Introducción
Presenciando el inicio del nuevo siglo, la revolución de las ciencias, el arte y la filosofía que corre por las venas de la humanidad desde principios del siglo XIX, parece encontrar en los tejidos del pensamiento contemporáneo un lugar ideal para obstruir las principales arterias que dan vida a nuestra concepción del mundo; el paradigma de un universo determinado, estático con el homo sapiens como soberano ingeniero que estipula la correcta programación y funcionamiento de la gran maquina que la divinidad ha dejado a su disposición. La gran maquina aprende por sí misma, la inteligencia artificial se apropia de los códigos genéticos para diversificarse y mutarse desafiando el principio de la selección natural; la extinción de las especies se nos releva como una amenaza real que sucumbe ante la negligencia de la todopoderosa razón que en nuestros días carece ya de su hegemonía característica. El azar, lo impredecible, las minorías, la diferencia, la otredad reclaman su lugar en la conformación de esta complejidad que desafía las certezas y seguridades que han servido al hombre de pilares; los grandes relatos, como propone Lyotard, dejan de constituir una fuente fiable para la justificación de la existencia en un estado en donde la ciencia médica y la biología alcanzan su autonomía con respecto a estos; la sociedad del homo sacer como propone Agamben*, el hombre con la posibilidad técnica y política de disponer de la vida, de hacerla proliferar; de fabricar lo vivo y lo monstruoso. La capacidad tanática del capitalismo de producir agentes incontrolables y universalmente destructores: virus, bombas biológicas, alimentos transgénicos, clonaciones de animales (por ahora), etc. La sociedad de la biopolítica como propone Foucault; la nueva tecnología de poder que modifica la tecnología disciplinaria anterior (la anatomopolítica del siglo XVII y XVIII) y que se aplica a la vida de los hombres en general, no al hombre-cuerpo, sino al hombre-vivo, al hombre-ser viviente, al hombre-especie, a la población como cuerpo múltiple.
Las manifestaciones artísticas desbordan sus límites habituales y alzan su voz para denunciar la falta de tolerancia, el rescate de las minorías, el elitismo del mundo artístico, la dominación del capitalismo, etc. Los artistas contemporáneos desafían la especialización para incursionar en otras “disciplinas”, se tornan investigadores de las ciencias; arte con fractales, algoritmos genéticos, telemática, biología, teorías del caos son temas que se exhiben en las bienales de arte-electrónico y contemporáneo.
El arte-ciencia aparece como una alternativa para la creación de líneas de fuga que permitan al hombre contemporáneo desterritorializar este territorio que la maquina social se ha encargado de trazar, crear otros devenires, desafiar la convencionalidad, los clichés, los tópicos, “las opiniones personales en el triste reino de la doxa” *, las preguntas que contienen su propia respuesta ya implícita, las fórmulas repetidas e irrelevantes. El devenir, la conciencia del tiempo, de la finitud de la existencia y de la permanente transformación es la vía por la cual el ser humano logra despertar del mundo de la rutina, de la monotonía y se aventura en el campo de la creación, de lo impredecible, de la permanente renovación de sus creencias, hábitos, conductas, para vivir una vida llena de significado.
1. La genética en el arte contemporáneo
En la actualidad, el impacto que han tenido los desarrollos de la biología en nuestras sociedades es tal que científicos reconocidos como el Dr. Massimo Pigliucci * no duden en afirmar que estamos en la era de la biología. Está fuera del alcance de este trabajo ahondar en tal afirmación, solo basta con mencionar que en el campo de las artes su influencia se extiende a las artes visuales, el diseño industrial , la arquitectura, la música, el cine. Se realizan congresos anuales como el “Generative Art Conference” * sobre el tema en donde participan artistas y científicos de todo el mundo e incluso en algunas empresas de desarrollo tecnológico trabajan conjuntamente artistas con científicos como es el caso de los laboratorios avanzados de investigación en telecomunicaciones de Kyoto Japón*.
Una de las formas en que la genética es empleada en el arte actual es a través de lo que se denomina algoritmos genéticos. En seguida se expone un ejemplo de aplicación de estos en la composición de melodías musicales pero antes una breve introducción.
Un algoritmo es una sucesión de pasos, una metodología para la realización de una actividad. Los algoritmos se han empleado en las distintas artes a través de toda la historia. El caso de la música resulta muy didáctico: las distintas técnicas de composición desde el canon, la fuga, la sinfonía hasta las técnicas de composición de la música serial y de la música electroacústica constituyen algoritmos que permiten generar un material sonoro a partir de la manipulación de eventos sonoros primordiales básicos: las notas, sus valores rítmicos, el timbre, las relaciones armónicas entre estos, etc. Los algoritmos genéticos fueron desarrollados por John Holland a principios de los 70’s * para modelar los procesos evolutivos y su empleo se ha extendido a distintas áreas como la economía, la ingeniería, las artes, la investigación de procesos cognitivos, etc., debido a que constituyen una herramienta muy eficaz en la búsqueda de soluciones para diversos problemas. Proporcionan poblaciones de soluciones que tienen la capacidad de evolucionar y adaptarse al medio cambiante. Cada miembro de la población contiene un cromosoma el cual a su vez contiene genes que pueden presentar distintos valores o alelos los cuales constituyen algún parámetro de solución del problema. El medio ambiente es simulado por una función de ajuste (fenotipo) que se encarga de determinar cual de los individuos es más apto para reproducirse (cual de estos ofrece una mayor gama de parámetros de solución ). Esto es, se determina en primera instancia “una posible solución” (una melodía, un ritmo, una forma geométrica, un diseño en 2 o 3 dimensiones de alguna estructura, etc.) y el programa va produciendo generaciones de individuos con características que siempre difieren del prototipo original, del progenitor. Esta es la riqueza que aportan los algoritmos genéticos, ofrecen una amplia variedad de soluciones que pudieran no haber sido vislumbradas de antemano.
En resumen, los algoritmos genéticos son programas de computadora que tienen la finalidad de producir generaciones descendientes a partir de ciertos parámetros iniciales, los progenitores. Son programas que generan datos los cuales van evolucionando mediante técnicas recursivas, funciones que se repiten indefinidamente hasta que un usuario o una condición preestablecida (los parámetros de la función de ajuste o fenotipo) es encontrada. Estos datos entonces son empleados para alimentar otros programas de computo que tienen la finalidad de crear sonidos: rítmicas, melodías, formas de onda, etc..
Generación de melodías mediante algoritmos
genéticos
Bruno Degazio * propone el empleo de algoritmos genéticos para "la evolución de organismos musicales", es decir melodías que van evolucionando y que el compositor va evaluando hasta encontrar aquellas que sean más compatibles con sus expectativas.
El proyecto consiste en un software implementado con el lenguaje de programación MIDIFORTH el cual presenta distintas interfaces gráficas que permiten la selección de diversos parámetros musicales. En una etapa inicial (la generación de genes) estos parámetros consisten en:
- Los parámetros básicos del sistema MIDI como son
los valores rítmicos, notas, transposición, velocidad
de ataque, etc.
- Otros parámetros tomados de la teoría del caos
y los procesos recursivos como son el generador de patrones recursivos,
el generador de patrones mandelbrot, generador aleatorio, etc.
- Funciones de la práctica y teoría musical
convencional como son el corrector intervalico, armonizador, modalizador,
arpegiador, etc.
- Funciones basadas en las teorías de prolongación
contrapuntística de Heinrich Schenker como son las notas
vecinas, notas de escape, notas de paso, notas de subdivisión,
suspensión, etc.
- Funciones basadas en las teorías de estructuras temporales
desarrolladas por Fred Lerdahl y Ray Jackendoff en su "Teoría
generativa de Música Tonal".
- Funciones basadas en las técnicas compositivas de Joseph
Schillinger y sus teorías sobre la percepción musical
que permiten la implementación de características
musicales de alto nivel como la tensión, periodicidad,
simetría, densidad, continuidad, claridad, chroma, saturación,
fragmentación, figuración melódica, continuidad
de ataque, rítmica, instrumental, dinámica, armónica
y de grupo.
El software permite la creación de genes o individuos que son básicamente líneas melódicas que irán evolucionando de acuerdo a la evaluación del usuario, de tal manera que las sucesivas generaciones consistirán en individuos más aptos para los fines del compositor.
Para Degazio los algoritmos genéticos son herramientas que permite un mayor entendimiento de la creatividad humana. Son muy adecuados para la resolución de ciertos tipos de problemas. Son técnicas de optimización aleatoria las cuales buscan soluciones probables de un conjunto de poblaciones de soluciones, empleando las operaciones de selección, cruza y mutación para explorar el espacio de soluciones propagando y combinando los mejores individuos de cada generación.
Mediante estos algoritmos es posible crear un número de combinaciones o características tan inmenso como 2 a la 383, esto es una cantidad que desafía los potenciales de la propia imaginación humana.
2. La función "clínica"
del arte-ciencia
La aplicación del conocimiento científico en las artes, tal cual se manifiesta a inicios del siglo, sería impensable sin el desarrollo de las tecnologías modernas, en particular los sistemas de cómputo. Es por esto que en este trabajo nos limitamos a analizar el impacto de la tecnología en los procesos creativos sin ahondar mas en los conceptos científicos implícitos, tema que desbordaría las dimensiones requeridas.
El acelerado desarrollo de la tecnología en nuestros días en conjunción con las crisis ambientales, económicas, políticas, de valores, etc parece afirmar sin lugar a dudas los efectos negativos de la tecnología. Desde esta perspectiva, llamada la determinación tecnológica, la deshumnanización del arte, como propone Ortega y Gasset, parece irremediable, el imaginario en las manifestaciones artísticas de la postmodernidad no esta bien delimitado y deja la petición de redención abierta * , “deja la respuesta en sufrimiento” nos dice Lyotard. Lo único que puede el hombre contemporáneo es mostrar su abandono, su debilidad extrema, "la dispersión efímera de las frases, de las obras, de los actos a través de todas las modalidades de la escritura, incluido las redes de las tecno ciencias, de las tecno artes y de las tecno políticas".
Sin embargo, desde una perspectiva crítica, ya Heidegger señalaba que los dispositivos tecnológicos reflejan la estructura de pensamiento que media estos, son herramientas de auto reflexión. La técnica revela ampliamente el pensamiento y la actividad de una sociedad.
Para Adorno la tecnología niega a la cultura, despoja al arte de la funcionalidad que la sociedad le demanda. Es una resistencia en contra de la agencia totalizante de la cual la tecnología es reificada social y políticamente como expone lucidamente en su filosofía de la música y en otros ensayos.
El hombre, como propone la hermenéutica tecnológica, “participa en el diseño de sus propias experiencias ontológicas, cognitivas y epistemológicas” *. La herramienta tecnológica no es entonces un “marco determinista” como sucede con muchos de los objetos tecnológicos (de los que los programas de software son un buen ejemplo) de que disponemos en la sociedad actual en los cuales los humanos tienen que reformular sus problemas en un lenguaje que la maquina entienda de tal manera que, en vez de que sea una herramienta que permita al individuo liberarse, es una herramienta de represión que fuerza al individuo a tener una visión normalizada de su ambiente de trabajo. En la visión de la hermenéutica tecnológica el hombre diseña su ambiente de trabajo, los parámetros que la maquina ha de utilizar para el procesamiento de los datos, como lo ejemplifican las ultimas composiciones de Cage “Number Pieces”, en donde emplea la computadora, partiendo del diseño mismo del software, para escribir las partituras en las que explora los conceptos del budismo Zen para su aplicación en el ambiente del tiempo musical *.
La tecnología puede entonces encontrar su uso más apropiado no en el modelo de marcos históricos ya conocidos sino en posicionar modelos desconocidos hasta el momento. Desde este punto
de vista la tecnología se transforma en una herramienta valiosa para el artista que ve la técnica misma de creación como un fin en sí mismo. Esta perspectiva descubre el potencial subversivo de la tecnología “como un medio que niega en el sentido dialéctico los principios que de otra manera guían la investigación tecnológica y el imperativo comercial que conduce dichas investigaciones” *.
El creador encuentra en la tecnología que emana de la sabiduría de la naturaleza, de las ciencias, el medio para desafiar las convenciones, para emanciparse del mundo de Edipo que le ha cargado en sus espaldas el peso de la monotonía y la muerte: “La naturaleza es el libro abierto de recursos para el conocimiento técnico e imaginativo que nos puede emancipar de la monotonía para una diversidad de originalidad inspirada” *. La creación artística se torna en un canal para que fluya la vida misma. Más allá de la exhibición de destrezas manuales o intelectuales, el arte permite que la pulsión reprimida se transforme en una fuente invaluable de creatividad, el arte constituye una faceta más del plano de las multiplicidades como propone Deleuze, una meseta más dentro del territorio múltiple, un espacio nómada donde la obra artística tiene una capacidad clínica, permite crear cartografías, mapas que muestran: las líneas duras (las convenciones, estereotipos, represiones sociales, etc.), las líneas blandas que permiten vislumbrar rayos de luz, otras alternativas de vivir, y las líneas de fuga que representan las situaciones extremas en las que la vida cambia de manera radical, que crean otros devenires en una fuente de deseo: al arte “no es únicamente el resultado de una acción talentosa. El arte esta ahí cuando uno se trasforma en el tipo de persona ocupada en crear. Para tal persona la creación es todo lo que importa. La pasión de producir. Hacer visible lo que era invisible. Cuestionarse, explorar, y ver resultados, estar guiado por esta incesante e implacable fuerza, esta gran vitalidad motivadora, es el inicio del arte. El arte está cuando el deseo existe” *.
El arte y la vida se funden en una experiencia en la que lo único importante es el deseo, la pasión por la vida, la sorpresa, la producción de diferencias, de modelos nuevos para habitar —pensar—, donde lo único permanente es la transformación continua, como nos recuerda el budismo tibetano. La identidad nunca es completamente aprehensible, es únicamente temporal, relacional, incompleta, es una permanente transformación que “desafía la creencia en una permanencia ontológica y en una arquitectura estática en la que nada existe más que el cambio" *.
La experimentación con las diferencias, con lo inesperado permite subvertir los códigos dominantes, trazar líneas de fuga que superan los obstáculos que el capital y su ideología imponen en las condiciones culturales *. El arte deja de ser una exhibición cruel del sufrimiento, una situación de catarsis, es un refugio para proponer novedades, producir diferencias vitales y sociales, nuevos sentidos para la vida, líneas de vida, devenires, fugas que permiten arrastrar al arte hacia el territorio de lo asignificante, lo asubjetivo, lo sin rostro. Hacia el territorio de lo desconocido, del desequilibrio necesario para el sostenimiento de la creación: “La creación es un tipo de locura. Es un desequilibrio, de la misma manera que nuestros cuerpos necesitan del desequilibrio para moverse. Para ir adelante, para aventurarse y navegar por lo desconocido, se requiere un ímpetu y una visión tenaz” *.
Es el "arte-ciencia o la ciencia-arte" el terreno "donde la multiplicidad rizomática encuentra la expresión absoluta: absoluto nómada como la integración local que va de una parte a otra y que constituye el espacio liso en la sucesión infinita de las colecciones y de los cambios de dirección", el "absoluto que se confunde con el propio devenir o con el proceso" *.
El territorio de la creación, esencia misma de la vida, del arte que trasciende las vanas aspiraciones del ego para liberarse de los instrumentos de supresión y mutilación que el instinto paulino, clerical; el instinto edípico ha impuesto sobre cualquier indicio de autonomía y soberanía humanas. Para liberarse de lo conocido.
“La mayoría de nosotros ha hecho lo que nos han dicho que hagamos y navegamos tranquilamente sobre el río de la vida en las olas del condicionamiento y la conformidad que el día de mañana serán olvidadas. Los reconocimientos momentáneos son como narcisos en nuestra tumba. El tiempo pasa y no hemos cuantificado la vida. Solo hemos jugado nuestro pasivo rol en una etapa temporal; y ese es el problema, hemos estado pasivos toda nuestra vida. Levántate te digo y desafía el aplastante peso de la oscuridad. Atrévete a descubrir los poderes que Dios te ha dado y revela estos para todos los seres vivos. Libérate de lo conocido, canta la alegría, la tristeza y la pasión de la vida, la belleza, muerte y renacimiento, la creación que tiene un valor eterno. Eso es el arte, eso es la vida” *.
3. Una reflexión sobre la educación
Para finalizar nuestro trabajo invitamos a una reflexión sobre el papel del arte en la educación actual. ¿Qué puede aportar el arte-ciencia a nuestros sistemas educativos del siglo XXI?
Algunas de las tendencias contemporáneas en la teoría educativa abordan la teoría crítica, la narratividad, la educación estética como herramientas indispensables en la formación de individuos libres, sensibles, capaces de responder al entorno complejo de nuestros días que exige un cambio radical en nuestra manera de percibir el mundo.
El arte-ciencia más que un marco de referencia o un eje transversal como lo llaman Reyzabal y Sanz* constituye una herramienta para la educación estética, entendida esta en su sentido original, como la ciencia de los sentidos, el acceso al conocimiento mediante los sentidos lo que implica la consideración de las expresiones artísticas así como las expresiones de la naturaleza. El arte-ciencia cuestiona e invita a replantear las premisas sobre las que desde sus inicios, como disciplina independiente, la estética ha adoptado: reducir su campo de estudio hacia el juicio del gusto y la experiencia artística *. Mediante el arte-ciencia el receptor se encuentra ante una experiencia artística que simultáneamente le invita a adentrarse en las maravillas de la naturaleza , del mundo de las ciencias, promoviendo en los educandos una visión rizomática de su entorno, visión contraria al modelo newtoniano que configura una educación atomista, reduccionista, lineal, que fragmenta la realidad para su análisis y estimula una visión del mundo separada; conocimientos como pura información que no guardan relación entre sí ni con la vida misma de los estudiantes. El arte ciencia conjuga el potencial de las artes para proporcionar un conocimiento experiencial basado en la percepción, las emociones, la generalización, el azar, el descubrimiento como señala Elliot Eisner *, con el potencial de las ciencias que proporcionan conocimientos basados en la lógica, el lenguaje, el método científico.
A través del arte-ciencia se rescata el potencial del arte para alcanzar una verdad vital, experiencial, atemporal, histórica y no objetiva como propone Gadamer, mediante el libre juego de la intuición y la razón parafraseando a Kant, lo singular y lo universal, el azar y la necesidad, la lógica y el sin sentido. La razón está distribuida estadísticamente en cualquier parte nos dice Michel Serres, hay tanta racionalidad en las obras de Montaigne o Verlaine como en la física y en la química. Recíprocamente hay tanta irracionalidad en las ciencias como en los sueños. La ciencia necesita del mito y la poesía afirma David Bohm, la naturaleza también se puede explicar por el caos, el mito, el arte. El científico construye la teoría, su única realidad; la explicación en sí misma.
El educador además de ser un facilitador que crea ambientes de aprendizaje en donde las experiencias previas, intereses y necesidades de desarrollo de los educandos guían el proceso educativo como propone el enfoque transaccional de Dewey, también estimula la invención, la intuición, la imaginación, la empatía como premisas para la formación de estudiantes nómadas, “trovadores del conocimiento” que puedan viajar cruzando fronteras para descubrir nuevas rutas de transformación y traducción de sus experiencias. Abandonando el hogar para aventurarse al encuentro con la otredad, emulando a Hermes y viajando sobre diversos campos y ambientes lejanos de lo familiar y lo determinado.
Mediante esta educación estética el estudiante aprende a disfrutar la experiencia artística y con la naturaleza de manera desinteresada, sin despreciar la importancia de la interpretación, estudio y descodificación de los productos culturales mediáticos. El centrarse en la percepción y la creación implica el involucramiento emocional con el proceso y producto de dichas creaciones constituyendo una fuente de salud e inteligencia emocional. El desarrollo de habilidades pasa a segundo plano otorgando al entendimiento conceptual la prioridad. El arte ciencia permite la exploración del entorno independientemente de la edad o el talento innatos; cuestiona el mito del genio para destacar el trabajo de investigación y experimentación, la disciplina requerida para el desarrollo de la creatividad y el pensamiento horizontal como lo llama Edward de Bono. Los educandos aprenden a ser responsables, creativos, nómadas; a construir un relato de su vida como propone Ricoeur. Un texto que puede ser interpretado de múltiples formas, que necesita ser confrontado con los textos de otras vidas para desarrollar la empatía, la habilidad de relacionarnos con nuestros semejantes, con la naturaleza, nuestro entorno en general.
A manera de conclusión...
La complejidad de la sociedad actual demanda una complejidad de los sistemas educativos. Diversos autores hablan de la necesidad de especialistas que comprendan el papel de los sentidos en la construcción del conocimiento, en la comprensión de la transdiciplinareidad, en la capacidad de evaluar desde perspectivas múltiples, educar para la independencia y la iniciativa, etc. Se torna urgente la necesidad de educar, antes que nada, a nosotros mismos como educadores que somos, sensibilizarnos ante las posibilidades infinitas que solo nuestra creatividad puede descubrir. Conocernos a nosotros mismos, transformar nuestra conciencia para comprender la temporalidad de la identidad y aprender a vivir en el presente, en el gozo. Practicar la atención, la compasión y el correcto discernimiento para poder comprender desde la experiencia la interdependencia de todos los seres y los fenómenos, la rizomaticidad de la existencia, la posibilidad de disolver el ego para eliminar las barreras del prejuicio que nos impiden percibir el grano del otro, la imagen del cuerpo que el otro me entrega como nos propone Barthes* y entablar relaciones intimas mediante la escucha psicoanalítica, la capacidad de leer el cuerpo y el discurso del otro para conocer sus deseos, sus motivaciones, sus necesidades; aspectos que compartimos todos los seres humanos y que por tanto nos vinculan en una extremada red compleja.
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SOMMERER, Christa, y MIGNONNEAU, Laurent (1998): Art & Science, SpringerWien New York.
Una explicación mas detallada y clara se puede encontrar en los trabajos de Crystin MAGNUS (2003): “Evolving Waveforms with Genetic Algorithms”, thesis for the Degree Masters of Arts in Music, University of California, y de Peter VELIKONJA (2004): “Autonomous Music via Artificial Evolution”, thesis for the Degree of Doctor of Philosophy, Princeton University.
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Lyotard propone que el hombre moderno requiere la legimitación del otro, del gran relato, la historia para aliviar la angustia de separación que sufre cuando se reconoce distinto a su madre. Esta historia en occidente es la escatología que Pablo de Tarso y Agustín instituyen dentro del cristianismo, "la narración de una experiencia de la falta que se acabara con el fin de los tiempos, es la remisión del mal, del abandono y de la muerte". El otro pasa a ser Dios en el paraíso terrestre, naturaleza y estado de derecho natural como planteaba Rousseau, sociedad sin clases para Friedrich Engels, etc.
LYOTARD, Francois (1994): El imaginario postmoderno y la cuestión del otro en el pensamiento y la arquitectura. Pensar, componer, construir, habitar. Editor Francisco Jarauta. Guipuzcoa, Arteleku.
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REYZABAL, Victoria, y SANZ, Ana Isabel: Los ejes transversales. Ed. Escuela Española.
Para una discusión interesante sobre el tema ver: Taylor ROD y Andrews GLENNIS (1993): The Arts in the Primary School. The Flamer Press.
EISNER W, Elliot (2002): La escuela que necesitamos. Amorrortu Editores.
BARTHES, Roland (1986): Lo obvio y lo obtuso.. Paidos Comunicación.
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