Revista Iberoamericana de Educación (2024), vol. 96 núm. 1, pp. 119-135 - OEI
https://doi.org/10.35362/rie9616435 - ISSN: 1022-6508 / ISSNe: 1681-5653
recibido / recebido: 30/06/2024; aceptado / aceite: 17/08/2024
La universidad como paisaje. Análisis de un paisaje lingüístico universitario argentino
A universidade como paisagem. Análise de uma paisagem linguística universitária argentina
University as a landscape. Analysis of an Argentine university linguistic landscape
Yolanda Hipperdinger 1 https://orcid.org/0000-0002-7985-3625
1 Universidad Nacional del Sur-CONICET, Argentina
Resumen. El artículo explora la exhibición de producciones lingüísticas oficiales y privadas en los espacios de circulación de una de las unidades académicas de la Universidad Nacional del Sur, institución argentina de educación superior de gestión pública. Se inscribe, así, en la segunda de las dos vertientes en las que se ha encauzado el estudio de la intersección entre paisaje lingüístico y educación, siendo la primera la orientada al aprovechamiento de datos de ese paisaje para la educación lingüística. En el marco de la vertiente que analiza el que se despliega en las propias instituciones educativas, la investigación desarrollada busca, en particular, contribuir al estudio del paisaje lingüístico universitario, constituyéndose en un acercamiento pionero en tal sentido en la Argentina. En el artículo se analiza cómo se ha procurado la visibilidad y la prominencia de las producciones registradas, desde las comunicaciones oficiales hasta las intervenciones manuscritas que responden a mensajes previamente exhibidos. Se analiza, asimismo, por último, la elección de lengua implicada en las distintas producciones.
Palabras clave: paisaje lingüístico; universidad; Argentina.
Resumo. O artigo explora a exposição de produções linguísticas oficiais e privadas nos espaços de circulação de uma das unidades acadêmicas da Universidad Nacional del Sur, instituição argentina de ensino superior de gestão pública. Insere-se, assim, na segunda das duas vertentes para as quais tem sido canalizado o estudo da intersecção entre a paisagem linguística e a educação, sendo a primeira orientada para a utilização dos dados dessa paisagem para a educação linguística. No âmbito da vertente que analisa o que se implanta nas próprias instituições educacionais, a investigação desenvolvida procura, em especial, contribuir para o estudo da paisagem linguística universitária, tornando-se uma abordagem pioneira neste sentido na Argentina. O artigo analisa a busca pela visibilidade e o destaque das produções registradas, desde comunicações oficiais até intervenções manuscritas que respondem a mensagens previamente exibidas. Por fim, analisa-se também a escolha da linguagem envolvida nas diferentes produções.
Palavras-cahve: paisaje lingüístico; universidad; Argentina.
Abstract. This paper explores the display of official and private linguistic productions in the circulation spaces of one of the academic units of Universidad Nacional del Sur, an Argentine public higher education institution. This study falls within the second of two branches in which the intersection between linguistic landscape and education has been approached, the first being oriented towards the use of data from this landscape for linguistic education. Within the framework of the branch that analyzes the linguistic landscape displayed in education institutions themselves, the research aims to contribute to the study of the university one, positioning itself as a pioneering approach to such a landscape in Argentina. The paper analyzes how the visibility and prominence of the recorded productions have been sought, from official communications to handwritten interventions responding to previously displayed messages. Finally, it also examines the choice of language involved in the various productions.
Keywords: linguistic landscape; university; Argentina.
1. Introducción
Se presentan en este artículo los hallazgos de un estudio de carácter exploratorio-descriptivo desarrollado sobre un paisaje lingüístico universitario en la Argentina. El paisaje lingüístico que estudiamos es el de una de las unidades académicas de la Universidad Nacional del Sur, institución de educación superior de gestión pública radicada en la ciudad de Bahía Blanca, al sudoeste de la provincia argentina de Buenos Aires. Presentamos a continuación una breve reseña de la evolución del área de estudios en la que el trabajo se inscribe, para precisar la vacancia que dio origen a nuestra investigación.
Como es sabido, desde los aportes iniciales al estudio del paisaje lingüístico, entre los que se destaca el conocido artículo de Landry y Bourhis (1997) que suele ser considerado fundacional, el interés por ese nuevo y polimórfico objeto de estudio no ha cesado de crecer, impulsando una ingente cantidad de investigaciones particulares en los más diversos lugares del mundo. En simultaneidad con el crecimiento del interés y la multiplicación de las investigaciones fue operándose una ampliación paralela, y no menos notoria, de la conceptualización misma del paisaje lingüístico: desde una concepción inicialmente limitada a cuestiones lingüísticas se pasó a incluir también la consideración del interjuego semiótico (Shohamy y Gorter, 2009; Jaworski y Thurlow, 2010), de una atención reducida a producciones de exhibición prolongada en el tiempo se pasó a considerar igualmente las de exhibición precaria –como los anuncios manuscritos y grafitis (Rodríguez Barcia y Ramallo, 2015)– y hasta móvil –como las pancartas de las manifestaciones políticas (Monje, 2017)–, y desde un anclaje solo territorial se pasó a considerar asimismo el desterritorializado paisaje lingüístico de los espacios virtuales (Ivković y Lotherington, 2009), o a compararlos (Guarín, 2021).
Entre las múltiples ampliaciones operadas –que la enumeración anterior no agota–, nos interesa especialmente la que revisó la atención exclusiva al paisaje visible desde las vías de circulación, arquitectónicamente exterior, para otorgarla también al de espacios de acceso público, pero arquitectónicamente interiores, como los aeropuertos (Jaworski y Thurlow, 2013) o las instituciones educativas (Gorter y Cenoz, 2015)1. Nos centraremos en este artículo en este último tipo de paisaje, que en inglés suele referirse como schoolscape (Brown, 2012; Gorter, 2018; Wedin, 2021).
El estudio del paisaje de las instituciones educativas se inscribe en una de las dos vertientes en las que se ha encauzado, en el área de estudios del paisaje lingüístico, su intersección con el campo de la educación. La primera en emerger, pergeñada por los aportes señeros de Cenoz y Gorter (2008), busca en los datos del paisaje lingüístico insumos para la educación lingüística; la segunda, en cambio, que es la que nos interesa en este artículo, se mantiene centrada en el paisaje mismo, estudiando el que se despliega en las propias instituciones educativas (Gorter y Cenoz, 2015). La primera de ambas vertientes es con mucho la que ha tenido mayor desarrollo de las dos: de hecho, la línea de trabajo que Sáez Rivera (2024) llama de “aplicaciones pedagógicas” del paisaje lingüístico constituye, según ese autor, “una de las tendencias más fuertes en la actualidad dentro de este tipo de estudios” (p. 191)2. Si bien con menor cultivo relativo, el estudio del paisaje lingüístico de las instituciones educativas ha avanzado igualmente, abarcando establecimientos destinados a los distintos niveles de la enseñanza y diversos planteamientos metodológicos. Las investigaciones se han ocupado sobre todo de escuelas primarias y secundarias, tanto de gestión pública como de gestión privada, a veces en comparación (Auliasari, 2019), enfocando regularmente su paisaje interior (Bellinzona, 2018; Wedin, 2021) y también extendiéndose, en ocasiones, a la integración de su paisaje exterior al correspondiente entorno barrial (Ferro, 2022).
En el marco de esas investigaciones emergentes, los estudios dedicados al paisaje lingüístico universitario son palmariamente infrecuentes, aunque se los ha desarrollado ya en universidades de gestión pública y privada (Legge, 2015; Cao et al., 2022), con diversos objetos de atención –algunos constantes en los estudios sobre paisaje lingüístico y otros más específicos, como la coexistencia interlingüe (Tabajunda, 2018) y la incidencia de la pandemia de Covid-19 (Im, 2023), respectivamente– e implicando tanto variados acercamientos metodológicos como combinaciones de ellos (Reintegrado-Celino y Bernardo, 2023).
En el contexto latinoamericano, no obstante, y probablemente como consecuencia del desarrollo comparativamente tardío que en la región ha tenido el área de estudios que nos ocupa3, no solo no son abundantes todavía las investigaciones sobre el paisaje lingüístico de instituciones educativas, sino que –por su especial infrecuencia– las atinentes a instituciones universitarias son directamente raras.
En el caso de la Argentina, en particular, el paisaje lingüístico universitario no ha sido aún estudiado como tal: solo se ha atendido a aspectos muy puntuales en unas pocas universidades, sin que hasta el momento se disponga de investigaciones de conjunto sobre las producciones que conviven en los espacios en los que se desenvuelven las actividades propias de la institución universitaria4. En vista de esa vacancia, el estudio cuyos resultados exponemos en este artículo se planificó y llevó adelante con el fin de proveer una visión de conjunto de ese tipo, atendiendo a todas las producciones exhibidas en el espacio institucional seleccionado y a sus formas de convivencia. Constituye, en consecuencia, el primer estudio de carácter abarcativo de un paisaje lingüístico universitario argentino.
2. La Universidad Nacional del Sur y su Departamento de Humanidades
El registro en el que se sustenta este trabajo fue realizado, como lo adelantamos, en la Universidad Nacional del Sur. Creada sobre la base del Instituto Tecnológico del Sur en 1956, esta Universidad fue la séptima estatal fundada en el país, después de las de Córdoba, Buenos Aires, La Plata, Tucumán, Litoral y Cuyo. A diferencia de sus predecesoras, y también de la mayoría de las que se fundaron con posterioridad, la Universidad Nacional del Sur no se organizó internamente en facultades sino en departamentos, buscando una reducción de la estructura administrativa y mayor fluidez en la participación de los estudiantes en las asignaturas ofrecidas: con esta organización, si carreras de distintas unidades académicas incluyen una misma asignatura no es necesario que cada carrera provea su dictado por separado, sino que puede dictarla el departamento más afín y ofrecerla a los demás como “materia de servicio” (lo cual favorece adicionalmente la confluencia y el consiguiente intercambio, positivamente valorado por la institución, de estudiantes con intereses académicos diversos).
En la actualidad, la Universidad Nacional del Sur desarrolla sus actividades educativas de nivel terciario y cuaternario en 17 departamentos académicos; cuenta además con escuelas de nivel inicial, primario y secundario, en este último caso con orientaciones diferentes que pueden cursarse en la Escuela Superior de Comercio, la Escuela Normal Superior y la de Agricultura y Ganadería. Esas actividades y otras de la institución –como las editoriales– tienen lugar en un complejo principal y un conjunto de otros edificios, ubicados en zonas fuertemente urbanizadas de la ciudad: el centro administrativo y comercial y el denominado Barrio Universitario. Asimismo, la Universidad dispone de un amplio campus y del predio destinado a la Escuela de Agricultura y Ganadería, emplazados a distancia de las zonas de mayor concentración poblacional.
Como en el caso de cualquier institución en la que se desarrollan actividades de distinto tipo en espacios diferenciados, no resulta posible referirse al paisaje lingüístico de esta universidad de un modo unitario, suponiéndole homogeneidad. De hecho, hemos observado evidentes diferencias, por ejemplo, entre el austero paisaje de algunas de las unidades académicas y el más nutrido de otras. Entre estas últimas se cuenta el Departamento de Humanidades, en el que nos centramos5.
Esta unidad académica desarrolla sus actividades en varias plantas de uno de los edificios del Barrio Universitario. El ingreso a la biblioteca especializada se encuentra en la planta baja del edificio (con la biblioteca situada en un espacioso subsuelo), ubicándose las aulas (de uso no exclusivo por el estudiantado de este Departamento) en las tres plantas superiores siguientes y, distribuidas en otras cuatro plantas, las oficinas del decanato y las secretarías, los gabinetes de trabajo y consulta de los docentes, y diversas salas de múltiples propósitos y uso común. El desplazamiento entre esas plantas puede hacerse tanto por escalera como por los ascensores aledaños, que ocupan el centro del edificio a modo de eje cuadrangular, con la escalera sobre uno de sus lados. En todas las plantas, los espacios de circulación circunvalan ese eje y las oficinas, gabinetes y salas se ubican, a su vez, en torno de esos espacios de circulación.
3. Decisiones metodológico-procedimentales
La investigación que llevamos adelante implicó el registro del conjunto de las producciones lingüísticas expuestas en los espacios de circulación descriptos, que constituyen la sección más pública del Departamento de Humanidades por cuanto, a diferencia de los espacios restantes (salas, aulas, etc.), se puede acceder a ellos sin franquear otras puertas que las que dan ingreso al edificio.
En cuanto a la unidad de análisis adoptada, seguimos la propuesta de Backhaus (2007) al identificar como tal “any piece of text within a spatially definable frame” (p. 66), la unidad que, por traducción de la voz inglesa sign, se denomina corrientemente signo en español6. Es de destacar, no obstante, que esta última denominación se aplica regularmente, en los estudios especializados, a producciones lingüísticas que son directamente accesibles a la vista, pero no a casos como el de varias hojas de papel superpuestas, dispuestas para ser leídas en sucesión, que no son raros, sin embargo, en el paisaje universitario que nos ocupa: suelen exhibirse de ese modo, por ejemplo, algunas resoluciones con largos anexos, que por esa exhibición forman parte del paisaje analizado y, por tratarse de piezas textuales exhibidas en marcos espaciales circunscriptos, caben en la definición antes citada7. La necesidad de incluir estas producciones en el estudio aconseja, así, eludir el uso del término signo. La posibilidad alternativa de hablar de texto, de cierta extensión en los mismos estudios, tampoco resulta adecuada en este caso, ya que remite a una conceptualización diferente de la unidad de análisis: la que Franco-Rodríguez (2008) ha escogido para la unidad que propone definir como “toda la escritura desplegada en el ámbito público cuyo contenido está ligado al negocio, institución o particular que lo exhibe” (p. 7). Esta definición no resulta aplicable al paisaje que analizamos, ya que, de acuerdo con ella, toda la escritura exhibida por la institución misma (esto es, “toda la escritura desplegada” en el espacio institucional analizado cuyo contenido se liga a la propia institución) formaría parte de un único texto. En consecuencia, circunscribimos la unidad de análisis de nuestro estudio siguiendo la definición de Backhaus, pero eludimos su elección designativa: remitiendo a un hiperónimo, según lo hemos venido haciendo hasta aquí, hablaremos en este artículo de producción para referirnos a cualquier enunciado o conjunto de enunciados –en eventual concurrencia con imágenes– que, con independencia de su modo de materialización en el paisaje lingüístico analizado, sea exhibido con un propósito comunicativo particular en un marco espacialmente circunscripto8.
En relación con el lapso temporal escogido para el registro, es de señalar que en la Universidad Nacional del Sur el dictado de las asignaturas se organiza anualmente en dos períodos lectivos cuatrimestrales, el primero extendido entre marzo y junio y el segundo, entre agosto y noviembre. Nuestro relevamiento corresponde al primer cuatrimestre de 2024, datándose el registro fotográfico al que corresponden las imágenes incluidas en este artículo en la primera quincena del mes de mayo.
El relevamiento abarcó la totalidad de las producciones exhibidas en los espacios referidos, con la excepción de las expresamente asignadas a otros departamentos en espacios de uso compartido. Ese relevamiento exhaustivo, desarrollado de acuerdo con las previsiones de un estudio sincrónico9, llevó a la documentación de 793 producciones, que difieren en múltiples aspectos y admiten diversas clasificaciones.
En el marco de esa diversidad, no obstante, se destaca el contraste entre el dinamismo de parte del paisaje enfocado (en el que anuncios de eventos, por ejemplo, se agregan y retiran constantemente) y la permanencia de otras producciones (que llega a la solemnidad de las inscripciones sobre mármol o bronce). Dado que ese contraste se liga primariamente a la diferencia de agencia, de atención constante en los estudios de paisaje lingüístico –e indudablemente central en los del de índole institucional–, clasificamos las producciones que registramos en oficiales (513) y privadas (280), entendiendo por oficiales las que corresponden a la propia institución y por privadas las agenciadas por otros actores sociales (ateneos culturales, agrupaciones políticas, oferentes particulares de servicios, etc.)10.
La elaboración de este artículo responde al objetivo de indagar cómo coexisten las producciones oficiales y las privadas en el paisaje lingüístico abordado y observar especialmente, en el caso de las segundas (que, a diferencia de las “de la casa”, no son imprescindibles en el espacio institucional), cómo se procura para ellas la obtención de visibilidad y prominencia11.
4. Resultados y discusión
Al analizar las producciones que registramos en el Departamento de Humanidades de la Universidad Nacional del Sur, lo primero que notamos es que, incluso entre las oficiales, pueden distinguirse las que son de exhibición permanente de las temporarias, como lo evidencian las destinadas a identificar ciertos espacios y a asignarles funciones, frente a las destinadas a la publicitación de actividades puntuales. La diferencia que señalamos se puede apreciar en las imágenes 1 y 2, en las que son temporarias las publicitaciones de horarios de cursado y de llamados a concurso para la cobertura de cargos docentes, respectivamente, y permanentes las producciones que dividen la superficie de exhibición en sectores especializados.
A diferencia de las producciones oficiales, en el paisaje analizado el carácter de las producciones privadas es, siempre, temporario. Trayendo a colación palabras de Castillo Lluch y Sáez Rivera (2011), se puede afirmar que ello se deriva del hecho de que las producciones privadas se encuentran, en este caso, pegadas a muros institucionales que podrían no albergarlas, esto es, constituyen lo que esos autores llaman, metafóricamente, “signos parásitos”: “anuncios personales manuscritos y carteles [...] pegados a muros o escaparates no destinados en principio a albergarlos” (p. 79). Es posible, sin embargo, trazar una distinción a este respecto también entre las producciones privadas, ya que solamente para algunas se han previsto expresamente espacios de exhibición y pueden considerarse, en consecuencia, convocadas y “prohijadas”, a diferencia de las demás. Las imágenes 3 y 4 ejemplifican ambas posibilidades: la primera muestra una de las sectorizaciones del espacio potencial de exhibición a las que oficialmente se ha procedido, la Cartelera cultural, que da marco a cualesquiera promociones de actividades culturales, incluyendo las de iniciativa privada; la segunda, en cambio, muestra el usufructo de un lugar de exhibición, en uno de los muros de los espacios de circulación a los que atendimos, para el que no se han establecido previsiones especiales de ese tipo.
Imagen 1. Exhibición de horarios de cursado para alumnos |
Imagen 2. Exhibición de información sobre concursos docentes |
Imagen 3. Producciones exhibidas en la sección Cartelera cultural |
Imagen 4. Producciones exhibidas junto a una puerta de ascensor |
Una clasificación de Franco-Rodríguez (2009) nos ha sido útil para trazar la distinción referida. Como ya dijimos, este autor toma como unidad de análisis del paisaje lingüístico la que denomina texto, entendiendo por tal el conjunto de emisiones atribuibles a un mismo actor (modo en que denomina a su responsable intelectual), y considera textos compuestos a los que se exhiben sobre un mismo soporte material; en esos casos, distingue un actor primario, a quien se debe la provisión del soporte, y un actor secundario, cuyo texto usufructúa ese soporte (eludiendo, al hablar de actores, el problema de la autoría, que no siempre es reconocible): llama “guest texts” (2009, p. 4) a aquellos textos compuestos en los que el contenido del texto usufructuario no se relaciona con el exhibido por el actor primario, mientras que cuando existe una relación directa entre ambos habla de “borrowed texts” (ibid.). Si bien no operamos en este artículo con la noción de texto de Franco-Rodríguez, según llevamos dicho, sus consideraciones son inspiradoras y entendemos que las producciones que enfocamos se acercan –dada la relación aludida– a su categoría de “borrowed texts”, aunque hayan sido “convocadas”, lo que nos ha sugerido considerarlas “prohijadas”.
A la distinción anotada puede sumarse otra, relacionada tanto con la materialidad como con el propósito de las producciones que quedan fuera de las previsiones referidas: algunas (la mayoría) se adhieren a los muros, como las que mostramos previamente, mientras que otras (pocas) se escriben sobre ellos, como lo muestra la imagen 5, constituyendo casos de lo que Sáez Rivera y Castillo Lluch (2012, p. 312) han llamado “paisaje rebelde”.
Por último, encontramos también casos de lo que Pons Rodríguez (2012, p. 68) llamó “paisaje lingüístico contestado”: nos referimos a producciones que (típicamente de modo anónimo) se suman a otras (anónimas o no) para corregirlas o responderlas, incluyendo así en el paisaje, de un modo concreto, “el componente de la interactividad” (ibid.). Son ejemplos las intervenciones que muestra la imagen 6, operadas sobre un anuncio para efectuar una corrección gramatical y para ironizar una afirmación, y la segunda de las inscripciones que muestra la imagen 5: en este último caso, la oración imperativa “dejen de adoctrinarme”, que recoge (personalizándola) una denuncia que tuvo cierta presencia en el debate público argentino reciente12, es respondida por otra igualmente imperativa, aunque formulada en inglés, que insta a quien formuló la primera a “crecer” o “madurar”, sugiriendo que solo puede “adoctrinarse” a quien lo permite13.
Imagen 5. Inscripciones sobre la pared |
Imagen 6. Inscripciones sobre un anuncio previo. |
Vistas en perspectiva, la visibilidad y la prominencia no están en juego para las producciones oficiales: la institución tiene la prerrogativa de agenciar el uso del espacio para garantizarles a sus producciones propias una exhibición eficaz, sin limitaciones en el número, la ubicación ni la amplitud de las superficies requeridas. Las producciones privadas, en cambio, no gozan de esas facilidades y, consiguientemente, las condiciones que les permitan tal exhibición eficaz deben serles procuradas en el marco de su convivencia con las producciones oficiales y de una (como mínimo, potencial) competencia con las demás producciones privadas.
Las estrategias que encontramos orientadas a esa procuración en el caso de las producciones privadas pasan, en primer término, por encontrar cómo visibilizarlas, esto es, por elegir el (o, a veces, simplemente conseguir un) lugar de exhibición. La procuración de ese lugar se aplica incluso al tipo preseleccionado de producciones para las que la institución reserva sectores específicos, ya que se puede optar entre hacer uso de ellos o no (o ambas cosas): la búsqueda referida solamente no supone alternativas en el caso de las intervenciones “contestatarias”, dado que su ubicación depende de las producciones que (figurada y literalmente) les han dado lugar. Con esa excepción, resultan claras las preferencias en la procuración del lugar de exhibición: los lugares escogidos de manera privilegiada son aquellos en los que necesariamente se posa la vista al moverse entre las distintas plantas del edificio, esto es, las paredes que se ubican a ambos lados de los ascensores y las que en cada planta se hacen visibles ante la apertura de sus puertas, así como las que, también en cada planta, se visibilizan al acceder por escalera14.
No obstante, la visibilidad que depende del lugar de exhibición puede considerarse condición necesaria, pero no suficiente, para procurar la prominencia: como lo señala Gil (2018) al estudiar la creatividad de la que se suele hacer gala en la onomástica comercial, para que lo que se exhibe quede “representado en el sistema mental de los receptores” debe “primero llama[r] la atención” (p. 127). En el paisaje lingüístico estudiado, encontramos que los intentos de llamar la atención pueden englobarse en tres estrategias principales, que proponemos denominar de imposición, saturación y reiteración:
a)Entendemos por imposición la estrategia orientada a impresionar a los potenciales destinatarios mediante el tamaño de la producción exhibida, con la que se procura ocupar la mayor superficie posible. Por lo común, esta estrategia se completa con el uso de otros recursos direccionados al mismo impacto visual (fuertes contrastes de color, empleo de caligrafías inusuales, etc.).
b)Entendemos por saturación la estrategia de “colonizar” un cierto espacio multiplicando la exhibición en él de producciones de la misma autoría y finalidad: aunque ninguna sea de tamaño destacado ni use recursos visuales especiales, la composición del conjunto busca, por abundancia, que no se lo pueda ignorar.
c)Por último, entendemos por reiteración la estrategia de repetir la exhibición de una misma producción en distintos espacios: aun cuando en cada caso sea expuesta aisladamente y no se imponga a la atención por otros medios, la producción repetida se vuelve así “omnipresente”.
En el paisaje lingüístico estudiado, las estrategias (a) y (b) son empleadas principalmente por agrupaciones políticas, mientras que la estrategia (c) es empleada sobre todo para promocionar actividades artísticas u ofrecimientos de servicios. La imagen 7 muestra la operación de la primera estrategia en el cartel artesanal de una agrupación política estudiantil, que ocupa toda la pared enfrentada a la escalera en una de las plantas del edificio. La imagen 8 muestra la puesta en práctica de la segunda estrategia, con producciones de un mismo sector político en una acumulación que, si bien no excluye la exhibición de otras, hegemoniza el espacio disponible sobre la pared en la que desemboca la escalera en la planta baja. Por último, las imágenes 9 y 10 muestran cómo se ha “sembrado” en diferentes espacios el afiche de una misma actividad artística (que también aparece en la imagen 8), y las imágenes 11 y 12 lo hacen en el caso de un mismo ofrecimiento de servicios (que puede verse igualmente en la imagen 4).
Imagen 7. Afiche de agrupación estudiantil |
Imagen 8. Concentración de anuncios y prensa político-sectoriales |
Imagen 9. Anuncio de actividad artística |
Imagen 10. Anuncio de la misma actividad, junto a otros anuncios |
Imagen 11. Promoción de ofrecimiento de servicios |
Imagen 12. Promoción del mismo ofrecimiento, junto a otros anuncios |
El último aspecto que nos resta tratar en relación con el trabajo heurístico que hemos realizado es el de la elección de lengua para la formulación de los mensajes exhibidos (hablamos de elección de lengua aquí, y no de elección lingüística, para evitar la ambigüedad de este último sintagma, que puede remitir tanto a la elección entre lenguas que nos atañe como a la elección, en usos de una misma lengua, de una u otra variante en los planos fónico, morfosintáctico, etc.).
En lo que respecta a las producciones oficiales, el paisaje lingüístico analizado podría caracterizarse, tomando palabras de Pons Rodríguez (2011), como “prototípicamente monolingüe” (p. 102). Aunque no hay una política institucional explícita sobre el particular, ello se ajusta al uso corriente en el conjunto de organismos estatales del municipio de Bahía Blanca y la provincia de Buenos Aires15, a los que la Universidad Nacional del Sur territorialmente pertenece, así como a los de escala nacional, a los que se homologa por su carácter de universidad nacional de gestión pública.
El uso regular de una sola lengua, completamente naturalizado en estas instancias, suele verse como el reflejo de una sociedad sin otras lenguas en uso comunitariamente extendido. No obstante, uno y otra se ligan a un mismo proceso, que por ello corresponde reseñar, mediante el cual la Argentina pasó a sostener larga y consistentemente un ideal de Estado monolingüe.
Ese proceso ha sido extensamente abordado por especialistas en políticas lingüísticas y sociolingüística histórica y comprendido en general, sobre todo a partir del insoslayable estudio de Di Tullio (2003), como el resultado de una reacción de las élites dirigentes del país en tiempos en que este se consolidaba como Estado-nación moderno, a finales del siglo XIX y principios del XX, frente al ingreso masivo de inmigración ultramarina (de procedencia principalmente española e italiana, pero también francesa, alemana, dinamarquesa, rusa, otomana, etc.)16.
Frente a la coexistencia interlingüe resultante, los posicionamientos político-lingüísticos oficiales tendieron por entonces, en especial con el avance de las posiciones nacionalistas operado en torno del Centenario de la Revolución de Mayo (Rodríguez Aguilar y Ruffo, 2014), no solo a garantizar el monolingüismo oficial sino también a procurar el monolingüismo de la sociedad, instando a la población hablante de otra lengua a su abandono a expensas del español. La escuela primaria oficial fue el medio por antonomasia del que se valió esa política (Malheiro Gutiérrez, 2018) que, en combinación con otros factores (como, especialmente, la movilidad social ascendente que caracterizaba a la Argentina de la época, con su requerimiento laboral paralelo de un manejo eficiente del español), fue extraordinariamente efectiva: se multiplicaron los procesos de desplazamiento de las lenguas inmigratorias (Fontanella de Weinberg, 1978) y las representaciones sociolingüísticas tendieron a converger en torno del ideal referido, que hacía corresponder una única lengua a la nación (Pérez y Rogieri, 2013; Pérez, 2021).
Aunque a partir de la década de 1990 hubo cambios de importancia en la política lingüística oficial, que pasó discursivamente a orientarse de manera progresiva al respeto y la promoción de la diversidad lingüística (Prolo et al., 2013), cuando menos parte de las representaciones comentadas perviven hasta la actualidad, como lo ha mostrado López García (2021). Por otra parte, y ante la ausencia de cualquier otra lengua en uso por algún sector de la sociedad con relevancia numérica, no ha habido ningún cambio en la común expectativa de que no solo para los usos oficiales, sino para los informativos en general, el español es la única opción.
Esa previsión se cumple en el paisaje lingüístico estudiado, ya que (exceptuando la recurrencia al latín en algunas producciones exhibidas por cátedras dedicadas a la enseñanza de esa lengua clásica) todas las producciones oficiales registradas están formuladas exclusivamente en español. Menos esperable y, por lo mismo, más destacable, es que también las producciones privadas registradas, que no solamente tienen propósitos informativos sino que, como parte de su necesidad de competir por la atención, recurren también a emisiones enigmáticas, lúdicas, etc., se limiten igualmente, casi sin excepción, al español17; de hecho, en el paisaje lingüístico analizado constatamos una sola producción privada en la que se elige formular un mensaje en otra lengua: la respuesta manuscrita a una queja manuscrita que recoge la imagen 5, el tipo de intervención que más alejada se encuentra de las producciones oficiales.
Parece poder afirmarse, así, que si el margen de elección del lugar de exhibición, al que antes nos referimos, se reduce al pasar de las producciones oficiales a las privadas y, entre ellas, al pasar de las “prohijadas” a las “rebeldes”, para llegar a ser nula en el caso de las que contestan a otras, el margen de elección de los mensajes que se busca exponer y de su forma, que incluye la lengua en la que son formulados, no se ordena del mismo modo y hasta puede hacerlo en el sentido inverso.
En cuanto al paso al inglés que registramos, en particular, puede suponerse que tal elección de lengua se subordina a una procuración de prominencia: como llevamos dicho, la elección del español es prácticamente excluyente en el paisaje analizado, por lo que la misma excepcionalidad de la opción por otra lengua sirve para llamar la atención.
Simultáneamente, no es casual que esa otra lengua a la que se recurre sea el inglés, ya que se trata de la única que, además del español, puede darse por generalmente conocida (si bien, por supuesto, en grados variables) en el contexto social de que se trata: además de su actualmente privilegiada posición internacional, el inglés es la única, entre las lenguas que en el sistema educacional argentino son llamadas “extranjeras”, cuya enseñanza se ha previsto como obligatoria (Pozzo, 2009; Bein, 2013; Montserrat y Mórtola, 2018)18. La del inglés es, así, la elección de lengua en la que más puede confiarse, tras la del propio español, para la formulación de un mensaje que se pretenda generalmente comprendido o, como mínimo, reconocido como potencialmente significativo por el reconocimiento de la lengua en la que se lo ha formulado.
5. Conclusiones
Los resultados que avanzamos agregan evidencia empírica al todavía limitado estudio del paisaje lingüístico de estos espacios institucionales educativos específicos, sobre todo en el contexto regional y, en especial, en el de la Argentina, en el que ese estudio es hasta el momento, según lo señalamos al comienzo, prácticamente inexistente.
Las indagaciones realizadas, orientadas a explorar y describir el paisaje universitario seleccionado, han conducido a una descripción general que mostró no solo la esperable asimetría entre las producciones oficiales y privadas en ese espacio sino, también, las estrategias derivadas del esfuerzo de quienes, en el marco de esa asimetría, procuran para sus producciones visibilidad, buscándoles lugar, y prominencia, procurando que se destaquen. En relación con la procuración de prominencia, en particular, distinguimos y caracterizamos tres estrategias, que denominamos de imposición, saturación y reiteración, direccionadas respectivamente a llamar la atención mediante el impacto visual de producciones únicas, la composición de conjuntos articulados de ellas o la repetición de una misma en diversos espacios.
En el paisaje lingüístico estudiado constatamos, asimismo, una decidida tendencia a emplear exclusivamente el español, que hace resaltar el excepcional paso al inglés registrado en el comentario manuscrito a una inscripción del mismo tipo. Entendemos que, por su contraste con el monolingüismo general del paisaje analizado, la decisión de plasmar el mensaje en otra lengua se orienta a darle prominencia, así como que la elección del inglés –la opción alternativa al español “por defecto” en el contexto local– obedece a minimizar el riesgo de incomprensión por los potenciales lectores.
Al atender de manera desagregada a la visibilidad y a la prominencia en el paisaje lingüístico analizado, por último, apreciamos que los márgenes de elección relativos a la primera se reducen progresivamente al pasar de las producciones oficiales a las privadas y, entre ellas, al ir desde las oficialmente “prohijadas” hasta las que se escriben a mano sobre producciones previas, mientras que los relativos a la segunda no siguen la misma progresión.
Según lo muestran estos resultados, los estudios del paisaje institucional pueden contribuir fuertemente a conocer mejor cómo se opera la construcción social del espacio de las instituciones educativas, a partir de una sinergia (peculiar a cada caso) de expectativas, propósitos y estrategias. La investigación del paisaje universitario, en el que convergen los propiamente institucionales como los demás actores, de vínculos diversos con la institución, es, por lo mismo, tanto novedosa como prometedora.
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1Gorter (2018) incluye a las instituciones educativas entre los que llama “semi-public institutional contexts” (el destacado es nuestro), caracterización que compartimos en vista de que, aun cuando el ingreso a ellas pueda no estar legalmente restringido, la existencia de un control tutelar (puertas que deben franquearse u oficinas en las que hay que presentarse, por ejemplo) inhibe en general que ingresen personas ajenas a la comunidad educativa correspondiente.
2Solo por ejemplo, y con limitación a ámbitos hispanófonos, ilustran esa afirmación los trabajos de Ma e Illán Bea (2023), Rubio Perea (2022) y Sáez Rivera (2021), vinculados con la enseñanza del español como lengua extranjera, la de español para hispanoparlantes y la de la propia disciplina lingüística, respectivamente.
3Sobre esta “tardanza” reflexionan, por ejemplo, Bonnin y Unamuno (2019), quienes se preguntan por qué, si los estudios de paisaje lingüístico “cuentan ya con una trayectoria de veinte años”, son “tan escasos y recientes en América Latina” (p. 3).
4Los estudios que han sido publicados hasta ahora evidencian no solo la limitación numérica referida sino también, y llamativamente, una concentración en las intervenciones manuscritas: la muestran la atención de Carranza (2024) al grafiti en espacios exteriores de un campus universitario y la de Fainstein (2022) y González (2023) a las inscripciones que registran en los sanitarios de sendas universidades.
5Ese departamento es, además, el que alberga institucionalmente los estudios lingüísticos, insertos en la estructura curricular de las carreras de Licenciatura, Profesorado y Doctorado en Letras y extendidos a otras carreras a través del Área de Lenguas Extranjeras.
6Son interesantes las consideraciones de Sáez Rivera (2021) sobre esa traducción, especialmente en relación con lo que llama “calco abusivo” (p. 182).
7Las decisiones oficiales de importancia, como las de aplicación reglamentaria al conjunto de la comunidad universitaria respectiva o las declaraciones institucionales ante circunstancias de actualidad, se dan a conocer principalmente mediante su publicación en los sitios web correspondientes, pero ocasionalmente también se publicitan en papel en los espacios comunes a los que nos estamos refiriendo. En este último caso, cuando son extensas suelen ubicarse del modo que hemos descripto, como lo muestra la exhibición del reglamento de concursos que precede a la información relativa a la tramitación de concursos particulares, visible en la Imagen 2.
8Esta decisión replica la tomada en el estudio de Fotti Berdasco (2023), en el que la unidad de análisis también es denominada “producción” (p. 200).
9Pudimos documentar también, en el transcurso, algunos cambios en el paisaje observado, que podrán ser objeto un estudio diacrónico futuro.
10 La distinción es tradicional en los estudios de paisaje lingüístico, con leves diferencias de denominación (Landry y Bourhis, 1997; Ben-Rafael et al., 2006), y aunque ha sido sometida a algunos cuestionamientos, como los que expone por ejemplo Li (2021), sigue siendo generalmente empleada. En el caso que nos ocupa, no ha requerido mayor refinamiento que el de considerar agencia oficial la de la institución, estatal por su gestión pero –como todas las universidades de esa gestión en la Argentina– con autonomía y autarquía, reconocidas en la reforma constitucional de 1994 (Martínez, 2019).
11 Si bien no en referencia a las unidades de análisis del paisaje lingüístico, sino a las lenguas empleadas en él, es de notar que la visibilidad y la prominencia fueron ya consideradas por separado en la primera –aunque no la más citada– de las definiciones de paisaje lingüístico que se ofrecen en el célebre artículo de Landry y Bourhis (1997, p. 23): “Linguistic landscape refers to the visibility and salience of languages on public and commercial signs in a given territory or region” (el destacado es nuestro).
12 Lo que se rotuló “adoctrinamiento” entró al debate público argentino actual en 2021, a partir del caso de una profesora de Historia de enseñanza media que fue grabada subrepticiamente discutiendo en clase con uno de sus alumnos sobre la interpretación de hechos de la historia reciente del país, desacreditando la posición sostenida por el joven y haciendo una acalorada defensa de la suya propia; la grabación se volvió viral y varios medios de comunicación nacionales la recogieron como noticia, en general con fuerte tono crítico, al tiempo que la actuación de la profesora era respaldada por el Presidente Alberto Fernández. El “adoctrinamiento” denunciado en ese caso, y atribuido en ocasiones también a sectores del profesorado universitario que apoyaban a la coalición política entonces gobernante, fue un tópico recurrente en el conjunto de las críticas formuladas, sobre todo en la coyuntura de las elecciones presidenciales de 2023, por las dos coaliciones opositoras con mayor intención de voto (una de las cuales resultó triunfante en esas mismas elecciones).
13 Como puede verse en la fotografía, se intentó borrar esa segunda intervención, que consiguientemente –y aunque aún visible– aparece desleída.
14 Cada uno de los tramos de escalera que lleva de una planta a otra tiene, en la mitad de su extensión, una torsión de giro aprovechada como descanso. También sobre esos muros se exhibe comúnmente cartelería, aunque en menor proporción.
15 Algunas provincias argentinas sostienen, en cambio, la cooficialidad de algunas lenguas (indígenas) con el español, como en el caso de Corrientes (en la que desde 2004 es cooficial el guaraní).
16 El objetivo de la dirigencia del país había sido primero “blanquearlo”, subalternizando y hasta enfrentando con las armas a la población indígena que, sobre todo tras la llamada “Campaña del Desierto” (1878-1885), fue obligada a reubicaciones y mutaciones en su modo de vida y cuyas lenguas fueron estigmatizadas. La modernización subsiguiente, orientada a suprimir los resabios del pasado colonial y a modificar la estructura productiva del país, tuvo una de sus bases en el desarrollo de la agricultura, incorporando a la labranza tierras que habían estado bajo dominio indígena y creando en ellas numerosas colonias agrícolas, conformadas por inmigrantes, que dieron impulso a una nueva forma de explotación rural opuesta a la latifundista tradicional, concentrada en la ganadería. Ese cambio se combinó con la creación de ferrocarriles y puertos diseñados para la exportación de la producción rural, obras que, junto con las que implicó la creación de nuevos pueblos y el crecimiento de las ciudades, requirieron igualmente mano de obra en grandes cantidades. Con tales incentivos en relación con las fuentes de trabajo, la llegada de inmigrantes al país se mantuvo en altas tasas durante las últimas décadas del siglo XIX y las primeras del XX –mermando recién desde el inicio de la Primera Guerra Mundial–, lo que provocó un crecimiento no vegetativo de la población de tal magnitud que es común referirse a esa etapa como la de la “Argentina aluvial” (Altamirano, 2001).
17 En estudios anteriores sobre el paisaje lingüístico de la misma ciudad, en cambio, se ha registrado una frecuente recurrencia a otras lenguas, cuando menos en el caso de las producciones privadas exhibidas en el ámbito comercial, como puede verse en los trabajos de Zangla y Oostdyk (2019) y –con atención específica al empleo de juegos de palabras como modo de llamar la atención en ese ámbito– de Duché Mónaco (2021).
18 Destacamos adicionalmente que el sintagma “lenguas extranjeras”, empleado en lineamientos educativos oficiales y diseños curriculares, merece atención per se: dado que “extranjero” se opone a “nacional”, la extensión misma del uso del sintagma referido patentiza la vigencia de la concepción, antes comentada, que hace corresponder a un estado nacional una única lengua.
Cómo citar en APA:
Hipperdinger, Y. (2024). La universidad como paisaje. Análisis de un paisaje lingüístico universitario argentino. Revista Iberoamericana de Educación, 96(1), 119-135. https://doi.org/10.35362/rie9616435