.internet.uson.mx/webpers/morales/
2.- Patterson Leslie, et al., (2002), Los maestros son investigadores, Edit. Trillas, México, 338 p.
3.- Real Academia Española de la Lengua, Diccionario
4.- Aunque también se le identifica como al "aula" , o a la facultad o materia particular que enseña un catedrático.
5.- La "Andragogía" es el cuerpo de conocimientos y técnicas de formación (ya no sólo de enseñanza), que tiene como propósito el estudio de los mejores métodos o técnicas y el empleo de los mejores recursos didácticos dirigidos a formar estudiantes adultos en el ser, hacer y saber científico, tecnológico y profesional.
6.- PIAGET, (1983), ¿A dónde va la Educación?, Teide, Esp. P. 23
7.- FAURE, Edgar, (1997), Aprender a ser, la educación del futuro, UNESCO, p. 221
8.- Interesante al respecto sería acceder a la lectura de ALBANECE Raúl, (2005), De cómo se reproducen los Gaznápiros, en Revista Iberoamericana de Educación, No. 35/3, 25-02-05, 13 p.
9.- Sagradas Escrituras, Lucas, 13, 1-9
10.- Sagradas Escrituras, de la Primera Carta del Apóstol San Pablo a los Corintios, 10, 1-6, 10-12
11.- Eventos académicos que varían de nombre según sus dinámicas y expectativas, tales como Coloquios, Congresos, Foros, Encuentros, Seminarios, etcétera.

  Número 36/4
10- 07 - 05

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