Enseñanza de las Ciencias y la Matemática
Miguel de Guzmán (1936-2004) *
SÍNTESIS: Este trabajo contiene una serie de observaciones
personales sobre algunos aspectos del panorama actual de la educación
matemática que, por diversas razones que intentaré
explicar, distan mucho de haber alcanzado una fase de estabilidad.
En su conjunto, parece que la educación matemática,
por su propia naturaleza, como se indica en la SECCIÓN
1, deba ser uno de esos temas complicados que haya de permanecer
en constante revisión. En la SECCIÓN 2 se presentan
unas cuantas reflexiones sobre la situación de cambio en
la que actualmente nos encontramos, señalando las razones
profundas que nos mueven en nuestros días para querer salir
de algunas vías menos deseables en las que la enseñanza
matemática se introdujo en un pasado reciente. La SECCIÓN
3 se dedica a apuntar algunas tendencias generales que señalan
las líneas de trabajo más llamativas en la actualidad.
De estas tendencias, por una parte, se derivan de forma natural
algunos cambios en los principios metodológicos que deberían
guiar la enseñanza y aprendizaje de nuestros días,
lo que se presenta en la SECCIÓN 4, y por otra, cambios
en los contenidos mismos de nuestra educación, más
acordes con las finalidades que hoy se pretenden, tal como queda
explicado en la SECCIÓN 5. Finalmente, la SECCIÓN
6 presenta unos pocos proyectos que, a mi parecer, sería
deseable que nuestra comunidad matemática fuese realizando
para conseguir una educación más sana y eficaz.
La bibliografía al final del trabajo remite a unos pocos
artículos clave, cuyas bibliografías extensas pueden
servir como fuente de información más profunda.
SÍNTESE: Este trabalho contém uma série
de observações pessoais sobre alguns aspectos do
panorama atual da educação matemática que,
por diversas razões que tentarei explicar, distam muito
de ter alcançado uma fase de estabilidade. Em seu conjunto,
parece que a educação matemática, por sua
própria natureza, como se indica na SEÇÃO
1, deve ser um desses temas complicados que tenha que permanecer
em constante revisão. Na SEÇÃO 2 apresentam-se
algumas reflexões sobre a situação de mudança
em que atualmente nos encontramos, assinalando as razões
profundas que nos movem, na atualidade, a pretender sair de algumas
vias menos desejáveis em que o ensino matemático
se introduziu em um passado recente. A SEÇÃO 3 dedica-se
a apontar algumas tendências gerais que assinalam as linhas
de trabalho mais chamativas na atualidade. Destas tendências,
por uma parte, derivam-se, de forma natural, algumas mudanças
nos princípios metodológicos que deveriam guiar
o ensino e a aprendizagem de nossos dias, o que se apresenta na
SEÇÃO 4, e, por outra, mudanças nos próprios
conteúdos da nossa educação, mais acordes
com as finalidades que hoje se pretende alcançar, tal como
fica explicado na SEÇÃO 5. Finalmente, a SEÇÃO
6 apresenta alguns projetos que, a meu ver, seria desejável
que nossa comunidade matemática fosse realizando, a fim
de conseguir uma educação mais saudável e
eficaz. A bibliografia ao final do trabalho destaca alguns artigos-chave,
cujas bibliografias extensas possam servir como fonte de informação
mais profunda.
ABSTRACT: The following notes contain a series of personal
observations on some regards of current mathematics education
which, for several reasons that I will try to explain, are far
from reaching a stage of stability. On the whole, it would seem
that mathematics education, because of its very nature, as stated
in SECTION 1, is bound to be one of those complicated subjects
that must undergo constant revision. SECTION 2 presents several
reflections on the transitional phase in which we find ourselves
today, highlighting the fundamental reasons that drive us away
from some of the less desirable channels that instruction in mathematics
had recently entered. SECTION 3 is dedicated to pointing out the
general trends which highlight the most remarkable work frames
of current times. From these trends, on the one hand, are naturally
derived some changes in the methodological principles that ought
to guide contemporary teaching and learning, which are presented
in SECTION 4, and on the other hand, changes in education content
itself, in keeping with today's desired goals, as explained in
SECTION 5. Finally, SECTION 6 presents a few projects that, in
my opinion, would be desirable for our mathematics community to
start developing, in order to achieve a healthier and more effective
education. The bibliography at the end of this work refers to
a few key articles whose extended bibliographies can be useful
as a deeper source of information.
1. ¿Por qué la enseñanza de la matemática
es tarea difícil?
La matemática es una actividad vieja y polivalente y a lo
largo de los siglos ha sido empleada con objetivos profundamente
diversos. Fue un instrumento para la elaboración de vaticinios
entre los sacerdotes de los pueblos mesopotámicos y entre
los pitagóricos considerada como un medio de aproximación
a una vida más profundamente humana y como camino de acercamiento
a la divinidad. Utilizada como un importante elemento disciplinador
del pensamiento en el Medievo, a partir del Renacimiento ha sido
la más versátil e idónea herramienta para la
exploración del universo. Ha constituido una magnífica
guía del pensamiento filosófico entre los pensadores
del racionalismo y filósofos contemporáneos y un instrumento
de creación de belleza artística, un campo de ejercicio
lúdico, entre los matemáticos de todos los tiempos...
Por otra parte, la matemática misma es una ciencia intensamente
dinámica y cambiante: de manera rápida y hasta turbulenta
en sus propios contenidos y aun en su propia concepción profunda,
aunque de modo más lento. Todo ello sugiere que, efectivamente,
la actividad matemática no puede ser una realidad de abordaje
sencillo.
El otro miembro del binomio educación-matemática
tampoco es algo simple. La educación ha de hacer, necesariamente,
referencia a lo más profundo de la persona, una persona aún
por conformar, a la sociedad en evolución en la que esta
persona se ha de integrar, a la cultura en que esta sociedad se
desarrolla, a los medios concretos personales y materiales de los
que en el momento se puede o se quiere disponer, a las finalidades
prioritarias que a esta educación se le quieran asignar y
que pueden ser extraordinariamente variadas.
La complejidad de la matemática y de la educación
sugiere que los teóricos de la educación matemática,
y no menos los agentes de ella, deban permanecer constantemente
atentos y abiertos a los cambios profundos que en muchos aspectos
la dinámica rápidamente mutante de la situación
global venga exigiendo.
La educación, como todo sistema complejo, presenta una fuerte
resistencia al cambio, lo cual no necesariamente es malo, pues una
razonable persistencia ante las variaciones es la característica
de los organismos vivos sanos. Lo malo ocurre cuando esto no se
conjuga con una capacidad de adaptación ante la mutabilidad
de las circunstancias ambientales.
En la educación matemática a nivel internacional
apenas se habrían producido cambios de consideración
desde principios de siglo hasta los años sesenta. A comienzos
de siglo había tenido lugar un movimiento de renovación
en educación matemática, gracias al interés
inicialmente despertado por la prestigiosa figura del gran matemático
alemán Felix Klein, con sus proyectos de renovación
de la Enseñanza Media y con sus famosas lecciones sobre Matemática
elemental desde un punto de vista superior (1908), que ejercieron
gran influencia en nuestro país a partir de 1927, por el
interés de Rey Pastor, quien las tradujo al castellano y
publicó en su Biblioteca Matemática.
En la década de 1960 surgió un fuerte movimiento
de innovación y se puede afirmar con razón, que el
empuje de renovación de dicho movimiento, a pesar de todos
los desperfectos que ha traído consigo en el panorama educativo
internacional, ha tenido con todo la gran virtud de llamar la atención
sobre la necesidad de alerta constante sobre la evolución
del sistema educativo en matemáticas a todos los niveles.
Los cambios introducidos en los años sesenta han provocado
mareas y contramareas a lo largo de la etapa intermedia. Hoy día,
podemos afirmar con toda justificación que seguimos estando
en una etapa de profundos cambios.
2. Situación actual de cambio en la Didáctica
de la Matemática
Los últimos treinta años han sido escenario de cambios
muy profundos en la enseñanza de la matemática y por
los esfuerzos que la comunidad internacional de expertos en didáctica
continúa realizando por encontrar moldes adecuados, está
claro que vivimos aún una situación de experimentación
y cambio.
El movimiento de renovación hacia la "matemática
moderna" de los años sesenta y setenta trajo consigo
una honda transformación de la enseñanza, tanto en
su talante profundo como en los contenidos nuevos con él
introducidos. Entre las principales características de dicho
movimiento y sus efectos pueden mencionarse los siguientes:
Se subrayaron las
estructuras abstractas en diversas áreas, especialmente
en álgebra.
Se pretendió
profundizar en el rigor lógico, en la comprensión,
contraponiendo ésta a los aspectos operativos y manipulativos.
Esto último
condujo de forma natural al énfasis en la fundamentación
a través de las nociones iniciales de la teoría
de conjuntos y en el cultivo del álgebra, donde el rigor
es fácilmente alcanzable.
La geometría
elemental y la intuición espacial sufrieron un gran detrimento.
La geometría es, en efecto, mucho más difícil
de fundamentar rigurosamente.
Con respecto a las
actividades fomentadas, la consecuencia natural fue el vaciamiento
de problemas interesantes, en los que la geometría elemental
tanto abunda, y su sustitución por ejercicios muy cercanos
a la mera tautología y reconocimiento de nombres, que es,
en buena parte, lo que el álgebra puede ofrecer a este
nivel elemental.
En la década de 1970 se empezó a percibir que muchos
de los cambios introducidos no habían resultado muy acertados.
Como acabamos de señalar, con la sustitución de la
geometría por el álgebra la matemática elemental
se vació rápidamente de contenidos y de problemas
interesantes. La patente carencia de intuición espacial fue
otra de las desastrosas consecuencias del alejamiento de la geometría
de nuestros programas, defecto que hoy se puede percibir muy claramente
en las personas que realizaron su formación en aquellos años.
Se puede decir que los inconvenientes surgidos con la introducción
de la llamada "matemática moderna" superaron con
mucho las cuestionables ventajas que se habían pensado conseguir,
como el rigor en la fundamentación, la comprensión
de las estructuras matemáticas, la modernidad y el acercamiento
a la matemática contemporánea.
Los años setenta y ochenta han presentado una discusión,
en muchos casos vehemente y apasionada, sobre los valores y contravalores
de las tendencias presentes, y luego una búsqueda intensa
de formas más adecuadas de afrontar los nuevos retos de la
enseñanza matemática por parte de la comunidad matemática
internacional.
A continuación quisiera dirigir mi atención sucesivamente
sobre los aspectos más interesantes, a mi parecer, de esta
búsqueda y de algunas respuestas parciales que van surgiendo
en el panorama educativo de la matemática.
3. Tendencias generales actuales
3.1 Una consideración de fondo. ¿Qué es
la actividad matemática?
La filosofía prevalente sobre lo que la actividad matemática
representa tiene un fuerte influjo, más efectivo a veces
de lo que aparenta, sobre las actitudes profundas respecto de la
enseñanza matemática. La reforma hacia la "matemática
moderna" tuvo lugar en pleno auge de la corriente formalista
(Bourbaki) en matemáticas. No es aventurado pensar a priori
en una relación causa-efecto y, de hecho, alguna de las personas
especialmente influyentes en el movimiento didáctico, como
Dieudonné, fueron importantes miembros del grupo Bourbaki.
En los últimos quince años, especialmente a partir
de la publicación de la tesis doctoral de I. Lakatos (1976)
Proofs and Refutations: The Logic of Mathematical Discovery, se
han producido cambios bastante profundos en el campo de las ideas
acerca de lo que verdaderamente es el quehacer matemático.
La actividad científica, en general, es una exploración
de ciertas estructuras de la realidad, entendida ésta en
sentido amplio, como realidad física o mental. La actividad
matemática se enfrenta con un cierto tipo de estructuras
que se prestan a unos modos peculiares de tratamiento, que incluyen:
Una simbolización
adecuada, que permite presentar eficazmente, desde el punto de
vista operativo, las entidades que maneja.
Una manipulación
racional rigurosa, que compele al asenso de aquellos que se adhieren
a las convenciones iniciales de partida.
Un dominio efectivo
de la realidad a la que se dirige, primero racional, del modelo
mental que se construye, y luego, si se pretende, de la realidad
exterior modelada.
La antigua definición de la matemática como ciencia
del número y de la extensión, no es incompatible en
absoluto con la aquí propuesta, sino que corresponde a un
estadio de la matemática en que el enfrentamiento con la
realidad se había plasmado en dos aspectos fundamentales,
la complejidad proveniente de la multiplicidad (lo que da origen
al número, a la aritmética) y la complejidad que procede
del espacio (lo que da lugar a la geometría, estudio de la
extensión). Más adelante, el mismo espíritu
matemático se habría de enfrentar con:
La complejidad del
símbolo (álgebra).
La complejidad del
cambio y de la causalidad determinística (cálculo).
La complejidad proveniente
de la incertidumbre en la causalidad múltiple incontrolable
(probabilidad, estadística).
Complejidad de la estructura
formal del pensamiento (lógica matemática).
La filosofía de la matemática actual ha dejado de
preocuparse tan insistentemente como en la primera mitad del siglo
sobre los problemas de fundamentación de la matemática,
especialmente tras los resultados de Gödel a comienzos de los
años treinta, para enfocar su atención en el carácter
cuasi-empírico de la actividad matemática (I. Lakatos),
así como en los aspectos relativos a la historicidad e inmersión
de la matemática en la cultura de la sociedad en la que se
origina (R. L. Wilder), considerando la matemática como un
subsistema cultural con características, en gran parte, comunes
a otros sistemas semejantes. Tales cambios en lo hondo del entender
y del sentir mismo de los matemáticos sobre su propio quehacer
vienen provocando, de forma más o menos consciente, fluctuaciones
importantes en las consideraciones sobre lo que la enseñanza
matemática debe ser.
3.2 La educación matemática como proceso de "inculturación"
La educación matemática se debe concebir como un
proceso de inmersión en las formas propias de proceder del
ambiente matemático, a la manera en que el aprendiz de artista
va siendo imbuido, como por ósmosis, en la forma peculiar
de ver las cosas características de la escuela en la que
se entronca. Como vamos a ver enseguida, esta idea tiene profundas
repercusiones en la manera de enfocar la enseñanza y aprendizaje
de la matemática.
3.3 Continuo apoyo en la intuición directa de lo concreto.
Apoyo permanente en lo real
En los años ochenta hubo un reconocimiento general de que
se había exagerado considerablemente en las tendencias hacia
la "matemática moderna" en lo que respecta al énfasis
en la estructura abstracta de la matemática. Es necesario
cuidar y cultivar la intuición en general, la manipulación
operativa del espacio y de los mismos símbolos. Es preciso
no abandonar la comprensión e inteligencia de lo que se hace,
por supuesto, pero no debemos permitir que este esfuerzo por entender
deje pasar a segundo plano los contenidos intuitivos de nuestra
mente en su acercamiento a los objetos matemáticos. Si la
matemática es una ciencia que participa mucho más
de lo que hasta ahora se pensaba del carácter de empírica,
sobre todo en su invención -que es mucho más interesante
que su construcción formal-, es necesario que la inmersión
en ella se realice teniendo en cuenta mucho más intensamente
la experiencia y la manipulación de los objetos de los que
surge. La formalización rigurosa de las experiencias iniciales
corresponde a un estadio posterior. A cada fase de desarrollo mental,
como a cada etapa histórica o a cada nivel científico,
le corresponde su propio rigor.
Para entender esta interacción fecunda entre la realidad
y la matemática es necesario acudir, por una parte, a la
propia historia de esta última que nos devela ese proceso
de emergencia de nuestra matemática en el tiempo, y por otra
parte, a las aplicaciones de la matemática, que nos hacen
patentes la fecundidad y potencia de esta ciencia. Con ello se hace
obvio cómo la matemática ha procedido de forma muy
semejante a las otras ciencias, por aproximaciones sucesivas, por
experimentos, por tentativas, unas veces fructuosas, otras estériles,
hasta que va alcanzando una forma más madura, aunque siempre
perfectible. Nuestra enseñanza ideal debería tratar
de reflejar este carácter profundamente humano de la matemática,
ganando con ello en asequibilidad, dinamismo, interés y atractivo.
3.4 Los procesos del pensamiento matemático. El centro
de la educación matemática
Una de las tendencias generales más difundida hoy consiste
más en el hincapié en la transmisión de los
procesos de pensamiento propios de la matemática que en la
mera transferencia de contenidos. La matemática es, sobre
todo, saber hacer, es una ciencia en la que el método claramente
predomina sobre el contenido. Por ello, se concede una gran importancia
al estudio de las cuestiones, en buena parte colindantes con la
psicología cognitiva, que se refieren a los procesos mentales
de resolución de problemas.
Por otra parte, existe la conciencia, cada vez más acusada,
de la rapidez con la que, por razones muy diversas, se va haciendo
necesario traspasar la prioridad de la enseñanza de unos
contenidos a otros. En la situación de transformación
vertiginosa de la civilización en la que nos encontramos,
es claro que los procesos verdaderamente eficaces de pensamiento,
que no se vuelven obsoletos con tanta rapidez, es lo más
valioso que podemos proporcionar a nuestros jóvenes. En nuestro
mundo científico e intelectual tan rápidamente mutante
vale mucho más hacer acopio de procesos de pensamiento útiles
que de contenidos que rápidamente se convierten en lo que
Whitehead llamó "ideas inertes", ideas que forman
un pesado lastre, que no son capaces de combinarse con otras para
formar constelaciones dinámicas, capaces de abordar los problemas
del presente.
En esta dirección se encauzan los intensos esfuerzos por
transmitir estrategias heurísticas adecuadas para la resolución
de problemas en general, por estimular la resolución autónoma
de verdaderos problemas, antes que la mera transmisión de
recetas adecuadas en cada materia.
3.5 Los impactos de la nueva tecnología
La aparición de herramientas tan poderosas como la calculadora
y el ordenador está comenzando a influir fuertemente en los
intentos por orientar adecuadamente nuestra educación matemática
primaria y secundaria, de forma que se aprovechen al máximo
tales instrumentos. Está claro que, por diversas circunstancias
tales como coste, inercia, novedad, falta de preparación
de profesores, hostilidad de algunos..., aún no se han logrado
encontrar moldes plenamente satisfactorios. Éste es uno de
los retos importantes del momento presente. Ya desde ahora se puede
presentir que nuestra forma de enseñanza y sus mismos contenidos
tienen que experimentar drásticas reformas. El acento habrá
que ponerlo, también por esta razón, en la comprensión
de los procesos matemáticos más bien que en la ejecución
de ciertas rutinas, que en nuestra situación actual ocupan
todavía gran parte de la energía de los alumnos, con
el consiguiente sentimiento de esterilidad del tiempo que en ello
emplean. Lo verdaderamente importante vendrá a ser su preparación
para el diálogo inteligente con las herramientas que ya existen,
de las que algunos ya disponen y otros van a disponer en un futuro
que ya casi es presente.
3.6 Conciencia de la importancia de la motivación
Una preocupación general que se observa en el ambiente conduce
a la búsqueda de la motivación del alumno desde un
punto de vista más amplio, que no se limite al posible interés
intrínseco de la matemática y de sus aplicaciones.
Se trata de hacer patentes los impactos mutuos que la evolución
de la cultura, la historia, los desarrollos de la sociedad, por
una parte, y la matemática, por otra, se han proporcionado.
Cada vez va siendo más evidente la enorme importancia que
los elementos afectivos que involucran a toda la persona pueden
tener también en la vida de la mente en su ocupación
con la matemática. Es claro que una gran parte de los fracasos
matemáticos de muchos de nuestros estudiantes tienen su origen
en un posicionamiento inicial afectivo totalmente destructivo de
sus propias potencialidades en este campo, que es provocado, en
muchos casos, por la inadecuada introducción por parte de
sus maestros. Por eso se intenta también, a través
de diversos medios, que los estudiantes perciban el sentimiento
estético, el placer lúdico que la matemática
es capaz de proporcionar, a fin de involucrarlos en ella de un modo
más hondamente personal y humano.
En nuestro ambiente contemporáneo, con una fuerte tendencia
hacia la deshumanización de la ciencia, a la despersonalización
producida por nuestra cultura computarizada, es cada vez más
necesario un saber humanizado en que el hombre y la máquina
ocupen cada uno el lugar que le corresponde. La educación
matemática adecuada puede contribuir eficazmente en esta
importante tarea.
4. Cambios en los principios metodológicos aconsejables
A la vista de estas tendencias generales apuntadas en la sección
anterior se pueden señalar unos cuantos principios metodológicos
que podrían guiar apropiadamente nuestra enseñanza.
4.1 Hacia la adquisición de los procesos típicos
del pensamiento matemático. La inculturación a través
del aprendizaje activo
¿Cómo debería tener lugar el proceso de aprendizaje
matemático a cualquier nivel? De una forma semejante a la
que el hombre ha seguido en su creación de las ideas matemáticas,
de modo parecido al que el matemático activo utiliza al enfrentarse
con el problema de matematización de la parcela de la realidad
de la que se ocupa.
Se trata, en primer lugar, de ponernos en contacto con la realidad
matematizable que ha dado lugar a los conceptos matemáticos
que queremos explorar con nuestros alumnos, para lo cual deberíamos
conocer a fondo el contexto histórico que enmarca estos conceptos
adecuadamente. ¿Por qué razones la comunidad matemática
se ocupó con ahínco en un cierto momento de este tema
y lo hizo el verdadero centro de su exploración tal vez por
un período de siglos? Es extraordinariamente útil
tratar de mirar la situación con la que ellos se enfrentaron
con la mirada perpleja con que la contemplaron inicialmente. La
visión del tema que se nos brinda en muchos de nuestros libros
de texto se parece en demasiadas ocasiones a una novela policíaca
que aparece ya destripada desde el principio por haber comenzado
contando el final. Contada de otra forma más razonable podría
ser verdaderamente apasionante.
Normalmente la historia nos proporciona una magnífica guía
para enmarcar los diferentes temas, los problemas de los que han
surgido los conceptos importantes de la materia, y nos da luces
para entender la razón que ha conducido al hombre para ocuparse
de ellos con interés. Si conocemos la evolución de
las ideas de las que pretendemos ocuparnos, sabremos perfectamente
el lugar que ocupan en las distintas consecuencias, aplicaciones
interesantes que de ellas han podido surgir, la situación
reciente de las teorías que de ellas han derivado...
En otras ocasiones el acercamiento inicial se puede hacer a través
del intento directo de una modelización de la realidad en
la que el profesor sabe que han de aparecer las estructuras matemáticas
en cuestión. Para ello se puede acudir a las otras ciencias
que hacen uso de las matemáticas, a circunstancias de la
realidad cotidiana, o bien a la presentación de juegos tratables
matemáticamente, de los que en más de una ocasión
a lo largo de la historia han surgido ideas matemáticas de
gran profundidad, como veremos más adelante.
Puestos con nuestros estudiantes delante de las situaciones-problema
en las que tuvo lugar la gestación de las ideas con las que
queremos ocuparnos, deberemos tratar de estimular su búsqueda
autónoma, su propio descubrimiento paulatino de estructuras
matemáticas sencillas, de problemas interesantes relacionados
con tales situaciones que surgen de modo natural.
Está claro que no podemos esperar que nuestros alumnos descubran
en un par de semanas lo que la humanidad elaboró tal vez
a lo largo de varios siglos de trabajo intenso de mentes muy brillantes.
Pero es cierto que la búsqueda con guía, sin aniquilar
el placer de descubrir, es un objetivo alcanzable en la enseñanza
y aprendizaje de las matemáticas, así como la detección
de técnicas concretas, de estrategias útiles de pensamiento
en el campo en cuestión y de su transmisión a los
estudiantes.
La teoría, así concebida, resulta llena de sentido,
plenamente motivada y mucho más fácilmente asimilable.
Su aplicación a la resolución de los problemas, que
en un principio aparecían como objetivos inalcanzables, puede
llegar a ser una verdadera fuente de satisfacción y placer
intelectual, de asombro ante el poder del pensamiento matemático
eficaz y de una fuerte atracción hacia la matemática.
4.2 Sobre el papel de la historia en el proceso de formación
del matemático
A mi parecer, un cierto conocimiento de la historia de la matemática
debería formar parte indispensable del bagaje de conocimientos
del matemático en general, y del profesor de cualquier nivel,
primario, secundario o terciario, en particular. Y, en el caso de
este último, no sólo con la intención de que
lo pueda utilizar como instrumento en su propia enseñanza,
sino primariamente porque la historia le puede proporcionar una
visión verdaderamente humana de la ciencia y de la matemática,
de lo cual suele estar también el matemático muy necesitado.
La visión histórica transforma meros hechos y destrezas
sin alma en porciones de conocimiento buscadas ansiosamente -en
muchas ocasiones con genuina pasión-, por hombres de carne
y hueso que se alegraron inmensamente cuando dieron con ellas por
primera vez. ¿Cuántos de esos teoremas, que en nuestros
días de estudiantes se nos han aparecido como verdades que
salen de la oscuridad y se dirigen hacia la nada, han cambiado de
aspecto para nosotros al adquirir un perfecto sentido dentro de
la teoría, después de haberla estudiado más
a fondo, incluido su contexto histórico y biográfico?.
La perspectiva histórica nos acerca a la matemática
como ciencia humana, no endiosada, a veces penosamente reptante
y en ocasiones falible, pero capaz también de corregir sus
errores. Nos aproxima a las interesantes personalidades de los hombres
que han ayudado a impulsarlas a lo largo de muchos siglos, por motivaciones
muy distintas.
Desde el punto de vista del conocimiento más profundo de
la propia matemática la historia nos proporciona un cuadro
en el que los elementos aparecen en su verdadera perspectiva, lo
que redunda en un gran enriquecimiento tanto para el matemático
técnico como para el pedagogo. Si cada porción de
conocimiento matemático de nuestros libros de texto llevara
escrito el número de un siglo al que se le pudiera asignar
con alguna aproximación, veríamos saltar locamente
los números, a veces dentro de la misma página o del
mismo párrafo. Conjuntos, números naturales, sistemas
de numeración, números racionales, reales, complejos...,
decenas de siglos de distancia hacia atrás, hacia adelante,
otra vez hacia atrás, vertiginosamente. No se trata de que
tengamos que hacer conscientes a nuestros alumnos de tal circunstancia.
El orden lógico no es necesariamente el orden histórico,
ni tampoco el didáctico coincide con ninguno de los dos.
Pero el profesor debería saber cómo han ocurrido las
cosas, para:
Comprender mejor las
dificultades del hombre genérico, de la humanidad, en la
elaboración de las ideas matemáticas, y a través
de ello las de sus propios alumnos.
Entender mejor la ilación
de las ideas, de los motivos y variaciones de la sinfonía
matemática.
Utilizar este saber
como una sana guía para su propia pedagogía.
El conocimiento de la historia proporciona una visión dinámica
de la evolución de la matemática. Se puede barruntar
la motivación de las ideas y desarrollos en el inicio y es
ahí donde se pueden buscar las ideas originales en toda su
sencillez y originalidad, todavía con su sentido de aventura,
que muchas veces se hace desaparecer en los textos secundarios.
Como dice muy acertadamente O. Toeplitz:
Con respecto a todos los temas básicos del cálculo
infinitesimal [...] teorema del valor medio, serie de Taylor [...],
nunca se suscita la cuestión ¿por qué así
precisamente?, o ¿cómo se llegó a ello? Y
sin embargo, todas estas cuestiones han tenido que ser en algún
tiempo objetivos de una intensa búsqueda, respuestas a
preguntas candentes [...]. Si volviéramos a los orígenes
de estas ideas, perderían esa apariencia de muerte y de
hechos disecados y volverían a tomar una vida fresca y
pujante.
Tal visión dinámica nos capacitaría para muchas
tareas interesantes en nuestro trabajo educativo:
Posibilidad de extrapolación
hacia el futuro.
Inmersión creativa
en las dificultades del pasado.
Comprobación
de lo tortuoso de los caminos de la invención, con la percepción
de la ambigüedad, oscuridad y confusión iniciales,
a media luz, esculpiendo torsos inconclusos, etc.
Por otra parte, el conocimiento de la historia de la matemática
y de la biografía de sus creadores más importantes
nos hace plenamente conscientes del carácter profundamente
histórico, es decir, dependiente del momento y de las circunstancias
sociales, ambientales, prejuicios..., así como de los mutuos
y fuertes impactos que la cultura en general, la filosofía,
la matemática, la tecnología, las diversas ciencias
han ejercido unas sobre otras. Aspecto este último del que
los mismos matemáticos enfrascados en su quehacer técnico
no suelen ser muy conscientes, por la forma misma en que la matemática
suele ser presentada, como si fuera inmune a los avatares de la
historia.
Desgraciadamente, tanto para el estudiante que desea sumergirse
en la investigación matemática como para el que quiere
dedicarse a sus aplicaciones o a la enseñanza, la historia
de la matemática suele estar totalmente ausente de la formación
universitaria. A mi parecer, sería extraordinariamente conveniente
que las diversas materias que enseñamos se beneficiaran de
la visión histórica, como he dicho arriba, y que a
todos nuestros estudiantes se les proporcionara siquiera un breve
panorama global del desarrollo histórico de la ciencia que
les va a ocupar toda su vida. Mientras llega una situación
razonable yo me atrevería a aconsejar:
La lectura atenta
de algunos de los numerosos y excelentes tratados de historia
que van apareciendo en castellano (Boyer, Kline, Colette, Grattan-Guinness,
etc.).
Acudir, para los temas
del interés particular de cada uno, a las fuentes originales,
especialmente de los clásicos.
Leer las biografías
de los grandes matemáticos, al menos en la forma sucinta
en que aparecen en el Dictionary of Scientific Biography.
4.3 Sobre la utilización de la historia en la educación
matemática
El valor del conocimiento histórico no consiste en tener
una batería de historietas y anécdotas curiosas para
entretener a nuestros alumnos a fin de hacer un alto en el camino.
La historia se puede y se debe utilizar, por ejemplo, para entender
y hacer comprender un concepto difícil del modo más
adecuado. Quien no tenga la más mínima idea de las
vueltas y revueltas que el pensamiento matemático ha recorrido
hasta dar, pongamos por caso, con la noción rigurosamente
formalizada del número complejo, se sentirá tal vez
justificado para introducir en su enseñanza los números
complejos como "el conjunto de los pares de números
reales entre los cuales se establecen las siguientes operaciones
[...]". Quien sepa que ni Euler ni Gauss, con ser quienes eran,
llegaron a dar ese rigor a los números complejos y que a
pesar de ello pudieron hacer cosas maravillosas relacionadas con
ellos, se preguntará muy seriamente acerca de la conveniencia
de tratar de introducir los complejos en la estructura cristalizada
antinatural y difícil de tragar, que sólo después
de varios siglos de trabajo llegaron a tener.
Los diferentes métodos del pensamiento matemático,
tales como la inducción, el pensamiento algebraico, la geometría
analítica, el cálculo infinitesimal, la topología,
la probabilidad..., han surgido en circunstancias históricas
muy interesantes y muy peculiares, con frecuencia en la mente de
pensadores muy singulares, cuyos méritos, no ya por justicia,
sino por ejemplaridad, es muy útil resaltar.
La historia debería ser un potente auxiliar para objetivos
tales como:
Hacer patente la forma
peculiar de aparecer las ideas en matemáticas.
Enmarcar temporalmente
y espacialmente las grandes ideas, problemas, junto con su motivación,
precedentes...
Señalar los
problemas abiertos de cada época, su evolución,
la situación en la que se encuentran actualmente...
Apuntar las conexiones
históricas de la matemática con otras ciencias,
en cuya interacción han surgido tradicionalmente gran cantidad
de ideas importantes.
4.4 La heurística (problem solving) en la enseñanza
de la matemática
La enseñanza a través de la resolución de
problemas es actualmente el método más invocado para
poner en práctica el principio general de aprendizaje activo
y de inculturación mencionado en el punto 4.1. Lo que en
el fondo se persigue con ella es transmitir, en lo posible de una
manera sistemática, los procesos de pensamiento eficaces
en la resolución de verdaderos problemas.
Tengo un verdadero problema cuando me encuentro en una situación
desde la que quiero llegar a otra, unas veces bien conocida otras
un tanto confusamente perfilada, y no conozco el camino que me puede
llevar de una a otra. Nuestros libros de texto están, por
lo general, repletos de meros ejercicios y carentes de verdaderos
problemas. La apariencia exterior puede ser engañosa. También
en un ejercicio se expone una situación y se pide que se
llegue a otra: escribir el coeficiente de x7 en el desarrollo de
(1+x)32.
Pero si esta actividad, que fue un verdadero problema para los
algebristas del siglo XVI, se encuentra, como suele suceder, al
final de una sección sobre el binomio de Newton, no constituye
ya ningún reto notable. El alumno tiene los caminos bien
marcados. Si no es capaz de resolver un problema semejante, ya sabe
que lo que tiene que hacer es aprenderse la lección primero.
La enseñanza por resolución de problemas pone el
énfasis en los procesos de pensamiento, en los procesos de
aprendizaje y toma los contenidos matemáticos, cuyo valor
no se debe en absoluto dejar a un lado, como campo de operaciones
privilegiado para la tarea de hacerse con formas de pensamiento
eficaces.
Se trata de considerar como lo más importante que el alumno:
Manipule los objetos
matemáticos.
Active su propia capacidad
mental.
Ejercite su creatividad.
Reflexione sobre su
propio proceso de pensamiento a fin de mejorarlo conscientemente.
Haga transferencias
de estas actividades a otros aspectos de su trabajo mental, de
ser posible.
Adquiera confianza
en sí mismo.
Se divierta con su
propia actividad mental.
Se prepare así
para otros problemas de la ciencia y, posiblemente, de su vida
cotidiana.
Se prepare para los
nuevos retos de la tecnología y de la ciencia.
¿Cuáles son las ventajas de este tipo de enseñanza?
¿Por qué esforzarse para conseguir tales objetivos?
He aquí unas cuantas razones interesantes:
Porque es lo mejor
que podemos proporcionar a nuestros jóvenes: capacidad
autónoma para resolver sus propios problemas.
Porque el mundo evoluciona
muy rápidamente: los procesos efectivos de adaptación
a los cambios de nuestra ciencia y de nuestra cultura no se hacen
obsoletos.
Porque el trabajo se
puede hacer atrayente, divertido, satisfactorio, autorrealizador
y creativo.
Porque muchos de los
hábitos que así se consolidan tienen un valor universal,
no limitado al mundo de las matemáticas.
Porque es aplicable
a todas las edades.
¿En qué consiste la novedad? ¿No se ha enseñado
siempre a resolver problemas en nuestras clases de matemáticas?
Posiblemente los buenos profesores de todos los tiempos han utilizado
de forma espontánea los métodos que ahora se propugnan.
Pero lo que tradicionalmente ha venido haciendo una buena parte
de nuestros profesores se puede resumir en las siguientes fases:
La forma de presentación de un tema matemático basada
en el espíritu de la resolución de problemas debería
proceder más o menos del siguiente modo:
En todo el proceso el eje principal ha de ser la propia actividad
dirigida con tino por el profesor, colocando al alumno en situación
de participar, sin aniquilar el placer de ir descubriendo por sí
mismo lo que los grandes matemáticos han logrado con tanto
esfuerzo. Las ventajas del procedimiento bien llevado son claras:
actividad contra pasividad, motivación contra aburrimiento,
adquisición de procesos válidos contra rígidas
rutinas inmotivadas que se pierden en el olvido.
En mi opinión, el método de enseñanza por
resolución de problemas presenta algunas dificultades que
no parecen aún satisfactoriamente resueltas en la mente de
algunos profesores y mucho menos en la forma práctica de
llevarlo a cabo. Se trata de armonizar adecuadamente las dos componentes
que lo integran, la componente heurística, es decir la atención
a los procesos de pensamiento y los contenidos específicos
del pensamiento matemático.
A mi parecer existe en la literatura actual una buena cantidad
de obras excelentes cuya atención primordial se centra en
los aspectos heurísticos, puestos en práctica sobre
contextos diversos, unos más puramente lúdicos, otros
con sabor más matemático. Algunas de estas obras cumplen
a la perfección, en mi opinión, su cometido de transmitir
el espíritu propio de la actitud de resolución de
problemas y de confirmar en quien se adentra en ellas las actitudes
adecuadas para la ocupación con este tipo de actividad. Sin
embargo, creo que aún no han surgido intentos serios y sostenidos
por producir obras que, efectivamente, apliquen el espíritu
de la resolución de problemas a la transmisión de
aquellos contenidos de la matemática de los diversos niveles,
que pensamos deben estar presentes en nuestra educación.
Lo que les suele suceder a aquellos profesores genuinamente convencidos
de la bondad de los objetivos relativos a la transmisión
de los procesos de pensamiento, es que viven una suerte de esquizofrenia,
tal vez por falta de modelos adecuados, entre los dos polos alrededor
de los que gira su enseñanza: los contenidos y los procesos.
Los viernes ponen el énfasis en los procesos de pensamiento,
alrededor de situaciones que nada tienen que ver con los programas
de su materia, y los demás días de la semana se dedican
con sus alumnos a machacar bien los contenidos que hay que cubrir,
sin acordarse para nada de lo que el viernes pasado practicaron.
Sería muy necesario que surgieran modelos, aunque fueran
parciales, que integraran en un todo armonioso ambos aspectos de
nuestra educación matemática.
De todos modos, probablemente, se puede afirmar que quien está
plenamente imbuido en ese espíritu de la resolución
de problemas se enfrentará de una manera mucho más
adecuada a la tarea de transmitir competentemente los contenidos
de su programa. Por ello considero importante trazar, aunque sea
someramente, las líneas de trabajo que se pueden seguir a
fin de conseguir una eficaz preparación en el tema.
4.5 Sobre la preparación necesaria para la enseñanza
de la matemática a través de la resolución
de problemas
La preparación para este tipo de enseñanza requiere
una dedicación personal, seria y profunda. No se trata meramente
de saber unos cuantos trucos superficiales, sino de adquirir nuevas
actitudes que calen y se vivan profundamente.
A mi parecer, esta tarea se realiza más efectivamente mediante
la formación de pequeños grupos de trabajo pues el
trabajo en grupo en este tema, tiene una serie de ventajas importantes:
Proporciona la posibilidad
de un gran enriquecimiento, al permitirnos percibir las distintas
formas de afrontar una misma situación-problema.
Se permite aplicar
el método desde diferentes perspectivas, unas veces en
el papel de moderador del grupo, otras en el de observador de
su dinámica.
Proporciona apoyo y
estímulo en una labor que de otra manera puede resultar
dura, por su complejidad y por la constancia que requiere.
Posibilita la contrastación
de los progresos que el método es capaz de producir en
uno mismo y en otros.
Brinda la posibilidad
de prepararse mejor para ayudar a nuestros estudiantes en una
labor semejante, con mayor conocimiento de los resortes que funcionan
en diferentes circunstancias y personas.
Algunos de los aspectos que es preciso atender en la práctica
inicial adecuada son los siguientes:
Exploración
de los diferentes bloqueos que actúan en cada uno de nosotros,
a fin de conseguir una actitud sana y agradable frente a la tarea
de resolución de problemas.
Práctica de
los diferentes métodos y técnicas concretas de desbloqueo.
Exploración
de las aptitudes y defectos propios más característicos,
con la elaboración de una especie de autorretrato heurístico.
Ejercicio de diferentes
métodos y alternativas.
Práctica sostenida
de resolución de problemas con la elaboración de
sus protocolos y su análisis en profundidad.
4.6 Diseño de una reunión de trabajo en grupo
Me parece que puede resultar útil en este punto sugerir
un posible diseño para una reunión de trabajo en grupo
según un esquema que yo mismo he practicado en diferentes
ocasiones con provecho razonable.
Un equipo de trabajo puede constar de cinco o seis personas que
se podrían reunir una vez por semana durante un buen período,
alrededor de un año. Una sesión típica puede
durar una hora y media. La sesión tiene dos partes bien diferenciadas,
siendo la segunda la verdaderamente importante. La primera parte
tiene por objeto ir ampliando el panorama de conocimientos teórico-prácticos
del grupo.
Primera parte (media hora). Uno de los miembros del equipo ha preparado
mediante lecturas adecuadas un tema bien concreto de naturaleza
teórico-práctica, que podría consistir, por
ejemplo en el estudio de los bloqueos mentales de naturaleza afectiva.
Lo expone en 20 minutos y se establece un período de discusión,
comentarios, preguntas, aclaraciones, de 10 minutos.
Segunda parte (una hora). Una de las personas del grupo va a actuar
en esta segunda parte como secretario, observador y seleccionador
de problemas y otra de ellas actuará como moderador. Los
papeles de los componentes del grupo serán desempeñados
por turno en diferentes reuniones.
El secretario, para esta reunión, ha elegido con anterioridad
unos cuatro o cinco problemas que propone al resto. Es conveniente
que sean verdaderos problemas, pero que al mismo tiempo no excedan
la capacidad del grupo para resolverlos en un tiempo sensato. Es
conveniente que el mismo secretario se haya familiarizado con las
formas de resolver los problemas, pues aunque durante el proceso
tendrá que actuar meramente como observador, al final deberá
él mismo iluminar y complementar los resultados alcanzados
por el grupo.
Hay que recalcar que la finalidad principal de la actividad que
el grupo va a realizar puede quedar perfectamente cumplida aunque
los problemas no se resuelvan. Es muy conveniente, sin embargo,
desde el punto de vista de la motivación, que los problemas
elegidos, por una parte, constituyan un verdadero reto, pero que
al mismo tiempo sean susceptibles de resolución por el grupo.
La misión del secretario-observador, aparte de la elección
de los problemas, consiste en observar e ir anotando los puntos
más importantes del camino que sigue el resto del grupo en
busca de la solución del problema. Él es el encargado
de realizar el protocolo del proceso y sus observaciones y notas
han de ayudar muy sustancialmente para la reflexión final
que ha de seguir a esta etapa de trabajo. En general, ha de permanecer
en silencio, cosa nada fácil de llevar a cabo, aunque parece
conveniente su intervención de ser necesario, por ejemplo,
preguntar sobre el origen de una nueva idea de algún componente
del grupo, interrogante que, probablemente, se alejaría de
su memoria si esperara al período de reflexión al
final del proceso.
Como antes ha quedado dicho, de los otros cuatro o cinco componentes
del grupo uno actúa como moderador para esta reunión
de trabajo. Los papeles de ponente, secretario y moderador van rotando
en cada sesión. La forma de proceder del grupo hacia la resolución
del problema puede ser muy variada y sería conveniente experimentar
diferentes esquemas para que cada grupo elija el que mejor se le
adapta.
Lo verdaderamente importante es que en el grupo se cree una atmósfera
libre de inhibiciones, libre de competitividad, donde cada uno esté
deseoso de aportar sin imponer, abierto a aceptar incluso, lo que
a primera vista pueda parecer más estrafalario, colaborando
gustosamente para mejorar las ideas iniciadas por los otros y viendo
con agrado cómo los otros van perfeccionando las ideas propuestas
por él. La tarea esencial del moderador es, precisamente,
mantener permanentemente este clima, estimulando, si hace falta,
la aportación del que tiende a callar demasiado e inhibiendo
con suavidad la del que tiende a hablar en exceso, animando cuando
el grupo parece quedarse pegado, tratando de abrir nuevas vías
cuando todo parece cerrado...
El esquema concreto de trabajo puede tener lugar según estas
cuatro fases que pueden servir como marco muy general, en las que
el grupo:
Se familiariza con
el problema.
Busca de estrategias
posibles.
Selecciona y lleva
adelante las estrategias que parecen más adecuadas.
Reflexiona sobre el
proceso que ha seguido.
En la bibliografía al final de estas notas se pueden encontrar
varios lugares en los que he tratado de proporcionar una descripción
más detallada de esta forma de proceder.
4.7 Modelización y aplicaciones en la educación
matemática
Existe en la actualidad una fuerte corriente en educación
matemática que sostiene con fuerza la necesidad de que el
aprendizaje de esta ciencia no se realice explorando las construcciones
matemáticas en sí mismas, en las diferentes formas
en que han cristalizado a lo largo de los siglos, sino en continuo
contacto con las situaciones del mundo real que les dieron, y les
siguen dando, su motivación y vitalidad.
Tal corriente está en plena consonancia con las ideas antes
desarrolladas y parece un corolario natural de ellas. La matemática,
como hemos visto, se origina como un intento por explorar, en su
peculiar modo, las diferentes estructuras complejas que se prestan
a ello. La creación del matemático se realiza espontáneamente
en este intento por dominar aspectos matematizables de la realidad.
La educación matemática debiera tener por finalidad
principal la inculturación, tratando de incorporar en ese
espíritu matemático a los más jóvenes
de nuestra sociedad.
Parece obvio que si nos limitáramos en nuestra educación
a una mera presentación de los resultados que constituyen
el edificio puramente teórico que se ha desarrollado en tal
intento, dejando a un lado sus orígenes en los problemas
que la realidad presenta y sus aplicaciones para resolver tales
problemas, estaríamos ocultando una parte muy interesante
y substancial de lo que la matemática verdaderamente es.
Aparte de que con ello estaríamos prescindiendo del gran
poder motivador que la modelización y las aplicaciones poseen.
4.8 El papel del juego en la educación matemática
La actividad matemática ha tenido desde siempre una componente
lúdica que ha dado lugar a una buena parte de las creaciones
más interesantes que en ella han surgido.
El juego, tal como el sociólogo J. Huizinga lo analiza en
su obra Homo ludens, presenta unas cuantas características
peculiares:
Es una actividad libre,
en el sentido de la paideia griega, es decir, una actividad que
se ejercita por sí misma, no por el provecho que de ella
se pueda derivar.
Tiene una cierta función
en el desarrollo del hombre; el cachorro humano, como el animal,
juega y se prepara con ello para la vida. También el hombre
adulto juega y al hacerlo experimenta un sentido de liberación,
de evasión, de relajación.
No está relacionado
con la broma: el peor "revientajuegos" es el que no
se toma en serio su juego.
Produce placer a través
de su contemplación y de su ejecución, como la obra
de arte.
Se ejercita separado
de la vida ordinaria en el tiempo y en el espacio.
Posee ciertos elementos
de tensión cuya liberación y catarsis causan gran
placer.
Origina lazos especiales
entre quienes lo practican.
Crea un nuevo orden,
una nueva vida llena de ritmo y armonía a través
de sus reglas.
Un breve análisis de lo que representa la actividad matemática
basta para permitirnos comprobar que muchos de estos rasgos están
bien presentes en ella. La matemática, por su naturaleza
misma, es también juego, si bien este juego implica otros
aspectos -científico, instrumental, filosófico-, que
juntos hacen de la actividad matemática uno de los verdaderos
ejes de nuestra cultura.
Si el juego y la matemática, en su propia naturaleza, tienen
tantos rasgos comunes, no es menos cierto que también participan
de las mismas características en lo que respecta a su propia
práctica. Esto es especialmente interesante cuando nos preguntamos
por los métodos más adecuados para transmitir a nuestros
alumnos el profundo interés y el entusiasmo que las matemáticas
pueden generar y para proporcionar una primera familiarización
con los procesos usuales de la actividad matemática.
Un juego comienza con la introducción de una serie de reglas,
un cierto número de objetos o piezas, cuya función
en el juego viene definida por tales reglas, exactamente de la misma
forma en que se puede proceder en el establecimiento de una teoría
matemática por definición implícita: "Se
nos dan tres sistemas de objetos. Los del primer sistema los llamaremos
puntos, los del segundo rectas [...]." (Hilbert, Grundlagen
der Geometrie).
Quien se introduce en la práctica de un juego debe adquirir
una cierta familiarización con sus reglas, relacionando unas
piezas con otras, como el novicio en matemáticas compara
y hace interactuar los primeros elementos de la teoría unos
con otros. Éstos son los ejercicios elementales de un juego
o de una teoría matemática.
Quien desea avanzar en el dominio del juego va adquiriendo unas
pocas técnicas simples que, en circunstancias en que aparecen
repetidas a menudo, conducen al éxito. Éstos son los
hechos y lemas básicos de la teoría que se hacen fácilmente
accesibles en una primera familiarización con los problemas
sencillos del campo.
Una exploración más profunda de un juego con una
larga historia, proporciona el conocimiento de los caminos de proceder
peculiares de quienes han sido los grandes maestros en el campo.
Éstas son las estrategias de un nivel más profundo
y complejo, que han requerido una intuición especial puesto
que, a veces, se encuentran bien alejadas de los elementos iniciales
del juego. Esto corresponde en matemáticas a la fase en la
que el estudiante trata de asimilar y hacer profundamente suyos
los grandes teoremas y métodos que han sido creados a través
de la historia. Son los procesos de las mentes más creativas
que están ahora a su disposición para que él
haga uso de ellas en las situaciones más confusas y delicadas.
Más tarde, en los juegos más sofisticados, donde
la reserva de problemas nunca se agota, el jugador experto trata
de resolver de forma original situaciones del juego que nunca antes
han sido exploradas. En matemáticas esto corresponde al enfrentamiento
con los problemas abiertos de la teoría.
Finalmente, hay unos pocos que son capaces de crear nuevos juegos,
ricos en ideas interesantes y en situaciones capaces de motivar
estrategias y formas innovadoras de jugar. Esto es paralelo a la
creación de nuevas teorías matemáticas, fértiles
en ideas y problemas, posiblemente con aplicaciones para resolver
otros problemas abiertos en matemáticas y para revelar niveles
de la realidad más profundos que hasta ahora habían
permanecido en la penumbra.
La matemática y los juegos han entreverado sus caminos muy
frecuentemente a lo largo de los siglos. Es frecuente en la historia
de las matemáticas la aparición de una observación
ingeniosa, hecha de forma lúdica, que ha conducido a nuevas
formas de pensamiento. De la antigüedad se puede citar el I
Ching como origen del pensamiento combinatorio, y de tiempos más
modernos se pueden citar en este contexto a Fibonacci, Cardano,
Fermat, Pascal, Leibniz, Euler, Daniel Bernoulli...
Acerca del valor de los juegos para despertar el interés
de los estudiantes, se ha expresado muy certeramente Martin Gardner,
el gran experto de nuestro tiempo en la presentación lúdica,
interesante y profunda de multitud de juegos realizada durante años
a través de sus columnas en la revista norteamericana Scientific
American:
Con seguridad el mejor camino para despertar a un estudiante
consiste en ofrecerle un intrigante juego, puzzle, truco de magia,
chiste, paradoja, pareado de naturaleza matemática o cualquiera
de entre una veintena de cosas que los profesores aburridos tienden
a evitar porque parecen frívolas (Carnaval matemático,
Prólogo).
El matemático experto comienza su aproximación a
cualquier cuestión de su campo con el mismo espíritu
explorador con el que un niño comienza a investigar un juguete
recién estrenado, abierto a la sorpresa, con profunda curiosidad
ante el misterio que poco a poco espera iluminar, con el placentero
esfuerzo del descubrimiento. ¿Por qué no usar este
mismo espíritu en nuestra aproximación pedagógica
a las matemáticas?
A mi parecer, el gran beneficio de este acercamiento lúdico
radica en su potencia para transmitir al estudiante la forma correcta
de colocarse en su enfrentamiento con problemas matemáticos.
La matemática es un grande y sofisticado juego que, al mismo
tiempo, resulta ser una obra de arte intelectual, que proporciona
una intensa luz en la exploración del universo y tiene grandes
repercusiones prácticas. En su aprendizaje se pueden utilizar
con gran provecho, como hemos visto anteriormente, sus aplicaciones,
su historia, las biografías de los matemáticos más
interesantes, sus relaciones con la filosofía o con otros
aspectos de la mente humana, pero posiblemente ningún otro
camino puede transmitir cuál es el espíritu correcto
para hacer matemáticas como un juego bien escogido.
4.9 Importancia actual de la motivación y presentación
Nuestros alumnos se encuentran intensamente bombardeados por técnicas
comunicacionales muy poderosas y atrayentes, fuerte competencia
con la que nos enfrentamos en la enseñanza cuando tratamos
de captar una parte substancial de su atención. Es necesario
que la tengamos en cuenta constantemente y que nuestro sistema educativo
trate de aprovechar a fondo herramientas tales como el vídeo,
la televisión, la radio, el periódico, el cómic,
la viñeta, la participación directa...
Pienso que estamos aún muy lejos de saber aprovechar para
nuestra enseñanza las posibilidades abiertas a través
de los medios técnicos de los que disponemos actualmente.
Una pequeña sugerencia práctica puede ser una muestra:
en nuestro entorno tenemos profesores excelentemente preparados
para servir de ejemplos sobre cómo realizar con eficacia
la enseñanza de diversas materias, que para la mayoría
resultan un verdadero rompecabezas -por ejemplo la probabilidad-,
o sobre cómo introducir y motivar adecuadamente temas específicos
del cálculo o de la geometría a diferentes niveles.
Estos profesores son a menudo convocados a lugares diferentes para
que repitan las mismas ideas sobre el tema. ¿No sería
mucho más efectivo y menos costoso que algún organismo,
desligado del provecho económico, produjera una serie de
vídeos con estas experiencias y las hiciera asequibles a
un mayor número de personas?
En algunas regiones de nuestro país, los profesores de los
diferentes niveles se han percatado de la importancia que puede
tener un cambio efectivo en la percepción de lo que la matemática
es en realidad y que puede realizarse paulatinamente en la sociedad
a través de los medios de comunicación actuales. Las
experiencias son altamente satisfactorias consiguiéndose,
en muchos casos a través de interesantes problemas, y mediante
la difusión de parcelas de la historia de la matemática
o de sus aplicaciones, que familias y poblaciones enteras se involucren
en actividades que, en principio, tal vez fueron planeadas para
los estudiantes.
4.10 Fomento del gusto por la matemática
La actividad física es un placer para una persona sana.
La actividad intelectual también lo es. La matemática
orientada como saber hacer autónomo, bajo una guía
adecuada, es un ejercicio atrayente. De hecho, una gran parte de
los niños más jóvenes pueden ser introducidos
de forma agradable en actividades y manipulaciones que constituyen
el inicio razonable de un conocimiento matemático. Lo que
suele suceder es que un poco más adelante nuestro sistema
no ha sabido mantener este interés y ahoga en abstracciones
inmotivadas y a destiempo el desarrollo matemático del niño.
El gusto por el descubrimiento en matemáticas es posible
y fuertemente motivador para superar otros aspectos rutinarios necesarios
de su aprendizaje, por los que por supuesto hay que pasar. La apreciación
de las posibles aplicaciones del pensamiento matemático en
las ciencias y en las tecnologías actuales puede llenar de
asombro y placer a muchas personas más orientadas hacia la
práctica. Otros se sentirán más movidos ante
la contemplación de los impactos que la matemática
ha ejercido sobre la historia y filosofía del hombre, o ante
la biografía de tal o cual matemático famoso.
Es necesario romper, con todos los medios, la idea preconcebida,
y fuertemente arraigada en nuestra sociedad, proveniente con probabilidad
de bloqueos iniciales en la niñez de muchos, de que la matemática
es necesariamente aburrida, abstrusa, inútil, inhumana y
muy difícil.
5. Algunas tendencias actuales en los contenidos
Las mismas tendencias generales apuntadas en la SECCIÓN
3 sugieren de forma natural unas cuantas reformas en los contenidos
de los programas que, con más o menos empuje, y en algunos
casos de forma experimental y tentativa, se van introduciendo.
5.1 ¿Un desplazamiento hacia la matemática discreta?
La matemática del siglo XIX y la del XX ha sido predominantemente
la matemática del continuo, en la que el análisis,
por su potencia y repercusión en las aplicaciones técnicas,
ha jugado un papel predominante.
El advenimiento de los ordenadores, con su inmensa capacidad de
cálculo, con su enorme rapidez, versatilidad, potencia de
representación gráfica, posibilidades para la modelización
sin pasar por la formulación matemática de corte clásico...,
ha abierto multitud de campos diversos, con origen no ya en la física,
como los desarrollos de siglos anteriores, sino en otras muchas
ciencias tales como la economía, las ciencias de la organización,
biología..., cuyos problemas resultaban opacos, en parte
por las enormes masas de información que había que
tratar hasta llegar a dar con las intuiciones matemáticas
valiosas que pudieran conducir a procesos de resolución de
los difíciles problemas propuestos en estos campos.
Por otra parte, el acento en los algoritmos discretos, usados en
las ciencias de la computación, en la informática,
así como en la modelización de diversos fenómenos
mediante el ordenador, ha dado lugar a un traslado de énfasis
en la matemática actual hacia la matemática discreta.
Ciertas porciones de ella son suficientemente elementales como para
poder formar parte con éxito de un programa inicial de matemática.
La combinatoria clásica, así como los aspectos modernos
de ella, tales como la teoría de grafos o la geometría
combinatoria, podrían ser considerados como candidatos adecuados.
La teoría elemental de números, que nunca llegó
a desaparecer de los programas en algunos países, podría
ser otro.
Se han realizado intentos por introducir en la enseñanza
matemática inicial estos elementos y otros semejantes pertenecientes
a la matemática discreta. Sucede que esto parece ser posible
sólo a expensas de otras porciones de la matemática
con más raigambre de las que no se ve bien cómo se
puede prescindir. Aunque parece bastante obvio que el sabor de la
matemática del futuro será bastante diferente del
actual por razón de la presencia del ordenador, aún
no se ve bien claro cómo esto va a plasmarse en los contenidos
de la enseñanza primaria y secundaria.
5.2 Impactos en los contenidos de los métodos modernos
de cálculo
Hasta hace no mucho tiempo era frecuente en nuestras escuelas elementales
dedicar una gran energía y largo tiempo a rutinas tales como
la división de un número de seis cifras por otro de
cuatro. O a la extracción a mano de la raíz cuadrada
de un número de seis cifras con tres cifras decimales exactas.
O, en cursos superiores, al manejo con destreza y rapidez de las
tablas de logaritmos con su intrincado laberinto de interpolaciones.
Hoy la presencia de la calculadora de bolsillo ha conseguido que
casi todos estemos de acuerdo en que esa energía y ese tiempo
están mejor empleados en otros menesteres. Tales operaciones
son muy interesantes como algoritmos inteligentes y profundos, pero
como destrezas rutinarias son superfluas.
En la actualidad, año 1991, en nuestra segunda enseñanza
así como en los primeros años de nuestra enseñanza
universitaria, dedicamos gran energía y largo tiempo a fin
de que nuestros alumnos adquieran destreza y agilidad en el cálculo
de derivadas, antiderivadas, resolución de sistemas lineales,
multiplicación de matrices, representación gráfica
de funciones, cálculo de la desviación típica...
Ya desde hace unos años existen en el mercado calculadoras
de bolsillo que son capaces, tan solo con apretar unas pocas teclas,
en unos breves segundos, de hallar la derivada de ,
de dar su polinomio de Taylor hasta el término de tercer
grado, de representar gráficamente esta función en
un cierto entorno que se pida o bien de hallar el valor de su integral
entre 2 y 3 con gran aproximación. La inversión de
una matriz 8x8 le ocupa a la máquina unos pocos segundos,
una porción mínima del tiempo que se tarda en darle
los datos. El cálculo de la desviación típica
de una gran masa de datos es una operación inmediata. Las
soluciones a una ecuación de séptimo grado, incluidas
las raíces complejas, son proporcionadas por la máquina
en un abrir y cerrar de ojos.
Siendo así las cosas, es claro que nuestra enseñanza
del cálculo, del álgebra, de la probabilidad y estadística,
ha de transcurrir en el futuro por otros senderos distintos de los
que hoy seguimos. Habrá que poner el acento en la comprensión
e interpretación de lo que se está haciendo, pero
será superflua la energía dedicada a adquirir agilidad
en las rutinas que la máquina realiza con mucha mayor rapidez
y seguridad. En la programación de nuestra enseñanza
habremos de preguntarnos constantemente dónde vale la pena
que apliquemos nuestro esfuerzo inteligente y cuáles son
las rutinas que podemos confiar a nuestras máquinas. El progreso
de la inteligencia humana consiste en ir convirtiendo en rutinarias
aquellas operaciones que en un principio han representado un verdadero
desafío para nuestra mente y, si es posible, entregar la
realización de tales rutinas a nuestras máquinas.
Con ello podemos liberar lo mejor de nuestra capacidad mental a
la resolución de los problemas que todavía son demasiado
profundos para las herramientas de que disponemos. No temamos que
tales problemas vayan escaseando.
La experimentación en matemáticas que se hace posible
en campos cada vez más intrincados gracias a la presencia
del ordenador y de la calculadora de bolsillo es otro de los retos
para el futuro de nuestra enseñanza. ¿Converge la
sucesión ?
Con la calculadora he escrito la fórmula que proporciona
ax y luego le he pedido que calcule unos cuantos valores significativos.
Responde:
Este experimento me da confianza para conjeturar que converge a
0, aunque lentamente, y es bien sabido lo mucho que una conjetura
correcta facilita la solución de un problema. Además,
la calculadora me proporciona la gráfica de la función
, que
viene a reforzar nuestra conjetura.
Por otra parte, la capacidad para el cálculo infinitesimal,
el álgebra, la estadística, la representación
gráfica, la modelización, etc., de esta calculadora
que realiza cálculo simbólico además del numérico,
y por supuesto mucho más la de los ordenadores actuales,
potencian claramente las posibilidades de la matemática elemental
para las aplicaciones realistas que hasta ahora estaban vedadas
en nuestros cursos por el exceso de tedioso cálculo simbólico
y numérico que habría que efectuar a mano.
5.3 Hacia una recuperación del pensamiento geométrico
y de la intuición espacial
Como reacción a un abandono injustificado de la geometría
intuitiva en nuestros programas, del que fue culpable la corriente
hacia la "matemática moderna", hoy se considera
una necesidad ineludible, desde un punto de vista didáctico,
científico e histórico, recuperar el contenido espacial
e intuitivo en toda la matemática, no ya sólo en lo
que se refiere a la geometría.
Es evidente que desde hace unos veinte años el pensamiento
geométrico viene pasando por una profunda depresión
en nuestra enseñanza matemática inicial, primaria
y secundaria. Y al hablar del pensamiento geométrico no me
refiero a la enseñanza de la geometría más
o menos fundamentada en Los elementos de Euclides, sino a algo mucho
más básico y profundo que es el cultivo de aquellas
porciones de la matemática que provienen de, y tratan de,
estimular la capacidad del hombre para explorar racionalmente el
espacio físico en que vive, la figura, la forma física.
Esta situación, que se hace patente sin más que ojear
nuestros libros de texto y los programas de nuestra educación
primaria y secundaria, no es exclusiva de nuestro entorno. En realidad
es un fenómeno universal que, a mi parecer, se debe en buena
medida a la evolución misma de la matemática desde
comienzos de siglo, más o menos.
La crisis de los fundamentos de principio de siglo empujó
al matemático hacia el formalismo, hacia el énfasis
sobre el rigor, a una cierta huida de la intuición en la
construcción de su ciencia.
Lo que fue bueno para la fundamentación fue considerado
por muchos bueno también para la transmisión de conocimientos.
Las consecuencias para la enseñanza de las matemáticas
en general fueron malas, pero especialmente nefastas resultaron
para el pensamiento geométrico. En esa idea de ir a los fundamentos,
tal vez juntamente con una mala interpretación de los análisis
de algunos psicopedagogos sobre la estructura evolutiva del conocimiento
del niño, se basa el énfasis sobre la teoría
de conjuntos y la búsqueda de rigor. La geometría,
a nivel elemental es difícil de formalizar adecuadamente
y así, en este intento, se nos fue por el mismo agujero el
pensamiento geométrico, la intuición espacial y la
fuente más importante que por muchos siglos ha tenido la
matemática de verdaderos problemas y resultados interesantes
abordables con un número pequeño de herramientas fácilmente
asimilables.
El siglo XIX fue el siglo de oro del desarrollo de la geometría
elemental, del tipo de geometría al que tradicionalmente
se dedicaba la enseñanza inicial de la matemática,
que vivía a la sombra de creaciones muy interesantes y muy
de moda de la matemática superior tales como la geometría
descriptiva, geometría proyectiva, geometría sintética,
geometrías no euclidianas... El mismo sentido geométrico
que estimuló los desarrollos espectaculares del siglo XIX
sigue vivo también hoy en campos tales como la teoría
de grafos, teoría de cuerpos convexos, geometría combinatoria,
algunos capítulos de la teoría de optimización,
de la topología... Como rasgos comunes a todos estos desarrollos
se pueden señalar: una fuerte relación con la intuición
espacial, una cierta componente lúdica y tal vez un rechazo
tácito de desarrollos analíticos excesivos.
De estas materias, cuya profundidad se va manifestando cada vez
más claramente, no se ha hecho eco en absoluto la enseñanza
elemental. Solamente son tenidas en cuenta a nivel superior y a
nivel de matemática recreativa. Pero esta matemática
recreativa, en nuestro país, no ha encontrado aún
el camino hacia la escuela.
Paradójicamente, no permitimos jugar a quien más
le gusta y a quien más se beneficiaría con el juego
matemático.
La necesidad de una vuelta del espíritu geométrico
a la enseñanza matemática es algo en lo que ya todo
el mundo parece estar de acuerdo. Sin embargo, aún no es
muy claro cómo se debe llevar a cabo. Es necesario evitar
llegar a los extremos en que se incurrió, por ejemplo, con
la geometría del triángulo, tan en boga a finales
del siglo XIX. También hay que evitar una introducción
rigurosamente sostenida de una geometría axiomática.
Posiblemente una orientación sana podría consistir
en el establecimiento de una base de operaciones a través
de unos cuantos principios intuitivamente obvios sobre los que se
podrían levantar desarrollos locales interesantes de la geometría
métrica clásica, elegidos por su belleza y profundidad.
Las obras elementales de Coxeter pueden ser tal vez un ejemplo a
seguir en este terreno.
5.4 Auge del pensamiento aleatorio. Probabilidad y estadística
La probabilidad y la estadística son componentes muy importantes
en nuestra cultura y en muchas de nuestras ciencias específicas.
Deberían constituir una parte importante del bagaje cultural
básico del ciudadano de nuestra sociedad. Es este un punto
en el que todos los sistemas educativos parecen concordar. Y efectivamente
son muchos los países que incluyen en sus programas de enseñanza
secundaria estas materias, pero en pocos esta enseñanza se
lleva a cabo con la eficacia deseada. Este fenómeno, a mi
parecer, se debe por una parte a la dificultad misma de las materias
en cuestión y, por otra, a una cierta carencia de preparación
adecuada de los profesores para esta tarea. Tal vez nos falten buenos
modelos de enseñanza de ellas.
6. Desiderata
A continuación quisiera presentar muy someramente unas pocas
sugerencias sobre algunos proyectos a los que nuestra comunidad
matemática podría y debería prestar una particular
atención.
6.1 Atención a la formación inicial y permanente
de los profesores de matemáticas
En 1908, Felix Klein escribía en la introducción
de sus lecciones sobre Matemática elemental desde un punto
de vista superior:
Durante mucho tiempo la gente de la universidad se preocupaba
exclusivamente de sus ciencias, sin conceder atención alguna
a las necesidades de las escuelas, sin cuidarse en absoluto de
establecer conexión alguna con la matemática de
la escuela. ¿Cuál era el resultado de esta práctica?
El joven estudiante de la universidad se encontraba a sí
mismo, al principio, enfrentado con problemas que no le recordaban
en absoluto las cosas que le habían ocupado en la escuela.
Naturalmente olvidaba estas cosas rápida y totalmente.
Cuando, después de acabar su carrera se convertía
en profesor de enseñanza media se encontraba de repente
en una situación en la que se suponía que debía
enseñar las matemáticas elementales tradicionales
en el viejo modo pedante; y puesto que, sin ayuda, apenas era
capaz de percibir conexión alguna entre su tarea y sus
matemáticas universitarias, pronto recurría a la
forma de enseñanza garantizada por el tiempo y sus estudios
universitarios quedaban solamente como una memoria más
o menos placentera que no tenía influencia alguna sobre
su enseñanza.
Ha pasado cerca de un siglo y, al menos en lo que respecta la formación
inicial que nuestros licenciados reciben no creo que se pueda decir
que en nuestro entorno la situación difiere mucho de estas
circunstancias indeseables que Klein describe.
Lo que la sociedad tiene derecho a esperar de la universidad en
lo que respecta a la formación inicial de aquellas personas
a las que le va a confiar la educación matemática
de los más jóvenes se podría concretar en:
Una componente científica
adecuada para su tarea específica.
Un conocimiento práctico
de los medios adecuados de transmisión de las actitudes
y saberes que la actividad matemática comporta.
Un conocimiento integrado
de las repercusiones culturales del propio saber específico.
Cualquiera que estudie atentamente los programas de estudio de
la mayor parte de nuestras universidades podrá apreciar sus
importantes carencias en los aspectos que podrían conducir
a esta formación adecuada de nuestros enseñantes.
A mi parecer, ni los cursos complementarios añadidos al
final de los estudios de licenciatura con el objeto de proporcionar
una formación pedagógica razonable, ni los cursillos
de formación permanente pueden sustituir razonablemente la
formación intensa que se debería realmente estimular
durante los años de permanencia en la universidad, años
en los que el alumno está mucho más abierto para recibirla.
Pienso que son raras entre nosotros las universidades que no descuidan
abiertamente esta seria obligación con respecto a la sociedad
y que urge poner manos a la obra a fin de remediar esta situación
rápidamente.
6.2 Atención a la investigación en educación
matemática
Como hemos tenido ocasión de ver, la educación matemática
es una actividad interdisciplinar extraordinariamente compleja,
que ha de abarcar saberes relativos a las ciencias matemáticas
y a otras ciencias básicas que hacen uso de ella, a la psicología,
a las ciencias de la educación... Sólo en tiempos
muy recientes se ha ido consolidando como un campo, con tareas de
investigación propias, difíciles y de repercusiones
profundas en su vertiente práctica. Se puede afirmar que
en el sistema universitario un tanto inerte de nuestro país,
la educación matemática aún no ha llegado a
encontrar una situación adecuada por muy diversos motivos,
a pesar de que ya van formándose grupos de trabajo en los
que se producen resultados importantes.
A mi parecer es muy necesario, por lo que a la sociedad le va en
ello, que se formen en nuestras universidades buenos equipos de
investigación en educación matemática que ayuden
a resolver los muchos problemas que se presentan en el camino para
una enseñanza matemática más eficaz.
6.3 Atención a la educación matemática
de la sociedad. Popularización de la matemática
La sociedad se encuentra, por tradición de siglos, con una
cultura fuertemente escorada hacia sus componentes humanísticas.
Cultura parece ser sinónimo de literatura, pintura, música...
Muchas de nuestras personas ilustradas no tienen empacho alguno
en confesar abiertamente su profunda ignorancia respecto de lo elementos
más básicos de la matemática y de la ciencia
y hasta parecen jactarse de ello sin pesar ninguno. Las páginas
de la mayor parte de nuestros periódicos aún no se
han percatado de que las ciencias, y en particular las matemáticas,
constituyen ya en nuestros días uno de los pilares básicos
de la cultura humana. Es más, parece claro que, como afirma
Whitehead, "si la civilización continúa avanzando,
en los próximos dos mil años, la novedad predominante
en el pensamiento humano será el señorío de
la intelección matemática".
Sería muy deseable que todos los miembros de la comunidad
matemática y científica nos esforzáramos muy
intensamente por hacer patente ante la sociedad la presencia influyente
de la matemática y de la ciencia en la cultura. Una sociedad
con el conocimiento cabal de lo que la ciencia representa para su
desarrollo se hará colectivamente más sensible ante
los problemas que la educación de los más jóvenes
en este sentido representa.
En la comunidad matemática internacional se viene prestando
recientemente una gran atención a los medios convenientes
para lograr abrir los ojos de amplios sectores de la sociedad hacia
los beneficios de todos los órdenes que puede reportar una
cultura que integre, del modo debido, ciencia y matemática.
6.4 Atención al talento precoz en matemáticas
Es seguro que en nuestras comunidades escolares existe un cierto
número de estudiantes con una dotación intelectual
para las matemáticas verdaderamente excepcional. Son talentos
que pasarían a veces más o menos inadvertidos y más
bien desatendidos por la imposibilidad de que los profesores dediquen
la atención personal que se necesitaría. Son personas
que, en un principio ilusionadas con la escuela, pasan a un estado
de aburrimiento, frustración y desinterés que les
conducirá probablemente al adocenamiento y a la apatía,
tras un período escolar de posible gran sufrimiento.
Por otra parte, son talentos que, si no se malograran, podrían
rendir frutos excepcionales para el bien común de nuestra
sociedad, mediante su aporte extraordinario al desarrollo cultural,
científico y tecnológico del país. Constituye
una gran responsabilidad social la indudable pérdida de talento
que causa su desatención. En la actualidad ningún
organismo, ni público ni privado, presta atención
continuada a la tarea de detectar, estimular y orientar el talento
extraordinario y precoz en matemáticas, así como tampoco
en ninguna otra de las ciencias. Existe, y con mucha justificación,
una atención, apoyo y cuidado especiales con respecto a la
enseñanza del infradotado, pero pienso que apenas se ha prestado
atención alguna a los problemas propios de los talentos precoces
en los países.
Se puede pensar con cierto fundamento que el talento precoz en
matemáticas es más fácil de detectar y estimular
que en otras ciencias. De hecho, existen desde hace mucho tiempo
proyectos realizados con éxito en un buen número de
países. Hay diversos caminos para encauzar el problema y
entre ellos los hay que no son de un coste excesivo, especialmente
si se tiene en cuenta el rendimiento a largo plazo de una actuación
bien llevada.
Es posible, a juzgar por el efecto que en países de nuestro
ámbito cultural iberoamericano ha tenido la emergencia de
unas pocas personalidades de extraordinario talento en el desarrollo
matemático del país, que una acción sostenida
de detección y estímulo del talento matemático
precoz podría colocar nuestro país en tiempo razonable
a una altura matemática y científica mucho más
elevada.
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Notas:
* Ex catedrático de Análisis
de la Universidad Complutense de Madrid, miembro numerario de la
Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales desde
1982, miembro correspondiente de la Academia Nacional de Ciencias
de la República Argentina desde 1985. En la década
de 1990, desde 1991 hasta 1998, fue presidente de la Comisión
Internacional de Instrucción Matemática (ICMI).
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