Vol. 38 (2005): Violencia en la escuela II
Durante el tiempo que ha transcurrido desde la aparición de nuestro anterior número sobre la violencia en la escuela (RIE 37), los medios de comunicación han informado sobre nuevos y múltiples casos de esta naturaleza, en los que se han visto envueltos los centros escolares y sus actores principales. Igualmente, muchas han sido las opiniones y las propuestas realizadas por «los expertos» acerca de las causas de este fenómeno y de sus posibles soluciones.
La mayor parte de las opiniones atribuye a situaciones relacionadas con la propia institución educativa los motivos, o, al menos, el descontrol de este tipo de violencia: la permisividad del sistema, la pérdida o el abandono del ejercicio de la autoridad por parte de los docentes, la relajación del «clima escolar», estarían en el origen de las conductas violentas.
Estos diagnósticos suelen ir acompañados de propuestas orientadas a restituir el orden quebrantado, empleando casi siempre la vía coercitiva: mayor vigilancia policial en el entorno de los establecimientos educativos –y aún dentro de ellos–, endurecimiento de las medidas disciplinarias, separación de las aulas de los infractores, y otras que, con igual sentido, pretenden aislar a las instituciones de una realidad que las trasciende y que, en solitario, no pueden modificar.