Problemáticas socioeducativas de la infancia y la juventud contemporánea

Autores/as

  • Juan Carlos Jurado Jurado Universidad EAFIT, Medellín, Colombia.

DOI:

https://doi.org/10.35362/rie310936

Resumen

En este trabajo se abordan de manera exploratoria diferentes factores que han posibilitado que en la sociedad contemporánea los niños y los jóvenes hayan irrumpido en los escenarios de la vida pública como actores sociales que demandan ser considerados desde la educación y la cultura. Entre ellos, la reconfiguración demográfica de las familias, con la disminución de la cantidad de hijos, los cuales son más valorados que antes en proporción inversa a su número. Los niños son ahora los nuevos «reyes del hogar», destronando a los adultos del lugar central de autoridad en las familias e incluso en las escuelas. El ingreso masivo de las mujeres al mundo de la economía y de la cultura modernas ha dado lugar a la creación de un nuevo campo de acción para la educación, dirigido a esta nueva franja de la población, que ha logrado mayores grados de autonomía cultural con respecto a los adultos para definir sus formas de aprender y de socializarse. La universalización de los Derechos Humanos también ha contribuido, entre otros factores, a que los niños y los jóvenes sean reconocidos como sujetos de derecho. El tema ha sido elaborado de manera general para la sociedad contemporánea, con algunas especificidades para la situación de Colombia.

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Biografía del autor/a

Juan Carlos Jurado Jurado, Universidad EAFIT, Medellín, Colombia.

Docente de la Universidad EAFIT, Medellín, Colombia.

Citas

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Redes de Información:

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Notas:

1) Para el sociólogo francés Alain Touraine, el «actor social» supone el surgimiento de nuevas maneras de comprender la subjetividad y los procesos objetivos de su despliegue, no a partir de principios universales sino de la «experiencia vivida» por el sujeto. Este aparece como la pretensión de individuación, como la resistencia frente a la necesidad de que se identifique con prácticas comunitaristas y totalizadoras, y, por ello, es la afirmación y la defensa de su individualidad contra las leyes del mercado y de la comunidad. Para Touraine, «en un mundo en cambio permanente e incontrolable no hay otro punto de apoyo que el esfuerzo del individuo para transformar unas experiencias vividas en la construcción de sí mismo como actor. Ese esfuerzo por ser un actor es lo que denomino Sujeto, que no se confunde ni con el conjunto de la experiencia ni con un principio superior que lo oriente y le dé una vocación. El sujeto no tiene otro contenido que la producción de sí mismo. No sirve a ninguna causa, a ningún valor, a ninguna otra ley que su necesidad y su deseo de resistirse a su propio desmembramiento en un universo en movimiento, sin orden ni equilibrio» (Touraine, 1999, p. 21).

2) Según Juan Carlos Tedesco, «ya se ha dicho repetidamente que el fin de siglo y la entrada en el nuevo milenio están asociados a un profundo proceso de transformación social. No estamos viviendo una de las periódicas crisis coyunturales del modelo capitalista de desarrollo, sino la aparición de nuevas formas de organización social, económica y política. La crisis actual, en consecuencia, es una crisis estructural, cuya principal característica es que las dificultades de funcionamiento se producen simultáneamente en las instituciones responsables de la cohesión social (el Estado Providencia), en las relaciones entre economía y sociedad (la crisis del trabajo), y en los modos de constitución de las identidades individuales y colectivas (crisis del sujeto)» (Tedesco, 2001, p. 11).

3) De acuerdo con los últimos informes de síntesis sobre la familia en Colombia, «los hogares nucleares, aunque mayoritarios, pierden participación en las dos últimas décadas. Han pasado del 58% a representar un 51%. Actualmente hay más de 400.000 familias reconstituidas, los hogares extensos representan el 30%; los unipersonales aumentaron del 4,1% al 7%; el tamaño de los hogares pasó de 7 a 4 personas entre 1951 y finales de los noventa» (Luis Alberto Restrepo, 1999, p. 31).

4) Sería necesario considerar la manera como la Medicina, la Psicología, el Psicoanálisis y la Pedagogía, entre otros saberes y disciplinas, han contribuido desde el siglo XIX a moldear las concepciones modernas y contemporáneas sobre la infancia. Badinter señala que, «habiendo demostrado la importancia de la primera infancia en la constitución del inconsciente, los psicoanalistas se han habituado a interrogar directamente a la madre, a cuestionarla a la menor perturbación psíquica del niño […] A pesar suyo, el Psicoanálisis ha acrecentado la responsabilidad de la madre, sin lograr anular los propósitos moralizadores del siglo precedente (se refiere al siglo XIX). Cuando un niño tiene dificultades, es a la madre a la que se le sugiere una cura analítica. No al padre.» (E. Badinter, 1999; E. Zuleta, 1986; J. Brumer, 1989).

5) Respecto a los dispositivos tecnoculturales, esto es, a los medios y a toda la cultura que a partir de ellos se estructura, la investigadora Rossana Reguillo plantea que la sociedad reivindicó la existencia de los niños, y sobre todo de los jóvenes, como sujetos de consumo a partir de la postguerra, pues es cuando «...emerge una poderosa industria cultural que ofertaba por primera vez bienes “exclusivos” para el consumo de los jóvenes. Aunque no el único, el ámbito de la industria musical fue el más espectacular. En el caso de los Estados Unidos, principal “difusor” de lo que sería el nuevo continente social de la adolescencia, como ha llamado Yonnet al mundo juvenil...» (Reguillo, 2000, p. 24; Badinter, 1983, p. 15).

6) Las más recientes convenciones internacionales sobre la infancia proponen descartar la categoría de menor para designar a los niños, porque suponen su minoría (Kant), cuando de lo que se trata es de reconocerlos como actores sociales con derechos y deberes jurídicos y políticos correspondientes a su condición.

7) Rossana Reguillo retrotrae la aparición de las culturas juveniles a los años de la segunda postguerra; sin embargo, el problema de la generalización de las violencias en Colombia en la década de los ochenta hace más perceptible este proceso, por la profunda asociación que desde entonces se hace de los jóvenes (léase menores para la Ley) con ciertos malestares de la sociedad: la misma violencia, la droga, el sicariato y la marginalidad, entre otros (Reguillo, 2000, p. 25; Ochoa, 2000a).

8) Para Rossana Reguillo, «mientras se configuraba el “nuevo” poder económico y político que se conocería como neoliberalismo, los jóvenes del continente empezaron a ser pensados como los “responsables” de la violencia en las ciudades. Desmovilizados por el consumo y por las drogas, aparentemente los únicos factores “aglutinantes” de las culturas juveniles, los jóvenes se volvieron visibles como problema social» (Reguillo, 2000, p. 20).

9) Según María Elena Ochoa, la Declaración de los Derechos del Niño data de 1959 y constituye el primer documento internacional en el que se concibe a los niños como sujetos de derecho. A partir de la Convención de los Derechos del Niño (1989), en la que se revoca el concepto de menor, al niño y al adolescente se les asume como capaces, como sujetos de derechos y de deberes, con responsabilidad jurídica de acuerdo con su desarrollo y edad. Este cambio de paradigma obliga a la definición de políticas nacionales e internacionales, así como al establecimiento de normas relacionadas con la intervención en las problemáticas presentadas por ellos. Es necesario pensar en un sistema de justicia penal que posibilite la intervención socioeducativa pertinente para los jóvenes infractores, respetando sus derechos. La Convención Internacional sobre los Derechos del Niño ofrece una nueva visión para la organización de la sociedad, al incluir a los niños y a los jóvenes en su sistema desde mecanismos legales y sociales y no por el libre albedrío de padres o de autoridades estatales. Son incluidos en este sistema porque son ciudadanos, y, por ende, sujetos de derechos y de deberes, con una voluntad y un poder de decisión propios, que pueden hacer explícitos, y con una visión del mundo particular (Ochoa, 2000b).

Cómo citar

Jurado Jurado, J. C. (2003). Problemáticas socioeducativas de la infancia y la juventud contemporánea. Revista Iberoamericana De Educación, 31, 171–186. https://doi.org/10.35362/rie310936

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Publicado

2003-01-01

Número

Sección

Artículos del monográfico