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  Experiencias e Innovaciones (E+I)

Una experiencia de aprendizaje: diseño y calificación de evaluaciones parciales

Orlanda Señoriño y Silvia Vilanova
Facultades de Humanidades y Ciencias Exactas y Naturales, UNMDP, Mar del Plata, Argentina

Número 35/1
25-01-05

Introducción

El siguiente trabajo tiene como propósito aportar algunos elementos de información y análisis relacionados con resultados y actitudes de los alumnos respecto a la evaluación. Para ello haremos uso de los datos producidos en el contexto de la aplicación de un examen parcial administrado en distintas cátedras pertenecientes a unidades académicas de la Universidad Nacional de Mar del Plata: Facultad de Ciencias Exactas y Naturales y Facultad de Humanidades. Este contiene varios items relacionados con el tema que aquí nos interesa y los resultados nos permiten obtener un primer panorama acerca de las diversas posiciones que se manifiestan en los alumnos al diseñar, y asignar un valor a su propia prueba.

Algunas consideraciones sobre evaluación

La evaluación del proceso de aprendizaje es una de las problemáticas que más despierta polémica en el seno de las instituciones educativas; en este sentido, la Universidad no escapa a esta realidad..

Generalmente, los estudios sobre los exámenes se centran en aspectos técnicos que pueden llegar a dar una imagen de cientificidad a los instrumentos usados para tal fin. De esta manera, la discusión se centra sobre problemas de objetividad, validez y confiabilidad. “Esta discusión, que de hecho es la que encontramos en la mayoría de los manuales en relación con la evaluación, se encuentra totalmente cercana a los postulados de la teoría de la ciencia. Sabemos que históricamente la ciencia moderna se conforma a través de la eficacia de la acción. La ciencia, tal como lo postula Habermas, reniega de la reflexión y no busca partir de la comprensión de un fenómeno. De hecho, se queda solo en la apariencia del mismo, no logra construir su sentido.” (1)

En efecto, los libros sobre evaluación del aprendizaje evaden el tratamiento sólido de la problemática educativa, y el problema de la evaluación se reduce a efectuar un muestreo estadístico sobre la información vertida en el curso así como a elaborar reactivos validos estadísticamente.

Desde esta perspectiva, generalmente toda noción de evaluación se remite en mayor o menor medida a una medición, sin considerar las dificultades que presentan los complejos procesos de pensamiento (su síntesis, contradicciones, formulaciones no cognitivas), para ser traducidos y encontrar una palabra adecuada para expresarse.

La evaluación educativa en general y en particular la evaluación en la Universidad, se convierte muchas veces en un espacio independiente del proceso de aprendizaje, visualizándola como una instancia burocrática donde alumnos y docentes se enfrentan a una situación que, además de ser conflictiva y estresante, esta muy distante de formar parte del proceso de aprendizaje.

Consideramos que los problemas del aula, y en concreto, los metodológicos, no se resolverán a partir de hacer mas riguroso el sistema de exámenes. La historia de la educación muestra como tal inflexibilidad cae en la generación de un conjunto de fraudes (implícitos o explícitos). Es necesario recuperar el aula como espacio de reflexión, debate y conformación de pensamientos originales.

Al igual que la elección de las estrategias metodológicas, del diseño curricular, de la práctica docente, las prácticas evaluativas dependen también de concepciones básicas de sujeto de aprendizaje, de sociedad, de función de la institución educativa, etc., que la sobredeterminan explícita o implícitamente. Lejos de ser una problemática aséptica, neutra, las prácticas evaluativas son las materializaciones de esquemas ideológicos.

Es obvio que no son las evaluaciones tradicionales las que pueden mejorar el aprendizaje. Si como docentes aspiramos a que todo alumno desarrolle procesos analíticos, creativos y productivos de pensamiento es imprescindible trabajar estas capacidades durante el transcurso del curso y no del examen, que debe ser sólo el reflejo de la practica educativa instaurada.

Reducir la evaluación parcial o, en términos correctos los exámenes parciales a la medición de productos, hace perder de vista los procesos más ricos que se llevan a cabo en el aprendizaje. Si calificamos sólo productos, el alumno tratará de memorizar o comprender dichos productos; sin preocuparse ni reflexionar acerca de los procesos que le permiten construirlos, y esta reflexión es indispensable para lograr un aprendizaje significativo.

Desde esta perspectiva, entendemos a la evaluación como un continuo proceso de reflexión acerca de los procesos realizados en la construcción de aprendizajes significativos. Por ello evaluar implica una permanente actitud de investigación, por parte de docentes y alumnos, que intenta descubrir y valorar todos los procesos, aún los no visibles. La evaluación debe posibilitar la toma de conciencia de los procesos realizados, de los errores, de las dificultades, de los modos de aprender: debe tender permanentemente a la autoevaluación.

Adquiere aquí real significación la autoevaluación, entendida no sólo como el acto burocrático de asignarse una nota, sino como la posibilidad de revisar críticamente los propios procesos de aprendizaje realizados.

Cuestiones metodológicas

Esta experiencia no tradicional de evaluación parcial en asignaturas pertenecientes al Area de Formación Docente de los profesorados en Ciencias Sociales y Exactas y Naturales de las Facultades de Humanidades y Ciencias Exactas y Naturales de la UNMDP, fue desarrollada en el segundo cuatrimestre del año 2003 en ambas cátedras,

Consistió en solicitar a los alumnos: 1. la formulación de tres cuestiones con su correspondiente respuesta, 2. la asignación de un puntaje para cada cuestión propuesta y 3. la calificación de la prueba estableciendo los criterios que han tenido en cuenta para llegar a ese valor numérico.

Se les informó que los criterios de evaluación serían:

  • selección, organización e interrelación tanto de temas como de autores;
  • claridad y precisión tanto en el planteo de cada cuestión como en la respuesta proporcionada;
  • análisis y emisión de juicios críticos;
  • adecuación del puntaje propuesto a la complejidad de la cuestión;
  • responsabilidad y honestidad al autoevaluarse.

Además, se les solicitó por escrito una opinión sobre la experiencia.

Resultados obtenidos

El siguiente gráfico muestra la relación entre las notas que se asignaron los alumnos y la nota definitiva del profesor de la asignatura.Los resultados obtenidos en ambas cátedras presentan aspectos comunes tales como una gran capacidad para distinguir aspectos centrales y secundarios en cada tema, integración e interrelación de contenidos y autores, adecuada capacidad para asignar puntajes a las cuestiones planteadas y honestidad al autoevaluarse, a punto tal que la autoasignación de puntajes fue, en el 90% de los casos, inferior a la evaluación del docente.

La voz de los actores

Presentaremos en este apartado las opiniones brindadas por los alumnos protagonistas de

esta experiencia. Dada la imposibilidad de transcribirlas en su totalidad, consideramos exponer aquellas más representativas que surgen del análisis realizado.

Así el primer nivel de análisis nos llevó a aislar las opiniones más significativas señaladas por los alumnos, para luego determinar si éstas aparecían con alguna regularidad en la totalidad de las apreciaciones y eran verdaderamente representativas de todo el grupo.

Del análisis de las opiniones se desprenden dos grandes ejes: 1) el que se refiere a su futuro rol como docentes, y 2) el que contempla nuevas metodologías y prácticas evaluativas, que podemos encuadrar dentro de una concepción cognitiva del aprendizaje, enfatizando la resolución de problemas.

Apelamos aquí a la trascripción literal de algunas opiniones por considerar que las palabras de los protagonistas es más elocuente que las lecturas que podamos realizar de ellas:

A mi el parcial me pareció una buena experiencia, una forma distinta y a la vez interesante que nos permitió en cierto modo ponernos en el papel de futuros docentes al formular las preguntas y ponernos nota en cada una de ellas. También el hecho de evaluarnos me pareció un desafío importante, y a su vez autocrítico. Me gustó mucho.”

“Esta nueva modalidad adoptada para el parcial me resulta creativa y positiva .Provoca en el alumno la necesidad de agudizar el ingenio, en la medida que debe ser el “su propio cuestionador”, papel que como alumnos no estamos habituados y al que debemos acostumbrarnos con vistas al futuro”

“Me parece correcta esta forma de evaluar porque apela a la autocrítica, que es algo que debemos tener, ser críticos con nosotros mismos y en el futuro desempeño de nuestra profesión”

“La propuesta del parcial es coherente con la ideología de la cátedra .Conlleva a la responsabilidad del alumno, a que él sea el autor de su examen como de su aprendizaje”.

“Desde mi punto de vista me pareció una buena idea, aunque como nos debe haber pasado a todos, primero sentí un poco de negación, resistencia a esta propuesta; luego la acepté y considero que se corresponde con todas las teorías que durante el ciclo pedagógico intentan explicarnos. Esta fue la puesta en práctica”

“Me pareció muy interesante ya que se hizo necesario pensar más, agudizar la creatividad y utilizar otras habilidades a la que no estamos acostumbrados”.

“La experiencia fue enriquecedora porque además de salir de lo tradicional (estamos muy estructurados), me pareció muy bueno enfrentarse a un parcial en el que se tenga que pensar más que repetir”.

“...en una palabra, fue difícil!, prefiero las tradicionales preguntas en donde uno puede descansar (léase apoyarse) en el momento de hacer a un lado los nervios y concentrarse sólo en lo que le piden”

“Considero positivo el tipo de examen desarrollado porque genera en el alumno un esfuerzo y compromiso muchas veces ausente en examenes tradicionales. Creo que es oportuno realizarlo en el marco del ciclo pedagógico dado el rol social que desarrollaremos en nuestra profesión”.

Nos parece interesante resaltar que a pesar de tener perfiles diferentes: alumnos de Ciencias. Exactas y de Humanidades, centraron su opinión alrededor de estos dos grandes ejes, por un lado su futuro rol profesional, y por el otro, la aplicación de estrategias metodológicas que conlleven a la reflexión, resolución de situaciones problemáticas, replanteo de prácticas, etc., que como manifiestan no son frecuentes en las cátedras.

Conclusiones

El protagonismo atribuido a la actividad del alumno como elemento clave del aprendizaje ha sido a menudo acompañado de una tendencia a considerar el proceso de construcción del conocimiento como un fenómeno individual, fruto exclusivo de la interacción entre sujeto y objeto de conocimiento y relativamente impermeable a la influencia de otras personas. En otros términos se ha identificado la construcción del conocimiento con una actividad autoestructurante cuya dinámica está regida por leyes de tipo endógeno que acotan y limitan las posibilidades de intervención pedagógica. No obstante, esto no implica que sea impermeable a la influencia del profesor. Más aún, existen razones para conjeturar que es esta influencia la que hace que la actividad del alumno sea o no estructurante y tenga en definitiva, un mayor o menor impacto sobre el aprendizaje.

La forma en que un profesor evalúa, la importancia que concede a la evaluación, los criterios que utiliza, el uso que hace de los resultados, las expectativas que tiene respecto a sus alumnos, reflejan profundamente lo que entiende por enseñar y aprender.

Desde esta perspectiva, y teniendo en cuenta la experiencia realizada, podemos afirmar que la evaluación, debe constituirse en una instancia más, compartida con los actores implicados en el proceso de enseñar-aprender y que por lo tanto debe basarse en una concepción de sujeto activo, en permanente interacción con su medio.

Referencias

1-Diaz Barriga, A.: (1.988) Calidad Académica y transformación pedagógica de la Educación Superior. Conferencia impartida en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. México.

Bibliografía

Camillioni, A. (1998) Sistemas de calificación y regímenes de promoción. En Camillioni, A; Celman, S.; Litwin, E y ot. La evaluación de los aprendizajes en el debate didáctico contemporáneo. Paidós:Buenos Aires.

Diaz Barriga,A. (1992) La enseñanza y la evaluación en el contexto actual de la universidad. En Didáctica. Aportes para una Polémica. Aique, Bs. As.

Tenti Fanfani, E.: (2.002) La profesionalización de los docentes. Condiciones actuales y temas de la agenda política. Ponencia presentada en la Primera Reunión Intergubernamental del Proyecto Regional de Educación para América Latina y el Caribe. La Habana. Cuba. 14-16 de noviembre de 2.002.

 

 

Correo electrónico: orlase@copetel.com.ar; svilano@mdp.edu.ar

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