Revista Iberoamericana de Educación (2025), vol. 97 núm. 1, pp. 15-28 - OEI
https://doi.org/10.35362/rie9716562 - ISSN: 1022-6508 / ISSNe: 1681-5653
recibido / recebido: 14/10/2024; aceptado / aceite: 27/01/2025
Rosa Sensat. Educar en tiempos de crisis
Rosa Sensat. Educar em tempos de crise
Rosa Sensat. Educating in times of crisis
Xavier Besalú https://orcid.org/0000-0002-5611-9516
Associació de Mestres Rosa Sensat, España
Resumen: Rosa Sensat (1873-1961) fue una maestra catalana que vivió en un periodo histórico especialmente convulso. Su pensamiento y su obra son de una sorprendente actualidad. Su apuesta por basar su ejercicio profesional en fundamentos sólidos; una innovación educativa permanente que no reniega de la tradición; su eclecticismo metodológico; la decisión de formarse a lo largo de toda su vida; la introducción de la perspectiva de género en el currículum escolar… Todos son elementos sumamente presentes en el debate educativo actual. El artículo comienza con un breve apunte biográfico que da paso a un apartado dedicado a l’Escola de Bosc, la obra de su vida, donde sistematizó toda su pedagogía. En cuanto a su ideario pedagógico, se destaca su adscripción al movimiento de la Escuela Nueva y los dos pedagogos que más influyeron sobre ella: Ovide Decroly y John Dewey y se pone de relieve su empeño por la educación científica de las mujeres y por la enseñanza doméstica.
Palabras clave: Rosa Sensat; Escola de Bosc; Escuela Nueva; pedagogía; feminismo.
Resumo: Rosa Sensat (1873-1961) foi uma professora catalã que viveu num período histórico particularmente turbulento. O seu pensamento e a sua obra são surpreendentemente actuais. O seu compromisso de basear a sua prática profissional em alicerces sólidos; uma inovação educativa permanente que não renuncia à tradição; o seu ecletismo metodológico; a sua decisão de se formar ao longo da vida; a introdução da perspetiva de género no currículo escolar... Todos estes são elementos muito presentes no debate educativo atual. O artigo começa com uma breve nota biográfica que conduz a uma seção dedicada à Escola de Bosc, obra de sua vida, onde sistematizou toda a sua pedagogia. Em relação à sua ideologia pedagógica, destacam-se sua filiação ao movimento Escola Nova e aos dois pedagogos que mais a influenciaram: Ovide Decroly e John Dewey, e seu compromisso com a educação científica das mulheres e a educação doméstica.
Palabras-chave: Rosa Sensat; Escola de Bosc; Nova Escola; pedagogia; feminismo.
Abstract: Rosa Sensat (1873-1961) was a Catalan teacher who lived in a particularly turbulent period of history. Her thinking and her work are surprisingly topical. Her commitment to basing her professional practice on solid foundations; a permanent educational innovation that does not renounce tradition; her methodological eclecticism; her decision to train throughout her life; the introduction of the gender perspective in the school curriculum... All of these are elements that are very much present in the current educational debate. The article begins with a brief biographical note that leads to a section dedicated to l’Escola de Bosc, the work of her life, where she systematized all her pedagogy. Regarding her pedagogical ideology, her affiliation with the New School movement and the two pedagogues who most influenced her are highlighted: Ovide Decroly and John Dewey, and her commitment to the scientific education of women and to domestic education is highlighted.
Keywords: Rosa Sensat; Escola de Bosc; New School; pedagogy; feminism.
1. Introducción
En un artículo del año 1933, Rosa Sensat escribía:
El momento actual de la escuela primaria está lleno de interrogantes e inquietudes… Por todas partes surgen voces de protesta contra la escuela actual, que no tiene en cuenta la psicología ni las necesidades de los niños ni las profundas transformaciones que se han producido en la vida de las sociedades… La educación nueva ha cristalizado en exitosas realizaciones… pero son pocas, son caras, no son asequibles para todos y representan un privilegio. Hemos de procurar, pues, que lo que ha sido logrado por el individuo aristocrático, pueda llegar a todos, dando al movimiento un carácter democrático y social” (Besalú, 2024a, pp. 189-190).
Rosa Sensat Vilà (1873-1961) nos pone sobre aviso en este artículo, escrito hace más de 90 años, sobre la actualidad y la pertinencia de sus palabras, de sus propósitos y de su obra: una educación que vive tiempos de confusión y desconcierto, llena de interrogantes e inquietudes, como decía; unos cambios sustantivos en la sociedad, caracterizados por la digitalización y la globalización, a día de hoy; algunos centros educativos selectos, elitistas, auténticos santuarios protegidos y blindados, convertidos en emblema de las clases privilegiadas, mientras las escuelas públicas arrastran déficits y dificultades de todo tipo; y la necesidad de trabajar para conseguir una escuela de calidad para todos, que dé respuesta a los requerimientos de una sociedad cambiante, que tenga en cuenta los avances de las ciencias que dan consistencia y solidez a la acción pedagógica y que respete la dignidad y los derechos de la infancia.
Y es que Rosa Sensat vivió en una sociedad catalana, española y europea inmersa en una profunda crisis. Política: un régimen agotado que pasó por una monarquía autoritaria, una dictadura militar, una república democrática, una guerra civil y, de nuevo, otra dictadura, en España; en Europa, dos guerras mundiales y, en medio, el triunfo de la revolución bolchevique y el ascenso de diversos totalitarismos. Social: el paso de una sociedad agraria a una industrialización y urbanización progresivas, y la lucha contra un patriarcado normalizado que dejaba a las mujeres en una situación subordinada; y, en Cataluña, además, dos oleadas migratorias procedentes de otras regiones españolas y la emergencia de un nacionalismo defensivo que pugnaba por ver reconocidos los derechos políticos y culturales de la nación catalana.
2. Un apunte biográfico
Rosa Sensat nació el año 1873 en El Masnou, una pequeña población de costa, al norte de la ciudad de Barcelona. Su padre, capitán de corbeta, falleció cuando ella tenía solo 9 años; su madre era bordadora. Se matriculó en la Escuela Normal femenina de Barcelona a los 12 años y, a los 15, ya con el título de Maestra de Primera Enseñanza, inició su vida profesional. Primero en El Masnou mismo, después en Girona, En 1892 deja la escuela y va a Madrid para seguir estudiando en la Escuela Normal Superior, que habilitaba para ejercer como profesora de Escuela Normal o como Inspectora de enseñanza. De 1893 a 1900 ejerce nuevamente en Girona y, como maestra auxiliar de párvulos, en Madrid. Gana por oposición una plaza de profesora de Labores en la Escuela Normal de Alicante, donde impartiría clases, no de Labores, sino de Física, Química e Historia Natural, entre los años 1900 y 1904.
Al tener a su primera hija, Angeleta, pide el traslado a Barcelona y ejerce como maestra en dos escuelas distintas entre 1904 y 1914. Ese año se incorpora como directora a la Escola de Bosc1, ubicada en la montaña de Montjuïc, una escuela al aire libre, hasta 1931 cuando, desde el Ayuntamiento de la ciudad, le piden que pase a dirigir el Grupo Milà i Fontanals, en el centro de la ciudad, donde permanecerá hasta su jubilación definitiva en 1943, ya en pleno franquismo (González-Agàpito, 1989).
Rosa Sensat, en su etapa de formación, realizó tres viajes pedagógicos. El primero, de carácter privado, en 1908, en que visitó y conoció escuelas de Alemania, Bélgica y Francia. El segundo, en 1911, formando parte de un grupo de maestros, seleccionados y financiados por el Ayuntamiento de Barcelona: en veinte días visitaron escuelas de Francia, Suiza y Alemania. Finalmente, en 1912, becada por la JAE (Junta de Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas), del Ministerio de Instrucción Pública, en que a lo largo de seis meses estudió la enseñanza de las ciencias naturales, la educación de las mujeres, la enseñanza doméstica y la organización escolar en instituciones de Bruselas, Suiza y Alemania.
Mientras dirigió la Escola de Bosc participó como profesora en los Estudios Normales para maestros y maestras en activo, organizados por la Mancomunitat de Catalunya, y se responsabilizó de la dirección pedagógica del Institut de Cultura i Biblioteca Popular de la Dona2. Escribió numerosos artículos en revistas pedagógicas y profesionales, participó en diversos congresos, dio un número considerable de conferencias y cursos, y publicó tres libros: en 1923, Les ciències en la vida de la llar3; en 1927, Como se enseña la economía doméstica; y, en 1934, Hacia la escuela nueva. Una vez jubilada vivió una especie de exilio interior y murió en Barcelona en 1961, a los 88 años de edad.
3. La Escola de Bosc
La Escola de Bosc de la montaña de Montjuïc (Barcelona) inició su andadura el día 8 de mayo de 1914. Era una escuela que hoy llamaríamos de Educación Especial, cuyo objetivo era escolarizar a niños y niñas de salud precaria, residentes en entornos poco saludables y de familias trabajadoras. Se trataba de una escuela del Ayuntamiento de Barcelona que únicamente tenía competencias para crear escuelas de este tipo: las escuelas públicas ordinarias eran competencia del Estado. El ayuntamiento, desde 1906, había organizado colonias de verano y colonias permanentes para mejorar la salud de la infancia de la ciudad, de forma que las escuelas al aire libre venían a ser una prolongación de aquel afán. Además de la Escola de Bosc de Montjuïc, el Ayuntamiento de Barcelona puso en marcha la Escola de Bosc del Parc del Guinardó, la Escola Vilajoana para niños y niñas sordos en la sierra de Collserola, la Escola del Mar, en la playa de la Barceloneta y la Escola Ignasi Iglesias en el barrio de Sant Andreu. En todo caso, la influencia más directa debemos buscarla en Alemania, en la Waldschule de Charlottenburg, cerca de Berlín, inaugurada en 1904.
Lógicamente, en la Escola de Bosc la salud y la higiene del alumnado tenían la máxima importancia y, de ahí, el peso que tuvieron en ella las excursiones, los baños, la gimnasia, el contacto con la naturaleza; el control antropométrico periódico (peso, altura, perímetro torácico, etc.); y la alimentación: niños y niñas desayunaban (leche con cacao y pan), comían (un entrante, dos platos con carne o pescado y postre) y merendaban (pan con chocolate o fruta del tiempo) en la escuela de forma gratuita y con un régimen nutricional preciso (Esteruelas et al., 2015).
La escuela tenía dos secciones: la de niños, dirigida por el maestro Antolí Monroy; y la de niñas, a cargo de Rosa Sensat. Su ubicación era privilegiada: situada dentro de un parque natural, contaba con pabellones para las clases, patios cubiertos, sala de música y de baños, gimnasio, despachos, cocina y comedor, enfermería… En palabras de Rosa Sensat (1996):
En una escuela donde se pretende llevar a cabo una obra de educación natural activa, lo menos importante son los edificios y lo que lo es más es el campo, y aquí es superior a cualquier ponderación… Patios grandes y espaciosos repletos de flores, plazas de juego extensas rodeadas de árboles, bosquecillos de pinos que embalsaman el aire, eucaliptos esbeltos que recortan sus delicadas ramas sobre el azul del cielo, cantos de ruiseñores, surtidores de agua cristalina y horizonte dilatado con vista esplendorosa a la ciudad, de la sierra y del mar, forman un conjunto de belleza suprema y constituyen un medio educativo de primer orden, que responde a la idea de que la escuela ha de ser un libro siempre abierto de ciencia y moralidad. (p. 17)
Fue en la Escola de Bosc donde Rosa Sensat sistematizó su pedagogía. Concebía la escuela como un segundo hogar, donde reinara un ambiente de confianza y responsabilidad, en el que se daba mucha importancia a la preparación práctica, científica y consciente para las labores del hogar. Consideraba que la naturaleza, la vida al aire libre, tenía que ser el espacio nuclear de la escuela, la fuente principal de conocimiento, donde observar, experimentar y expresarse y, en consecuencia, la mayor parte del tiempo niñas y maestra, lo pasaban en el exterior. Sin embargo, el aula convencional tenía también una función importante: el trabajo de recapitulación y síntesis, las tareas individuales o delicadas, el lugar del recogimiento. Y dedicó una atención muy significativa a los historiales pedagógicos de las niñas, una especie de informes individualizados de seguimiento y evaluación formativa donde, además de los datos personales de cada una de las alumnas, se registraban observaciones como las siguientes: cultura de la niña al ingresar en la escuela, sus capacidades intelectuales y sensitivas, carácter y moralidad, cualidades y defectos, conducta en su casa y en la escuela, asignaturas preferidas, aptitudes especiales, ambiente familiar, actividades extraescolares… Un esfuerzo concienzudo e ingente para conocer a fondo a las niñas con el fin de ayudarlas y guiarlas en su crecimiento y aprendizaje.
Los días lectivos se organizaban a través de tres núcleos formativos: las clases o lecciones de cosas, las comidas y las prácticas de vida doméstica. El punto de partida de las clases podía ser un diálogo con las alumnas o un hecho circunstancial. El plan de estudios que diseñó tenía dos coordenadas: agrupaba las materias siguiendo un espíritu globalizador y las distribuía en cuatro grados en función del desarrollo de las alumnas. El resultado fue el siguiente:
Relaciones del hombre con el Ser supremo y sus semejantes: Religión, Moral, Derecho y Civismo.
Lengua: Catalán i Castellano, incluyendo pronunciación, recitación, lectura, escritura, conversación, composición y nociones gramaticales.
Formas y números: incluyendo el cálculo y el sistema métrico, las formas y dibujos geométricos, apreciación de magnitudes sobre el terreno, trabajos manuales que tengan relación con ello.
Relaciones de la tierra con el hombre: en el espacio (Geografía), en el tiempo (Historia).
Estudios de la naturaleza: incluyen ejercicios de intuición, lecciones de cosas, observación y experimentación sobre el hombre, las plantas y los minerales, la vida y las costumbres de los animales (Ciencias naturales), servicios que nos proporcionan y la utilización industrial (Química), estudios de los fenómenos naturales (Física), etc. (Rosa Sensat, 1996, p. 71)
En cuanto a las prácticas, su gran preocupación era que las niñas fueran conscientes de lo que hacían y fueran capaces de relacionar lo que habían aprendido en las clases de ciencias naturales con las prácticas de vida doméstica:
Si hemos preparado helados, hemos hablado de las mezclas frigoríficas; si hemos hecho conserva, nos hemos ocupado de las causas de putrefacción de las sustancias, de los microorganismos y, por tanto, de los principios de la conservación de sustancias alimenticias, etc. (Sensat, 1996, p. 142).
Y, a continuación, expone los tres ejes que orientan esas prácticas:
Aplicación de las ciencias a la alimentación: lecciones que siguen el curso de las prácticas de cocina.
Aplicación de las ciencias al conocimiento de las materias de vestir y su conservación: en relación con las prácticas de lavar y planchar.
Aplicación de las ciencias al conocimiento del individuo y su vida en casa: comprende la Fisiología, la Higiene, la Puericultura y la Economía doméstica (Sensat, 1996, pp. 142-143).
Rosa Sensat daba gran importancia a la educación moral, “la obra más noble y más importante que puede realizar la escuela” (Sensat, 1996, p. 145), por lo que aprovechaba todas las ocasiones para poner de acuerdo pensamiento y acción: “En cuestiones de moral no debemos esperarlo todo del poder de las ideas ni de la eficacia de las doctrinas, sino de la firmeza de los hábitos y de la energía de la voluntad… El espíritu de la escuela se encaminó siempre a crear una atmósfera de elevación moral por la dignidad de las acciones y del lenguaje, la austeridad de los actos, el respeto y el amor a la justicia y a la verdad” (Sensat 1996, pp. 145-146). También a la educación estética: el dibujo, la pintura, la música, el canto y la danza, la audición de obras clásicas, los ejercicios rítmicos, la poesía y su recitación, la contemplación de obras de arte, la gimnasia rítmica...
4. La pedagogía de Rosa Sensat
Rosa Sensat tenía plena conciencia de formar parte del movimiento de la Escuela Nueva (Besalú, 2024c). Los primeros años del siglo XX en Occidente vieron el auge del capitalismo industrial y, junto a él, de las tensiones y enfrentamientos provocados por las desigualdades sociales y las condiciones de vida de la mayoría de la población. También los progresos de las ciencias, tanto las naturales como las sociales, a caballo del método experimental. Y, por descontado, la crítica de la escuela tradicional, formalista y autoritaria. Las palabras de Rosa Sensat son suficientemente ilustrativas al respecto:
Teníamos un propósito firme y profundamente enraizado, y era el de proscribir desde los primeros momentos toda práctica, toda disposición escolar que tuviera el sabor desagradable de la vieja escuela; el de acabar para siempre con todo lo que significara un aprendizaje mecánico, sin relación con la vida (Sensat, 1996, pp. 12-13).
La Escuela Nueva pondrá en el centro al niño o niña, sus necesidades e intereses, y no al maestro; el foco se desplazará de la enseñanza al aprendizaje, basado en la actividad del propio aprendiz; la vida, la aplicabilidad del conocimiento, la educación integral, atenta a todas las dimensiones de la persona, otorgarán un nuevo papel a las materias; las relaciones entre maestros y alumnos se revestirán de confianza y afecto y no de miedo y distancia, de manera que la escuela deberá parecerse más a un hogar que a un cuartel. Por su parte, la pedagogía va abandonando su dependencia de la filosofía adoptando, como correspondía a aquella época, una perspectiva tecnológica al ponerse en manos, sobre todo, de la Medicina y de la Psicología. También las palabras de Rosa Sensat inciden admirablemente en esta nueva perspectiva:
El conocimiento del niño y el respeto de su personalidad y de sus derechos deben ser los ejes sobre los cuales ha de pivotar la educación.
El niño debe ser considerado el centro del sistema educativo.
Preocupación constante y preferente por la mejora del niño como ser moral, formando su carácter, desarrollando su individualidad y los sentimientos sociales y patrióticos. (Sensat, 1996, p. 31).
De entre los pedagogos de la Escuela Nueva, Ovide Decroly, el neurólogo belga, fundador de la escuela del Ermitage de Bruselas, es el más citado por Rosa Sensat: “Ha sido el doctor Decroly el que ha enriquecido la Pedagogía concibiendo la teoría de la globalización en la formación del conocimiento… Los métodos para llegar al conocimiento eran la inducción y la deducción, y se partía siempre de lo que es particular a lo que es más general; de lo concreto para llegar a lo abstracto, de lo fácil a más difícil, de lo simple a lo complejo… Pero no es así. El niño conoce las cosas sin un análisis previo de sus cualidades o componentes… La noción de las personas que lo rodean o de los juguetes o de los alimentos que toma o de su propio cuerpo se forma en bloque, sin disociación, como un todo orgánico… Decroly llama a este fenómeno globalización y lo comprueba con numerosos experimentos… Por eso crea los centros de interés… No hay materias, no hay compartimentos, no hay asignaturas aisladas, todo está unido y entrelazado alrededor de una idea” (Sensat, 1996: 67-69). Manifiesta también su fascinación por las aulas y materiales del Ermitage, escuela que visitó en sus viajes pedagógicos:
Las aulas, arsenal de objetos aportados por los alumnos, son una muestra evidente de que allí reina un espíritu de investigación y de estudio y que la enseñanza es viva y real. El espectáculo de aquellas mesas llenas de minerales, de conchas, de recortes de periódico, de dibujos y estampas; aquellos estantes llenos de acuarios y terrarios; aquellos niños que trabajaban libremente en medio de aquel material vivo… influyeron profundamente en mi espíritu y me sugirieron muchas de las inspiraciones futuras. (Sensat, 1996, pp. 6-7).
Así pues, Rosa Sensat se adhiere críticamente a la idea de globalización para organizar la enseñanza y a “una escuela de la vida para la vida”, según reza el lema decrolyano, es decir, una escuela viva, en contacto con la realidad, que utiliza materiales y objetos de uso cotidiano y al alcance de todos, que estimula la participación y la responsabilidad individual y colectiva, un aula concebida como taller, donde el niño actúa, vive y experimenta.
Otro de los pedagogos que más influencia tuvieron en la pedagogía de Rosa Sensat fue John Dewey y su pragmatismo a la hora de conjugar la espontaneidad y los deseos de los niños con la necesidad de hacer posible su adaptación e inserción en la sociedad:
Para Dewey, la educación no puede ser entendida como simple desarrollo, ni como simple adaptación por subordinación a un estado social. Es una feliz integración de los dos puntos de vista… Queremos, por un lado, adaptar la enseñanza a la evolución natural del niño sin forzarla, teniendo en cuenta los intereses y necesidades, para que sea el niño quien busque, indague, actúe y manipule por si mismo, cree y redescubra las ciencias recorriendo las etapas que ha seguido la humanidad, y obtenga los conocimientos en un orden natural y lógico… Pasa, por otro lado, que la escuela tiene una misión de cultura general y que cada día, ante la complicación de la vida moderna, son más numerosos los conocimientos que encajan dentro de esta cultura general que el hombre necesita para vivir en sociedad… La tendencia de nuestra escuela fue siempre la de armonizar los dos propósitos, enlazando al máximo las actividades de la vida espontánea del niño y los trabajos personales de investigación con las disciplinas puramente escolares. (Sensat, 1996, pp. 62-65).
Igual que Dewey, Rosa Sensat consideraba que, en la escuela, era bueno y necesario vincular el mundo personal y limitado de los niños con el mundo impersonal e infinitamente extenso de la ciencia.
Fue el mismo Dewey quien afirmó que cocinar era una actividad educativa de primera magnitud, que reúne todas las virtudes; Rosa Sensat compartía este punto de vista. La cocina no solo conecta la escuela con la vida y con la familia, sino que es un verdadero laboratorio donde experimentar y aprender, donde se utilizan medidas y pesos, donde hay que saber leer, escribir, calcular y manejar aparatos y utensilios… Cocinar tiene una finalidad evidente y concreta y reúne aspectos no solo científicos, sino también artísticos, donde son frecuentes los retos, las dificultades, la originalidad y la creatividad.
La pedagogía de Rosa Sensat no es, en ningún caso, una especulación bienintencionada, ni una derivada lineal de sus lecturas, viajes o estudios, sino que es fruto de su experiencia como maestra, de una reflexión sistemática y perseverante, como demuestran sus diarios, y de un esfuerzo continuado de formación y actualización. Cuando ella misma sintetiza el sentido de su obra, la define como vitalista por la primacía que otorga a la vida, por su voluntad de que la escuela sea un espacio y un tiempo que valga la pena ser vivido. De ahí su empeño en convertir la escuela en un segundo hogar, en aprovechar la convivencia de niñas de características y capacidades distintas para fomentar una relación armónica y una formación cívica. Una educación en contacto permanente con la naturaleza, fuente inagotable de aprendizajes, en sintonía con el naturalismo rousseauniano que, en Cataluña fue un verdadero catalizador del deseo de romper con la escuela tradicional: una educación al aire libre, inmersa de manera continuada en la naturaleza, la importancia de la educación del cuerpo, de la higiene, de un crecimiento saludable.
Su pedagogía pretende ser plenamente científica. Sus contactos, en Madrid, con los hombres de la Institución Libre de Enseñanza, le transmitieron la necesidad de fundamentar la acción educativa sobre pilares sólidos y contrastados, basados en la investigación y la experimentación, además de contagiarle la fe en la educación como el instrumento más preciado y más seguro para la reforma y regeneración la sociedad. Esa misma orientación fue la que pudo comprobar en Ginebra, en el Instituto Jean-Jacques Rousseau, donde se investigaban a fondo los fundamentos psicológicos de la Pedagogía y la observación sistemática del alumnado, aspectos que consideraban imprescindibles en la formación de los maestros.
Rosa Sensat es una mujer que vive entre mujeres, que conoce sus problemas e inquietudes: cuando se propone educarlas lo hará tanto desde su experiencia como desde la reflexión teórica (Agulló, 2024). Es una mujer de su tiempo, plenamente imbuida del imaginario hegemónico de la época en Cataluña, protagonizado por la burguesía que vio en la educación un instrumento útil para modelar la mentalidad de la ciudadanía, para, de alguna manera, “civilizar” a la población, sobre todo a la clase trabajadora, que era percibida como intrínsecamente salvaje, ignorante y carente principios morales.
Se considera feminista, aunque no militó en ninguna de sus organizaciones, y trató de hacer compatibles la modernidad y los derechos de la mujer con los valores tradicionales, la liberación de la mujer del yugo patriarcal y su función de madre y ama de casa. No era poca cosa en un ambiente profundamente machista, tanto entre la burguesía como entre los trabajadores. Así lo razonaba:
Un antagonismo que nos presenta a la buena ama de casa como un ser vulgar, sin ideales, que siempre sabe de sobras las funciones rutinarias y monótonas de debe llevar a cabo, y la mujer intelectual como un ser superior, repleto de ciencia y espiritualidad, pero incapaz de bajar al realismo de las tareas domésticas… Hay que penetrarla de toda la responsabilidad que contrae al encargarse de una casa, y convencerla, también a toda la sociedad, de que es necesaria una sólida instrucción para cumplir con los deberes que esta misión le impone, destruyendo para siempre la leyenda de aquel ángel del hogar tanto más atractivo y gracioso como más ignorante… Hay que refundir en uno solo aquellos dos tipos de oposición, el de la mujer instruida y el de la mujer de su casa, considerando la primera como condición obligada de la segunda; hay que ennoblecer las tareas domésticas, sacándolas del descrédito en que habían caído injustamente, y considerarlas derivadas de la misma ciencia. (Sensat, 1998, pp. 6-7)
Su compromiso por la igualdad y la dignidad de las mujeres, por su instrucción irrestricta, por su derecho al trabajo y a la independencia económica, es indiscutible. Tres serían los derechos y deberes de las mujeres: al trabajo, porque responde a la naturaleza humana, a la educación, esencial para formar la personalidad, y a la maternidad, como educadoras de los futuros ciudadanos (Besalú, ).
La educación de la mujer, según Rosa Sensat, debería contemplar dos dimensiones distintas: la general, equiparable en todo a la de los hombres, para convertirla en una ciudadana consciente y activa, y la especializada, dirigida solo a las mujeres, profesional y doméstica, a un mismo tiempo científica y práctica. En 1921, diseñó un curso de enseñanza doméstica dirigido a maestras en activo, que constaba de dos partes: teoría y práctica. La teoría tenía los apartados siguientes: Ciencias aplicadas a las labores del hogar; Higiene; Cuidado de los enfermos; Puericultura; Higiene de la infancia; y Economía doméstica. Y la práctica: Cocina; Lavandería; Corte y confección; y Planchado. Estas eran sus palabras en relación a la educación doméstica:
Un concepto nuevo de Economía doméstica, según el cual las lecciones de cocina tienen, a modo de preparación, los trabajos de laboratorio, y las tareas domésticas se fundamentan, en general, en principios científicos… La mujer debe saber la razón de las cosas que hace… el como y el porqué de aquellos sencillos hechos que regulan la vida de cada día. Así lo exige la consideración de ser inteligente que merece, y lo hace necesario la buena conducción del hogar… La mujer debe saber Física y Química… El conocimiento del medio que nos rodea, de los agentes en continua acción y reacción con nuestro organismo, de los alimentos, su composición y valor nutritivo, es de absoluta necesidad… La mujer debe saber Fisiología. La salud de los individuos de su familia está en sus manos… Este libro responde al propósito de iluminar la mente de la mujer poniéndola en contacto con las realidades de la Naturaleza y de la vida, de enseñarle los principios científicos que deben vivificar sus actos y que la deben liberar de prejuicios y supersticiones que desgraciadamente todavía perduran en las tareas del hogar y en la crianza de los hijos. (Sensat, 1998, pp. 8-10)
5.De ayer a hoy
¿Qué podemos aprender, en pleno siglo XXI, del buen decir y del buen hacer de una maestra, Rosa Sensat, que desplegó su pensamiento y su obra en la primera mitad del siglo XX?
Uno. A Rosa Sensat le tocó vivir en tiempos convulsos. Ella misma se refiere a las profundas transformaciones, a la inquietud que suscitaban, a la contestación que generaban esos cambios… Hoy estamos inmersos en un cambio de época y sabemos que las tecnologías digitales y la Inteligencia Artificial repercuten en todas las esferas de la vida de las personas. Que la mercantilización de las sociedades, incluido el servicio educativo, ha conllevado un aumento exponencial de las desigualdades y el deterioro de los estados del bienestar. Que el proyecto de los ilustrados, desarrollado en nombre de la libertad y la emancipación de los individuos y de los pueblos, ha sido sometido a una severa crítica y ha dado paso a la condición postmoderna… Todo ello ha desembocado en un mar de confusión y desconcierto, que afecta tanto a las administraciones educativas como a los propios docentes, en el que ha emergido con voz poderosa el discurso reaccionario (Trilla, 2018), que no es patrimonio exclusivo de la extrema derecha, sino también de una cierta izquierda política y de una intelectualidad entre nostálgica y desnortada. Un discurso esencialmente catastrofista, según el cual todo en la educación actual es un desastre sin paliativos: violencia rampante, desprecio del esfuerzo y del saber, pérdida de prestigio y autoridad del profesorado, resultados deficientes…; y la idealización de un pasado mitificado y en gran parte ficticio que, según ellos, ha sido destruido por la renovación pedagógica, que ellos tachan de sectaria, pusilánime e ignorante.
Frente a la crisis, Rosa Sensat se encomienda a unos referentes iluminadores y a unos fundamentos científicos y éticos sólidos. En Madrid se impregnó de la filosofía de la Institución Libre de Enseñanza, que consideraba que una educación de calidad redundaría en una sociedad más democrática y más justa, que la racionalidad era el gran argumento frente al autoritarismo y la superstición y que debían trabajar para fortalecer la conciencia autónoma del sujeto. En la Europa anterior a la Primera Guerra Mundial acabó de convencerse de las bondades de la Pedagogía científica, en contra de las prácticas de la escuela tradicional y a hombros de la Biología y la Medicina, de la Psicología y la Sociología. Una Pedagogía entendida no como un “conjunto de vanalidades… que ponen por delante el respeto absoluto hacia el niño… articuladas en torno a una benévola no-directividad y a una tecnología sofisticada y retórica”, sino “aquella reflexión concreta sobre las condiciones de posibilidad de la educación… aquellos esfuerzos para lograr que personas, consideradas ineducables y abocadas a la exclusión, accedan a la cultura y a la libertad” (Meirieu, 2009, pp. 41-42).
Y se adhirió con convicción a los principios y realizaciones de la Escuela Nueva: el respeto profundo por la infancia, la experimentación y la actividad del propio aprendiz como camino privilegiado de aprendizaje, el contacto continuado y fructífero con la naturaleza, la importancia del cuerpo, de la educación física y para la salud, de la educación estética, del trabajo manual, de la educación emocional y de la formación moral y cívica. Lo expone en las consideraciones finales con que da por finalizado su libro Hacia la nueva escuela:
Obra de renovación, inspirada en los principios de la escuela nueva y, por tanto, demoledora de toda práctica o disposición escolar que tuviese regustos de la antigua escuela autoritaria y opresora… Obra de respeto al niño y a sus intereses naturales, que condicionan todo el trabajo y son la esencia de una concepción fundamental de la educación… Obra en contacto íntimo con la naturaleza y con el medio, recibiendo de ella todo tipo de sugerencias y estímulos ocasionales en el desarrollo normal… Una escuela así, se encuentre en el medio en que se encuentre, rural o urbano, puede estar al alcance de cualquiera que sienta los anhelos de renovación y tenga la fuerza de voluntad necesaria para remover los obstáculos que encuentre en el camino. (Sensat, 1996, pp. 149-150)
Dos. Por otra parte, vivimos una presión casi obsesiva por la innovación y el cambio (Besalú, 2019). Algunas de las propuestas educativas que se presentan como alternativas a la educación tradicional se han edificado sobre bases científicas débiles, en procesos de reflexión sumamente rápidos y sin analizar a fondo las consecuencias que podrían derivarse de las decisiones tomadas. De algún modo se ha dado a entender a la comunidad educativa que todo lo nuevo merece ser adoptado sin más. Pero resulta que la función de educar es inherente a la existencia humana, es algo permanente aunque se desarrolle en escenarios distintos. En educación, tan importante es lo que cambia como lo que permanece. La innovación que vale la pena es la que se construye sobre bases sólidas, aquella que no reniega de la tradición, sino que la recrea y vivifica; que es reflexiva y crítica, que tiene alma, que no busca deslumbrar en esos tiempos donde triunfa la espectacularidad y la viralidad. Las palabras de Rosa Sensat parecen pensadas para ser proclamadas a día de hoy:
Nos encontramos ante un hecho optimista. Es la acogida y la difusión que las ideas de la educación nueva han tenido entre los maestros. Unos cuantos propugnan la implantación inmediata… Esta impaciencia es muy natural y muy loable. Pero permitidme unas palabras de reserva… El Natura non facit saltus de la Biología es la ley que se da también con constancia en el orden de las transformaciones sociales… Es necesario señalar unas etapas en nuestro camino y una prelación de los esfuerzos, así como prevenir contra el peligro de desviarse en estos momentos tan llenos de esperanzas para el futuro de nuestra escuela pública. (Sensat, 1996, p. 151).
La actual es la de hacer una escuela donde se enseñe bien a leer y escribir, donde el maestro no haga discursos y trabaje con el alumno en colaboración cordial, donde penetren todas las vibraciones del mundo de la vida, naturaleza, arte, aspiraciones sociales, donde se establezca una tolerancia hacia todas las ideas y una rectitud de conciencia que le de una alta tonalidad ética” (Besalú, 2024a). “Obra de asimilación y de yuxtaposición, conservando aquellos valores que serán siempre patrimonio de la escuela en todos los tiempos y lugares del mundo y adaptándolos a las nuevas ideas; por tanto, obra evolutiva y no de revolución. ().
Tres. La cuestión del método:
Obra sin preocupaciones didácticas, no ceñida a métodos determinados, sino con una gran libertad de acción, inspirándose en los principios más que en las fórmulas… Obra inspirada en una gran naturalidad y sencillez, en los problemas de la vida diaria, en el buen sentido exento de tecnicismos profesionales, sin complicaciones de material. (Sensat, 1996, p. 150).
Traducido: son más importantes los principios, los fines, que las técnicas y estrategias concretas, y eso lo escribe cuando el método de la doctora Montessori era visto como emblema de la pedagogía científica. Los docentes deben actuar sintiéndose seguros con las situaciones de aprendizaje que planteen y con las actividades que propongan a sus alumnos; las programaciones deben ser realistas y no dejarse encandilar por palabras fetiche o por conceptos abstrusos, y eso lo afirma cuando la ingeniería industrial irrumpe con fuerza en el ámbito del diseño curricular; el material es importante y útil, pero no es lo esencial.
Rosa Sensat tiene claro que los niños y niñas van a la escuela a aprender y que es tarea de la maestra garantizar que todos ellos, especialmente los que no han tenido la suerte de nacer en el seno de una familia instruida, dominen las competencias consideradas básicas y aquellos saberes imprescindibles para salir adelante en la vida y para seguir aprendiendo. Y elogia un cierto eclecticismo metodológico, porque lo importante son los principios inspiradores mientras que la forma concreta de proceder es deseable que se adapte a las características y habilidades del cada docente concreto y a las especificidades de cada grupo de alumnos y de cada niño en particular.
La escuela de hoy, como la escuela de todos los tiempos y lugares de la tierra… tiene la misión de enseñar y el niño acude a la escuela a aprender… siempre quedará como propio y esencial de la escuela popular el aprendizaje de las técnicas elementales, leer, escribir, contar… Si la escuela descuidase la transmisión de la cultura, patrimonio de la humanidad, no tendría razón de ser (Sensat, 1996, p. 61).
En las cuestiones curriculares, en la conjugación de los intereses de los niños y la función cultural y social de la escuela, Sensat se reconocía deweyana:
Si abandonamos la noción de que los contenidos son una cosa establecida y acabada en si misma, fuera de la experiencia del niño; si dejamos de pensar en la experiencia del niño como si fuera también algo rígido e inalterable; si la miramos como una cosa fluida, embrionaria, vital, entonces nos daremos cuenta de que el niño y el currículum son simplemente dos límites que definen un solo proceso… Es una reconstrucción continua, que va de la experiencia actual del niño a lo que es representado por las verdades organizadas que denominamos contenidos… Los hechos y las verdades que entran en la experiencia actual del niño y aquellos que hay en los contenidos del currículum son el inicio y el final de una misma realidad… Así, pues, ¿cuál debe ser la solución? La falacia radical… consiste en suponer que solo podemos escoger entre abandonar al niño a su propia espontaneidad, sin guía alguna, o en imponerle una dirección desde fuera… El valor de la riqueza formulada del conocimiento que conforma el currículum escolar es la capacidad que da al educador de determinar el ambiente del niño y orientarlo así de forma indirecta. Su valor principal es para el maestro, no para el niño… Si el maestro desconoce el sentido de la carrera que se encuentra encarnada en lo que denominamos currículum, el maestro no conocerá ni la fuerza ni la capacidad ni la actitud presentes en el niño, y no sabrá por tanto lo que debe asegurar, ejercitar y realizar. (Dewey, 1985, pp. 23-37).
Cuatro: Rosa Sensat es un ejemplo paradigmático de la idiosincrasia del oficio de maestra. En primer lugar, por la necesaria impregnación del docente en relación a su contexto histórico, geográfico, sociopolítico y cultural. Cada sociedad concreta reviste al maestro de autoridad en tanto que delega en él la formación de sus hijos, la transmisión y la revisión crítica del patrimonio común, la apertura de nuevos horizontes y la ordenación de los andamios para su inserción social plena. En el primer tercio del siglo XX, la educación era vista todavía como un instrumento eficaz de transformación personal y social. Hoy sabemos que no ha sido así, pero este anhelo utópico y de un futuro mejor debe seguir alentando a los educadores.
En segundo lugar, porque demuestra en su propia piel que la formación del maestro no puede acabar nunca, sino que se extiende a lo largo de toda la vida y se lleva a cabo a través de múltiples dimensiones, caminos y formatos. La formación inicial es solo un inicio, útil para poner en crisis las creencias estrictamente experienciales, para tener un primer contacto con escuelas y maestros concretos y con los saberes profesionales… Pero lo más determinante es la formación permanente, la que se da cuando los maestros están ya en los centros y viven mil situaciones, problemas y dudas que demandan un esfuerzo de estudio, de reflexión, de intercambio, de experimentación. Rosa Sensat, poco después de obtener el título de maestra, se traslada a Madrid para seguir estudiando. De vuelta a Barcelona no deja de escribir sus diarios de clase y viaja al extranjero para vivir en directo los nuevos caminos de la Pedagogía. Y lee, y escribe, y da conferencias, asiste a congresos, prepara cursos…
En tercer lugar, Rosa Sensat es plenamente consciente de que la educación es una forma de intervención hasta cierto punto contradictoria, que busca liberar las consciencias, pero lo hace a través de un proceso organizado y orientado por los educadores. Un proceso ambivalente que, partiendo de un respeto escrupuloso y profundo por cada uno de los educandos, responsabiliza y autoriza a los educadores para que actúen en primera persona, para que den testimonio y se conviertan en garantes de la calidad del proceso educativo. Un proceso también paradójico, que parte del convencimiento de que todo el mundo puede aprender, aunque nadie lo hará si no está dispuesto a hacerlo; que los condicionamientos familiares y personales pesan mucho, pero que siempre es posible encontrar resquicios y ofrecer alternativas para sortear un futuro más o menos predeterminado.
Cinco: Rosa Sensat fue una pionera en introducir la perspectiva de género en educación. Ciertamente, dadas las circunstancias, solo trabajó con niñas y con mujeres adultas, pero su combate para dignificar los trabajos asociados a la condición femenina, para reivindicar su necesidad y sus anclajes científicos y tecnológicos; su lucha por el pleno desarrollo intelectual, físico y moral de las mujeres en un tiempo y una sociedad caracterizadas por un machismo obsceno y por una inferiorización de todo lo femenino, merece ser destacado. A decir verdad, casi todo el programa de lo que ella denominaba ciencias del hogar, debidamente puesto al día, debería formar parte a día de hoy del currículum común de niños y niñas, de chicos y chicas, de forma que el género no fuera ya, en ningún caso, una imposición indiscutida, y hombres y mujeres pudieran adoptar con libertad y aceptación por parte de todos el comportamiento y la forma de vida que quisieran, y las tareas del hogar (cocina, limpieza, higiene, cuidado y educación de los hijos, cuidado de los enfermos, decoración, economía del hogar, etc.) no se asociasen inercialmente al género femenino.
¿En qué consistió la escuela mixta? En que las chicas entraran en la escuela de los chicos. El currículum es androcéntrico, es decir, es una escuela pensada para hombres… Hemos conseguido que las mujeres entraran en la cultura de los hombres, que era la cultura… una cultura que olvidaba que había otra cultura absolutamente necesaria para la vida, la cultura del cuidado… En este momento nos encontramos con que las niñas han adquirido los conocimientos masculinos pero, en cambio, han desaparecido de las escuelas las enseñanzas domésticas… Creo, en términos generales, que debemos ir hacia la desaparición de los géneros, no de los sexos… Si hemos puesto el fútbol al alcance de las niñas, ahora debemos poner al alcance de los niños el que puedan jugar a muñecas… Para llegar hasta aquí, ¿qué necesitamos?... En primer lugar, la formación del profesorado… Recuperar la cultura de las mujeres, revisar toda la cultura académica… Y el gran tema de la educación afectivosexual… (Subirats, 2024).
En fin, seguro que una lectura atenta de los libros de Rosa Sensat sugeriría otros muchos aprendizajes posibles, que podrían añadirse a los cinco que hemos reseñado. Su apuesta permanente por una educación pública de calidad y al alcance de todos; su actitud de servidora pública allá donde su presencia fuera requerida; la exigencia de que los establecimientos escolares fueran un espejo del respeto y la dignidad que merecen niños y niñas; la creación de un ambiente escolar hogareño, que velase por el bienestar de maestros y alumnos… O, simplemente, aprovechar la lectura comentada y sistemática de sus diarios como una herramienta teórico-práctica de formación de futuros maestros, como se hizo en una universidad catalana (Pujol y Tort, 2024). Desde luego, la actualidad del pensamiento y la obra de Rosa Sensat es hasta cierto punto sorprendente.
Referencias
Agulló, M. C. (2024). Comentari al Discurs de l’acte inaugural del curs 1922-1923 de l’Institut de Cultura i Biblioteca Popular de la Dona de Rosa Sensat”. En: Autoría Compartida, Simposi Rosa Sensat i Vilà. En els 150 anys de la seva naixença. Barcelona: Institut d’Estudis Catalans/Associació de Mestres Rosa Sensat.
Besalú, X. (2019). La renovació pedagògica a la Catalunya del segle XXI. Barcelona: Institut d’Estudis Catalans.
Besalú, X. (2024a). Reflexions sobre el moment actual de la nostra escola pública. En: Besalú, X., Garcia, J., Julio, T., Pujol, D., Pujol, M., Tort, A. & Vilafranca, I. Rosa Sensat. Quan l’educació s’arrela a la vida (pp. 189-193). Associació de Mestres Rosa Sensat.
Besalú, X. (2024b). Veritable concepte dels deures socials de la dona i estudi sobre l’educació que se li hauria de donar perquè pugui complir amb la seva missió d’esposa i mare. En: Besalú, X., Garcia, J., Julio, T., Pujol, D., Pujol, M., Tort, A. & Vilafranca, I. Rosa Sensat. Quan l’educació s’arrela a la vida (pp. 143-149). Barcelona: Associació de Mestres Rosa Sensat.
Besalú, X. (2024c). L’ideari pedagògic. En: Besalú, X., Garcia, J., Julio, T., Pujol, D., Pujol, M., Tort, A. & Vilafranca, I. Rosa Sensat. Quan l’educació s’arrela a la vida. (pp. 49-73). Barcelona: Associació de Mestres Rosa Sensat.
Dewey, J. (1985). Democràcia i escola. Vic: Eumo/Diputació de Barcelona.
Esteruelas, A., Garcia, J., & Vilafranca, I. (2015). L’Escola del Bosc cent anys després. Allà on Rosa Sensat va sistematitzar la seva pedagogia. Temps d’Educació, 49, 111-133.
González-Agàpito, J. (1989). Rosa Sensat i Vilà, fer de l’escola vida. Barcelona: Rosa Sensat/Edicions 62.
Meirieu, Ph. (2009). Pedagogia: el deure de resistir. Barcelona: Associació de Mestres Rosa Sensat.
Pujol, M., & Tort, A. (2024). L’actualitat del seu pensament pedagògic. En: Besalú, X., Garcia, J., Julio, T., Pujol, D., Pujol, M., Tort, A. & Vilafranca, I. Rosa Sensat. Quan l’educació s’arrela a la vida (pp. 111-131). Barcelona: Associació de Mestres Rosa Sensat.
Sensat, R. (1996). Vers l’escola nova. Vic: Eumo. https://go.oei.int/vsduxwdl
Sensat, R. (1998). Les ciències en la vida de la llar. Barcelona: Alta Fulla.
Subirats, M. (2024). Escola, educació i transmissió de la feminitat. En: Autoría Compartida, Simposi Rosa Sensat i Vilà. En els 150 anys de la seva naixença. Barcelona: Institut d’Estudis Catalans/Associació de Mestres Rosa Sensat.
Trilla, J. (2018). La moda reaccionaria en educación. Barcelona: Laertes.
Cómo citar en APA:
Besalú Costa, X. (2025). Rosa Sensat. Educar en tiempos de crisis. Revista Iberoamericana de Educación, 97(1), 15-28. https://doi.org/10.35362/rie9716562