1. La educación infantil y el rol de los padres
La globalización que vivimos implica grandes transformaciones
que afectan a toda la sociedad. Destacan los cambios económicos,
laborales, tecnológicos, demográficos, culturales
y educativos, que determinan claramente la vida de las familias,
sus ritmos, sus relaciones y sus roles. La infancia se ve directamente
afectada por estas transformaciones, lo que comporta la aparición
de nuevas necesidades de servicios educativos y de apoyo a las familias
para afrontar las exigencias de este mundo globalizado.
Nuestra sociedad reconoce la importancia de la atención
y la educación de los niños durante la primera infancia,
como base que determinará los desarrollos futuros de la persona;
numerosos estudios demuestran que la etapa de 0 a 3 años
es la más decisiva para el desarrollo afectivo, social e
intelectual de la persona. Es fundamental que la primera infancia
reciba servicios de calidad, ya que de ello depende el desarrollo
de los futuros ciudadanos y de nuestra sociedad. Los niños,
los padres y la comunidad necesitan disponer de servicios de atención
a la infancia que sean de calidad, que además cuiden, atiendan
y eduquen a los niños, y que también apoyen a los
padres para ejercer conscientemente su función de educadores
(Ángel, 2004:9).
Moss (1995) ex-presidente de la Red Europea de Atención
a la Infancia, plantea que los servicios de atención a la
infancia de calidad han de ser diversos, multifuncionales e integrados,
deben ofrecer atención, educación, ocio y apoyo a
los niños y a los padres, y deben permitir a estos una diversidad
real de elección. Los estudios realizados por la Red Europea
de Atención a la Infancia desde 1982 muestran que en la mayoría
de países se ha descuidado el tema de la calidad en pro de
la cantidad de la oferta y que existe una clara necesidad de mayor
participación de las familias en los centros educativos.
En este sentido, la Unión Europea emite una serie de recomendaciones
sobre la diversidad y la calidad de los servicios, y la participación
de las familias en la planificación, la gestión y
la evaluación de éstos.
En nuestro contexto, el Grup de Recerca en Educació Infantil
(GREI) de la Universitat Autònoma de Barcelona, en un estudio
sobre la calidad de los servicios de atención a la infancia
en el área metropolitana de Barcelona, presenta una serie
de propuestas de mejora agrupadas en los siguientes apartados:
- Impulso de las políticas integrales para la infancia
- Aumento de la oferta de servicios
- Mejorar la detección, el diagnóstico y
el tratamiento de los niños con problemas
- Mejorar la atención a los niños en riesgo
de exclusión social
- Mejorar la formación y las condiciones de trabajo
de los profesionales
- Mejorar la formación, el asesoramiento y el apoyo a las
familias
- Potenciar la participación de profesionales, familias
y niños en los servicios
- Mejorar los recursos humanos y materiales.
En este artículo nos centramos en el rol de los padres como
educadores y en sus necesidades de apoyo, especialmente durante
los primeros años de vida de sus hijos. La importancia de
su rol está ampliamente reconocida, y la necesidad de apoyarlos
y de crear canales de participación queda claramente demostrada
en los estudios mencionados. En este sentido, las propuestas del
GREI sobre el apoyo y la participación de las familias sugieren:
- Impulsar programas para la formación de las familias
- Diversificar los espacios para la formación y
el apoyo a las familias.
- Buscar nuevas fórmulas para la participación
de las familias.
A continuación presentamos como se plasman estas propuestas
en un centro de educación infantil con un particular modelo
de gestión participativa, y en un proyecto de formación
para las familias desarrollado en su seno, el Papiforum.
2. Jardín de infancia el coral
El Jardín de Infancia El Coral es un centro de educación
infantil para niños de 1 a 3 años, con un modelo de
gestión y organización muy particular. El centro está
gestionado íntegramente por la Asociación de Padres
y Madres de Alumnos (AMPA), junto a la Dirección del centro
que es responsable del trabajo educativo, y está subvencionado
por las administraciones educativas autonómica y local (Generalitat
de Catalunya y Ajuntament de Castellar del Vallès).
Para entender este modelo de gestión, es ilustrativo remitirse
brevemente a los antecedentes históricos del centro. Inicialmente
el jardín de infancia era de titularidad municipal; se creó
en 1978 como centro público de educación infantil,
y dependía del CEIP Emili Carles-Tolrà. Tras unos
años de gestión publica, el ayuntamiento por motivos
políticos y económicos decide cerrar el centro. Los
padres, organizados en la AMPA, se oponen a esta medida y proponen
gestionar ellos el centro. Desde ese momento, se inicia un proceso
arduo de negociaciones y gestiones que concluyen con la constitución
de un centro de titularidad privada, que recibe el apoyo de la administración
pública. Así, el Ajuntament concede el uso de los
locales y ofrece servicios de mantenimiento, y realiza un seguimiento
del funcionamiento del centro a través de sus memorias anuales.
La Generalitat de Catalunya otorga una subvención al centro,
en función del nº de niños matriculados, y establece
una serie de requisitos que garantizan la calidad del centro; los
más destacados son la ratio de las aulas, la titulación
de los profesionales, y la seguridad, tamaño e higiene de
las instalaciones.
Las ayudas económicas recibidas son parciales, ya que los
padres pagan unas cuotas mensuales similares a las de otros jardines
de infancia privados del municipio. No obstante, gracias a dichas
ayudas públicas, el centro puede ofrecer un servicio educativo
de mucha más calidad que el resto de centros.
2.1 Organización y estructura del centro
El Coral, como se recoge en su ideario, es una escuela plural,
laica, coeducativa, catalana y democrática. Con el objetivo
de situar la orientación educativa del centro, consideramos
ilustrativo presentar los principales objetivos que recoge el proyecto
educativo de centro:
- Promover un aprendizaje vivencial y global
- Potenciar el proceso de socialización respetando los
diferentes ritmos educativos de cada niño.
- Facilitar la no dependencia del niño respecto al adulto.
- Potenciar la adquisición e interiorización de
hábitos, normas y actitudes favoreciendo el proceso de
socialización.
El centro tiene un tamaño relativamente pequeño,
por lo que su organización y estructura es sencilla. Lo forman
58 niños y niñas, de entre 1 y 3 años, que
están agrupados por edades en 4 grupos-clase. Los profesionales
que integran el centro son cinco maestras de educación infantil,
dos auxiliares, una cocinera y una persona de limpieza.
Los órganos de gobierno del centro son:
- Equipo directivo: Es un órgano unipersonal, que
realiza las funciones de dirección, jefe de estudios y
secretario.
- Equipo docente: Integrado por las profesoras y las auxiliares
que realizan el trabajo educativo en el aula
- AMPA, con un rol decisivo en la gestión del centro,
que desarrollaremos más adelante.
- Podemos ver que en el centro existen dos modalidades
de gestión claramente diferenciadas y con responsabilidades
asignadas a órganos diferentes:
- Función pedagógica, que es competencia
del equipo de profesores
- Funciones administrativa, económica y de gestión
de personas, como competencia de la AMPA.
Un elemento central para el buen desarrollo de estas funciones
es el rol de la dirección, que actúa de nexo coordinador
entre los dos bloques de gestión. La directora informa del
día a día de la escuela y coordina las funciones de
la AMPA posibilitando así que sean efectivas. Sin la coordinación
y el apoyo de la dirección este modelo de gestión
sería inviable.
2.2 La Junta Directiva
La Asociación de Padres y Madres de Alumnos del Jardín
de Infancia El Coral es la responsable de todas las funciones del
centro, exceptuando las funciones pedagógicas. Como recoge
en sus estatutos, los fines de la asociación son:
- Velar por el desarrollo de la actividad docente del centro.
- Promover servicios y actividades adecuadas para el centro.
- Dotar al centro de los medios necesarios para su desarrollo.
- Canalizar las iniciativas y sugerencias de los padres
en colaboración con la dirección
El órgano operativo de la asociación es la Junta
Directiva, y está integrada por el presidente, el vice-presidente,
el secretario, el tesorero y los vocales. La elección de
los miembros de la Junta directiva se hace por votación en
la asamblea general. La junta es el máximo órgano
de gobierno del centro; de entre sus numerosas facultades destacamos
las siguientes:
- Representar, dirigir y administrar la Asociación.
- Proponer las cuotas que los miembros de la asociación
deberán satisfacer.
- Elaborar, gestionar y presentar los presupuestos y balances
económicos del centro.
- Contratar a los empleados de la asociación.
- Establecer grupos de trabajo para alcanzar con eficacia
los fines de la asociación.
Estas facultades muestran que la Junta Directiva es la responsable
de administrar y gestionar el centro, de contratar a los empleados,
y de ejercer la funciones económicas, incluida la fijación
de las cuotas del centro.
La Junta directiva se reúne mensualmente, y suele invitar
a la dirección del centro a sus reuniones, ya que ésta
juega un rol central en la operativización de las funciones
de la junta. La directora informa del funcionamiento del centro
y de las cuestiones a discutir y gestionar, facilitando así
enormemente el trabajo de la junta. Por lo tanto, se trata de un
trabajo de cooperación entre la dirección del centro
y la junta de madres y padres, cooperación que facilita la
gestión y beneficia a todos: profesionales, familias y niños.
Este modelo cooperativo de gestión educativa, poco habitual
e innovador, comporta numerosas ventajas:
- Posibilita y estimula un nivel muy alto de participación
de las familias en el centro.
- Puede generar un nivel de implicación elevado
en la gestión del centro y un sentimiento de corresponsabilidad
por su buen funcionamiento.
- -Contribuye a la creación de un buen clima de
trabajo en el centro, tanto entre padres como entre éstos
y los profesionales.
- Posibilita un espacio de discusión y análisis
permanente sobre el funcionamiento del centro entre los principales
agentes implicados.
- Permite el desarrollo del potencial y el intercambio
de experiencias entre los miembros del equipo, todos de procedencia
muy diversa, con el enriquecimiento que ello supone tanto para
las personas como para el funcionamiento del centro.
- Facilita las propuestas de mejoras y la aparición
de proyectos de innovación, tanto a nivel pedagógico
como de gestión.
El modelo también presenta limitaciones que pueden
dificultar su desarrollo:
- La permanencia de los niños en el centro es de
dos años, por lo que la participación de sus padres
en la junta no supera ese periodo. Dos años es realmente
poco para poder consolidar y dar continuidad a determinados proyectos,
lo que puede generar una cierta sensación de temporalidad
en función de la continuidad de las personas que los lideran.
- La participación de los miembros de la junta es
voluntaria, por lo que el nivel de implicación puede variar
enormemente en función de las situaciones personales, lo
que puede restar estabilidad y continuidad al equipo.
- Los miembros de la junta no son expertos en gestión
de centros educativos. Aunque se suele recurrir al asesoramiento
externo, el desconocimiento de determinadas cuestiones técnicas
puede comportar una falta de operatividad en la toma de decisiones.
A pesar de estas limitaciones, nuestra valoración de este
modelo de gestión es altamente positiva. El modelo permite
una gran participación de las familias, y la aparición
de proyectos innovadores. A continuación presentamos uno
de ellos.
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