Organización de Estados Iberoamericanos Para la Educación, la Ciencia y la Cultura |
Revista Iberoamericana
de Educación Número 8 Educación y Democracia (1) |
(*) María Rosa Buxarrais Estrada, profesora de la Facultad de Pedagogía y miembro del grupo de investigación en Educación Moral (GREM) de la Universidad de Barcelona, España. Doctora en Pedagogía y licenciada en Psicología por dicha Universidad. Responsable del Programa de Educación en Valores del ICE de la Universidad de Barcelona desde 1994. Autora de diversas publicaciones y directora de proyectos de investigación sobre Desarrollo moral y Educación en Valores. Colabora con la OEI en el programa Educación y Democracia desde 1994, participando como ponente en los seminarios sobre Educación y Democracia en Santafé de Bogotá y Santiago de Chile. |
En una sociedad democrática y pluralista como la nuestra asistimos a una de las muchas modas que aparecen en cada período posterior a una falta de valores morales y/o éticos, o bien a un relativismo moral exacerbado. La ética se ha puesto de moda. Todos hablan de ética: los políticos, los científicos, los medios de comunicación, los abogados, los jóvenes, los no tan jóvenes, o sea, todos los sectores de la sociedad. No tenemos respuestas convincentes pero sí razonadas.
Aquí presentamos una bibliografía comentada de algunas obras fundamentales del ámbito de la Filosofía de los valores, de la Ética y la Moral, que quizás contribuya a explicarnos dónde estamos y adonde vamos en el mundo de la Moral y de los valores morales. Nos pueden proporcionar la base para adentrarnos en muchas cuestiones socialmente controvertidas y, sobre todo, darnos pautas para planificar una educación moral para nuestra infancia y nuestra juventud.
Este libro recoge una serie de ensayos que determinan la existencia de unos fundamentos filosóficos subyacentes a las relaciones entre la práctica de los derechos humanos y las oportunidades disponibles para la promoción de estos derechos en las diferentes comunidades.
Dichos ensayos han sido preparados con la colaboración del Instituto Internacional de Filosofía. En la Introducción, Paul Ricoeur resume y evalúa el esfuerzo que ha supuesto la iniciativa. La razón de buscar una nueva base filosófica para los derechos humanos está relacionada con la evolución de la misma desde la Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948. Se han añadido derechos culturales y sociales, como el derecho al trabajo, a un ingreso garantizado, a igualdad de oportunidades en educación y de información fiable; las libertades de expresión, asociación y creencia religiosa, el derecho a procedimientos legales de acusación y a un juicio justo.
Se trata de un trabajo llevado a cabo por pensadores occidentales que amplían la base de los derechos tanto individuales como sociales, y por pensadores no occidentales que han contribuido a la investigación, intentando descubrir en su tradición intelectual y espiritual un fundamento filosófico distinto al de la filosofía europea y americana de los siglos XVII y XVIII para así reformular algunos de esos derechos sobre la base de este nuevo fundamento.
Se ofrecen dos textos de K.O. Apel. El primero recoge su punto de vista teórico, en la línea de una teoría consensual de la verdad y una pragmática trascendental del lenguaje. El segundo muestra su quehacer ético que, desde la pragmática trascendental, consiste en construir una ética dialógica, una ética discursiva de la responsabilidad.
Este autor se inscribe en la tradición socrática, que desvela el carácter dialógico de la razón humana, en virtud del cual precisar lo verdadero o lo correcto exige participar seriamente en diálogos, quedando superado el solipsismo.
Esta obra versa sobre las dos preguntas esenciales que la ética viene formulándose a lo largo de su historia: ¿qué es bueno? y ¿por qué debemos hacer lo bueno? Se parte del reconocimiento de que todo individuo razonable está en condiciones de satisfacer ambas exigencias, y, además, que hay buenas personas.
A partir de aquí el autor se va aproximando a la Ética, presentando los diferentes enfoques de la idea de bueno que apuntan todas y cada una de las reglas de la moralidad. De esta forma se realiza una especie de examen de la razón práctica, implicando conceptos como la libertad y la sociabilidad, que suponen condiciones y presupuestos de la acción moral. También aparecen las ideas de felicidad y justicia en que han venido a cuajar históricamente las nociones de lo bueno y lo correcto.
En la bibliografía se detallan las más destacadas obras de referencia para introducir al lector a la Ética.
Este trabajo proporciona al lector una síntesis de las aportaciones de la investigación en el ámbito de la Ética llevadas a cabo en el siglo XX. Todas ellas abordan los problemas epistemológicos y contextuales característicos del estudio de lo moral. Se alude a la actual crisis de la moral, resultado de las transformaciones sociales y de las aportaciones críticas que han provocado la evolución del pensamiento moderno. Nietzsche es el máximo exponente de dicha crítica. Además de múltiples alusiones a los clásicos, hay importantes referencias a seis grandes autores: Platón, Aristóteles, Hume, Kant, Hegel y J.S. Mill.
Se presentan, asimismo, las teorías contemporáneas, exponiéndose las formas de investigación aún vigentes: análisis del lenguaje moral, filosofía hermenéutica, constructivismo, racionalismo crítico, neoutilitarismo, neocontractualismo, etc.
Finalmente, se dedica un capítulo a diversos ámbitos concretos de la filosofía práctica: la bioética, la ética ecológica, la fundamentación de los derechos humanos, etc. Se exponen tan sólo algunas cuestiones relevantes y se ofrece una información bibliográfica útil para los interesados en profundizar.
Esta obra realiza unas aportaciones teóricas y presenta algunas estrategias de fácil aplicación en las aulas. Se tratan cuestiones generales y de fundamentación, cuestiones de qué se entiende por educación moral, los modelos y criterios para educar moralmente, las dimensiones de la personalidad moral y los ámbitos de intervención pedagógica. También se incluyen algunas teorías del desarrollo moral. Hay un capítulo dedicado a las finalidades y los contenidos de la educación moral en los niveles de educación primaria y secundaria obligatoria. Además, se dan pautas al profesorado para enfrentarse al tema de la educación en valores, y se explican de forma detallada y con ejemplos las distintas estrategias y técnicas de la educación moral.
Finalmente, se expone una propuesta de evaluación en educación, asumiendo las dificultades que conlleva, y se determina una serie de indicadores y criterios que facilitan la evaluación formativa de los alumnos.
Esta obra plantea la reflexión sobre los valores que han de contribuir a la mejora de la vida en común. Valores como la solidaridad, la responsabilidad, la tolerancia, la buena educación; cualidades capaces de combatir la indiferencia y la apatía políticas, así como la privacidad y la autocomplacencia que tienden a generar tanto las libertades individuales como el bienestar creciente.
En el primer capítulo se explica por qué el calificativo de «públicas» a las virtudes. Los tres siguientes se dedican a analizar las que deberían ser cualidades básicas del sujeto democrático: la solidaridad, la responsabilidad y la tolerancia. El quinto capítulo trata de la virtud de la profesionalidad, la única que es de verdad respetada y reconocida, dice Camps, en nuestras sociedades; una virtud válida, pero que entraña un evidente riesgo de alienación. El capítulo sexto habla de la «buena educación» en su doble acepción: buenas maneras y educación ética, y no se olvida del papel fundamental de la paideia en la formación ética de la persona o formación del carácter. El capítulo séptimo, «El genio de las mujeres», muestra que la propuesta de una ética de las virtudes es muy afín a la sensibilidad femenina. El capítulo «Identidades» se enfrenta con el problema actual de la búsqueda de éstas a todos los niveles y de la inevitable dialéctica entre la identidad personal y las identidades colectivas. Para finalizar, «La corrupción de los sentimientos» aborda una de las contradicciones insolubles de la ética: la rebeldía y la insumisión de los deseos a doblegarse ante el bien.
Partiendo de la base de que la educación ha de proponerse no sólo la instrucción de unas materias sino la formación de las personas, es urgente que incorpore explícitamente los valores éticos. Así, la autora trata de elaborar cuáles son dichos valores en una sociedad democrática, a partir de una ética universal y laica. La idea central de la obra es que dichos valores son el punto de partida ineludible para iniciar el diálogo y para pretender el consenso sobre las normas y actitudes que aún no compartimos.
Se trata de proporcionar al docente una serie de ideas y conceptos que le serán útiles en su tarea educadora.
Los principales valores que propone «para empezar a hablar» son: la dignidad de la vida humana, las diferencias, la libertad, el compartir responsabilidades, la solidaridad, la justicia, la paz.
En este libro el autor realiza un estudio sobre el carácter ético de la tarea educativa. La principal idea que sugiere es la necesidad de los educadores de tomar conciencia de la responsabilidad moral que asumen en su rol.
De arduo contenido pero de fácil lectura, esta obra nos enfrenta de forma directa con los problemas vivos y cotidianos de todos, denotando la preocupación por el sentido ético de las actividades humanas, especialmente de las educativas.
Los temas que se tratan son los siguientes: cómo responder a la necesidad de una integración de los conocimientos, sobre todo en función de la persona que ha de ser educada, y sentido de esta acción educativa; el papel de la familia y de la escuela en la educación; la educación en la libertad y para la libertad, es decir, la libertad como meta y sentido de la acción educativa en el respeto al pluralismo, sin caer en el relativismo; el ejercicio de la libertad y del amor como actos propios de esa libertad; la diferencia entre información y educación, etc.
Para finalizar, incluye unas notas donde clarifica el papel de la educación de la mujer, el ambiente social contemporáneo y la singularidad personal.
En este libro Adela Cortina realiza las siguientes aportaciones: lleva a cabo la acotación del ámbito de la ética, presenta un criterio para la preferencia racional entre los diversos códigos morales, habla de la ética y de la política relacionándolas con los conceptos de democracia, de moral civil, de legitimización ética del derecho, de autonomía moral, etc.
Por último, dedica un apartado a ética y religión. Cortina quiere «ir más allá de Kant», para lo que considera necesaria la distinción de racionalidades y usos de la razón.
Según su autora, esta obra pretende prolongar, «superándola», la tarea emprendida en «Razón comunicativa y responsabilidad solidaria» (Sígueme, 2ª ed., Salamanca, 1989), en «Ética mínima», en los últimos capítulos de «Crítica y Utopía: La Escuela de Frankfurt» (Madrid: Cincel, 1985), y en «Ética discursiva»; en V. Camps (ed.) «Historia de la ética». Barcelona: Crítica, 1989, pp. 533-577.
Este libro se divide en tres partes fundamentales: en la primera se ofrece una «composición de lugar» de la ética, presentando al lector una panorámica de los actuales debates, además de dar ideas sobre qué puede enseñar y qué aprender la ética de ellos. En la segunda, se trabajan las distintas vertientes del ámbito práctico -moral, jurídica y política- de nuestra ética, mostrando sus insuficiencias. En ellas se basa la última parte, que intenta paliarlas mostrando los rasgos de una ética de la modernidad crítica, preocupada por las normas correctas y por la justicia, por los derechos humanos y por las formas de vida política, pero también por fines móviles, actitudes y virtudes.
«Dialogando con las distintas éticas actuales intenta la nuestra llevar adelante la moral moderna, base legitimadora de una democracia auténtica, que tiene por claves la autonomía personal y la solidaridad social».
La tesis principal de la obra se concreta en lo siguiente: se llama «democracia radical a la que, respetando la diversidad de facetas humanas y de esferas sociales, reconoce sus compromisos en el campo político y se empeña en cumplirlos, abandonando todo afán de colonizar otros ámbitos, (...) pero también la que afrontara el reto de tomar en serio, en la teoría y en la práctica, que los hombres concretos, raíz y meta si no de todas las cosas, sí al menos de las que les afectan, son interlocutores válidos y, por tanto, han de ser tenidos dialógicamente en cuenta». El modo de tenerlos dialógicamente en cuenta se sugiere en dicha obra.
Se consideran distintos modelos de democracia, distintas concepciones de hombre, llegando a la que la autora considera más adecuada: la del hombre interlocutor válido, tal como la sugiere, en principio, la ética del discurso. Se justifica con argumentos dicha opción ética.
La participación política ya no se entiende como una forma de vida como en Ética sin moral, sino como un mecanismo.
Los capítulos 8 y 9 configuran el núcleo en que se articulan los dos momentos que componen el libro: el de la democracia considerada como mecanismo político (partes I y II) y el de la exigencia de la participación de todos y cada uno de los hombres desde los distintos sectores de la ética aplicada (parte III).
Se concluye de esta forma: «Una democracia radical es imposible sin construir una moral civil desde los distintos ámbitos de la llamada ética aplicada».
Parece una especie de diccionario de Ética. El objetivo de su directora ha sido el de ir aclarando en qué consiste la vida moral, qué principios y elementos la componen, cuáles son sus problemas, metas y procedimientos. Para cumplir con este objetivo se plantean 10 elementos clave de la vida moral. Se trata de 10 términos ineludibles, centrales, para entender el fenómeno de la moralidad. Cada uno de ellos puede ayudar a clarificar otra serie de términos: conciencia moral, deber, felicidad, justicia, libertad, persona, razón práctica, sentimiento moral, valor, virtud. La Ética se ha ocupado y se ocupa de la felicidad como fin de la conducta humana; del bien como meta; de las virtudes que predisponen a alcanzarlo, muy especialmente la justicia; del tipo de razón que se ejerce en la ética, puesto que es un saber racional aunque no científico; del lugar de los sentimientos morales y de los valores en el conjunto de un saber semejante; de la manera peculiar que tiene esa específica forma de conciencia a la que llamamos conciencia moral. Y, conforme la modernidad ha ido haciéndose presente, de la idea de libertad, sin la que no hay ética posible, y de una noción de deber autonomizado del contexto de la felicidad en que nació. Por su parte, la idea de persona, que cobra carta de naturaleza filosófica en disputas medievales, se va abriendo paso como núcleo y sentido del conjunto de los restantes términos.
A lo largo del libro va perfilándose la respuesta a la pregunta: ¿qué diferencia a la ética de la política, de la economía o de la religión?
Esta obra supone un esfuerzo considerable por enfocar, desde una óptica actual, una amplia serie de problemas y dilemas propios de la filosofía moral.
Se trata, en primer lugar, de determinar qué es la ética, cuáles son sus límites, cuáles sus contenidos, cuál es su sentido, su función y su vigencia. Se distingue la ética de la moral. Se plantea el tema del relativismo ético, retomándose a lo largo de la obra. También se delimita la ética de la religión o el derecho, insistiéndose en la autonomía y en la supremacía de la ética. En un segundo momento la discusión se centra en torno a cuál es, si existe, el soporte de la filosofía moral. El puesto de la razón en la ética y su contraposición con el papel menos relevante y decisivo de las pasiones, emociones, deseos e intereses humanos, es la raíz donde surgen debates y polémicas. Asimismo, se analizan las posibles vinculaciones entre la ética y la naturaleza, «naturaleza humana», sentimientos, actitudes favorables, etc.
Una tercera parte plantea las vinculaciones entre justicia y felicidad, ideales para muchos autores que aparecen a veces disociados, distanciados, contrapuestos e irreconciliables. Las propuestas de Hare, Kant, Epicuro, Bentham, Mill y Godwin se tienen en cuenta en este sentido. Nuevamente aparece la fusión y la confusión de la pasión y la racionalidad, la búsqueda de la felicidad y la imparcialidad, el cumplimiento de la justicia y la satisfacción de los deseos. Se parte del supuesto de que «solo conjugando la pasión con la razón en ética» podremos solventar los dilemas que se presentan tanto a nivel metaético como a nivel de ética normativa en la filosofía moral contemporánea.
Obra coordinada por Esperanza Guisán, en la que por primera vez se reune un grupo significativo de filósofos de la moral de habla hispana: J.L. Aranguren, V. Camps, P. Cohn, A. Cortina, G. Gutiérrez, J. Muguerza y J. Rubio Carracedo. Cada uno de ellos, desde su perspectiva particular, comenta los méritos y/o deméritos de la ética kantiana, comparando a Kant con sus contemporáneos Rousseau y Hume, o sus seguidores contemporáneos como es el caso de Habermas.
El trabajo no se limita a los aspectos centrales de la ética normativa kantiana sino que intenta extraer algunos resultados aplicables al ámbito de la ética práctica.
Esta obra constituye una importante aportación a la filosofía moral contemporánea. En un lenguaje claro, cotidiano y actual, se dirige no sólo al especialista sino a un público lo más amplio posible para que éste entienda las razones de defender la causa del hombre y su felicidad.
Su propuesta principal gira en torno a una llamada a la liberación del hombre frente a tabúes y poderes humanos y sobrehumanos de todo signo. Liberación no sólo en el sentido negativo de remover obstáculos, sino también en el positivo de lograr el autodespliegue y la autorrealización en las vivencias subjetivas y en la convivencia.
Este manifiesto tiene un doble objetivo: por una parte, superar el hedonismo rudimentario basado únicamente en la satisfacción de las necesidades primarias, y, por otra y de modo muy especial, refutar las teorías de inspiración deontológica, neokantiana y neopuritana, tanto por la forma en que dichas teorías se formulan académicamente, como por el desarrollo que las iglesias e instituciones moralizadoras hacen de ellas.
Se defiende un «Hedonismo» que no niega el amor propio, sino que lo ensancha y lo hace más abarcador. No rechaza la búsqueda de la comodidad o el disfrute de bienes de todo tipo, sino que defiende la «comodidad» y el «bienestar» de modo que se ajusten a aquello que satisface las exigencias de la inteligencia y de la sensibilidad. Sus pilares son dos presupuestos optimistas: a) el hombre virtuoso es el hombre feliz y el hombre feliz es el hombre virtuoso, y b) el hombre encuentra una de sus fuentes más profundas y duraderas de goce en la lucha por transformar y mejorar la suerte de sus congéneres.
Esta historia de filosofía moral abarca desde la generación homérica hasta los debates anglosajones contemporáneos, y permite al lector situar los textos de ética en una perspectiva histórica.
El autor distingue tres tipos de relaciones históricas y filosóficas cuya importancia a menudo no ha sido apreciada: la deuda que los moralistas tienen con sus predecesores; la naturaleza de los conceptos morales del propio filósofo que vincula sus temas de estudio con el desarrollo histórico de esos conceptos; y la influencia que la investigación filosófica tiene sobre los conceptos morales, pues el análisis filosófico puede transformarlos e incluso desacreditarlos.
En el índice de la obra vemos que se incluyen, entre otros, los temas siguientes: importancia filosófica de la historia de la ética, historia prefilosófica de «bueno» y transición a la filosofía; los sofistas, Sócrates, Platón; la ética de Aristóteles y la ética griega; el cristianismo, Lutero, Maquiavelo, Hobbes y Spinoza; las ideas británicas del siglo XVIII, las ideas francesas del siglo XVIII; Kant, Hegel y Marx; de Kierkegaard a Nietzsche; reformadores, utilitaristas, idealistas; la filosofía moral moderna. Así, se ocupa de la mayoría de tipos y de escuelas de la ética occidental, y ofrece al lector la base histórica y la perspectiva esenciales para hacer una buena lectura de los textos fundamentales de la ética.
Se trata de una compilación de diferentes aportaciones planteadas desde distintos puntos de vista -ideológico, político, económico y pedagógico-, para esclarecer el estado de la cuestión en cuanto al binomio educación-democracia.
El objetivo del texto, según los compiladores, es abundar en el debate y en las posiciones planteadas respecto a él, y resituar sus análisis en las dimensiones más plurales del debate -ética, multiculturalismo, ciudadanía, currículum...-.
En cada uno de los artículos (A. Cortina, H.J. Apel, W. Carr, E. Gelpi, J.M. Escudero, V. Gordillo, P. Ortega, etc.), se observan diferencias en cuanto a la metodología empleada, la temática elegida, el punto de partida, pero en todos ellos subyace un supuesto común: la idea de que, con la reflexión, puede contribuirse a reforzar la comprensión que se tiene de la relación educación-democracia.
Esta obra gira en torno a un único problema: la posibilidad y el sentido de una ética contemporánea, es decir, la posibilidad y los límites de una teoría ética actual.
Se recogen varios ensayos que convergen en tres grandes cuestiones: la recuperación de un humanismo crítico, el debate sobre la educación moral, y, por último, el planteamiento de la objetividad moral como fruto de una ética dialógica o socialmente construida.
El autor adopta un enfoque interdisciplinar, imprescindible para el estudio de estas cuestiones que, por su naturaleza, requieren ser tratadas desde distintas disciplinas, pues a todas ellas les compete.
El desarrollo moral es tratado en un extenso ensayo, de corte predominantemente expositivo, en el que se examinan las principales teorías sobre la génesis de la conciencia moral, haciendo especial mención del cognitivismo estructural de Piaget y Kohlberg.
Los diferentes capítulos del libro conforman un conjunto cohesionado. El primer trabajo: «La ética ante el reto de la postmodernidad» introduce al lector en el planteamiento de los actuales problemas de crisis del programa de la modernidad. A su vez, indica las líneas maestras de solución para salir de la crisis de forma positiva.
El segundo: «Los dos paradigmas de la ética: estrategia y comunicación», tiene una función diagnóstica del origen profundo de las polémicas inventadas entre diversos enfoques de la ética: la racionalidad estratégica y la racionalidad comunicativa, para promover su mutua y necesaria conjugación según la línea integracionista de Rawls -principio racional y principio razonable-.
El tercer capítulo: «Moralidad y eticidad. Contextualización, responsabilidad y pluralismo», aborda la cuestión decisiva de la aplicación de los principios y reglas morales, construidos en condiciones normativas, a la práctica moral cotidiana, realizándose a través de un proceso deliberativo para interpretar la norma y traducirla adecuadamente a la solución del problema moral en su contexto.
En cuarto capítulo: «Autonomía moral», trata de la construcción de una autonomía individual bien fundada, es decir, guiada por la racionalidad práctica.
En el quinto capítulo se defiende tanto el constructivismo dialógico como el enfoque metodológico al cual acudir. Por último, en los dos capítulos siguientes se hace el intento de una coimplicación entre la metodología constructiva y la democracia, y la vinculación estrecha entre la ética y la política.
También se incluye un capítulo titulado «Autonomía para morir», donde se trata de la cuestión fundamental de la autonomía moral.
Este libro analiza temas con los que nos enfrentamos a diario: el trato a los animales, el problema del aborto y la eutanasia, los ricos y los pobres, los fines y los medios, etc.
Se trata de ofrecer una ética práctica en su más vasta extensión. Las cuestiones que se estudian son aquellas en las que el papel principal corresponde a discrepancias éticas más que a cuestiones fácticas.
Regresar a Índice de Revista Iberoamericana de Educación Número 8 | Regresar a Biblioteca Digital de la OEI | Más datos: weboei@oei.es |